Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

jueves, 25 de febrero de 2010

ECOLOGÍA HUMANA






La riqueza y variedad de los recursos alimenticios en la selva tropical ha permitido la evolución de un tipo de animales al que pertenecemos, los primates muy sociales que viven en clanes y tribus, la diversidad de especies constituye una fuente alimenticia segura durante todo el año para los consumidores; raramente hay menos de 12-15 individuos en un grupo. Hay mecanismos de comportamiento que originan intervalos de estabilidad en la densidad y el tamaño de las poblaciones en consonancia con la superficie de selva disponible, no hay pruebas de grandes oscilaciones de población, seres humanos, chimpancés y algunos otros animales grandes (como elefantes y búfalos) se han adaptado a la pluviselva y se caracterizan por una estructura reducida. Las principales diferencias entre los primates humanos ancestrales y sus descendientes en la selva tropical proviene del sometimiento de los humanos a la vida terrestre y de sus consecuencias en la dieta, incapaz de explotar la bóveda de la selva, como hace el chimpancé, el hombre extendió el espectro de alimento vegetal consumido para incluir setas y raíces, e incluyó un nivel trófico completamente nuevo en la forma de animales de caza; en la actualidad, gorilas, chimpancés y humanos que habitan en la selva son poco numerosos, el desarrollo de la agricultura y la explotación de la madera de la selva de todo el mundo, amenaza a la totalidad del bioma, junto a su fauna y a los seres humanos. A medida que nos alejamos de la riqueza biótica de la selva y de los ambientes tropicales vemos que el ser humano se hace cada vez más dependiente de la evolución de un comportamiento social complejo y del desarrollo de la tecnología.

La sabana tropical ofrece a los primates homínidos (“como el hombre”) un entorno excelente para la caza y la recolección, los recursos vegetales, aunque son menos variados que los de la pluviselva tropical, representan una fuente de alimentos segura y predecible, las grandes manadas de herbívoros proporcionan carne en cantidades abundantes, que pueden obtenerse mediante técnicas de caza relativamente simples o mediante carroñeo.

Examinados dos indicios de las adaptaciones a este bioma: uno que se remonta a los antiguos tiempos de la prehistoria (los fósiles), y otro centrado en los modernos grupos de cazadores-recolectores que planifican una dieta bien proporcionada de alimentos silvestres con un gasto mínimo de energía, encontramos que ambos ejemplos corresponden a sistemas de equilibrio muy estable y duradero, a pensar de las diferencias evidentes en los primeros homínidos y en sus capacidades tecnológicas lo que estos grupos tienen en común es un modelo de explotación ambiental que altera mucho menos las relaciones entre otros componentes sistémicos que la ganadería o la agricultura, ni los homínidos primitivos ni los actuales cazadores-recolectores presentan indicios de comportamiento rapaz hacia plantas u otros animales que afecte gravemente los futuros recursos alimenticios del ambiente aunque durante la estación seca los incendios pueden producirse casualmente.

En el caso de la población de homínidos primitivos, la densidad probablemente también era baja, y se mantuvo así durante un largo periodo de tiempo sin utilizar mecanismos de control de natalidad, seguramente la mortalidad infantil presentaba un índice elevado, y es evidente que hombre y sus predecesores que aún no conocían el uso controlado del fuego, con probabilidad constituían un recurso alimenticio para los carnívoros. Los actuales grupos de cazadores-recolectores nómadas, limitan indudablemente el crecimiento de la población mediante sistemas culturales, con lo que aseguran a la vez no agotar los recursos locales y evitar el hacinamiento humano.

La Biogeografía vegetal, estudia la distribución geográfica de las plantas y permite dividir la vegetación del planeta en una serie de unidades que se organizan jerárquicamente, la categoría de mayor rango de todas es el reino y la siguiente categoría en la región, se distinguen seis reinos florísticos en el mundo, la distribución geográfica de los primates coincide prácticamente con los reinos Paleotropical y Neotropical, el primero abarca Madagascar y casi toda el África subsahariana, salvo la punta más meridional del continente que es otro reino, llamado Capense, en el que también viven monos, el reino Paleotropical sigue extendiéndose por Asia por la península del Indostán, Pakistán, India y Bangladesh, Birmania, el Sudeste asiático continental, Tailandia, Laos, Camboya y Vietnam, y el insular, Indonesia, y también incluye Filipinas.

El reino Neotropical abarca toda Centroamérica y Sudamérica, excepto el cono sur, que pertenece al reino Antártico, todas las tierras de los reinos Paleotropical y Neotropical son cálidas, y están comprendidas en su mayoría entre los trópicos de Cáncer, al norte, y de Capricornio, al sur; la causa principal de la casi ausencia de monos más allá de los trópicos es la estacionabilidad, que se hace más marcada conforme nos apartamos del Ecuador, los primates no pueden soportar largos periodos en los que no hay frutas, hojas verdes, tallos y brotes tiernos o insectos de los que alimentarse, las estaciones dependen de la inclinación del eje de la Tierra, que, con pequeñas fluctuaciones, ha existido siempre, pero además, el enfriamiento del planeta en los últimos millones de años es otra causa importante a la hora de explicar la distribución geográfica actual de los primates, porque la estacionabilidad se ve exagerada por el cambio climático, las tierras alejadas del Ecuador son ahora más frías en invierno que en el pasado.

Al norte de estos dos reinos se encuentra el reino Holoártico, que incluye Norteamérica, África del Norte, toda Europa y casi toda Asia (la que no pertenece al Paleotropical), en el reino Holoártico los primates sólo viven en la región esteasiatica, que abarca parte de China, Corea y Japón, también hay, como sabemos, macacos de Berbería en el norte de África, en el resto del reino Holoártico, no se ven monos en ninguno de su paisajes, sean de tundra ártica, taiga boreal, bosque templado, bosque mediterráneo, estepa o desierto. Por último, el reino Australiano está formado por Australia y Tasmania y a él jamás llegaron los primates, salvo los humanos actuales.

También los zoólogos dividen el mundo emergido en reinos y regiones atendiendo a la repartición geográfica de las especies de vertebrados terrestres, en términos generales las divisiones biogeográficas de zoólogos y botánicos coinciden, ya que en realidad reflejan las historias de los animales y de las plantas, que no son muy diferentes entre sí, todas las especies tienen un centro de origen a partir del cual se dispersan, lo que hace posible que un ser viviente habite determinado punto del planeta distinto del de su lugar de origen es, primero, que haya conseguido llegar hasta allí (él o sus antepasados) y, en segundo lugar, que en su medio se den las condiciones que necesita para prosperar, a lo largo del tiempo geológico las tierras han cambiado mucho de posición, juntándose y separándose unas y otras por la acción de fuerzas que actúan en las regiones profundas del planeta, por otra razón, la distribución geográfica de los organismos cuenta también la historia geológica de la corteza terrestre.

Los reinos biogeográficos de los zoólogos son tres, uno de ellos es Neogea, que corresponde a Sudamérica y Centroamérica, como esta zona ha sido continente-isla durante muchos millones de años, la fauna de allí es muy especial, y lo sería todavía más si hace entre 3 y 3,5 millones de años no se hubiera puesto en contacto las tierras americanas del norte y del sur a través del istmo de Panamá, como consecuencia de este hecho geológico, hubo un intercambio de faunas y muchos de los animales que vivían en Sudamérica se extinguieron ante la llegada de los inmigrantes del norte, por cierto que entre las especies del continente sur que no se extinguieron se encontraban los monos platirrinos, aunque nadie sabe como había llegado hasta allí, posiblemente unos lo hicieran por mar y desde África en navegaciones de fortuna sobre balsas naturales de árboles caídos, como las que se forman durante las tormentas tropicales.

Otro reino zoogegráfico es el Arctogea, que incluye toda Eurasia, África y Norteamérica, a su vez se divide en la región Neártica (Norteamérica), la región Paleártica (Europa, el norte e África y casi toda Asia), la región Etiópica (toda África salvo la franja mediterránea, más La Península Arábica y Madagascar) y la región Oriental (la parte tropical del sur y este de Asia continental, Indonesia y Filipinas) los primates habitan las regiones Etiópica y Oriental y faltan en la Neartica y en la Paleartica, con las excepciones del macaco de Berbería y del macaco japonés o en Australia, Nueva Guinea, Tasmania y un puñado de islas de Indonesia forman el reino de Notogea, con una fauna muy original que da cuenta de su pasado de prolongado aislamiento, sólo unas pocas especies de primates (aparte del hombre) atraviesan la línea de Wallace, la frontera geográfica que este gran naturalista observó que separaba las faunas de la región oriental y del reino de Notogea.

Podemos ensayar una síntesis de la flora y fauna de Europa, dividiéndola en unidades ecológicas de gran escala geográfica o biomas, que corresponden a los grandes paisajes, al norte tenemos la Tundra sin árboles, como mamíferos más característicos de la tundra mencionaremos al reno, al buey almizclero, al oso polar, a la liebre variable, al zorro ártico y a los lemmings, todos estos animales tienen o han tenido, una distribución circumpolar, es decir, en todo el norte de Eurasia y Norteamérica hasta Groenlandia; al sur de la Tundra se extiende, también formando un anillo alrededor del polo, la Taiga o bosque boreal, en el que predominan las coníferas, son mamíferos típicos, el alce y el glotón, la causa de la distribución circumpolar de los animales que pueblan tundras y taigas es que Eurasia y Norteamérica se encuentran muy próximas precisamente a altas latitudes, las del circulo polar ártico, en el Estrecho de Bering, situado entre el extremo más oriental de Siberia y Alaska. La casi totalidad del resto de Europa está ocupada por los bosques templados de hoja caduca y los bosques mediterráneos de hoja permanente, desde el este de Europa hasta Mongolia, pasando por Asia central y China, hay una estepa continua, un mar de hierba, cuyos animales más típicos son el caballo de Przewalski, el Hermion (otro équido), el antílope Saiga, la Gacela de Mongolia y otras gacelas, el Turón de la estepa y una serie de roedores (del tipo de los gerbillos) y lagomorfos, más al sur, donde la estepa da paso al desierto de Gobi habitan los últimos ejemplares del Camello Bactriano, de dos jorobas.

Del estudio de la distribución geográfica de animales y plantas habremos de concluir que Europa no es un continente favorable para los primates (excepto el caso de nuestra especie, para la que todos los continentes lo son); el origen de los homínidos, nuestro grupo de primates, está en África, nuestra llegada a Europa es relativamente reciente, los paisajes de nuestra infancia evolutiva son los bosques lluviosos del África tropical, y nos hicimos hombres (es decir, humanos) en medios más abiertos, bosque aclarados y sabanas con matorrales y árboles dispersos, éste fue nuestro primero y, durante mucho tiempo, único hogar, cuando los humanos llegaron a Europa se tuvieron que adaptar a los ecosistemas locales, muy diferentes de la ancestral patria africana, además, en Europa se han venido alternando desde que el hombre vive en ella ciclos de clima templado como el actual con largos periodos de frío intensísimo( las glaciaciones) que cambiaban drásticamente la vida animal y vegetal, es decir, que primero tuvimos que dejar de ser unos primates arborícolas y exclusivamente forestales, en África, y más tarde algunos humanos, los que llegaron a Europa, aprendieron a vivir en un clima que ya no era tropical.

La flora de la península Ibérica actual varia con el clima, es decir, con la temperatura y con la lluvia, pero no sólo con los promedios anuales, sino también con la forma en que se distribuyen a lo largo de los meses del año las precipitaciones y las heladas, un importantísimo factor climático que condiciona la vegetación es el largo periodo de sequía veraniega que afecta a la región mediterránea; en función del clima, las comunidades vegetales son diferentes según la latitud (más al norte o más al sur) y la altitud (en las altas montañas o a nivel del mar), en cierto modo, cuando ascendemos por un macizo montañoso encontramos una sucesión de climas y comunidades vegetales que es comparable a la que se observa cuando viajamos desde el Mediterráneo hacia el polo norte. Otro importante factor en la distribución de las especies de plantas es el tipo de suelo sobre el que vegetan, aunque algunas plantas son indiferentes al substrato, otras, como el quejigo o el pino salgreño, tiene afinidad por las calizas que afloran en una gran parte de la península Ibérica, mientras que muchos árboles no soportan la cal y prefieren terrenos sin ella, como en el caso del roble melojo y el pino resinero, de todos modos, dado que los tipos de suelo no se han modificado sustancialmente en el último millón de años, los cambios en la vegetación que han afectado este territorio se deben exclusivamente a las variaciones del clima y desde hace tan sólo unos pocos miles de años al factor humano.

Hablando en términos generales, el clima del planeta era más cálido en el Mioceno (hace entre 25 y 5 millones de años) y en el Plioceno (hace entre 5 y 1,7 millones de años) que en el Cuaternario, también la humedad era mayor antes del Cuaternario y, como podemos imaginar, la vegetación de la Península Ibérica era diferente de la actual, por decirlo de alguna manera, era más “tropical” (eso no quiere decir que no hubiera unas regiones y unas pocas más áridas o más templadas que otras) y sí, en ella vivían monos de varios tipos.

En el Mioceno y Plioceno ibérico había bosques templados de robles, fresnos y avellanos y alisos, pero también existían grandes bosques con muchas especies que hoy en día no tiene equivalentes en la región, sin embargo, todavía pueden encontrarse en algunas zonas de las islas Canarias respetadas por el hombre (así como en Azores y Madeira) unas formaciones vegetales que recuerdan a algunas de las selvas peninsulares anteriores a las glaciaciones, se trata de las llamadas laurisilvas o bosques de niebla, formadas por árboles de hoja siempre verdes como las del laurel, es decir, anchas, de cutícula gruesa, consistencia coriácea y lustrosas por la haz, estos bosques lauroides necesitan una temperatura templada todo el año y una humedad constante en el ambiente producida por las lluvias y nieblas, condiciones que no se dan en las actuales circunstancias climáticas de la península, y mucho menos en las pulsaciones más frías de las glaciaciones, sin embargo, aunque sin llegar a formar selvas, todavía crece el laurel en lugares especialmente favorables de la península, también el madroño ibérico procede de las laurisilvas terciarias, otra especie de este mundo terciario perdido es un arbolillo conocido como loro, que vegeta tanto en Canarias como en la península, donde forma bosquetes en refugios húmedos y templados, en nuestras montañas pliocenas crecían las grandes sequoias, que sólo podemos ver hoy plantadas en jardines.

En el máximo glaciar de hace 21.000-17.000 años, el clima debió ser muy rudo en toda Europa, el nivel del mar descendió hasta unos 120 m. respecto del nivel actual, sobre Escandinavia se formó un casquete glaciar que alcanzó los 3 kilómetros de espesor, y sobre Gran Bretaña e Irlanda se desarrolló otro casquete de entre 1,5 y 2 Km. de grosor, los icebergs llegaron hasta la desembocadura del Tajo, en la península Ibérica la temperatura media anual era unos 10º-12º C más fría que la actual, para hacerse una idea de lo que este descenso térmico representa puede considerarse que, en términos generales, la temperatura media anual baja un grado centígrado cuando nos movemos 200 m. hacia el norte (gradiente térmico de latitud), otro grado cuando nos alejamos del mar 10º hacia el este (gradiente térmico de longitud), simplificando al máximo lo que representó el cambio climático, es como si la Península Ibérica se moviera 2.000 Km. hacia el norte o se levantara más de un Kilómetro y medio sobre el nivel del mar.

De todos modos, hay que advertir que el clima no está controlado sólo por factores tan elementales como la latitud, la altitud o la continentalidad (o distancia respecto al mar), la razón del mucho más benigno clima de la Europa atlántica respecto de la fachada atlántica norteamericana no es otra que la corriente del Golfo, que trae hasta nuestras costas agua caliente por medio de su prolongación, la corriente del Atlántico Norte, mientras que las costas norteamericanas están bañadas por aguas frías de la Corriente del Labrador, procedentes del Polo Norte, hasta tal punto son importantes las corrientes marinas en el clima que hay autores que relaciona el levantamiento del istmo de Panamá, que se data entre hace 3,5 y 3 millones de años, con el inicio del enfriamiento general del planeta detectado claramente en muchas regiones hace unos 2,8 millones de años, al desaparecer la comunicación entre los océanos Pacífico y Atlántico, por la unión de Norteamérica con Sudamérica en lo que hoy es el istmo, se habría producido un cambio radical de la circulación oceánica que condujo a la formación de grandes mantos de hielo en las tierras del norte.

A lo largo del Cuaternario, cada vez que una glaciación se enseñoreaba de Europa, el paisaje cambiaba drásticamente, los grandes mantos de hielo ocupaban una parte considerable de las tierras del norte, el descenso del nivel marino producido por la acumulación de aguas en forma de hielo hacia que se pudiera llegar hasta lo que hoy es Irlanda e Inglaterra (aunque solo sus partes meridionales estaban liberadas del casquete glaciar) cruzando a pie el canal de la Mancha que quedaba seco, en una ancha banda que se extendía ampliamente al sur del frente de los hielos, se daban unas condiciones climáticas que se llaman periglaciares, el aspecto más destacado de estos ambientes es que el suelo está permanentemente helado hasta muchos metros de profundidad, lo que se conoce como permafrost, en Alaska y Siberia el permafrost puede alcanzar una profundidad de 300 m. y en algunos lugares de Siberia incluso más. En este sustrato helado no pueden hundir sus raíces los árboles, y el paisaje es una tundra cubierta de musgo, líquenes y hierbas, como en el verano la temperatura diurna sube por encima de 0º C, se produce el deshielo de la capa más superficial del suelo (hasta 3-6 m. de profundidad), dando lugar a grandes encharcamientos y zonas pantanosas, ya que el agua no se filtra a través de las capas más profundas de suelo helado, que se vuelven impermeables, al pie de los grandes macizos montañosos, cubiertos de nieves perpetuas en las glaciaciones, la vegetación sería similar a los de los medios periglaciares.

Al sur de las tundras una parte del continente estaría cubierta de inmensos bosques de coníferas del tipo de las taigas, los bosques boreales, pero también en extensas áreas alejadas de las costas y por tanto de la acción moderadora del mar, un clima continental (con grandes contrastes de temperaturas y escasas precipitaciones) determinaría un paisaje de estepas desprovistas de árboles y con poca protección vegetal del suelo, donde el viento transportaba ingentes masas de polvo desde los depósitos glaciares, que luego abandonaba formando las profundas acumulaciones de limo llamadas loes, que hoy soportan feraces cultivos de cereales. Finalmente, en la parte meridional del continente, en algunos enclaves de clima más suave y mayor humedad, se perpetrarían los bosques caducifolios de robles, hayas y demás, y en las costas más cálidas del Mediterráneo los encinares, esperando unos y otros la oportunidad de que un nuevo vuelco climático permitiera su expansión a expensas de las tundras, las taigas y las estepas frías. Hasta ahora hemos visto cómo los cambios en el clima han afectado a la vegetación, modificando el paisaje que conocieron los humanos en Europa, pero aún nos falta presentar a los animales que formaban parte de los mismos ecosistemas, y que no sólo conocemos por sus huesos fósiles, como es habitual, también contamos con las representaciones artísticas que nos legaron nuestros antepasados, y con un tipo de fósiles excepcionales: Los cadáveres congelados de algunos animales.

El mamut lanudo es el representante más típico del clima frío, cuando terminó la última glaciación, los mamuts desaparecieron con ella (o casi) otro gran mamífero igualmente cubierto de pelo, el rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis), también se extendió cuando se fundieron los hielos pleistocenos, aunque estas dos grandes especies de herbívoros no encontraron los ambientes que necesitaban para vivir al cambiar el clima, otros testigos de la época glaciar han hallado refugio hasta nuestros días en las tierras del Gran Norte: se trata del reno y del buey almizclero, el primero se encuentra hoy en Eurasia, Groenlandia y Norteamérica, y el segundo sólo en Groenlandia y Norteamérica, el buey almizclero no es, pese a su nombre y a su aspecto, un pariente del toro y del bisonte, o sea, un bovino, en realidad, los zoólogos lo incluyen entre los caprinos y está más próximo a la oveja, a la cabra y al rebeco, aunque los machos pueden llegar a pensar más de 400 kg, también el zorro ártico, que se vuelve completamente blanco en invierno, es un elemento ártico superviviente, que a veces se asocia en los yacimientos de las anteriores especies de herbívoros, son muy conocidas las grandes migraciones que realizan dos veces el año los renos americanos, llamados allí caribús, los indios y los esquimales, como antaño hicieron los hombres prehistóricos en Europa, tomaban buena nota de los pasos de las grandes manadas de renos para cazarlos, es de suponer que tampoco los mamuts y los rinocerontes lanudos pasaran el invierno en la helada tundra, y se desplazarían hacia tierras más favorables, para volver en el verano a los húmedos pastizales del norte o de las montañas. El mamut, el reno, el buey almizclero y el rinoceronte lanudo formaban tanto parte de las tundras como de las estepas, hasta el punto de que algunos autores se refieren a este conjunto de especies como las “faunas de tundra-estepa de mamut”, una especie de las estepas frías que también se extendió por Europa en el Pleistoceno es el antílope saiga, éste es un caprino, y no un verdadero antílope, que forma enormes rebaños y realiza grandes migraciones estacionales, tienen una corta trompa que sirve para filtrar el polvo de la estepa y le da un extraño aspecto.

El mamut lanudo, el rinoceronte lanudo, el reno y el antílope saiga entraron en Europa desde Siberia y Asia Central y son elementos típicos de la última glaciación, aunque en algunos yacimientos se registren ya en anteriores épocas frías, el caso del buey almizclero es muy interesante, este tipo de animales parece haber sido más bien propio de los ambientes esteparios de Eurasia durante el Plioceno, adaptándose al clima frío en la última glaciación y convirtiéndose desde entonces en una especie ártica, al zorro ártico podría haberle ocurrido lo mismo. Además de los fósiles tenemos otra forma de conocer a los animales que convivieron con nuestros antepasados, se trata de las representaciones animales pintados grabados en las paredes rocosas (arte parietal o rupestre) o sobre placas de piedra y en soportes orgánicos de hueso, marfil y asta (arte transportable, llamado mobiliar o mueble), todas fueron realizadas por el hombre de Cro-Magnon, lo apasionante de estas manifestaciones del arte paleolítico es que nos permiten contemplar al mítico mamut, al poderoso rinoceronte, al terrible león, y al gigantesco oso de las cavernas a través de la mirada del hombre prehistórico, no se trata de seres que murieron hace mucho tiempo, sino de seres que vivieron hace mucho tiempo.

España y Francia tienen el privilegio de ser los países de Europa en los que se encuentran la mayoría de las manifestaciones del arte rupestre paleolítico, en los últimos años se ha descubierto un maravilloso y amplísimo conjunto de grabador de animales al aire libre en Foz Côa (Portugal), y otros menos extensos en Mazouco (Portugal), Siega Verde (Salamanca, España) y Domingo García (Segovia, España), en cambio el arte mueble tuvo una difusión geográfica mucho mayor, que abarca toda Europa y llega hasta Siberia. Entre los animales abundantemente representados en el arte paleolítico, rupestre y mueble, se encuentran los ciervos, los caballos, los bisontes, las cabras y los uros (toros salvajes), otros animales son más raros, como el reno, el rebeco, el jabalí, el mamut, el rinoceronte lanudo y los carnívoros, la distribución geográfica del reno es interesante por ser una especie indicadora de condiciones climáticas muy frías y de ambiente de tundra o tundra/taiga, hasta tal punto se asocia con la última glaciación que a ésta se le ha llegado a llamar la Edad del Reno

A diferencia de Eurasia e, incluso, América, los cambios climáticos ocurridos durante la Prehistoria en el continente africano no son glaciaciones sino periodos de mayor humedad (Pluviales) alternados con otros de más aridez (Interpluviales), si bien su determinación y cronología es bastante difícil de delimitar (para algunos los episodios pluviales corresponden con las glaciaciones, para otros, con los interglaciares):

  • Kagueriense: sería el pluvial conocido de mayor antigüedad, identificado en el valle del río Kaguera (Uganda) y paralelizable con la glaciación Günz centroeuropea.
  • Kamasiense: es el segundo episodio pluvial, paralelizable con la glaciación Mindel europea. Su duración y sus fases son tema de fuerte controversia.
    • Kanjeriense: el tercer pluvial recibe el nombre de la pequeña localidad keniata de Kanjera a orillas del lago Victoria, donde además se han localizado algunos asentamientos olduvayenses, hay quien lo considera un estadio subsidiario del Kamasiense.
  • Gambliense: Existe una lógica duda sobre si considerarlo el tercero o el cuarto pluvial africano (dependiendo de la categoría que se le dé al Kanjeriense). En cualquier caso, suele asociarse a la última glaciación, el Würm centroeuropeo. Fue identificado por primera vez en los sedimentos de la cueva de Gamble (Gamble's cave), en la localidad de Elmenteita (Kenia), donde se asoció con el Stillbayense.
Makaliense: este episodio no es un pluvial, sino una fase húmeda atestiguada en los sedimentos del río Makalia (Kenia). Sucede aun periodo árido conocido como Postgambliense y ambos parecen ser contemporáneos del postglaciar europeo


martes, 23 de febrero de 2010




Para establecer un marco temporal absoluto, los geólogos han desarrollado una cronología a escala planetaria dividida en Eones, éstos en Eras, y éstas a su vez se dividen en Sistemas o Periodos, de esta escala, a nuestros efectos, nos interesa el Eón Fanerozoico que abarca desde hace 544 millones de años hasta el presente, y, dentro de éste, la Era Cenozoica ( desde hace 65 millones de años hasta el presente), dentro de esta Era nos interesa fundamentalmente el Periodo Cuaternario ( desde hace 1,8 millones de años) y algo de finales del Terciario.

Por diversas razones (variaciones de la órbita terrestre, en el eje de rotación del planeta, ciclos solares, etc.), el clima del mundo ha cambiado, hasta donde sabemos, desde el Precámbrico ( desde hace 4.500 millones de años hasta hace 544 millones de años), sin embargo las glaciaciones del Cuaternario son las más conocidas, en Europa, Norteamérica y Asia Central, por ejemplo, había periodos en los que el clima era como el actual, o sea, templado (interglaciares), y otros en los que el clima se parecía al que hay ahora en Siberia, Groenlandia o Alaska (es decir, una temperatura media 10 o 12 grados más baja, glaciaciones). Aunque las glaciaciones siguen siendo referencia obligada a la hora de datar los acontecimientos, actualmente están en revisión, la razón principal es que son episodios regionales. En el hemisferio Norte el casquete polar permanente superaba el paralelo 50 en los periodos de máximo glaciar, se sabe que las glaciaciones afectaron también a los Andes, que la Patagonia se cubrió con una capa permanente de hielo, también hay restos de glaciares extintos del Pleistoceno en las montañas más altas de África Central, Nueva Zelanda y otras zonas de Oceanía. En las zonas donde hubo episodios glaciares, al menos en África, al tiempo que tenían lugar las glaciaciones en otros sitios, se sucedieron episodios de mayor humedad local llamados pluviaciones, sin embargo son muy mal conocidos.

Pleistoceno es un término geológico durante el cual se desarrolló el glaciarismo o época de las glaciaciones, su comienzo se establece, con el cambio de polaridad magnética del planeta, hace 1,8 millones de años (inicio del Cuaternario) y finaliza hace 10.000 años, cuando acaba la última glaciación. Se divide en tres grandes periodos: Inferior desde hace 1,8 millones de años a hace 730.000), Medio (desde hace 730.000 años a hace 120.000) y Superior (desde hace 120.000 años hasta hace 10.000), posteriormente le sigue el Holoceno o postglaciar, que es en el que nos encontramos ahora, en realidad nos encontramos en un interglaciar más, no habría motivos para ponerle nombre especial, pero de esta forma se ha querido distinguir la actuación del hombre moderno en la Tierra.

El impacto posiblemente mejor conocido que influyó en la historia de la humanidad tuvo lugar en torno al 6.200 A.C., cuando se desarrolló la llamada Miniera Glacial, que consistió en un progresivo calentamiento del planeta (los ciclos de Milankovic determinan que hacia el año 6.000 A.C. la radiación solar en el hemisferio norte hizo que la temperatura fuera entre 7 y 8 grados mayor que en la actualidad, debido a la posición de la tierra respecto al Sol) que generó un ingente caudal de agua de deshielo en el llamado casquete Laurentino (al norte de Canadá), el deshielo también colapsó el golfo de México y colapsó el “sistema transportador de calor” del Atlántico Norte, los vientos templados y cargados de humedad que bañan Europa(que se originan en el Atlántico noroccidental) fueron reemplazados por heladores vientos secos procedentes del norte.

Eurasia atravesó entonces la Miniera Glacial, cuatro siglos de clima frío y seco, probablemente, parte de los primeros agricultores de la península de Anatolia (Turquía) y de otras zonas del Mediterráneo oriental se refugiaron en las orillas del lago Euxino (de temperaturas más moderadas y tierras bien irrigadas) y allí consolidaron sus prácticas agrícolas. Al reactivarse la circulación oceánica, cuatro siglos después, concluyo la minietapa Glacial, y se inició otra más templada, en la segunda mitad del sexto milenio antes de Cristo, las aguas del Mediterráneo (cuyo nivel ascendió, primero con la entrada de agua del deshielo Laurentino, y luego con el deshielo del casquete polar) inundaron la cuenca del lago Euxino formando el actual mar Negro, este hecho dispersó a la población que habitaba la región en uno de los movimientos migratorios más importantes de la humanidad, debido a ella se expandieron por Europa y Asia poblaciones sedentarias que ya conocían bien las prácticas agrícolas y ganaderas y que acabaron desplazando a los grupos de cazadores-recolectores, pero esto lo retomaremos más adelante.



LA CUNA DEL HOMBRE.




Los factores fundamentales que originan cambios climáticos pueden agruparse en cinco grandes categorías:

a) Sucesos catastróficos.

b) Evolución geodinámica del planeta.

c) Comportamiento del sistema hidrosfera-atmósfera.

d) Fluctuaciones naturales de la órbita de la tierra alrededor del sol.

e) Efecto de la biosfera, que incluye la actividad humana.

Los sucesos catastróficos son rápidos e impredecibles, tales como el impacto de meteoritos gigantes ó macroerupciones volcánicas, originan cambios acusados pero de corta duración, sólo si la alteración producida es muy drástica podría tener efecto sobre especies enteras.

La evolución geodinámica incluye fenómenos muy variados, tales como la disminución del flujo de calor que llega a la superficie terrestre desde su interior, los desplazamientos de los polos geográficos y magnéticos, la actividad volcánica y los movimientos verticales y horizontales de la corteza terrestre, este último aspecto es fundamental.

El sistema hidrosfera-atmósfera es muy complejo, la gran capacidad del agua para almacenar calor hace que los océanos actúen como enormes termostatos que suavizan las oscilaciones térmicas, por otra parte, los mares controlan, en gran medida, las tasas de vapor de agua y de dióxido de carbono presentes en la atmósfera, del vapor de agua contenido en el aire dependen las precipitaciones, además, estos gases son los principales responsables del llamado “efecto invernadero”.

La hipótesis de que la causa de los cambios climáticos de gran escala fuese debida a fluctuaciones naturales de los movimientos orbitales de la Tierra se planteó en el siglo XIX, sin embargo el establecimiento de una teoría cuantitativa capaz de relacionar los movimientos orbitales de la tierra, el grado de insolación y el clima del planeta fue la importante obra del ingeniero Milutin Milankovic (1879-1958). Con el desarrollo de las escalas paleotérmicas marinas, sobre todo la basada en los isótopos de oxígeno, disponemos de evidencias innegables de que los cambios climáticos siguen oscilaciones cuyos períodos coinciden con los predichos por la teoría de Milankovic. Disponemos de un modelo teórico de cómo los diferentes factores han afectado a los climas de las latitudes bajas africanas en los últimos millones de años. Los registros marinos en las zonas subtropicales de los océanos Atlántico e Indico, que bañan las costas africanas, muestran que dichas oscilaciones climáticas influyeron severamente en el clima del África ecuatorial, iniciándose el retroceso de las masas boscosas en estas tierras, en beneficio de las sabanas y formaciones herbáceas en general, ésta parece haber sido la situación entre hace 2,8 y 1 millón de años.

De igual manera, los registros marinos indican que, desde hace aproximadamente 1 millón de años, la dependencia climática de esta región de África respecto de las oscilaciones del norte se ha agudizado, el modelo teórico es capaz de justificar el aumento de la aridez en el África subtropical y su relación con los periodos glaciares boreales.

Por otro lado, la mayor parte de los vegetales pertenecen a un grupo denominado C3, porque el dióxido de carbono queda fijado por un mecanismo que emplea una molécula de tres átomos de carbono, una minoría de plantas, en general hierbas de tallos duros y fibrosos, pertenecen a otro grupo denominado C4, pues el mecanismo de fijación del dióxido de carbono pasa por una molécula con cuatro átomos de carbono, a este segundo grupo pertenecen algunas de las plantas cultivables, tales como el maíz y la caña de azúcar. En buenas condiciones de humedad y temperatura, y con abundante dióxido de carbono, las plantas C3 se desarrollan mucho mejor que las C4, pero con la cantidad actual de dióxido de carbono en la atmósfera, muy escasa en relación con otras épocas geológicas, las plantas de tipo C3 tienen dificultades para vivir en ambientes secos y cálidos. En latitudes próximas al Ecuador, con climas cálidos, las plantas C3 abundan en los bosques húmedos, también llamados pluvisilvas (donde no hay limitaciones para la disponibilidad de agua), mientras que las C4 son hierbas y juncos característicos de los medios abiertos, secos y soleados, siendo pastados en África por cebras, antílopes, gacelas, impalas y ñus, y también por elefantes, hipopótamos y otros herbívoros de las grandes sabanas, como estas plantas C4 tienen tallos fibrosos mineralizados, los mamíferos que las consumen sufren un gran desgaste de sus dientes, razón por la cual tienen coronas muy altas para que duren mucho tiempo.

En términos geológicos, el progresivo descenso del volumen de dióxido de carbono atmosférico, junto con factores climáticos, ha tenido como resultado que el cinturón de bosque tropical cálido que se extendía por gran parte del Viejo Mundo sufriera un proceso de fragmentación y declive desde el Mioceno final, y, sobre todo, en el Plioceno y Pleistoceno, esta pérdida de hábitat propició, sin duda, la desaparición de muchas especies de hominoideos.

Sin embargo, ese mismo cambio ecológico supuso la aparición y extensión a lo largo del Mioceno final y del Plioceno de ecosistemas más abiertos en gran parte de África, con nuevas especies de plantas y animales, y entre ellas estuvieron pronto los homínidos (nuestros antepasados), también se aprovecharon de este medio ambiente los antepasados de los monos patas, y de los papiones y geladas, una forma de estos últimos, Theropithecus oswaldi, llegó a alcanzar un enorme tamaño durante el Pleistoceno (pesando en casos excepcionales hasta los 100 Kg.), y convivió con el hombre, que tal vez hasta contribuyó a su extinción.

Como puede verse, no somos ni mucho menos los únicos primates que hemos abandonado los árboles, dicho de otro modo, que nos hemos adaptado a un mundo donde los árboles han sido reemplazados por las hierbas, los bosques y las praderas.


viernes, 19 de febrero de 2010

Tafonomía:







Los procesos tafonómicos se inician tras la muerte del animal, la misma causa de la muerte tiene su importancia y los efectos serán claramente distintos entre un grupo de animales enterrados bajo una nube piroclástica y un individuo cazado por un depredador. El conocimiento sobre la demografía de las poblaciones animales y la comparación con los datos observados permiten, en determinadas ocasiones, plantear hipótesis sobre la causa de la muerte. Tras la muerte del animal deben tenerse en cuenta diversos fenómenos de degradación del cadáver, desde la desaparición de la piel, la carne y los ligamentos, hasta la desarticulación de las distintas partes del esqueleto. La historia de los vestigios pasa por las siguientes etapas:

El conjunto inicial está constituido por los animales domésticos que vivían en el propio yacimiento y en sus alrededores, a éstos hay que añadir los eventuales animales aportados y/o exportados por intercambios ó por prácticas de caza y pesca. Finalmente, podemos suponer también que dentro del conjunto habrá especies comensales o parásitas, resultado de la propia ocupación humana.

El segundo conjunto, ya mermado, está constituido por los restos de los animales consumidos, y eventualmente otros, muertos en el yacimiento, claramente las pautas humanas de comportamiento tendrán una influencia capital sobre la constitución de este conjunto, como prácticas culinarias y otras, debiendo tenerse en cuenta los fenómenos de digestión (hombre, perro) que provocaron la eliminación de parte del material óseo. Además se tendrá en cuenta la eliminación por abandono de material óseo fuera del yacimiento por la acción de carnívoros y suidos, y, finalmente, la acción de agentes materiales, sol, lluvia, hielo.

El tercer conjunto lo constituyen los restos una vez incorporados al sedimento, donde padecerán unas agresiones físico-químicas y biológicas que conllevan una pérdida suplementaria de material, la actividad bacteriana y fúngica, la circulación de aire o de agua son otros elementos que influirán sobre la conservación de los restos.

Finalmente los restos exhumados en una excavación pasan a estudiarse, en este proceso también pueden producirse pérdidas especialmente relacionadas con el grado de precisión del estudio y determinación de los restos, además se deberá estudiar:

1.- Causas de la muerte: En primer lugar atenderemos la mortandad natural, pues las diversas especies se pueden caracterizar por una determinada duración de la vida ó vida media, aunque en ciertas condiciones (cautividad, domesticación) esta longevidad puede aumentar. Sin embargo, la muerte debida a la edad suele ser un caso excepcional, por causa de accidentes, enfermedades o depredación, sin embargo, en algunos animales como el oso de las cavernas (cuya vida se desarrolla casi al completo en una cueva) puede darse el caso. Las otras causas de muerte son:

1.1.- Epizootia: Casi imposible de determinar, salvo en caso de lesiones óseas muy específicas.

1.2.- Muerte por asfixia: En casos de erupciones volcánicas.

1.3.- Muerte por fuego: Incendios de sabanas y bosques, también de establos se han documentado.

1.4.- Ahogamiento: Durante vadeos en especies gregarias, y algún caso de inundación.

1.5.- Hundimiento en fangos, arenas movedizas ó productos bituminosos (condiciones anaerobias que permiten conservaciones excepcionales).

1.6.- Caída en sima.

1.7.- Muerte por acción del hielo, caída en una grieta helada o permanfrost.

1.8.- Malnutrición por sequía o por superpoblación.

1.9.- Muerte por predación.

2.- Estudios complementarios: La siguiente fase del estudio será la de la dispersión o acumulación de los vestigios antes y después del enterramiento, el problema reside, por un lado, en determinar los agentes responsables y, por otro lado, ver cuál puede ser el comportamiento de los restos en medios diferentes.

A continuación se debe proceder a la conservación diferencial de los vestigios descubiertos y a su salvaguarda mediante:

Excavación, documentación y extracción.

Preparación, tratamiento y conservación.

Registro de datos.

Cuantificación, mediante:

Recuentos:

Número de restos

Número de partes de un esqueleto.

Número de individuos.

Peso de los restos.

Combinación de criterios.

Aproximaciones estadísticas.

Estudio de la fragmentación.

Distribuciones anatómicas.

Distribución espacial:

Zonas de alimentación cárnica.

Zonas de actividades técnicas o artesanales.

Relaciones entre yacimientos:

Cazadero- campamento base.

Alimentación de vivos- ofrenda a muertos.

Aprovisionamiento de ciudades.

Contexto social y alimentación.

En general, se deberá contribuir a despejar incógnitas sobre:

Morfología diferencial entre animales salvajes y domésticos.

Participación de la caza, pesca y cría de animales en la economía.

Utilización de los animales.

Historia de la alimentación.

A modo de ejemplo, podemos citar casos particulares como:

. Método de explotación de manadas (caza, carroñeo) en el paleolítico.

. Función de los yacimientos en poblaciones nómadas (campamento base, campamento temporal, alto de caza).

. Implicaciones de los contactos entre cazadores mesolíticos y los primeros ganaderos.

. Origen y difusión de los animales domésticos.

. Trashumancia.

. Origen genético y descendencia de las especies domésticas (ADN fósil y actual).

. Importancia y estatuto de la caza en las diversas épocas.

. Composición de rebaños.

. Evidenciar productos secundarios de la ganadería.

. Alimentación humana, casos de hipofagia, de cinofagia, tabas alimentarios.

. Estatuto del caballo, evolución del mismo y de su cría.

. Depósitos de animales en recintos sagrados y santuarios.

. Animales en ritos funerarios.

. Animales domésticos indígenas e importados.

. Relaciones entre las ciudades y el ámbito rural.

. Evolución de las prácticas de cría animal.

. Artesanía especializada, talladores, carniceros, cuidadores de animales.

jueves, 18 de febrero de 2010





Utilizaciones del animal

Desde su aparición, hace aproximadamente dos millones de años, el género Homo ha sobrevivido fundamentalmente gracias al carroñeo, la caza y la recolección. Podemos estimar que sobre una población aproximada de 80.000 millones de individuos de las diferentes especies de Homo que han poblado el planeta, el 90% han sobrevivido gracias al carroñeo y a la caza, un 6% gracias a la cría de ganado y ala agricultura, mientras que sólo el 4% restante forma parte de las sociedades industriales.

En los yacimientos africanos de la región de Olduvai aparecen juntos huesos de grandes mamíferos y útiles de piedra y lascas, los huesos presentan marcas de cortes, estas marcas no son metódicas, ni corresponden a operaciones de desarticulación, por otro lado la ausencia de costillas, de vértebras y de pelvis, significa que sólo una parte de los animales era aportada al yacimiento, además, las marcas de origen antrópico se sobreponen a marcas dejadas por dientes de carnívoros, todo ello nos sugiere una actividad carroñera, sin embargo, hace 1.600.000 años, edad de los huesos de Homo erectus de Kobi-Fora, que presentan hiperostosis atribuible a un consumo demasiado importante de hígado fresco, muy rico en Vitamina A, parece aportarse pruebas de consumo de presas frescas.

1.- Caza: La captura de animales salvajes esta condicionada, entre otros factores, por el comportamiento de las manadas, las técnicas de caza y el tipo de armamento utilizado. La panoplia de instrumentos disponibles se desarrolla y evoluciona a lo largo de la historia, la aparición del arco a finales del Paleolítico superior supone una revolución en los métodos de acecho y facilita las acciones individuales de carácter cinegético, sin embargo, se cree que la caza en grupo era la más habitual puesto que permite hasta un 300% de aumento en el número de presas capturadas, hacer frente a animales de mayor tamaño, la mínima perdida de carne, y, además de la división del trabajo, el uso de una mayor variedad de técnicas de caza.

En un principio, los cazadores practicaron una caza oportunista para, posteriormente, desarrollar una caza selectiva, que evita los animales más jóvenes y las hembras preñadas. El estudio de yacimientos permite poner de manifiesto cazas especializadas, bisonte, marmotas, gacelas, tales descubrimientos plantean el asunto de la estacionalidad de las actividades de caza, aquí diversos elementos nos pueden aportar informaciones complementarias, como el nivel de la composición del espectro faunístico, así la presencia de determinados indicadores estacionales, como los animales migratorios (aves, peces) y otros vestigios (huevos de ave, larvas de insectos), también la edad de los animales es un buen indicador de la estación en que fueron cazados, para ello se recurre a estudios de cementocronología y esclerocronología.

Las heridas, letales o no, y los proyectiles fijados a los huesos son pruebas complementarias de la caza. Tras la aparición de la ganadería, el lugar ocupado en la alimentación por los animales salvajes pasa a ser, generalmente, muy secundario, sin embargo, durante el Neolítico, la caza juega aún un papel importante, tanto en la economía de determinados lugares (mas en el caso de explotación de pieles), como en la organización de los poblados. Durante la Edad de Hierro los restos de animales cazados son muy escasos entre los elementos culinarios (menos del 1%), por el contrario se documentan determinados indicios como trofeos, pieles y colmillos, que demuestran que las actividades cinegéticas han pasado a una esfera social de élite. Durante el Periodo Clásico, ciervos, liebres, corzos y otras especies pasan a ser animales criados en cautividad, lo que modifica su estatuto, aunque los restos permiten distinguir poblaciones rurales de las urbanas. Durante la Edad Media, los restos de fauna cazada distinguen también estos tipos de entorno, así como la las comunidades sociales implicadas (religiosos, señores, burgueses, pueblo llano…).

2.-Domesticación: Puntos de vista:

2.1.- Impactos sobre las poblaciones animales:

- Sex ratio: En especies de producción (carne, leche, cría, lana) el predominio de restos atribuibles a hembras aumenta hasta una razón de 60 a 1, aunque existen casos particulares (ganadería centrada en producción de animales de tiro o montura) en que los machos pueden ser más numerosos. Tras la domesticación aparece la castración, no siempre fácil de demostrar a nivel óseo, aunque las técnicas métricas permiten evidenciarla.

- Distribución por edades: La curva de mortalidad natural de una población salvaje para un largo periodo de tiempo (haciendo abstracción de eventuales variaciones estacionales) se caracteriza por un máximo de mortandad a muy corta edad, un mínimo para edades medias, y un aumento sensible para los individuos viejos. Una curva de caza presenta, por el contrario, una curva gaussiana, con un mínimo para individuos viejos. De manera opuesta, una curva de ganadería de producción cárnica muestra un pico marcado en animales jóvenes, descendiendo para representar a algunos animales reproductores, otras ganaderías muestran curvas de formas más variadas, y difíciles de diferenciar.

- Formación de razas: En el caso del perro, una diversificación de razas distintas a partir del Neolítico, puede seguirse mediante una variación de tamaños y morfologías basadas en diferencias craneanas, de estatura, de proporciones o de gracilidad.

2.2.- Impactos sobre los individuos:

- Modificaciones de estatura y morfología: Húmero, radio, fémur y tibia, son los huesos que mejor se prestan a correlaciones con la talla, dientes y huesos del carpo y tarso están también relacionados, aunque en menor medida, con la talla. Durante el Neolítico se observa sobre todo en bóvidos y porcinos una disminución de la talla que oscila entre el 25% y el 30%, esta disminución es menor, aunque visible, en carpidos y en équidos. Hasta el siglo XVIII asistimos a un aumento espectacular de la altura a la cruz de los bóvidos. El equilibrio entre cuartos delanteros y traseros también se modifica y las diferencias se hacen visibles entre bóvidos lecheros y los destinados a carne.

- Modificaciones del cráneo: La domesticación modifica el entorno y los ritmos biológicos del animal, la cronología de epifisación se modifica, el crecimiento alométrico de diversos huesos del cráneo tiene como consecuencia principal la reducción de la cara, con una tendencia a perfiles cóncavos (sobre todo en perro y cerdo). La reducción de la cara lleva a la de la mandíbula y a cambios en la dentadura, los diastemas se ven reducidos, y, en casos extremos, se ve un encurvamiento lingual de los dientes premolares y molares. También se aprecia microdontia y oligodontia.

El cerebro se ve igualmente afectado, el animal doméstico ve disminuir su cerebro tanto en volumen como en conexiones neuronales, que se aprecia hasta un 20-30% y se acompaña de disminución de las circunvoluciones, las áreas más afectadas son las óptica y acústica.

Los cuernos presentan igualmente modificaciones en bóvidos y en caprino, en este caso, las primeras cabras domésticas ven disminuir el tamaño de sus clavijas, que además se aplanan en su cara interna, posteriormente este aplanamiento se acentúa hasta convertirse en cóncavo e implicar una torsión del eje óseo. Desde el Neolítico se puede observar la aparición esporádica de animales sin cuernos (ovejas y cabras) carácter que se desarrollará más tarde (alrededor del 2.000 A.C.) tanto en caprino como en bovino. Finalmente, aunque de manera excepcional, se han documentado casos de cuernos múltiples en ovejas (Edad de hierro) como en cabra.

- Modificaciones del esqueleto postcraneal: Las más espectaculares son las que afectan al número de vértebras y de costillas, por ejemplo en cerdos de Gran Bretaña se observa hasta dos vértebras torácicas y cuatro costillas supernumerarias, también se aprecia aumento de vértebras caudales en determinados caprinos, y, si el muflón posee entre 8 y 13 caudales, algunas ovejas africanas de cola larga llegan a tener 35. La relación entre la longitud del fémur y la de la tibia es igual o superior a 1 en el lobo, e inferior a 1 en los perros. Además la domesticación se traduce en un incremento de la robustez (anchura de la diáfisis dividida por la longitud del hueso) debido a un aumento de la densidad del hueso confirmada por estudios micromorfológicos y radiológicos.

- Otras modificaciones: Enrollamiento de la cola en cerdo y en perro, ó el desenrollado de pelajes de jarra abundante y pobre en borra, hasta llegar a la lana rizada, pueden seguirse a través de evidencias arqueológicas. La aparición de pelajes píos o berrendos se demuestra por la iconografía y por algunas evidencias. Además no debemos olvidar los efectos producidos por la tracción o la albarda sobre superficies óseas y sobre la textura interna del hueso.

3.-Carne y otros productos alimentarios: El principal dato al que podemos tener acceso es la lista de especies, así como indicadores de frecuencia, de edades al sacrificio y la sex ratio. Entre los animales domésticos es posible diferenciar los destinados a carnicería de los reaprovechados para carne a la edad adulta tras otro pito de utilización previa, éste es un parámetro que puede variar en el seno de un yacimiento o de una secuencia, hecho que permite evaluar los efectos de limitaciones económicas y del estatus social de los consumidores.

El análisis molecular mediante espectrometría de infrarrojos y mediante cromatografía, en contenedores y en suelos permite identificar sustancias como:

- Sangre: En utensilios, piedras y otros soportes, llegando a diferenciar especies.

- Grasas: La degradación completa de los lípidos es un fenómeno rara, lo que ha permitido identificar grasa en huesos de hace 25.000 años, ó en suelos de hace 30.000 (equino, reno), así como lípidos de origen vegetal (aceite de oliva) en cerámica neolítica. También es posible evidenciar leche y productos lácteos.

- Huevos: Sobre todo distinguiendo oca y pato.

4-Materias animales y servicios:

4.1.- Materias blandas: Pueden conservarse en el permafrost, en entornos desérticos, en ocupaciones litorales inmersas y en turberas ácidas, ejemplos son:

- Piel: A lo que añadiremos el cuero (piel curtida) y el pergamino (piel seca y depilada), el análisis histológico permite, en algunos casos, determinar la especie, y el químico determinar el producto utilizado para su curtido.

- Cuerno: Utilizado en enmangues de cuchillo, para beber, como peines, botones, calzadores, pantallas de linterna, etc.

- Lana: Se han llegado a datar en el 1.500 A.C., también se puede evidenciar el fieltreado, y seguir la evolución del diámetro de las diversas fibras.

- Tendones y vísceras: Las evidencias en estos casos son excepcionales, como marcas de extracción de tendones en tarsos de reno, ó intestinos de animal en cuerdas de arco.

4.2.- Materias duras:

- Astas de cérvidos: La morfología de diversas armas y útiles (azagayas, arpones, punzones y agujas) se explican por la propia estructura del asta del reno, cuyas cualidades de resistencia u elasticidad son superiores a las de ciervo. Cuando en el Holoceno el ciervo sustituye al reno en Europa occidental la morfología de los útiles y de las armas va a modificarse, los arpones se hacen planos y las astas se utilizan como enmangue de otros útiles (hachas, picos, punzones). Las cornamentas de otros cérvidos son de menor uso, como es el caso del alce en peines, empuñaduras y hebillas ya en la Edad Media.

- Esmalte y marfil: El marfil presenta grandes cualidades tecnológicas que permiten utilizarlo para gran variedad de objetos, tanto utilitarios como estéticos, por ejemplo el uso de defensas de mamut como elementos estructurales de cabañas, ó como fuente de materia prima para estatuillas, u otros marfiles como el de hipopótamo o el de jabalí.

- Hueso: La resistencia y la elasticidad de la materia ósea fueron aprovechadas por el hombre para confeccionar útiles y armas, de manera más o menos elaborada mediante rasurado, pulido, torneado y diversas técnicas, como cualquier objeto elaborado por el hombre, éstos pueden ser utilizados como marcadores cronológicos y culturales.

- Conchas: De moluscos marinos y terrestres, de tortuga, y el nácar, se utilizaron como elementos de ornamentación, decoración, lujo, y trabajo (en cerámica, como base de linternas,..).

4.3.- Coprolitos: Las heces de rumiantes se han utilizado como combustible en varias culturas.

4.4.- Servicios: Bovinos y équidos como fuerzas de tracción, incluso otras especies como perros, ovejas y cabras en algunos casos. La utilización de perros de caza, ó como auxiliares en la guarda de la casa y para control del rebaño sólo se ha podido evidenciar de forma excepcional mediante deformaciones óseas o alteraciones patológicas.

4.5.- Trofeos: Cinegéticos, de guerra ó de sacrificio, se evidencian bucráneos, astas, cuernos, caninos (de oso, de jabalí). En estos casos el contexto de su descubrimiento resulta evidentemente determinante, ya que este tipo de interpretaciones suelen ser generalmente bastante delicadas

4.6.- Animales en prácticas funerarias y religiosas:

- En el ámbito funerario, dejando al margen objetos personales del difunto que pueden mostrar restos de animales (armas, trofeos, joyas), y separando los restos de animales intrusitos, podemos encontrar que la participación de los animales en este tipo de prácticas se manifiesta de maneras diversas: Así los animales pueden haberse depositado enteros, tal es el caso de animales que se sacrifican para la ocasión, perros, caprinos, équidos, pero también el sacrificio puede corresponder a objetivos distintos, como viático, piel como sudario, como banquete funerario de acompañantes, ó como ofrenda a las divinidades en el caso de prácticas de incineración. Esto permite comparar prácticas alimentarias cotidianas con las funerarias, ó evidenciar estatutos particulares como la piel de oso, ó el perro de compañía.

- En los santuarios religiosos los restos de animales nos informan sobre prácticas de sacrificio que parecen tener una distribución espacio-temporal muy amplia, los vestigios que se documentan distinguen dos categorías de sacrificio según se consuman los animales o no, en el primero de los casos los vestigios aparecen como desechos culinarios (cerdos, ovejas, bovinos); la segunda de estas prácticas no implica consumo, sino el traslado de un sitio a otro de carcasas de bueyes y de équidos, que se cambian de lugar tras una primera fase de descomposición, estas prácticas rituales se suelen identificar por un conjunto de huesos muy característico, son restos poco fragmentados que presentan signos de una exposición a la intemperie de larga duración, fragmentos de columna vertebral en conexión, y, en algunos casos, signos de exposición de los cráneos (agrandamiento del agujero occipital) o restos de lanzazos.