Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

viernes, 30 de julio de 2010

El Nilo antes de Egipto I





Durante el mesolítico (10,000 - 5,500 a.n.e.), se calcula en 50.000 los habitantes que se instalaron en la margen oriental del Nilo. Fueron llegando de forma progresiva, en pequeños grupos durante un largo periodo de tiempo, empujados por el avance del desierto y la necesidad de alimentos. Fueron ocupando la franja de 2 o 3 kilómetros de sabana lindante con el Nilo. Ello daba una alta densidad de individuos, 20 por Km2, muy alta para la época, dados los recursos disponibles, que tubo que haber creado graves problemas de supervivencia. Se han hallado en la zona de Quan, en el Egipto meridional, tres cementerios uno en Tushka y dos en Jebel Sahaba. En esos yacimientos, que corresponderían al periodo de finales del 10.000 hasta el 7.000, a.n.e., aparecen el 40% de esqueletos con claros signos de muerte violenta. Con puntas de lanza y de flecha y signos de lesiones en tórax, abdomen y cráneo sin signos de regeneración ósea, lo que indican que no hubo supervivencia después de la herida. Todo ello nos indica un largo periodo de luchas tribales. Hay muy poca evidencia de lesiones similares en los cadáveres de niños o mujeres, además los esqueletos, se corresponden a un extenso periodo de tiempo. Ambas cosas se interpretan como que estas muertes eran a causa de incursiones y escaramuzas tribales en la que participaban varones adultos, y no el resultado de auténticas ocupaciones de territorios por parte de culturas o tribus mas adelantadas, que hubieran llevado a cabo un genocidio total en mas cortos periodos de tiempo. Poco a poco se crearon asentamientos fijos de 300-500 personas y así se formaron las primeras organizaciones sociales. Como la sabana lindante ya no les podía sostener, no habrían tenido mas remedio que hacer continuas incursiones en la selva acuática. Se dedicaron, a cortar papiros, inventar y construir canales de drenaje y de irrigación, y lentamente consiguieron aumentar las zonas cultivables. Un esfuerzo de dos mil años que en la mitología posterior fue atribuido a los dioses. Se han encontrado tres campamentos semipermanentes datados entre 6.400 a 5.980, a.n.e., con más de 4.000 objetos, la mayoría, puntas de lanza y flecha, buriles, raspadores y objetos ornamentales, minuciosamente trabajados. Probablemente estos campamentos eran de temporada, y con la crecida anual del Nilo se desplazaban. Estas tribus eran principalmente nómadas y su alimentación estaba basada en la caza, pesca y recolección de frutos silvestres.

El aumento demográfico no conllevó un aumento de la densidad humana, dado que al ganar tierra a la selva y ampliar la franja fértil, al final del quinto milenio, el territorio habitable se había multiplicado hasta los 25.000 Km2, con una población de unos 300.000 habitantes. La densidad había bajado durante estos dos milenios de 20 a 12 habitantes por Km2. y los recursos gracias a las nuevas tecnologías se habían multiplicado. Ello dio lugar a una época de prosperidad que abrió paso a la futura civilización faraónica. La mayoría de los asentamientos de estos periodos han desaparecido bajo los aluviones del Nilo. Los campamentos estacionales dispersos muestran una tendencia a la reunión y crecimiento en lugares cada vez más ribereños, con una explosión demográfica que se inicia alrededor del 5.500 a.n.e., que se ha interpretado como indicativo de un auténtico desarrollo agrícola, y también de una ganadería incipiente por la domesticación de los animales salvajes. No se sabe cuando y en que lugar se inició el conocimiento de las técnicas agropecuarias. Es posible que fueran introducidas por influencia exterior, aunque hay yacimientos en Nubia con indicios de domesticación animal alrededor del 5.110 a.n.e. Si la agricultura y ganadería fue descubierta dentro de las fronteras de Egipto, o se importó de otras culturas sigue siendo un tema de debate.

El neolítico en Egipto coincide con una climatología superponible a la actual. Si bien el proceso de neolitización apareció un poco mas tarde que en otros países limítrofes, pronto su desarrollo se intensificó. En este periodo, existen áreas muy definidas en cuanto a costumbres y culturas. La del área de El Fayum, otra que se extiende por el delta del Nilo, la que se extiende desde el delta hasta Asiut, y la que se extiende desde Asiut hasta Nubia. El yacimiento de El Fayum, corresponde al más antiguo neolítico egipcio del que tenemos constancia. Corresponde a la cultura Fayum A y se localiza al norte de la depresión que ocupaba un antiguo lago. Se hallaron restos de graneros comunales en el que se hallaron indicios de haber contenido trigo y cebada. Las viviendas eran cabañas de esteras o de cañas. Eran pues agricultores y posiblemente habían domesticado ovejas, cabras y bóvidos. Se ha postulado que sus asentamientos fueran de carácter estacional. El yacimiento de Merimda Beni-Salamé, en el Bajo Egipto, situado en el vértice sur del borde occidental del Delta del Nilo, sería el primer ejemplo de asentamiento urbano permanente en Egipto de que tengamos noticia. Ha dado nombre a la llamada cultura "merimdense". Se han constatado en él 5 estratos arqueológicos, que corresponden a sucesivos periodos que abarcan unos 600 años entre el sexto al quinto milenios a.n.e. El segundo estrato muestra una inequívoca influencia del sur del país (arpones de hueso y hachas de piedra de inequívoca procedencia Nubia). La cerámica de los niveles superiores es cada vez más tosca, de barro mezclado con paja con bordes cada vez más elevados, pero sin asas ni decoraciones. Estas poblaciones, estaban constituidas inicialmente por núcleos de viviendas fabricadas con palos, diseminadas en áreas extensas. Las viviendas eran ovales, o redondeadas, parcialmente excavadas, con pavimento de barro y cubiertas de esteras de juncos. En los estratos mas altos, vemos un aumento en la densidad de edificación de viviendas, algunas excavadas en el suelo y con restos de adobe, algunas tan apiñadas que se creyó en un momento que formaban auténticas calles. Las casas eran de reducido tamaño algunas para albergar a un solo individuo, tenían un hogar donde se cocinaba, y casi en cada casa había una muela de piedra para moler el grano. Cada casa tenía un granero de mimbre o de arcilla semienterrado en el suelo. Se estima que su población pudo llegar a los 16.000 habitantes.

También en el Bajo Egipto, pero de una época arqueológica más reciente, se han encontrado en la localidad de Maadi, 10 Km. al noroeste de El Omari, y en el antiguo asentamiento de Buto, yacimientos que datan de inicios del cuarto milenio y que finalizaron en el periodo protodinástico con el advenimiento de la cultura del Nagada III. Esta cultura se ha venido a llamar Maadi-Buto. En estos asentamientos, las cabañas eran de planta ovalada con fuertes postes que sostenían muros de cañas y barro. También se han encontrado cuevas excavadas en el suelo, a las que se accedía por escalones, con indicios de haber sido habitadas, y con vigas en el techo. Se han hallado grandes graneros comunales similares a los de El Fayum. Los materiales hallados en Maadi, muestran una cantidad de utensilios de cobre que progresivamente van arrinconando a los útiles de piedra, por lo que la podemos ya englobar en el Calcolítico (o en el Eneolítico). El cobre, que también era usado como tinte y para uso cosmético, se extraía de la península de Sinaí. Probablemente era importado y manufacturado en Maadi. Ello indica que Maadi fue un importante punto de encuentro y de relaciones comerciales entre el Bajo Egipto y Oriente Próximo. También hay indicios de comercio con el Alto Egipto, como lo indica la presencia paletas de esquisto y de cerámica roja característica de las culturas del sur.

Parece demostrado que los habitantes del Bajo Egipto eran de una raza diferente a los del Alto Egipto, tenían una mayor talla y mayor capacidad craneal, estaban mas emparentado con la población mediterránea que colonizó oriente medio que con la población de origen africano. Sin embargo toda la tradición política y cultural que dio lugar a la cultura Egipcia, la encontramos en el sur no en el norte. Egipto en esa época estaba dividido en dos zonas diferenciadas. En el delta, una zona fértil y rica que permitió el asentamiento humano, con una incipiente cultura que pronto se irá desarrollando, gracias a que la zona estará en contacto con otras culturas, siendo la encrucijada entre Asia y África. Mientras tanto el sur, árido, a lo largo de dos cadenas montañosas, protegía a una población de cazadores que se había vuelto semisedentaria y que, en espíritu y costumbres, estaban emparentados con cazadores de épocas arcaicas.

Así estaba la situación cuando aparece la llamada Cultura Nagada, que se considera la más importante de las culturas prehistóricas en el sur, y es la que finalmente colonizará todo Egipto. Con ella se da inicio al llamado Periodo Predinástico. Se subdivide en tres fases. Por el estudio de sus necrópolis, se puede afirmar que ya la cultura Nagada II alcanzó el bajo Egipto poniendo fin a la cultura Maadi-Buto, sentando las bases de una unificación que primero fue cultural y luego política. Con Nagada II es frecuente la decoración con aves y animales, y los barcos de remos. Aparecen también paletas con formas de animales usadas para mezclar cosméticos, y otras en forma de escudo con aves representadas. Cuchillos ceremoniales de sílex y ornamentos corporales de todo tipo son cada vez mas abundantes y sofisticados lo que implica una especialización artesanal, base de un intenso comercio tanto hacia el norte y Palestina, como hacia el sur y Nubia, como lo evidencian los yacimientos encontrados. El cobre, la plata y el oro se emplean ya con frecuencia, por lo que ya no se puede hablar de neolítico sino de Calcolítico, y la influencia de los países de oriente próximo es tan evidente que se la creyó producto de una auténtica invasión extranjera, hecho que se ha descartado con posterioridad. Se evidencia una explotación agrícola cada vez mas rica en las zonas inundables del Nilo, aunque aún no existía una sistemática creación de diques y acequias de regadío, se sentaron las bases de su creación y los egipcios aprendieron durante este periodo a controlar al Nilo, base de su sustento.

lunes, 26 de julio de 2010

Ciencia Sumeria (III) el primer nombre de un Veterinario






La ganadería también jugó un importante papel económico, destacando la de ovino y bovino, de las cuales se aprovechaba carne, leche, trabajo y productos subsidiarios, el asno fue empleado en diferentes trabajos agrícolas, de tracción y carga, desconociendo el caballo y el camello todavía. Gran importancia alcanzó la granja o estación de cría selectiva de Puzrish-Dagan (Drehem), en las cercanías de Nippur, debida a la iniciativa del rey neosumerio Shulgi. La pesca, tanto fluvial como marítima, y la caza, muy abundantes, fueron importantes complementos de la economía según sabemos por sus textos.

Se piensa que los onagros (Equus hémionus onager) fueron domesticados por los sumerios en Ur donde eran utilizados para tirar de las carretas en el año 2500 a.n.e. Los hemiones y onagros se diferencian de los asnos africanos en el menor tamaño de las orejas y la ausencia de rayas negras en los pies (característica perdida por la mayoría de los burros domésticos). El color y longitud del pelo varía según los ejemplares y las subespecies, oscilando entre el blanco amarillento y el negro, aunque el leonado es el más frecuente. Estos animales son bastante veloces, llegando hasta los 70 kilómetros por hora en tramos cortos, y también muy resistentes, capaces de moverse por el desierto a velocidades de más de 20 km/h durante 120 minutos mientras buscan nuevas pozas de agua donde abrevarse y poder alimentarse de hierbas o arbustos, suelen encontrarse cerca de las acumulaciones de agua que frecuentan, y que no abandonan a menos que sea estrictamente necesario. Esta especie forma grupos de menos de 12 individuos dirigidos por un macho dominante o semental que es el único autorizado a reproducirse y defiende su harén de otros machos adultos. El apareamiento se produce en la estación húmeda y las hembras dan a luz una única cría cada dos años que abandona el grupo al llegar a la madurez, garantizando así el intercambio genético entre las distintas poblaciones.

El onagro cuenta con el lobo y el hombre como únicos enemigos, tiene la reputación de tener una gran resistencia en las condiciones climáticas extremas en las que viven. El cruzamiento con los asnos domésticos podría ser ensayado, pero los machos serían estériles. El área de expansión del onagro está ahora reducida a la meseta desértica del norte de Irán y en Israel, menos de 400 onagros sobreviven en tres zonas protegidas. Las principales amenazas son la caza y la competencia con el ganado doméstico por el forraje y por el agua. Los Onagros son cazados desde vehículos por la carne y para medicina popular. La población mundial de onagros en cautividad es de 98 en 15 instituciones. Hay aproximadamente 50 onagros en Israel y es probable que haya habido algunos kulans entre los fundadores. Este rebaño es utilizado para producir animales para una reintroducción en el centro del Neguev para reemplazar al asno salvaje sirio.

Existen ocho especies de asnos salvajes en Asia, varias poblaciones de expansión geográfica limitada. Una de ellas, E. hémionus hemippus de Siria, que ha desaparecido desde hace más de 60 años, se dice haber sido domesticada antes del onagro, pues su hábitat era más fluvial que el onagro (más oriental), se trataba de un animal con una altura a la cruz en torno a un metro, vivaz y arisco, aunque no tanto como el onagro. El último asno salvaje sirio fue muerto cuando venía a beber en un oasis en 1927. En China y en Mongolia, los équidos (kiang y dziggatai) son explotados por sus pieles y por la carne, pero desgraciadamente la importancia económica de este comercio es totalmente desconocida. El kulan (Equus hemionus kulan) está actualmente confinado a Turkmenia y Kazakhstan donde sobreviven en pequeños rebaños aislados. La población mundial de kiang (Equus kiang) en cautividad es de 23 animales en 7 instituciones, China, poseería una gran población de kiangs occidentales, (E. k. kiang). El kiang oriental (E. K. holdereri) existe en gran número en Xinjiang y en el Tibet. Los dziggatais (Equus hemionus luteus) han sido eliminados de Kazakhstan en los años 1930. En nuestros días aún existen algunos millares de dziggatais de Gobi en el Parque Nacional del Gran Desierto de Gobi, pero la población declina probablemente en China y en Mongolia debido a una caza excesiva y la competencia con el ganado doméstico por el forraje y el agua. En cuanto al asno salvaje indú (Equus hemionus khur), esta subespecie, que es sin dudas una de las más numerosas entre los asnos salvajes asiáticos, está confinada en Rann de Kutch, al norte de la Península de Kathiawar, en India. Se observan algunas migraciones estacionales en el sur de Pakistán. La población total sería de 2.000 cabezas aproximadamente, los habitantes del Rann de Kutch son vegetarianos y la caza no es la amenaza mayor, se piensa que el "surra", debido a una infección por Trypanosoma evansi, llevado al Rann por los camellos domésticos y otro ganado, podría tener un impacto sobre la población de los asnos salvajes. La competencia con el ganado doméstico por las pasturas, también es una amenaza, así como la falta de acceso al agua y la disminución del hábitat debido a las implantaciones humanas, a los cultivos y a la extracción de sal.

Hace 3000 a 4000 a.n.e., en Mesopotamia, se creía que las enfermedades eran causadas por dioses y demonios, la medicina sumeria estuvo concentrada íntimamente en prácticas mágicas y adivinatorias, dispensadas por especialistas de la clase sacerdotal (ka-pirig, mu-mu, mash-mash). Era lógico que, desde esta concepción de la enfermedad, se buscara primeramente remedio en la magia, que a través de la práctica de determinados ritos podía apaciguar la cólera de los dioses o exorcizar a los demonios y alejar de este modo el mal de la persona afectada, también resultaba decisiva la práctica de sacrificios y plegarias.

Sin embargo, se conocieron médicos también (A.ZU “médico de agua” y IA.ZU “médico de aceite”. Una tablilla encontrada en Ur, de cerca de 5.000 años de antigüedad, nombra a un practicante de la medicina como “Lulu, el médico”. También había veterinarios, conocidos como “médicos de bueyes” o bien como “médicos de asnos”.). Encargados a un tiempo de la medicina empírica y de las técnicas quirúrgicas aún muy elementales, había especialistas que eran capaces de reconocer el papel de ciertos agentes en la génesis de la enfermedad, tales como el polvo, la suciedad, la comida y la bebida, estos médicos observaban los síntomas del paciente con extrema atención, los agrupaban por enfermedades y aplicaban en ocasiones, lo que , en definitiva, serían tratamientos farmacológicos, generalmente mezclas preparadas por ellos mismos a base de sustancias vegetales y minerales (arcilla, ceniza alcalina de combustión de quenopodiáceas ricas en sosa) y más raramente, de origen animal como sangre animal, sebo o huesos animales ,que se diluían en agua, leche, cerveza si se suministraban oralmente, y en “aceite de mar” ( aceite de pescado marino) o en “aceite de río” ( de pescado de río) que se vertían a través del recto como enema.

Nos ha llegado de Nippur (finales del III milenio a.n.e.), un manual con una lista de quince recetas farmacéuticas, demostrando así los conocimientos que poseían de las virtudes curativas de ciertos minerales, vegetales y animales, junto al cloruro sódico y el nitrato potásico aparecen la leche, el polvo de concha de tortuga, la piel de serpiente, tomillo, mirto, pera, higos y dátiles, la eficacia esperada consistía más en lo desagradables que fueran para el demonio atacante que en el posible efecto sobre el paciente, así mismo existen inscripciones referentes a medicinas en varios monumentos además de en tablillas de barro. El alcohol, que jugaba un papel muy importante en la desinfección quirúrgica y como base de muchas medicinas, llegó hasta nuestros idiomas a través del árabe kohl, del acadio kuhlu.

La cirugía parece que solo era empleada en casos excepcionales de extrema necesidad, sobre todo en el terreno oftalmológico, procedimientos como la extracción de dientes, la trepanación o la circuncisión, acreditados en otras culturas, no parece que se practicaran en ésta. Los médicos poseían un cierto conocimiento de la anatomía y de los órganos a juzgar por los términos con que los designan, utilizando a veces varias palabras para ello, como las nueve que existen para la vulva y las catorce para el útero. Disponían también de repertorios donde se enumeraban las enfermedades que podían afectar a distintas partes del cuerpo y las fases de evolución de algunas de ellas. Los modelos de hígado encontrados nos indican que se enseñaba medicina en algún tipo de escuelas médicas, con la ayuda de modelos de arcilla de los órganos humanos.

El médico observaba el pulso del paciente, le tomaba la temperatura a través del contacto con la mano, palpaba su cuerpo y olía su aliento y su orina, anotando los diferentes signos para emitir después su prescripción correspondiente. Además de la administración de pociones se recurría a otros procedimientos: fumigaciones, insolación de un líquido de boca a boca por medio de una pajita, las fricciones y masajes con pomadas, las cataplasmas y los supositorios. Esta medicina, vinculada a la magia, alcanzó un desarrollo limitado, pero, junto con la medicina egipcia, fue transmitida en parte a los griegos, abriendo la vía de las grandes reformas hipocráticas.

A pesar de todas sus carencias, los médicos gozaban de un elevado prestigio y a menudo estaban vinculados estrechamente la palacio, como revelan los frecuentes intercambio de especialistas entre diferentes cortes. Es el caso de Ur-lugal-edinna, médico de Urningirsu de Lagash, que vivió hacia el 2.020 a.n.e, es el primer nombre conocido de un médico, grabado en un sello con su emblema personal: Dos cuchillos rodeados de plantas medicinales (para otros autores se trata de tenazas quirúrgicas). También de este personaje nos llega una referencia veterinaria, Ur-lugal-edinna es también encargado de cuidar de la granja del rey, representa una profesión bien reglamentada, encargada de la atención de los animales y esclavos, así como de intervenciones quirúrgicas como curación de heridas, desbridamiento de accesos, sondajes uretrales (como solución a frecuentes obstrucciones causadas por gonorrea), intervenciones oculares, etc. El sello muestra también a la serpiente en el árbol, símbolo de la medicina hasta nuestros días. También se representaba con frecuencia un instrumento que utilizaban las comadronas para cortar el cordón umbilical.

Se puede distinguir cuatro modos de obtener conocimientos anatómicos:

a-La observación puramente externa del cuerpo, de sus características, signos, anomalías e irregularidades, realidades observables a simple vista a partir de las cuales se posibilita la creación de un conocimiento especulativo.

b-Las observaciones casuales de órganos internos.

c-El sacrificio.

d-La disección

La disección animal con fines adivinatorios principalmente (extispicia y hepatoscopia), pero también el descuartizamiento para aprovisionarse de carne o partes de animales útiles en la elaboración de objetos, avivó los procesos de adquisición de conocimientos anatómicos. Al contrario que en la filosofía aristotélica, la disección de animales no se practicaba con el fin de obtener un conocimiento directo del cuerpo y de su funcionamiento, al menos en cuanto se deriva de las fuentes escritas, sino que era un medio de comunicación con lo divino para obtener respuestas acerca del destino individual o colectivo (en India, para asegurar la correcta ejecución del sacrificio animal, caballos principalmente, se recitaban en voz alta los términos de las distintas partes del cuerpo en el orden en que debían ser despiezadas).

El ejemplar animal, generalmente una oveja o carnero, después de toda una serie de rituales, plegarias y observaciones previas, era abierto en canal, y sus vísceras minuciosamente examinadas siguiendo una serie de parámetros y reglas a la búsqueda de signos a interpretar. Este análisis incluía no sólo el hígado, sino también los pulmones, el corazón, los estómagos de los rumiantes, el bazo, la vesícula, los intestinos, junto con otras partes tanto internas como externas (siempre que los correspondientes términos sumerios y acadios hayan sido identificados correctamente).

Estas disecciones, seguramente, contribuyeron a. la producción de un conocimiento médico y anatómico colateralmente, sin ser ésta, por cuanto se observa en los textos, su finalidad principal. El que Galeno indicara que se había practicado la disección animal en Babilonia no está claro, puesto que la finalidad consciente que perseguía este autor clásico inspeccionando animales era, justamente, la aprehensión de un conocimiento anatómico y fisiológico capaz de aplicarse también a los seres humanos, mientras que el análisis a interiora de la oveja (y no de las restantes especies animales9 en la extispicia buscaba los signos que evidenciasen la voluntad divina para el futuro. Las finalidades de ambos sistemas de pensamiento son distintas.

Los elementos recogidos en los textos cuneiformes dibujan, generalmente, el estado “patológico”, alterado o enfermo, capaz de manifestarse bajo múltiples formas. Es este amplio abanico de posibilidades lo que impulsa a que se ponga por escrito la interpret6ación de los signos, que configuran el corpus relativo a la adivinación, y que, a su vez, se obvie lo repetitivo, lo “normal”, el estado del cuerpo reconocido como tal, ya que lo habitual y lo cotidiano pueden ser transmitidos oralmente. Desde este punto de vista, no es necesario compilar por escrito cómo se distribuyen los órganos internos de una oveja sana, cómo se ensamblan en el interior de su caja torácica y de su cavidad abdominal. Lo cotidiano se recuerda y se conoce fácilmente al ser una y otra vez igual a sí mismo: es lo anormal y lo extraordinario lo que debe ser consignado por escrito, para ayudar a los especialistas de las distintas disciplinas a reconocerlo e interpretarlo.

viernes, 9 de julio de 2010

CIENCIA SUMERIA (II) vida cotidiana





Era una sociedad compleja y fuertemente jerarquizada, con numerosos funcionarios: Sanga, sacerdotes administradores, Nubanda, inspectores e intendentes, Mashkin y Ugula, capataces que recogen impuestos, Uku, capataces agrícolas, Dubrar, escribas, Guru, empleados, en principio libres y luego esclavos. Las ciencias se desarrollaron pronto, sobre todo Astronomía, los sacerdotes sumerios se convirtieron en los primeros astrónomos. Desde los Zigurats observaban las estrellas y las llegaron a conocer bien, diferenciaban estrellas y planetas, y constataron las órbitas solar y lunar, los conocimientos geográficos crecieron. Descubrieron cómo el Sol se desplaza durante el año por la banda del zodíaco. Fueron ellos quienes dividieron esta banda en doce partes y crearon mitos alrededor de cada signo zodiacal.

El número doce no es casual: los sumerios (y tal vez también sus antecesores) contaban señalando con el pulgar las doce falanges de los otros cuatro dedos de la mano, y marcaban los múltiplos de doce con los cinco dedos de la otra, de modo que el mayor número que podían contar con los dedos era 60. Por ello dividieron el zodíaco en 12 signos, y el año en 12 meses y el día en dos grupos de 12 horas, y cada hora en 60 minutos. Los sistemas numerales eran el sexagesimal y el decimal, aunque el cero no se conoció hasta el siglo III a.n.e., en las escuelas de los templos enseñaron la elevación a potencias, extracción de raíces y ecuaciones de primer y segundo grado, la geometría se usaba para el cálculo de superficies y volúmenes, ya se conocían los principios de Euclides y, quizás, la solución del Teorema de Pitágoras, medían el tiempo con relojes de agua.

La prueba más clara de la aparición de los cimientos de la ciencia la encontramos en dos tipos de textos sumerios del III milenio a.n.e. (posteriormente adoptados y ampliados por los babilonios). Por un lado, en larguísimas listas de palabras que son auténticos inventarios y catálogos donde se recogen las más variadas realidades: nombres de plantas, animales, minerales, lugares, objetos, enfermedades, astros, dioses y cualquier forma cosa observables. Esta obsesión por el registro y la clasificación de la realidad material es el primer paso en la fijación del conocimiento humano y unos de los fundamentos para el desarrollo del pensamiento científico.

El otro tipo de textos lo constituyen los tratados, que analizan otros aspectos menos materiales como la teología, las leyes, las matemáticas o la medicina y lo hacen de un modo diferente, mediante relatos mitológicos, “códigos” legales, problemas de cálculo, descripción de enfermedades y diagnósticos…

En un caso y en otro el objetivo es el mismo: observar, definir, catalogar y (en lugar de enunciar principios generales, como hicieron los griegos después) establecer series de todos los casos concretos, incluyendo tanto los que han sido observados alguna vez como aquellos que no se han dado nunca pero pueden ocurrir, y ello con la intención de conocer todo sin descartar ninguna opción.

En el ámbito humanístico el legado sumerio está presente en prácticamente todos los campos de la expresión escrita, empezando por la historia (son sumerios los primeros testimonios relativos a hechos del pasado) y siguiendo por el derecho, la poesía o incluso recetarios de cocina, tres tablillas de barro de unas 350 líneas en total, fechadas en torno al 1.600 a.n.e. y conservadas en Yale, contienen unas cuarenta recetas de cocina (21 caldos de carnes, 4 caldos de verduras, 7 guisos de aves, 3 recetas incompletas), los sumerios conocían el secado y la salazón como sistemas de conservación de alimentos, también el uso de agua caliente pata desplumar aves, o el dejar en remojo en agua fría la carne para darle firmeza antes de la cocción, le daban importancia a lavarse las manos antes de comer, como ritual de purificación.

Lograron elaborar una bebida alcohólica , empleando diferentes materias azucaradas y féculas, a la que llamaron kash y que hoy se conoce como cerveza, en principio esta bebida estuvo asociada al mundo de los dioses, de los reyes y de los difuntos ilustres, pero también se utilizó como un importante componente medicinal en pomadas y preparados acuosos. Sin embargo, dados sus componentes nutritivos, su mayor utilización fue en el campo de la alimentación, consumiéndose de modo líquido o en forma de panes de cerveza, que se comían como piezas de malta aglomerada y cocida, y que eran entregados como parte del salario a los trabajadores.

También tiene origen sumerio la literatura épica, con las más antiguas y bellas narraciones de todos los tiempos, como la epopeya de Gilgamesh o los relatos de Enmerkar y de Lugalbanda, dónde no solo se ponen de manifiesto las más básicas y atemporales características de la humanidad (amistad, valor, temor, poder, arrepentimiento) sino que configuran algunas de las figuras literarias muy posteriores, como la exhortación a disfrutar del momento o la idealización de un lugar paradisíaco. Otros ejemplos son El descenso de Inanna a los infiernos, Los trabajos de Ninurta, Elegía por la destrucción de Lagash, Elegía por la destrucción de Ur, Lamento por Sumer y Ur, y otras obras de tipo práctico como las Instrucciones de Shuruppak o el Almanaque del agricultor.

Es en las cosmogonías y cosmologías que narran los mitos sumerios y en poemas como el del “justo sufriente”, dónde se hallan los primeros ensayos filosóficos en los que se plantea el cuándo, el cómo y el porqué de la aparición del mundo y de la humanidad en él, y cuál es el papel del hombre, su relación con sus creadores y su destino después de él. La aparición del mundo en un abismo primordial acuático, la creación de los hombres de arcilla para servir al dios, los castigos a que éste los somete, la existencia de un lugar “alto”, residencia de los únicos dignos de estar en él (los dioses) y de un espacio “abajo”, dónde mora por siempre la humanidad, o la presencia de demonios que turban la frágil existencia humana son algunos de los ecos de Sumer que han llegado hasta nosotros como relatos más o menos religiosos, pero en cuyo origen reside el primer planteamiento filosófico de la humanidad de que tenemos constancia escrita.

Nos han llegado numerosas tablillas, que testimonian la existencia, probablemente, de un código jurídico sumerio de amplio uso en diferentes ciudades-estado, pero que todavía no ha sido descubierto, de gran interés son las tablillas que recogen los litigios resueltos (di-til-la), que nos dan a conocer la praxis jurídica sumeria de finales del tercer milenio, tales di-til-la, muy breves y de perfecto tecnicismo, constan de cuatro apartados: exposición del asunto, considerando, sentencias, certificados del tribunal y fecha correspondiente. Los primeros textos legales conocidos datan de la época de Entemena de Lagash (2.400 a.n.e.), pero hacen referencia a reformas sociales más que normas o leyes. El primer “código legal” auténtico se compiló durante la III dinastía de Ur, hacia el 2.100 a.n.e., de éste código sólo se conserva parte del prólogo y 32 leyes que hacen referencia, sobre todo, a cuestiones como el asesinato, el matrimonio, los abusos sexuales, el falso testimonio o la esclavitud, la ley de talión sólo se aplica en casos de asesinato, el los demás supuestos se imponía una compensación económica u otra pena sustitutiva.

jueves, 8 de julio de 2010

La ciencia sumeria (I)







Naturalmente, si conocemos estos detalles es porque a partir del año 2.800 a.n.e., los sumerios empezaron a usar sistemáticamente la escritura con fines históricos y literarios (los egipcios harían otro tanto a partir del 2.100 a.n.e.). A los sumerios de siglos posteriores les debió de sorprender la ausencia de registros anteriores al 2.800 a.n.e. Posiblemente no se les pasó por la imaginación que la causa fuera que antes se desconociera la escritura o, por lo menos, que ésta tenía un uso aún muy restringido, así que conjeturaron que ésa debía de ser la fecha del Diluvio Universal, una leyenda sobre una inmensa inundación que posiblemente era mucho más antigua. Los sumerios ubicaron todas sus leyendas en la época "antediluviana".

Según dichas leyendas, el mundo fue creado en siete días. El número siete se debe a que los astrónomos sumerios habían identificado siete cuerpos celestes, aparte de las estrellas: el Sol, la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno. Estos astros eran divinidades que influían sobre los hombres. El destino de una persona dependía fuertemente del astro dominante el día y la hora de su nacimiento. Cada día se nombraba según el astro que dominaba en su primera hora, y así surgió la división del tiempo en semanas de siete días.

Las listas de reyes sumerios fueron completadas con diez reyes antediluvianos, a los que atribuían reinados de decenas de miles de años. El último y más famoso de estos reyes fue Gilgamesh, rey de Uruk. Su leyenda se basa indudablemente en el Gilgamesh histórico que reinó hacia el 2.700, pero el Gilgamesh legendario fue situado antes del Diluvio, como era preceptivo. Según la leyenda fue un héroe valiente que realizó hazañas increíbles, nuestro héroe comienza su búsqueda tras la muerte de su compañero y amigo Enkidu, abatido y obsesionado con la idea de su propia muerte, para ello, cruzará el vasto desierto infestado de leones hasta alcanzar el monte Mashu, coronado por dos elevadas cumbres gemelas, donde un oscuro y largo desfiladero es el itinerario que el Sol recorre cada día para alumbrar el mundo, su acceso estaba guardado por los terribles hombres-escorpión, que finalmente le indican el camino, sobrevivió al diluvio, causado por unos dioses enojados. Otro de los supervivientes fue Utnapishtim quien, favorecido por los dioses, construyó un barco en el que se salvó juntamente con su familia. Los dioses, sin hombres que les ofrecieran sacrificios, sintieron hambre, pero Utnapishtim, cuando el Diluvio hubo pasado, sacrificó animales en acción de gracias. Dice el poema:

“Los dioses olieron su aroma,

Los dioses olieron el dulce aroma,

Como moscas, se agruparon sobre el sacrificio...”

En agradecimiento, los dioses otorgaron a Utnapishtim el don de la inmortalidad. Gilgamesh, hambriento, soportando fríos y calores, vestido con harapos de pieles, cazando fieras, evitando peligros, viajará hacia el oeste en búsqueda de su antepasado, Utnapishtim, atravesando una geografía fantástica a la que todo lo humano le es ajeno. Su odisea terrestre lo lleva hasta el Océano, junto a las Aguas de la Muerte, detrás de las cuales espera hallar la luz que ahuyente de modo definitivo las tinieblas, y sobre todo su angustia.

Tras atravesar la oscuridad, Gilgamesh llega al mágico Jardín de los Dioses donde árboles, frutos y flores eran como piedras preciosas, las privaciones a que se ve sometido en su largo viaje por el desierto y tras cruzar las entrañas de la montaña, han podido desatar en él un estado alterado de conciencia que explique su visión del Paraíso, el Jardín de los Dioses situado bajo la tutela de Siduri-Sabitu, divinidad dispensadora del Vino de la Vida Eterna, al parecer se trata de una antigua divinidad marítima sumeria, que según otra tradición mesopotámica era la protectora del Árbol de la Vida, Ante la insistencia de Gilgamesh, Siduri-Sabitu le indica el camino, no recorrido por ningún mortal, para llegar hasta Utnapishtim "el lejano", debe encontrar primero al barquero Urshanabi, que según ella, se encuentra en el bosque, "cortando ramas de cedro de pequeño tamaño", para que le ayude a atravesar las "Aguas de la Muerte" y poder alcanzar su objetivo

La clave está en la naturaleza de tal tipo de cedro, no puede ser el Cedro del Líbano, su ambiente óptimo está entre los 1300 y 1800 metros de altitud, Gilgamesh se encuentra a orillas del mar, por lo que los cedros cuyas pequeñas ramas recoge el barquero han de ser de otro tipo. En este sentido, es necesario señalar que la denominación de "cedro" se aplicaba a una cierta variedad de árboles. Uno de ellos es el denominado en los textos cuneiformes erin-bad, cedro blanco (Junniperus Oxycedrus), también conocido como junipero o enebro albar, se trata de una especie de muy amplia difusión por toda la región mediterránea y a menudo se encuentra en bajas altitudes próximas al nivel del mar, por el contrario, empieza a escasear a los 1000 metros de altura. Los aceites esenciales del cedro blanco son muy similares al tanacetol, un potente neurotóxico capaz de producir en el sujeto un estado visionario y alucinatorio. Su uso estaba muy desarrollado en la farmacopea mesopotámica formaba parte de los inciensos que inspiraban los oráculos de los sacerdotes baru en Babilonia y de los inciensos utilizados por los cananeos y otros pueblos del Próximo Oriente Antiguo. Es muy probable que el barquero, se encontrara recogiendo pequeñas ramas de cedro blanco a fin de preparar con ellas una fumigación psicoactiva. Ello se deduce de todo el contexto de la narración, llena de elementos visionarios, como el Jardín de los Dioses o la conversación con la diosa protectora del Árbol de la Vida, y de sus propios acompañantes, unos seres misteriosos similares a estatuas de piedra animadas que debían acompañarles en el viaje y a los que finalmente Gilgamesh destroza.

Escucha de Utnapishtin el relato sobre su inmortalidad: Al haberse salvado del Diluvio gracias al oportuno aviso del dios Ea, se le concedió finalmente, junto con su mujer, ser como dioses, pero viviendo alejados, en los confines del mundo. Con todo, Utnapishtin parece haber estado al corriente de los conocimientos botánicos y farmacológicos susceptibles de provocar la aparición de los dioses:

"Entonces, lo dispersé todo a los cuatro vientos.
e hice un banquete para los dioses,
poniendo los manjares
en la cima de la montaña.
Coloqué a cada lado
siete vasos rituales,
y más atrás en el quema-perfumes
cimbo (pogon), cedro y mirto.”

“Cimbopogon" es, al parecer, la denominación erudita de una planta que podría ser cálamo o caña aromática (acorus calamu). Utnapishtim somete a Gilgamesh a una prueba que consiste en permanecer despierto seis días y siete noches, la falta prolongada de sueño puede llegar a alterar el funcionamiento fisicoquímico del cerebro produciendo estados alterados de conciencia y cierto tipo de visiones, no obstante, nuestro héroe fracasa al quedarse dormido al poco tiempo, en realidad cae en un sueño profundo que dura siete días. Tras este fracaso, Gilgamesh se dispone a iniciar el camino de regreso, cuando Utnapishtim le hace partícipe de un secreto de los dioses:

"Se trata de una planta
con la raíz semejante a la del falso jazmín
y cuyas espinas
son como las de la zarza,
listas para pincharte las manos.
Si consigues hacerte con ella
habrás encontrado la vida prolongada

.”

No se trataba, por tanto de un enterógeno, pero debía poseer virtudes vigorizantes. Se ha pensado que podía ser alguna especie de lycium, plantas de la familia de las solanáceas de las que solo en Eurasia se dan unas diez especies. Para encontrar esta planta, que no hay que confundir con el Árbol de la Vida del Jardín de los Dioses, Gilgamesh ha de descender al abismal fondo del Abzu, el Mar Primordial situado debajo del mundo. No obstante, tras haberla conseguido, mientras estaba tomando un descanso y dándose un baño en una poza de agua fresca, una serpiente, atraída por el olor de la planta, se la arrebató y a continuación mudó la piel, lo que en la Antigüedad se tenía por símbolo de rejuvenecimiento. Así que Gilgamesh ha de volver a Uruk sin ella.

Llama la atención una cosa: Habiendo visto el Paraíso, Gilgamesh no fue capaz de identificar el Árbol de la Vida, y su protectora, la diosa Siduri-Sabitu, no le proporciona ninguna indicación al respecto, tampoco lo hace Utnapishtim, que no menciona siquiera de que manera los dioses le convirtieron en inmortal, aunque en otro mito mesopotámico, el de Adapa, el protagonista, tras haber ascendido al Cielo, rehúsa a la inmortalidad, engañado por el dios Ea, al no querer comer "el Pan de la Vida" ni beber "el Agua de la Vida" Al parecer, este alimento de la vida y el agua de la vida tenían propiedades mágicas y no era necesario ingerirlos para que surtieran efecto, pero estaban, en principio, reservados a los dioses. Tal es la forma en la que Innana logra salir del Mundo Inferior: Debe ser rociada con alimento de la vida y bebida de la vida, y así volverá a vivir. En cualquier caso, todo parece indicar que la elite religiosa había preservado para si, en el momento de la redacción del poema, sino antes, el conocimiento y el uso de los enterógenos, modificando la tradición oral originaria.

martes, 6 de julio de 2010

CIVILIZACION (III)









El resto del mundo continuaba su lenta evolución neolítica. Hacia el 4.000 a.n.e., había surgido una nueva comunidad agrícola en China en el bajo Yang-Tse Kiang, probablemente por influencia de la civilización del río Amarillo. En el valle del Indo la civilización se perfeccionó sensiblemente a lo largo del milenio: se construyeron ciudades de ladrillo, empezó a usarse el cobre y se inició el comercio con Mesopotamia. En Europa el neolítico estaba ya muy extendido. No hay muchos datos, pero parece ser que la Europa neolítica "típica" estaba formada por sociedades agrícolas sedentarias, poco belicosas, matriarcales, que tendían a formar pueblos y ciudades relativamente numerosos. Por el contrario, los pueblos indoeuropeos, que habitaban el oeste asiático, formaban sociedades eminentemente pastoriles, de carácter patriarcal y espíritu guerrero. Habitaban en pequeños poblados con casas semisubterráneas.

Hacia el año 3.000 a.n.e., una nueva oleada de nómadas invadió la media luna fértil, tal y como había sucedido mil años antes con los sumerios. Esta vez no provenían de las montañas del este, sino que eran pueblos semitas de Arabia. Probablemente, las condiciones de vida debieron de volverse más arduas, o debió de haber un exceso de población, o algún conflicto tribal. Fuera como fuera, varias de estas tribus se lanzaron hacia el norte con un ímpetu inusitado, fenómeno que se iba a repetir varias veces en la historia.

Los sumerios consiguieron mantener a los semitas alejados de sus ciudades principales, a lo largo del Éufrates inferior, pero perdieron muchas ciudades en la Alta Mesopotamia, como Mari, que había sido fundada recientemente. Otros grupos de semitas se asentaron en la costa norte de Canaán y a lo largo de Siria. Al igual que había sucedido con la ocupación sumeria, los territorios conquistados entraron en un periodo de decadencia del que tardarían siglos en recuperarse. La zona que se recuperó más rápidamente fue la costa norte de Canaán, cuyos nuevos habitantes se dedicaron pronto al comercio por mar, y son los que después conoceremos como Fenicios. Es probable que la crisis moviera a algunos cananeos a abandonar su patria. Quizá algunos marcharon a la isla de Creta, lo que explicaría que por estas fechas empezó a usar el cobre y a construir buenos barcos con los que inició unas relaciones comerciales con Egipto y Canaán.

Las ciudades sumerias disminuyeron en número, pero las restantes aumentaron de tamaño. Por estas fechas, la ciudad de Ur alcanzó la supremacía en Sumer, a expensas de Uruk. Los reyes y reinas de Ur fueron enterrados en tumbas monumentales, acompañados de tesoros y siervos. Los sumerios fundaron la ciudad de Assur en la Alta Mesopotamia, junto al Tigris, que prosperó rápidamente.Mientras tanto, alrededor del 2.425 a.n.e., los elamitas se unieron por primera vez bajo una fuerte dinastía. Siglos después pervivió una tradición según la cual esta ciudad había dominado Mesopotamia antes de la llegada de los sumerios. Puede ser cierto y puede ser que la leyenda se creara a partir de este periodo de esplendor. Por esta época, los elamitas ya habían adaptado la escritura sumeria a su propia lengua. Aratta fue un antiguo estado situado en algún lugar de Oriente Medio o Asia meridional, cuyos orígenes pueden situarse aproximadamente entre 2500-2100 a. n.e. Es mencionado en las leyendas sumerias más antiguas, en particular en Enmerkar y el señor de Aratta, como un país rico y montañoso, situado "río arriba", y gobernado por un rey que compite con el rey de Uruk. Los dos principales candidatos a la identidad de Aratta son las regiones montañosas de lo que después sería Urartu, y la recientemente descubierta civilización de Jiroft, en el sureste de Irán. Aratta era conocida por sus metales, minerales y artesanos, era también una fuente de plata, oro y lapislázuli.

Por estas fechas los semitas crearon otro reino poderoso alrededor de la ciudad de Ebla, en Siria, cerca de Fenicia, que llegó a dominar muchas ciudades del norte de la media luna fértil, de Anatolia y de la Alta Mesopotamia. Otro tanto sucedió con la ciudad de Mari, que dominó muchas ciudades de su entorno, entre ellas Assur.

Otra ciudad semita que había alcanzado cierto esplendor era Kish. Mientras Uruk ejercía su influencia sobre todo Sumer, el primer ministro del rey de Kish se las arregló para usurpar el trono, tras lo cual adoptó el nombre de Sargón, que significa "Rey legítimo". Su legitimidad no debía estar tan clara, pues el nuevo rey prefirió trasladar la corte a una nueva capital fundada por él mismo y que no estuviese asociada a la monarquía anterior. Esta capital fue Agadé, o Acad, y desde entonces el rey fue conocido como Sargón de Acad. Alrededor del 2.300 a.n.e., Sargón se enfrentó a Uruk la derrotó. Según sus inscripciones conmemorativas, esta victoria le dio el dominio de toda Sumer, pero parece ser que en realidad necesitó varias campañas más para lograr esta meta. En cualquier caso, Sargón acabó dominando una extensa región de Mesopotamia que incluía a toda Sumer y que fue conocida como el Imperio Acadio. Más aún, sometió al reino de Elam, dejándolo bajo el gobierno del rey de Susa, una de sus ciudades menos destacadas, que a partir de este momento empezó a ganar influencia.

Los acadios eran semitas, contemporáneos de los sumerios y, tal vez anteriores; en el III milenio aparecen mezclados los dos pueblos, algunos semitas comenzaron a ser llamados acadios por la importancia de su capital (akkadé). Los acadios eran un pueblo nómada, de nomadismo cerrado (se movían en pequeñas extensiones), de lengua semita, vivían en bandas o tribus en contacto con poblaciones urbanas, formando una sociedad dimorfa, en simbiosis con los sumerios, se hicieron sedentarios, adquiriendo importancia en la región donde estaba la ciudad que les dio nombre, fundada por Sargón. Otros pueblos nómadas de lengua semita serán los amorreos, los hebreos y arameos, y los asirios, hay también semitas no nómadas como los eblaítas o eblateos. El imperio Acadio, a pesar de su corta duración, marcó una impronta indeleble en el próximo Oriente, la lengua acadia se convirtió en lengua franca, aún los elamitas y hurritas, tras su independencia, conservaron la escritura cuneiforme para su propia lengua.

Sargón siguió combatiendo y sojuzgando ciudades del norte y del este, mientras la capital de Acad iba engrandeciéndose. Por ejemplo, la ciudad de Assur se había liberado recientemente del dominio de Mari, e instauró una monarquía propia, pero sus reyes se convirtieron en tributarios de Sargón. La propia Mari no tardaría en someterse también al yugo acadio.

El imperio acadio fue el primer imperio histórico en el sentido de un pueblo que dominó militarmente a otros pueblos extranjeros. En este sentido, el Imperio Antiguo egipcio no era un imperio, sino una cultura homogénea que poblaba un territorio extenso. El gobierno de Sargón fue opresivo para los pueblos que sojuzgó. Los gobernantes sumerios del sur fueron sustituidos por guerreros brutales, lo que causó muchas revueltas que Sargón tuvo que sofocar. Por otra parte, Sargón instituyó el acadio como lengua oficial del imperio y debió de tomar medidas para fomentarlo pues, a pesar del prestigio que tenía el sumerio, terminó desplazándolo.

Indudablemente, la entrada de los acadios conquistadores en las ciudades de Sumer debió de generar una gran confusión, agravada por el hecho de que los recién llegados hablaban una lengua que casi nadie entendía. Tal vez las gentes más humildes, cuya visión del mundo se reducía a su entorno más inmediato, ni siquiera entendían por qué "de repente" habían aparecido hombres que hablaban una lengua tan extraña que ahora se veían coaccionados a aprender. Era natural pensar en un castigo de los dioses. Con el tiempo, cuando Sumer y Acad se borraron de la memoria de las gentes, pervivió la leyenda de que hubo un tiempo en que todos los hombres hablaban la misma lengua (o sea, el sumerio), pero que un día los dioses los castigaron y sembraron la confusión haciendo que hablaran dos lenguas distintas. Por otra parte, los zigurats eran ya monumentos del pasado y lo que la gente sabía de ellos es que habían sido construidos para acercarse al cielo. Esto era cierto: muchos pueblos con divinidades celestes eligen lugares elevados para estar más cerca de sus dioses al hacer sus sacrificios, y los zigurats fueron la peculiar forma que tuvieron los sumerios de plasmar esta idea. Sin embargo la gente encajó muy bien ambas historias: los antiguos construían torres cada vez más altas con la pretensión de alcanzar el cielo, pero los dioses se enojaron por este intento de "invasión" y lo evitaron sembrando la confusión: les hicieron hablar cientos de lenguas distintas, con lo que ya no podían trabajar conjuntamente y el proyecto fracasó. Los hombres se dispersaron según sus lenguas, y esta era la causa de que en el mundo hubiera tantos pueblos con tantas lenguas diferentes. Por una cuestión de coherencia esta leyenda tuvo que ubicarse después del Diluvio (los hablantes de lenguas extrañas no habían perecido), lo cual, por otra parte también encajaba en la historia: tal vez los antiguos querían llegar al cielo para salvarse en caso de que los dioses provocaran otro diluvio universal.

En 2.252 a.n.e., Naram-Sin, nieto de Sargón, ocupa el trono de Acad. Tras sofocar varias revueltas internas, Naram-Sin continuó la tradición imperial de su abuelo, reemprendiendo expediciones a tierras lejanas. En el 2.200 a.n.e., destruyó el floreciente reino de Ebla. La tribu de los Lullubi fue un pueblo que habitaba la región de los montes Zagros en el actual Kurdistán iraquí e iraní, era un pueblo guerrero, que fue vencido en batalla según muestra una estela acadia de entonces, la estela de Naram-Sim Para consolidar su autoridad se hizo proclamar dios, organizó un cuerpo de nobles-funcionarios que supervisaban o sustituían a los reyes locales e instaló colonias de acadios en las ciudades sospechosas de rebeldía. La cultura floreció en la corte de Acad. Los escribas acadios desarrollaron y superaron las tradiciones sumerias. Aunque el lenguaje de la cultura siguió siendo el sumerio, los comerciantes y la administración hablaban acadio.

Mientras tanto, como es habitual, en los cielos se reproducían los acontecimientos de la tierra: Los dioses acadios se mezclaron con los sumerios. Es fácil distinguirlos porque tienen nombre semíticos. Además son todos dioses celestes, como corresponde a las culturas de pastores. Así, Sin, dios de la luna, se convirtió en el dios principal de Ur (Naram-Sin significa "amado por Sin"), Ishtar, identificada con el planeta Venus, diosa del amor y la belleza, se convirtió en la diosa principal de Uruk, desplazando el culto a Anu. Esto era aceptable, pues pronto se descubrió que Ishtar era hija de Anu. También estaba Shamash, dios del Sol, que no consiguió tanta notoriedad como sus compañeros.

Se tiende a ajustar las creencias religiosas a las pautas dictadas por las escuelas teológicas oficiales, a veces la religión se confundía con la magia y la medicina, el mito del árbol de Eridu es un sortilegio de tipo médico, la ciudad de Eridu juega un gran papel en las fórmulas mágicas de este periodo, ya que en ella residía Ea, el dios-mago titular de la sabiduría, también nos han llegado amuletos, conjuros y un encantamiento acadio contra el dolor de muelas. El imperio que había fundado Sargon desaparecía de la Historia en torno al 2.159 a.n.e., al no poder hacer frente a una coalición de las ciudades sumerias, las cuales, dirigidas por el clero de Nippur, en medio de un violento clima de enfrentamiento religioso, solicitaron ayuda de los Gutu, quienes lanzándose contra Akkad lograron destruir totalmente la capital imperial.

Las fuentes coetáneas a los Gutu son prácticamente inexistentes, por lo que la época constituye una de las más oscuras de la historia de Mesopotamia, las crónicas tardías hablan de ellos como hombres feroces, que no conocían el temor de los dioses, llamándoles “dragones (y escorpiones) de la montaña”. En realidad, los Gutu (término que acabó por indicar una referencia geográfica, Qutium) formaron una minoría tribal montañesa, asentada en los Zagros, vecinos de los Lullubi, que junto a éstos, los Uman-manda, los Hurritas y los Elamitas provocaron la caída del imperio Acadio, imperio altamente minado en sus últimos momentos por la agitación religiosa y el malestar social, la invasión gutu, ejemplo de pueblo con técnicas inferiores que vence a armamentos y técnicas superiores, provocó una época anárquica, no fueron más que uno de los factores que contribuyeron a la caída del imperio.

Los Gutu devastaron Uruk, Ur, Kish y Lagash, pero se recuperaron con el tiempo; en cambio Akkadé desapareció completamente, y parece que el pueblo de Súmer saludo esta incursión como liberadora. Seguramente no eran una horda desordenada y contaron con el caos reinante en Súmer debido a las sublevaciones del pueblo sometido, arrasaron completamente Akkadé y también otras ciudades fuertes que estaban en poder de los semitas, cortaron las redes de transporte y comunicación y sembraron pánico con el fin de no permitir que los semitas se reorganizaran nuevamente. La etimología de su nombre puede ser esclarecedora, los sumerios llamaban gutium a este pueblo, vocablo que significa “madre que tiene el cordón de la vida”. Los gutu fueron llamados “dragones de las montañas” quizás podamos acercarnos a la realidad de esta historia si consideramos la relación entre este pueblo y Enki -(más tarde E.A) dios de la sabiduría, señor de la magia, uno de los tres dioses más importantes con Enlil y Anu, de la cultura mesopotámica- llamado “gran dragón” y “soberano”.

Una vez logrado el dominio permitieron a los sumerios reconstruir sus ciudades y su cultura, la tradición dice que los Gutu se comportaron como bárbaros, pero mantuvieron una administración encadenada con cada uno de los antiguos pueblos, aprendieron la lengua acadia y tuvieron en cuenta las culturas anteriores, permitiendo intercambios comerciales entre los distintos pueblos. Su dominio acabó de un modo inesperado a manos de la ciudad sumeria de Ur, después del 2.112 a.n.e. El largo periodo de paz que se abría y la prosperidad económica permitieron que todo lo sumerio renaciera, alcanzándose en el Arte y la Literatura altas cotas de calidad, Lagash, Uruk y Ur fueron las ciudades artífices de tal renacimiento.

lunes, 5 de julio de 2010

CIVILIZACION II (sumerio)






La civilización no se “originó” en los suelos aluviales, aunque puede que cooperaran con ella, tampoco la agricultura, pero este tipo de entorno sí que produjo un tipo específico de trabajo agrícola que, a su vez, alimentó una determinada clase de civilización: Una forma de producción agraria masiva, especializada en uno o dos cereales básicos y en la que se trazan en la tierra surcos de distribución del agua de las riadas y canales de riego, de modo que se marca el paisaje y se allana por medio de cultivos “artificiales” (porque podrían no haberse desarrollado y porque no sobrevivirían sin el hombre), éste era un tipo de agricultura que representaba una forma extrema de impulso civilizador, sustentaba a sociedades con muchos habitantes, urbanizadas y muy regularizadas: colmenas humanas que representa la tiranía de los objetivos colectivos.

Posteriormente, se desarrollaron, en otros entornos y por su cuenta, soluciones similares para los problemas que planteaba alimentar o gobernar a grandes poblaciones. La siembra de cereales de la que dependían los agricultores siempre proporcionaba especies menos nutritivas que las silvestres, aunque sí se lograba un volumen mayor por unidad de cultivo, en general, se requería menos trabajo para hacerlas comestibles, sin embargo, antes de esta preparación, había que plantarlas y cuidarlas, éste era un trabajo agotador que absorbía más tiempo y esfuerzo que el de las estrategias recolectoras empleadas por quienes se abastecían de cereales silvestres.

El riesgo de hambrunas y enfermedades aumentó cuando la dieta se hizo menos variada, el cultivador se veía obligado a librar una guerra contra los parásitos, los canales de riego fomentaban las enfermedades, las poblaciones sedentarias, al vivir en aglomeraciones humanas, eran un blanco fácil para microorganismos peligrosos, el aumento de los índices de natalidad, que solía caracterizar a las sociedades en proceso de agrarización, favorecía la aparición de virus letales, al renovar la posición de víctimas no inmunizadas. Para intentar comprender el proyecto de las primeras agriculturas intensivas hay que tener en cuenta otros contextos, en primer lugar, la agricultura de estas sociedades formaba parte, de un “paquete” o “síndrome” civilizador.

En segundo lugar, la agricultura de la que hablamos podría ser una consecuencia, no una causa, de los cambios sociales que la acompañaron. Los campesinos pasaron a depender de ella, al igual que nosotros dependemos de la industria; más allá de un cierto umbral, una vez que la agricultura se ha puesto en marcha y ha comenzado a fomentar el crecimiento demográfico, las concentraciones de población son demasiado grandes para poder mantenerse de otro modo.

Las civilizaciones de ciertas dimensiones sólo pueden construirse partiendo de recursos concentrados, y esto sólo es posible si hay buenas comunicaciones. Durante casi toda la historia la humanidad ha dependido de la existencia de rutas navegables para sus comunicaciones a gran escala, las civilizaciones más espectaculares de la antigüedad surgieron allí donde los ríos proporcionaban terrenos aluviales y canales comerciales: la de Mesopotamia “la tierra entre dos ríos”, el valle del Nilo, en Egipto, el valle del Indo, y el valle del río Amarillo. Todas estas civilizaciones perecieron o se transformaron hace entre cuatro mil y dos mil años, sin embargo su influencia aun perdura realmente en nuestras vidas.

Donde empiezan la mayoría de las historias de la civilización y donde, según los cálculos tradicionales, “comienza la Historia” es en el bajo Tigris y el Eufrates, cerca de donde el Golfo Pérsico un día cubrió las marismas que ahora se extienden al oeste, casi todos los arqueólogos que han desenterrado los restos y descifrado los escritos de los pueblos que vivieron aquí durante los milenios cuarto, tercero y segundo a.n.e., han sentido por ellos una especie de simpatía, hoy en día se les suele llamar Sumerios y a su tierra Sumer, éste era un pueblo que construía barcos en un país que carecía de troncos que realizó obras maestras de bronce en una parte del mundo en la que no se podía encontrar ese metal, que construyó ciudades fabulosas sin piedra y que represó ríos, con maleza, juncos y tierra, no solo su territorio era escaso en recursos, sino que su entorno era realmente hostil.

Uruk significó la última fase de esta etapa protohistórica. Lo más significativo de esta cultura, ya sumeria, extendida por toda la baja Mesopotamia, aparte de su organización socioeconómica fue el pleno dominio de nuevas técnicas (rueda, arado, navegación) y, sobre todo, la escritura, que surgió aquí para el control y administración de la riqueza de sus templos. Junto a los adobes, las cuentas de collar y las estatuillas se venían encontrando unos singulares objetos de arcilla de apenas dos centímetros y de formas diversas: discos, conos, tetraedros, esferas, medias lunas, rectángulos, que se interpretaron finalmente como parte de un sistema de contabilidad semejante a los ábacos, se denominaron “calculi”.

Estas fichas de cálculo, destinadas según su forma a contabilizar distintos productos agrarios o ganaderos, eran antiquísimas, de hecho, las más primitivas podían datarse unos 9.000 años a.n.e., sin embargo, hacia el año 3.500 a.n.e., empezó a producirse cambios significativos en la región, surgieron las primeras ciudades, La necesidad de una contabilidad cada vez más compleja se hizo patente sobre el sistema de los calculi: las fichas no solo se diversificaron en nuevas subvariedades, sino que muchas de ellas se perforaron, como claro testimonio de que fueron ensartadas a modo de registro en transacciones comerciales de cierta envergadura.

Derivado de los calculi ensartados, apareció entonces un nuevo sistema para mejorar las garantías en los negocios entre mercaderes, consistía en introducir varias fichas dentro de una bola hueca de arcilla o “bullae”, que luego se sellaba, sólo salían a la luz cuando se rompía la esfera, así, un transportista se cuidaría mucho de caer en la tentación de robar parte de la mercancía en ruta, pues tanto las marcas exteriores de la bola como las fichas que contenían representaban la cantidad y el tipo de mercancías en ruta. Estas medidas, sin embargo, pronto se mostraron insuficientes para el volumen de negocios que movía el templo de Uruk, sede de un auténtico imperio colonial, y fue entonces cuando se produjo el paso trascendental que daría lugar a la escritura, las bolas huecas se sustituyeron por objetos planos de arcilla, más sencillos de archivar que los calculi y más sólidas que las bullae.

La semejanza entre los primeros signos sumerios sobre tablillas y las formas de aquellas primitivas fichas de contabilidad atestigua que la escritura sumeria no la idearon tan sólo unos escribas, más bien fue la consecuencia de un sistema de contabilidad que venía de muy lejos, y en el que, desde luego, participó toda la población. La necesidad de escribir nombres propios, indispensables en las transacciones comerciales fue quizás la que condujo de modo decisivo al descubrimiento de la gran piedra angular de la escritura, el principio de fonetización; asociar palabras difíciles de expresar por escrito a signos que se les parecen por su sonido y que son fáciles de dibujar. No obstante, para los sumerios todos los signos eran palabras, incluidas las sílabas, su sistema de escritura, pues, no resultaba sencillo, y aprenderlo requería años de arduo esfuerzo, la figura del escriba se hizo entonces imprescindible.

Las inscripciones de Damaidi, en las montañas de Beishan (China), incluyen pictogramas que tienen al menos entre 7.000 y 8.000 años de antigüedad, unos mil más que las escrituras cuneiformes mesopotámicas, que los historiadores consideran de momento las primeras aparecidas en la civilización humana, los arqueólogos todavía estudian éstos grabados para confirmar si se trata de caracteres chinos o simples dibujos. La escritura china es, de las que se siguen utilizando hoy en día, la más antigua, pero por ahora se la considera más "joven" que la cuneiforme o la jeroglífica egipcia, ya extintas. Según se considera actualmente, los caracteres chinos o "hanzi", como se les conoce en mandarín, son una evolución directa de inscripciones en caparazones de tortuga, huesos y otros instrumentos ceremoniales en rituales adivinatorios. La escritura japonesa (que heredó los caracteres chinos y los mezcla con dos alfabetos fonológicos) y algunas de minorías étnicas chinas son, junto a la china, los últimos "herederos" de los sistemas ideográficos de comunicación humana.

Los sacerdotes sumerios aprovecharon el código de signos que habían elaborado los mercaderes y lo extendieron para reflejar ideas abstractas. Hacia el 3.100 a.n.e., los sumerios disponían de una auténtica escritura. Escribían sobre tablas de arcilla mediante un punzón que producía marcas en forma de cuña. Cada palabra se representaba con un signo que, si bien en un principio podía haber sido un esquema de su significado, la práctica lo había reducido a una agrupación de cuñas puramente convencional. Este tipo de escritura se conoce como escritura cuneiforme. La escritura era entonces una técnica muy compleja, pues los sumerios tenían un signo para cada palabra, lo que suponía un inventario enorme de signos que sólo los sacerdotes dominaban. Esto proporcionó mucho poder a la clase sacerdotal.

Así, el sumerio es la lengua más antigua de la que tenemos constancia escrita. Es una lengua completamente diferente a todas las que se conocen hoy en día: sus palabras son monosilábicas, no hay distinción entre sustantivos y verbos, y las oraciones se forman aglutinando palabras, de modo que muchas de ellas actúan como prefijos y sufijos de otras.

Mientras tanto, el resto de la media luna fértil se alimentaba de la cultura sumeria. Al este de la Baja Mesopotamia, al sur de los montes Zagros, en el actual Irán, se formó un pueblo conocido como Elam, que prosperó con el control del comercio entre Irán y Mesopotamia. Los elamitas adoptaron la cultura sumeria, pero conservaron su propia lengua, que subsistió hasta el siglo XI.