Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

miércoles, 31 de marzo de 2010

La magia


Un ejemplo viable de magia relacionada con la caza fue una ceremonia que pudo tener lugar en una cueva del Líbano, hace unos 50.000 años, en la que los neandertales desmembraron un ciervo, colocaron sus restos en un lecho de piedra y los rociaron con ocre rojo, el pigmento fue posiblemente un símbolo de sangre y el acto aparentemente un intento ritualista o mágico de controlar la vida y la muerte en el territorio de los ciervos, también es posible que fuera una imitación de un rito observado a los intrusos de la especie H.sapiens.

Se han dado distintas interpretaciones de la magia desde distintos puntos de vista, todos parecen coincidir que el hombre, con la magia, quiere conseguir lo que desea ardientemente. La magia como sinónimo de conocimiento y de poder, trata de escrutar la naturaleza, interpretarla y ponerla al servicio del hombre. Este ideal se vio realizado en el Renacimiento, que estableció el principio: “Saber es poder” y “seguir la naturaleza para dominarla”, para ello acude a métodos experimentales: observación y experimentación, es la magia del conocimiento. Pico de la Mirándola en su “Discurso sobre la dignidad del hombre” distingue esta magia del conocimiento llamándola sabiduría para distinguirla de la otra que llama engaño.

La asociación es un proceso psicológico mediante el cual las imágenes forman estructuras y permiten su reproducción mental, Podemos formular reglas que permiten el hecho de la asociación y que pueden ser:

- Esenciales: se asocian las imágenes por sus relaciones de causalidad ó finalidad ó integridad, ejemplo de asociación causal sería: nube-lluvia, ejemplo de asociación final sería: golpe-daño, y ejemplo de asociación integral sería: mano-brazo.

- Accidentales: se asocian las imágenes por su semejanza, contraste ó contigüidad, la asociación por semejanza puede ser objetiva o subjetiva, esta última, la asociación por semejanza subjetiva, es absolutamente personal y afectiva, ejemplo de asociación por contraste sería: noche-día.

Las leyes de asociación fueron ya formuladas por Aristóteles, y han insistido especialmente sobre ellas los psicólogos asociacionistas (llamados así porque hacen de la asociación el fundamento de toda vida psíquica), que han pretendido reducirlas a una sola, la asociación por contigüidad, teniendo en cuenta su interpretación de las imágenes como unidades permanentes con vida y relaciones propias.

Si analizamos los principios del pensamiento sobre los que se funda la magia, sin duda encontraremos que se resuelven en dos: primero, que lo semejante produce lo semejante, o que los efectos semejan a sus causas, y segundo, que las cosas que una vez estuvieron en contacto se actúan recíprocamente a distancia, aún después de haber sido cortado todo contacto físico, el primer principio puede llamarse ley de semejanza y el segundo ley de contacto o contagio, del primero de estos principios, el denominado ley de semejanza, el mago deduce que puede producir el efecto que desee sin más que imitarlo, del segundo principio deduce que todo lo que haga con un objeto material afectará de igual modo a aquellos con quién el objeto estuvo en contacto, haya o no formado parte del mismo, los encantamientos fundados en la ley de semejanza puede llamarse magia imitativa u homeopática, y los basados en la ley de contacto o contagio podrán llamarse magia contaminante o contagiosa, (en sentido más amplio que el estrictamente médico).

Si es acertado el análisis de la lógica del mago, sus dos grandes principios no serán otra cosa que dos distintas y equivocadas aplicaciones de la asociación de ideas. La magia homeopática está fundada en la asociación de imágenes por semejanza y la magia contaminante o de contagio está fundada en la asociación de imágenes por contigüidad.

Un uso benéfico de la magia homeopática es la cura o prevención de enfermedades. En la antigüedad se creía que si una persona con ictericia miraba con atención a una avutarda o un chorlito y el ave fijaba su vista en ella, quedaba curada de la enfermedad, Plinio nos cuenta de otra ave, o quizá la misma, a la que los griegos daban el nombre de “ictericia”, porque si una persona ictérica la miraba, su enfermedad la dejaba para matar al ave, también menciona una piedra que suponían curaba la ictericia a causa de que sus matices recuerdan los de la piel ictérica.

Uno de los grandes méritos de la magia homeopática está en permitir que la curación sea ejecutada en la persona del médico en vez de la de su cliente, quien se alivia de todo peligro y molestia mientras ve al médico retorcerse de dolor. Fundándose en que “lo semejante produce lo semejante”, se ha observado que el sistema de magia imitativa, o simpatética, no se compone solamente de preceptos positivos, sino que comprende también un gran número de preceptos negativos o prohibiciones.

Dice no solamente lo que hay que hacer, sino lo que no se debe hacer. Los preceptos positivos son los encantamientos, los preceptos negativos son los tabúes. El propósito de la magia positiva es el de producir un acontecimiento que se desea, el propósito de la magia negativa o tabú es el de evitar el suceso que se teme, pero ambas consecuencias, la deseable y la indeseable, se suponen producidas de acuerdo con las leyes de semejanza y de contacto

Hemos examinado los principios generales de la magia simpatética, lo que podríamos llamar magia privada, es decir, de los ritos mágicos practicados en beneficio o daño del mago, pero en la sociedad primitiva hay también lo que podríamos llamar magia pública, esto es, la practicada en beneficio del grupo social en su conjunto, siempre que las ceremonias de esta clase se observen para el bien común, está claro que el mago deja de ser meramente un practicón privado y en cierto modo se convierte en funcionario público. El desenvolvimiento de tal clase de funcionarios es de gran importancia para la evolución, tanto política como religiosa, de la sociedad, cuando el bienestar de la tribu se supone que depende de la ejecución de estos ritos mágicos, el mago se eleva a una posición de mucha influencia y reputación, y en realidad puede adquirir el rango y la autoridad propios de un jefe o del rey.

La profesión congruentemente atrae a sus filas a algunos de los hombres más hábiles y ambiciosos de la tribu, porque les abre tal perspectiva de honores, riqueza y poder como difícilmente pueda ofrecerle cualquier otra ocupación, cuanto más capaz sea, más fácilmente percibirá las falacias que impone a los otros, de esta manera, los más habilidosos miembros de la profesión tienden a convertirse en impostores más o menos conscientes, y es lógico que estas personas, en virtud de su habilidad superior, lleguen a conquistar la cúspide y a ocupar las posiciones de mayor dignidad y autoridad, las trampas tendidas al paso del profesional son múltiples y como regla general sólo la cabeza fría y la astucia conseguirán guiarle en su camino con seguridad.

De este modo, y en la medida en que la profesión pública de mago influyó sobre la constitución de la sociedad primitiva, tendió a entregar las riendas de los negocios públicos en manos del más hábil

La profesión pública de la magia, en lo que haya temido de procedimiento por el que los más capaces han llegado al poder, ha contribuido a emancipar a los humanos de la esclavitud de la tradición, elevándolos a una vida de mayor libertad y dándoles una visión más amplia del mundo, no es éste un pequeño servicio a la humanidad, y cuando además, recordamos que en otros sentidos la magia ha despejado el camino a la ciencia, fuerza es admitir que si la magia ha hecho mucho daño, también ha sido fuente de mucho bien y que, si es hija de un error, ha sido la madre de la libertad y de la verdad.

Con frecuencia se emplean los animales como medio para que se lleven o se les transfiera el mal, en Marruecos, a principios del siglo XX, la mayoría de los ricos disponían de un jabalí en sus establos, para que los “Jins” o espíritus malignos se apartasen de sus caballos y entrasen en el jabalí, entre los cafres de África del Sur, en la misma época, cuando habían fracasado otros remedios los nativos adoptaban algunas veces la costumbre de traer una cabra a presencia del enfermo y confesar los pecados del kral sobre el animal, en ocasiones, además, dejaban caer una cuantas gotas de sangre del enfermo sobre la cabeza de la cabra, que ahuyentaban enseguida a un sitio deshabitado del campo, se suponía que la enfermedad había sido transferida al animal y quedaba perdida en el desierto, en Arabia, también en dicha época, cuando estallaba una peste, en ocasiones se conducía un camello por todos los barrios de la ciudad para que el animal recogiese la pestilencia en sí mismo, después lo estrangulaban en un lugar sagrado e imaginaban haberse librado a un tiempo del camello y de la peste.

Frecuentemente en Europa, como entre pueblos primitivos, se realizaban intentos para transferir un dolor o enfermedad de un hombre a un animal. Autores serios de la antigüedad recomendaban que si una persona era picada por un alacrán, montase sobre un asno, con la cara hacia la cola o le musitara la oreja: “Un escorpión me ha picado”, y en uno o en otro caso creían que el dolor sería transferido de la persona al asno. En Northamptonshire, en Devonshire y en Gales, a finales del siglo XIX la cura para un catarro era poner un pelo de la cabeza del paciente entre dos rebanadas de pan con mantequilla y dar el emparedado a un perro, el animal cogería así el catarro y el paciente quedaría sin él. Algunas veces el padecimiento se transfería al animal compartiendo con él algún alimento, así en Oldemburgo, si se estaba enfermo con fiebre, se debería poner un tazón de leche fuera ante un perro y decir: “Buena suerte tengas, sabueso, que enfermes tú y yo sane”, después, cuando el perro había dado unas lengüetadas a la leche, uno tomaba un sorbo del tazón, después el perro debería volver a sus lengüetadas y otra vez uno a tragar leche y así, cuando se habían turnado por tres veces tomando la leche, el perro tendría la fiebre y el enfermo la habría soltado.

En el pueblo de Handegla, en Gales, hay una iglesia dedicada a Santa Tecla, virgen y mártir, donde el “mal sagrado” la epilepsia se curaba transfiriéndola a un ave. Todavía en el año 1.855, el sacristán del pueblo recordaba muy bien haber visto tambalearse a las aves por los accesos que se les había transferido.

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