Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

jueves, 28 de octubre de 2010

SANADORES EGIPCIOS (III) SACERDOTES-MEDICOS





Los magos tuvieron en Egipto la consideración de “funcionarios del Estado”, ellos eran los encargados de ejercer la magia como sacerdotes, en sustitución del propio faraón, el mago por excelencia de todo Egipto, recibían su formación como sacerdotes en instituciones anejas a los templos llamadas en los textos “casas de la vida”, allí se estudiaba y se enseñaba también muy especialmente la magia, porque en las casas de la vida se redactaban y conservaban los libros considerados como mágicos, las casas de la vida poseían especial fama a causa de sus bibliotecas, allí se estudiaban los textos teológicos, los himnos y los cantos sagrados, los tratados de astronomía, de medicina y de matemáticas, era común que los escribas o los sacerdotes de otros templos viajaran desde sus ciudades a consultar esas magníficas salas llenas de rollos de papiro.

Un concepto básico en el mundo de la magia egipcia era el expresado por la palabra Heka, que significaba “poder mágico”, esta idea estaba personificada en la forma de un dios que llevaba el mismo nombre, Heka era una de las formas de conocimiento de lo no visible y de lo no concreto. Junto a este concepto del Heka, o poder, se producía la presencia de otro no menos importante, Aju, utilizado con el significado de “personalidad luminosa”, también equivalente a “poder sobrenaturalmente efectivo”. Juntos Heka y Aju constituían la fuerza mágica por excelencia para crear y prevenir la acción negativa de cualquier otro contra el actuante.

Para poder actuar convenientemente, el mago debía conocer a la perfección cual era la naturaleza y composición del ser humano pero el ser humano como conjunto complejo dotado de personalidad con brillos divinos, estaba integrado por diferentes elementos, los más conocidos era los siguientes:

El primero era el Hat, evocaba la parte más perecedera del ser humano.

La segunda parte del ser humano era el Ba, parece que se trataría de una esencia semejante a nuestro concepto de “alma”.

En tercer lugar se considera el Ib, era el lugar por donde entraba el conocimiento y en donde residían la ciencia y la sabiduría.

El cuarto elemento, el Haty, era sede de las pasiones, de la materia, de los instintos inferiores.

El quinto era el Jaibyt, era una especie de cuerpo etéreo.

El sexto, era el Sejem, se trataba de una potencia que unía a todas las demás partes del ser como una especie de envoltura que les daba cohesión, se trataba del mismo poder que constituía la naturaleza de Sejemet, la diosa con cabeza de leona, patrona de las enfermedades y de la guerra.

Uno de los elementos que más popularidad ha alcanzado entre nosotros era el Ka, era como la fuerza vital de todos los seres, animados o inanimados.

El elemento que sigue es el “nombre” o Ren, era considerado como la esencia del ser divino o humano, animal, vegetal o mineral.

El siguiente de los componentes de la personalidad era el Aju, era el estado final de la parte espiritual del ser humano común.

El último de estos principios era el Sahu, era la sede sobre la que se depositaba el espíritu divino para reinar sobre el ser humano.

La diosa Sejemet, cuyo nombre significaba “la poderosa”, estaba representada como una mujer con cabeza de leona, era la encargada de expandir las pestes y las enfermedades. Esta tremenda deidad estaba relacionada con la llamada “peste del año”, momento que coincidía con el tránsito de un año a otro, principalmente durante los cinco días epagómenos del final del ciclo anual. De hecho, esos días, al final de la estación seca, representaban el periodo del tiempo más terrible en Egipto, puesto que no había agua, y es seguro que las enfermedades infecciosas debían aumentar enormemente. Los egipcios consideraban que el furor destructor de la diosa contra la humanidad y el mundo creado amenazaba con desatarse de un modo especialmente sañudo en tales momentos.

Así pues, la diosa Sejemet tenía capacidad para provocar enfermedades y pestes durante todo el año y especialmente durante su parte final, cuando los vientos nefastos favorecían la extensión de los miasmas contaminantes. En sus creencias, vinculadas con el deseo de la conservación de la salud y, complementariamente con el temor a la enfermedad y a la muerte, produjeron la actuación de unos magos específicos, los sacerdotes Vab de la diosa Sejemet, formaban parte de un clero, cuyas actuaciones tenían un origen casi exclusivamente taumatúrgico, es decir, de actos prodigiosos en relación con la curación de las enfermedades, no eran específicamente médicos civiles, Sunu, que ejercían la medicina con criterios técnicos cercanos a los conceptos e ideas de la medicina natural, aunque la mayoría de ellos tenían el titulo de Sunu también. En puridad, no eran funcionarios exclusivamente religiosos, la mayoría, sino todos ellos, practicaban el arte de la curación, que no era con exactitud el arte de la medicina, más bien eran expertos sanadores que ejercían su función a partir de los estudios y enseñanzas especiales que habían recibido en las Casas de la Vida de los templos.

Los Vab de Sejemet estaban considerados como los representantes del ejercicio de un arte que tenía por finalidad la supresión de la enfermedad y, en lo posible, de la muerte. Pero no eran éstas sus únicas funciones, como miembros del clero de la diosa leona tenían en sus manos garantizar la protección del mundo contra toda clase de males. Estos magos, eran, pues, un cuerpo de sabios con amplios conocimientos en diferentes materias del saber egipcio, eran expertos en literatura sagrada, libros de magia, tratados de astronomía, de alquimia, medicina y otras materias.

Unas inscripciones funerarias de Hatnub, de fecha incierta se hace referencias a unos sacerdotes de Sejemet, uno de ellos llamado Ahanejt: “fui un sacerdote de Sejemet, poderoso y hábil en mi arte, experto en examinar con mi mano; que conocía a los bueyes…”. Frecuentemente se representa a algunos sacerdotes de Sejemet en el acto de presenciar sacrificio ritual de ganado, se distinguen por su bastón, también en recuentos de ganado.

En la medicina egipcia se observa que el mago, médico si se quiere, operaba a partir de la llamada magia de transmisión. La medicina en Egipto se aplicaba a través de las fórmulas, de los ritos y de los objetos mágicos, ésos eran los tres pilares fundamentales que identifican el ejercicio de esta ciencia como una verdadera aplicación mágica.

La relación que surgía entre el sanador y la enfermedad consistía en el combate de la epidemia o peste por medio de trampas para los demonios que la provocaban, combatir y vencer a la epidemia suponía desatar los lazos y ataduras que la vinculaban y sujetaban al cuerpo del enfermo, pero, al mismo tiempo, liberar el cuerpo enfermo de la dolencia suponía dejar a ésta en libertad de modo que el sanador-médico podía caer víctima de las ataduras demoníacas que acababa de soltar, por tanto, lo primero que debía conocer y controlar el Vab de Sejemet era el método para no perecer ante los mismos demonios o entes malignos que ordenaba salir del cuerpo del paciente, para ello, mientras palpaba al enfermo, el sacerdote-sanador recitaba la siguiente fórmula mágica de protección: “oh Isis, que tú puedas librarme, que puedas protegerme contra cualquier cosa malvada como lo hiciste con tu hijo Horus, igual que él, yo he entrado en el fuego y he escapado del agua...”

En la composición de los remedios entraban los elementos más dispares, de los que destacan los relacionados con la herboristería, aunque empleaban sustancias procedentes de los tres reinos de la naturaleza: alabastro, arsénico, natron, sílex, conchas marinas, acacia, ajo, cebolla, enebro sicomoro, cereales, bilis, leche, hígado, grasas animales, leche materna, miel, orina y excrementos de murciélago, hipopótamo, cocodrilo o pelícano. En cuanto a las formas de uso se emplean pociones, ungüentos, fumigaciones, cataplasmas, baños de barros y elaborados regímenes alimenticios

lunes, 25 de octubre de 2010

SANADORES EGIPCIOS (II) VETERINARIOS Y MEDICOS






El papiro veterinario de Londres, encontrado en Kahun, es el documento más antiguo de este tipo del que se tiene noticia. El papiro contiene varias recetas contra enfermedades de los ojos del ganado, probablemente formaba parte de un tratado general más amplio, lamentablemente hoy perdido para siempre, en la actualidad el papiro, conocido como papiro veterinario de Londres VC32036, se encuentra conservado en el Museo Petrie del University College de la Universidad de Londres, está fechado entre 2.000 y 1.785 a. n.e.

Consta de una sola hoja larga y estrecha que mide 58,5 cm. de largo por 14,5 cm de ancho, se conserva en varios fragmentos, el texto está escrito en tinta negra y roja y se dispone en columnas verticales con títulos horizontales encima de las mismas, la escritura esta dividida por líneas rectas, la escritura utilizada es la jeroglífica, y aunque las columnas van de izquierda a derecha, dentro de cada columna los caracteres deben ser leídos de derecha a izquierda. En total hay 48 columnas y tres encabezamientos, el primero de los cuales apenas puede leerse, aunque se supone su estructura por paralelismo con los otros dos, el texto es el siguiente:

Prescripción I.

Título: Tratamiento para los ojos (¿?) de un perro con el nido de un gusano

(Varias líneas perdidas)

..... Si cuando, olfateando el campo, se cae, debe decirse “son misteriosas postraciones”. Cuando se han dicho los encantamientos deberé meter mi mano en su henu (¿) teniendo a mi lado una medida henu de agua. Cuando mi mano llegue a tocar el hueso de la espalda deberé lavar la mano en el agua cada vez que esté viscosa, hasta que haya retirado la sangre seca o cualquier otra cosa. También hay que mantener los dedos....

Prescripción II

Título: tratamiento para los ojos de un toro con viento (¿frío?)

Si veo un toro con viento, está con los ojos húmedos... las encías enrojecidas y el cuello hinchado repetiré el encantamiento para él. Hazle tenderse de costado, rocíalo con agua fría, restriega sus ojos y sus pezuñas con calabazas y también el resto del cuerpo... espera que el pastor... ser empapado... hasta que se disuelva en el agua. Restriégalo con calabazas y pepinos. Harás una incisión encima del morro y en la cola y dirás “el que tiene un corte o se recupera o se muere con él”. Si no se recupera y lo notas arrugado bajo los dedos, si parpadean los ojos, entonces le vendará los ojos con lino encendido con fuego para que deje de supurar.

Prescripción III.

Título: Tratamiento de los ojos de un toro con ushau en el invierno

Si veo un toro con ushau en el invierno y está ciego, sus ojos están hinchados, harás una incisión como más arriba. Si veo un toro con ushau en invierno desde que llegó en el verano, sus sienes hinchadas, sus ojos supurando, su estómago rugiendo, no camina.... tu todo su cuerpo con ... .como se le hace a uno con magulladuras.

En estos textos se hallan descritas diversas enfermedades del ganado con sus tratamientos correspondientes en otros casos nos encontramos con representaciones de escenas veterinarias, como la atención al parto de una vaca, parece ser que los temas veterinarios estaban encomendados a sacerdotes especializados, que solían estar versados tanto en medicina humana como animal, este punto de vista se sostiene por el tipo de escritura utilizada en los papiros, pues se trata de jeroglíficos cursivos de tipo religioso. En los bajorrelieves de la tumba de Manefar (V dinastía) se observa a un veterinario-sacerdote que controla el grado de pureza de los animales que sacrifica a los dioses, en la tumba de Genni-Kai, se ve a un egipcio suministrar un medicamento a un buey.

De entre los Papiros Médicos, escritos que se recopilaron a finales del Imperio Medio y época Hicsa, seguramente el más científico de todos es el Papiro Smith, en él se describen las heridas desde la cabeza hasta la columna vertebral media (porque aquí se interrumpe el manuscrito) y la manera de tratarlas, en suma unos 48 casos, con su diagnostico y su tratamiento, es curioso que en este tratamiento casi no se dan recetas mágicas, por el contrario, éstas son frecuentes en otros papiros médicos. Como el famoso papiro Ebers, cuyas recetas son típicas de la medicina egipcia, contiene 870 párrafos con exorcismos de medicina general: enfermedades internas, ojos, piel, brazos y piernas, tiene una pequeña monografía sobre el corazón, un tema de sumo interés para la teoría médica: “hay conductos en el corazón en todos los miembros, en cuanto todo aquello a lo que el swnw, el wab de Sekhmet, ó cualquier sa.u palpa con sus dos manos o sus dedos, tanto en la nuca, en la cabeza, o con las manos sobre el lugar del corazón mismo, los brazos, las piernas o donde quiera que sea se siente algo del corazón, debido a esos conductos a cada uno de estos miembros. Habla por los conductos de todos los miembros”.

La pediatría se trata en el Papiro de Berlín, donde la ciencia se mezcla con la magia, hay otros de menor entidad, incluidos algunos tratados especiales. De la elementalidad de sus observaciones anatómicas es buen testimonio el que los egipcios no se enteraron de la existencia de los riñones o su creencia que al corazón van a parar toda clase de humores líquidos, como las lágrimas, la orina o el esperma, aparte, claro está, de la sangre.

El arte representa al médico tratando algunas lesiones que se presentan en el mundo laboral: desde un problema ocular hasta una luxación de hombro, como se ve en la elaboración de un catafalco en la tumba del escultor Ipuy, que vivió en tiempos de Ramsés II, en otra parte de esta sepultura se aprecia a un jardinero con una deformidad, una giba que quizá tenga un origen tuberculoso( una forma de tuberculosis de la columna vertebral llamada Mal de Pott o espondilitis tuberculosa , ya detectada en momias egipcias). Se representa la obesidad del príncipe arquitecto Hemiunu, los arpistas ciegos, se esculpe una figura del enano Deneb junto a su esposa, y escenas con gente hambrienta y desnutrida, en la tumba de Ankmahor, de la dinastía VI, se encuentran representados dos momentos esenciales de una circuncisión.

El médico egipcio era muy buen observador, interrogaba, inspeccionaba y palpaba al paciente, observaba y olía las secreciones, la orina, las heces, la sangre, se sabe que palpaban el pulso del enfermo, pero no sabemos si contaba las pulsaciones, probablemente no, porque no podía medir unidades de tiempo pequeñas como el minuto. En los papiros las enfermedades aparecen identificadas o con un síntoma, supuestamente el principal, como fiebre, tos, vómito, o con la causa de la dolencia, cuando está es evidente como en el caso de la parasitosis por vermes, después del diagnostico venía el “veredicto”, en que el medico expresaba la actitud que adoptaría frente a la enfermedad, esta estaba basada implícitamente en un pronóstico y tres eran las alternativas: “una enfermedad que curaré, una enfermedad que combatiré, una enfermedad que no puede ser curada”. En los papiros se nombran alrededor de 500 sustancias pertenecientes a la materia médica.

jueves, 21 de octubre de 2010

LOS SANADORES EGIPCIOS (I)






La medicina fue la ciencia en la que los egipcios adquirieron mayor fama por toda la antigüedad, e incluso para la conciencia posterior, se suponía que la experiencia adquirida por los embalsamadores les facilitaba el conocimiento de la anatomía y la fisiología humanas, y no fue del todo así, por la misma razón que un carnicero actual suele ser algo lego en anatomía y fisiología animales, la razón en ambos casos es que ni el embalsamador egipcio ni el matarife actual se preocupan lo más mínimo por entender lo que sucede al cuerpo como unidad viva. La medicina no es para un egipcio el resultado de unos conocimientos técnicos, es decir, suponían que el sano no tenía nada que ver con el enfermo, la enfermedad era siempre un efecto de potencias hostiles, potencias ocultas y no reducibles a un examen objetivo. Ante ese planteamiento era necesario recurrir a otros poderes igualmente irracionales como eran la magia y la hechicería.

Los egipcios no han tenido la amabilidad de dejarnos un manual de embalsamar, pero el proceso se conoce a grandes rasgos desde que Herodoto lo escribiera por primera vez en el siglo V a.n.e., nos habla de tres tipos distintos que eran más o menos cuidados y exhaustivos dependiendo de su precio. Reyes y personajes de relevancia recibían el embalsamamiento de mayor calidad, un proceso que los especialistas modernos han determinado que constaba de hasta catorce pasos diferentes.

Tras ser lavado y dispuesto el cadáver era conducido al lugar del embalsamamiento, donde el cerebro era convertido en pulpa mediante una varilla introducida por la nariz o desde el agujero occipital, en algunos casos. Seguidamente se le hacía una incisión en el lado izquierdo del abdomen, por donde se sacaban el hígado, los pulmones, los intestinos y el estómago, cada uno de los cuales era a su vez momificado y conservado en un vaso Canopo bajo la protección de uno de los cuatro hijos de Horus y la custodia de una de cuatro diosas. Vaciado el cuerpo, su interior era rellenado con saquitos de natrón, resina, mirra y lino, destinados a desecarlo por dentro. Una vez relleno, el cuerpo era cubierto por hasta 300 kilos de natrón (una sal natural) y así permanecía cuarenta días. Pasado este tiempo, el cuerpo era limpiado, vaciado su relleno y finalmente vendado, la momia estaba lista.

El cerebro era desechado y hasta maltratado por los antiguos embalsamadores, no le conferían ninguna función importante (deposito de mocos). Los riñones se mantenían en su localización habitual, el corazón era el protagonista principal como fuente de todas las funciones y del intelecto, por este motivo se mantenía en el tórax, su presencia es patente en todo el cuerpo como lo demuestran las vibraciones que los médicos observaban por todo él.

Los jeroglíficos anatómicos que muestran figuras humanas con órganos internos de animales hacen pensar que los médicos egipcios no aprendieron anatomía de los embalsamadores (que nunca diseccionaban los cadáveres), sino estudiando el trabajo de los matarifes rituales que en el templo sacrificaban reses y otros animales bajo la dirección de un sacerdote-inspector. Sin embargo, el espíritu de observación de los profesionales egipcios desarrolló un camino de indagación directo que fue acumulando experiencias del más alto interés y que, en muchos casos, dieron soluciones bastante acertadas para la curación de las dolencias que aquejaban a los pacientes. Disponemos de tres fuentes: estigmas de enfermedades en los restos cadavéricos, representación en el arte de anomalías físicas y la interpretación de ciertos papiros.

La conservación de algunas momias ha permitido en los últimos tiempos, hacer estudios retrospectivos de gran precisión, pero una gran parte de los datos se han enmascarado aunque pueda extrañarnos por la gran incidencia de afecciones parasitarias, la esquistosomiasis, que todavía es una plaga en nuestro siglo, se halla abundantemente representada. El Tracoma Viral, causa muy común de ceguera, se transmitía por el contacto de unas manos con otras y a través de las abundantes moscas, la Tenia parasitaria se adquiría por contacto con perros, ganado y otros infestados, la tierra contaminada por heces transmitía nemátodos y lombrices, el agua estancada podía albergar lombrices y otros parásitos que provocaban dolor intestinal y afecciones renales.

Entre las enfermedades infecciosas que dejan huella clara destaca la tuberculosis, en algún lugar de alta presencia de estas lesiones en los cadáveres que se han conservado llevó incluso a pensar que se trataría de enterramientos de un sanatorio, el hallazgo de depósitos pulmonares de polvo de piedra, silicosis, no es infrecuente, lo que indica ya la existencia de una patología de origen laboral antigua, también son abundantes las descripciones de lesiones traumáticas de tipo y localización muy diversos: heridas, luxaciones y fracturas. También anomalías que apuntan a la existencia de poliomielitis, y, por supuesto, graves abrasiones presentes en las dentaduras, junto con la pérdida de buen número de dientes y tremendos abscesos maxilares. La esperanza de vida media para un hombre era aproximadamente de 35 años, y para una mujer de 30, la mortalidad infantil era muy elevada, el parto tenía lugar (al menos desde el Imperio Nuevo) en cabañas situadas en el jardín o tejados de las casas, en ellas las comadronas ayudaban a las mujeres, puestas en cuclillas sobre unos ladrillos, a dar a luz, mientras recitaban conjuros mágicos de protección para la madre y el hijo. Las personas que sobrepasaban la esperanza de vida media y llegaban a una edad avanzada, sufrían artritis y tumores óseos.

Otras afecciones se describen con menos frecuencia, aunque en ocasiones de manera totalmente clara, incluso identificables, por la precisión de los síntomas en una lectura actual, así probablemente, en el papiro Ebers, que data de hace 3.500 años, se ve la primera descripción de un infarto de miocardio, también se reconoce el relato de ataques epilépticos. Las lesiones óseas y articulares tienen una presencia importante, desde artritis de cadera o de columna a quistes óseos, anomalías de la patología dental aparecen más frecuentes en los periodos medios y tardíos que en los antiguos, tal vez se deba a diferencias en la alimentación.

Uno de los testimonios más antiguos demostrados científicamente que ha llegado hasta nosotros es el caso de un adolescente que vivió durante el Predinástico tardío (aproximadamente en el 3.200 a.n.e.), mediante técnicas de laboratorio (ELISA) se encontró la piel del cadáver muy contaminada por parásitos (esquistosomas), lo que probablemente originó su temprana muerte. De los varios tipos de especies responsables de la enfermedad, la que contamina las aguas del Nilo, sobre todo en el sur de Egipto y el norte del actual Sudan es el Esquistosoma haematobium.

La esquistosomiasis, como ya se ha dicho, es diagnosticada con gran antigüedad, el papiro Ebers dedica una columna para “el tratamiento y prevención de enfermedad de la orina”, particularmente hace una descripción de los síntomas de esta enfermedad. Aparte de la momia recogida anteriormente se han confirmado científicamente huevos calcificados de Esquistosoma en la vejiga urinaria de una momia de la XX dinastía y en la mucosa del colon de otras, en otro caso, un adolescente, llamado Nakht, también se comprobó la misma infestación que determinó su temprana muerte.

La primera referencia a un texto médico egipcio nos la relata Manetón, se trata de un tratado de anatomía atribuido a Dyer, rey de la I dinastía, otro texto mítico, atribuido al dios Thot, se encuentra también entre los supuestos libros más antiguos, constaría de 42 columnas sobre anatomía, enfermedades y remedios para paliarlas, aunque no se haya encontrado se piensa que los papiros médicos podrían estas basados en este tratado. Entre los papiros médicos que nos han llegado destacan: El de Ebers (es el mas importante tanto en extensión como en contenido), el de Hearst, el de Londres-Leyden, el de Edwin Smith, los del Ramesseum (los mas antiguos), el de Kahoun, el de Berlin, el de Carlsberg, y el de Chester Beatty. Podemos diferenciar tres tipos de sanadores, cada uno de los cuales se encargaba de uno de los tres conceptos distintos de enfermedad:

Sacerdotes (wabw, vab), de Thot o de Sekhmet/Sejemet, eran mediadores entre el enfermo y el dios, combatían aquellas patologías atribuidas a un castigo divino mediante oraciones y también solían recurrir al uso de medicamentos y drogas.

Médico laico (swnw, Sun-nu), “el hombre de los que están enfermos” curaban enfermedades orgánicas (las que creían que estaban originadas por causas naturales, mediante tratamientos que combinaban medicinas, remedios inmovilizaciones y cirugía, no siempre eficaces.

Mago (sa.u), se encargaba de las posesiones demoníacas y libraba al enfermo de ellas mediante la coacción mágica.

Otra cosa era la medicina de los altos círculos cortesanos, que conocemos ya en el Imperio Antiguo (jefe de los médicos, inspector de los médicos, jefe de los médicos del Norte y del Sur), en este momento aparecen dentistas y oftalmólogos (Sun.ir), así como especialistas para enfermedades internas y digestivas (médico del trabajo, custodio del ano, el que hace cauterizaciones, médico-interprete de los líquidos ocultos, etc..), como claro ejemplo destaca el médico-odontólogo Hesy-Ra ( que fue “jefe de dentistas”, como atestiguan seis impresionantes estelas de madera que alberga el Museo Egipcio de El Cairo), el considerado como más antiguo conocido, que nos ha llegado a través de algunas pinturas del 2.650 a.n.e., ó el de la médica Peseshet, una mujer que vivió a caballo de las dinastías V y VI, “directora o supervisora de los médicos”, como se la menciona en una tumba, tal vez la de un hijo suyo. Y el caso de Qar, cuya mastaba indica que fue uno de los médicos de la dinastía VI (la más antigua de un médico encontrada hasta la fecha) y que está decorada con singulares escenas pictóricas, entre las que destacan las del nacimiento de un ternero y la de un toro montando a una vaca.

Según la teoría de “el cuerpo nace sano”, los egipcios identificaron cuatro causas distintas que provocarían enfermedades:

El viento como concepto de masa de aire que se mueve y como concepto de enfermedad (miasma).

Los gusanos de la piel, heridas e intestinos.

Los alimentos en mal estado o en malas combinaciones.

La circulación de materias morbosas por las venas (mtw), esta creencia podría haber sido la base de la doctrina humoral formulada posteriormente por los griegos.

Se sabe que los médicos trabajaban ayudados muchas veces por especialistas que equivaldrían a nuestros enfermeros y auxiliares (wt), de los que nos han llegado referencias indirectas (en paradero desconocido) a través de un supuesto tratado relativo a los wt en el papiro de Smith. Otro detalle interesante con respecto al cuidado de la salud es que ésta se hacía extensiva por parte de algunos médicos al mundo animal, con lo que convertían la actualidad Veterinaria en una especialidad más.

martes, 19 de octubre de 2010

LA VIDA EN EL NILO (VI) Oraculos y amoniaco



Amón era el dios supremo de Tebas, conocido como “rey de los dioses”, alcanzó gran importancia bajo la duodécima dinastía (2000-1800a.n.e.). El nombre significa el "Secretísimo" o "Misterioso", es también llamado "señor de la banda en la cabeza","El Oculto", "el Más Viejo de los dioses del Cielo Oriental", "el dios Único que se convierte en Millones", "El que está en los Tiempos Primordiales". Al principio su animal sagrado era una Oca, pero después del 1600 a.n.e., se convirtió en un carnero.

Si aparece representado con forma antropomorfa, lo normal es verlo con la cara de color azul o negra. Es posible verlo representado bajo esa forma humana con cabeza de carnero con una tiara alrededor de su cabeza que sirven de base a dos plumas largas de halcón, o de avestruz (símbolo de la verdad). En alguna ocasión toma aspecto momiforme. En cuanto a su representación animal, lo hace bajo la forma de un carnero, de una o cuatro cabezas. Adopta también la forma de oca o serpiente, león o toro, aunque estas últimas no son muy frecuentes. En función de las divinidades con las que vaya identificándose podemos encontrarnos a Amón con diferentes atributos e iconografías, como es el caso del Amón itifálico.

Se le equipara a Thot en varios textos de la Época Baja. Forma Tríada con Mut, como esposa, y Jonsu, como hijo. Se le puede relacionar también la divinidad del Inframundo, Auf-Ra. En Debod toma como esposas a Isis y a Satis. Se le relaciona con deidades creadores y de simbolismo de fertilidad como Ra y Geb. Se identifica con Montu, Ptah y Min, venerado como Amón-Min-Kamutef.

Es una de las divinidades de mayor relevancia del Panteón egipcio, la cabeza de la Eneada de Karnak, la que llegó a alcanzar mayor expansión y aquélla cuyo culto y clero estaban más firmemente establecidos. Amón está atestiguado por primera vez en Hermópolis, como componente de la Ogdóada y acompañado por Amonet, en donde fue una de las muchas serpientes de las aguas inundantes. Algunos piensan que su origen pudo estar en el sur de Nubia. Fue tomando mayor importancia a partir del Primer Período Intermedio. Posteriormente, durante el Imperio Medio, especialmente a partir de la Dinastía XII, es llevado a Tebas, más que probable por Amenemhat I, tomando forma humana, identificándose y tomando atributos y funciones del dios Min y con Ra, para formar con este último la forma de Amón-Ra. A partir del Imperio Nuevo se transforma en dios dinástico creciendo su culto ostensiblemente en detrimento del culto a Montu.

Amón, el dios carnero, fue el oráculo más famoso en la antigüedad, alcanzó gran renombre en Egipto. Entre los romanos Júpiter-Ammon inspiraba el Oráculo manifestándose a través de sus sacerdotes. Derivada del latín “orare” ("rezar" o "hablar"), la palabra oráculo designa tanto el local donde se hacen la profecías o adivinaciones como a las personas que las hacen. El agua de una fuente, manaba de manera natural en el lugar a través de la máscara de la esfinge, guardián de los lugares sagrados del dios Amón en la antigüedad, el agua se embalsaba en la piscina que tenía en su interior un fondo de cornamentas de carnero. El agua al rebosar salía por la máscara de Amón y de nuevo se reintroducía en el interior de la piscina para mantener sus propiedades. A través de un conducto oculto, el agua del interior caía de manera suave sobre la bandeja sagrada de granito situada en una pequeña cripta bajo la piscina, para consultar al oráculo se procedía de la siguiente forma:

Los interesados en conocer su futuro, se acercaban al oráculo de en las noches de luna llena, y, recibido el permiso del adivino, arrojaban un objeto personal dentro de la piscina sagrada. El adivino, una vez que el objeto estaba en el interior del agua, interpretaba el futuro a través de los reflejos e imágenes que se producían en el agua que caía sobre la bandeja de piedra. Esta visión se realizaba de manera oculta al peticionario en la pequeña cripta inferior, donde el adivino entraba en trance gracias a los efluvios del amoniaco producido en la piscina. El fuerte olor a amoniaco envolvía todo el lugar, dando un halo trascendente al oráculo.

En la antigüedad, en el interior de las piscinas de Júpiter-Ammon se producían, por destilación de las cornamentas de carnero que se depositaban en su interior, las sales amoniacales, (sales de Ammón), que eran la única profilaxis conocida para luchar contra la peste. Los sacerdotes de Amón tenían además de poderes adivinatorios, conocimientos de medicina que les revestían de un carácter doblemente trascendente.

La fuente de Amón, poseía agua amoniacada, el amoniaco se evapora a -20º y condensa a 40º, por lo tanto en la noche, con bajas temperaturas y cuando era visitada por los fieles, parecía hervir y durante el día con más calor, permanecía en tranquilidad. El Amoníaco (NH3), es el gas de los dioses, fueron los egipcios quienes lo descubrieron hace miles de años. El amoníaco o "sal amoniacal", llamado así en memoria del dios del sol Ra-Amón, es un gas alcalino e incoloro, compuesto de nitrógeno e hidrógeno [NH] con un olor punzante característico, altamente soluble en agua, que se hace perceptible en concentraciones sobre las 50 partículas por millón (ppm). A temperatura ambiente, el amoníaco puro (NH3) condensa a -33º C en un líquido incoloro y fácilmente movible, y que a -78º C solidifica para dar cristales incoloros y transparentes.

El amoníaco se forma continuamente en la naturaleza en las putrefacciones de sustancias nitrogenadas de procedencia animal o vegetal y pasa a los suelos o al aire. Por esta razón, se le obtuvo hace tiempo por destilación seca de residuos animales (cuernos, huesos, etc.) y se le obtiene como subproducto de la destilación seca de hulla y lignito. En forma diluida el amoníaco puede usarse como medicamento. Existe el proceso para preparar sales de amonio con propiedades antimicrobianas que carecen de sabor, olor o colores extraños.

El amoníaco tiene características perjudiciales para la salud: la respiración de gases que contengan NH3 aumenta la presión sanguínea y una exposición duradera puede causar la muerte y lo mismo sucede con la disolución acuosa concentrada si se ingiere por error

En muchos oráculos la "revelación divina" tenía como instrumento una fuente, donde se interpreta la respuesta de la divinidad a través del agua, contemplando sus reflejos o arrojando objetos; otros eran simas de donde surgen voces y vapores proféticos; había también grutas y, en otras partes; estos elementos se encontraban mezclados.

El santuario de Júpiter-Ammón en la antigüedad, debido a la obtención de las sales amoniacales, tenía carácter medicinal. Estas sales antimicrobianas es uno de los pocos remedios profilácticos contra la peste. Desde el siglo XIV, San Roque es uno de los grandes santos populares que ha suscitado devoción en todo el mundo gracias a los favores que a lo largo de los siglos ha concedido, principalmente en épocas de enfermedades y de peste. Hoy en día varios autores señalan la misma fecha que la festividad católica de San Roque, el 16 de Agosto, como la de la celebración del Opet festival en Egipto en época de Augusto, una celebración de suma importancia, que se organizaba una vez al año con motivo de la crecida del Nilo, del año nuevo, en que la estatua Ammón realiza en barco la procesión desde Karnak a Luxor

viernes, 15 de octubre de 2010

LA VIDA EN EL NILO (v) CIENCIA Y TECNICA





El desciframiento de las escrituras egipcias, el estudio durante dos siglos de los textos y el análisis sistemático de los saberes egipcios nos permite trazar el perfil aproximado de los alcances y límites de tal sabiduría. Ante todo hay que decir que la ciencia necesitaba de la existencia de una lógica en la que basarse para que sus saberes fueran ordenados y depurados por la razón, los egipcios no la poseyeron nunca, ésto no quiere decir que los egipcios no tuvieran, y en ultimísimo grado, el don de la observación de la realidad, en todos los campos del conocimiento dejaron testimonio de lo que vieron y aprendieron, pero lo hicieron siempre con fines utilitarios, sin el menor interés del saber por el saber.

Por otra parte, al carecer de un sistema lógico de pensamiento, sus referencias son siempre a lo que sabían de orden general, y ésto era la religión en algunos casos y en otros la magia, hasta la hechicería mas tosca, no pueden formular definiciones porque el egipcio antiguo tiene dificultades casi insalvables para la abstracción y la generalización conceptual, de aquí el carácter de su matemática, cuentan en sistema decimal, escribiendo las cantidades de izquierda a derecha, empezando por las unidades superiores hasta llegar a las unidades simples, con este dispositivo suman y restan con gran facilidad, y lo mismo la multiplicación por diez, para lo cual cambian el signo por el orden inmediato superior, la multiplicación propiamente dicha plantea problemas graves, emplean un método aproximativo que no está exento de ingenio, aunque es poco científico, la división la hacen al revés, desconocen las potencias y raíces, en general, pero saben calcular por aproximación el cuadrado y la raíz cuadrada de algunos números.

Los papiros de carácter científico que se han encontrado del antiguo Egipto ofrecen una idea aproximada de las nociones que en aquel tiempo tenían sobre aritmética y geometría, los más importantes son el papiro de Rhind o de Ahmes, el rollo matemático de cuero, el papiro Reisner, y el papiro de Moscú, son básicamente listas de ejercicios con sus correspondientes resoluciones, están escritos con lenguaje jeroglífico y hierático (escritura sagrada), tan sólo muestran la resolución práctica de problemas concretos, sin planteamientos teóricos y con pocas fórmulas universales, esto hace suponer que para los geómetras egipcios la aritmética no era una ciencia sino una herramienta para resolver cuestiones puntuales como: la pendiente de una superficie plana inclinada, el volumen de una pirámide truncada.

Las prácticas administrativas de la burocracia egipcia obligaban a tener presente el problema de las partes de una cosa que no llegaba a la unidad, es decir, el grave problema de las fracciones, que resolvieron con tanto ingenio como ignorancia matemática, sólo saben anotar y registra las fracciones que tienen el uno como numerador, y así escriben 1/2, 1/4, hasta 1/64, mediante representaciones con las partes del ojo de Horus, en los demás casos proceden por adicción de fracciones. Las ecuaciones las desconocen totalmente, en geometría avanzaron algo más, pero se quedaron en los comienzos, porque no les interesó más que el aspecto práctico inmediato de los cálculos de superficie de parcelas, de hecho sólo se ocupan de los triángulos y los rectángulos elementales, y de los volúmenes andan más o menos por la pirámide conociendo su altura, su inclinación y su distancia de lado, eso sí, para obtener el área de un círculo se basan el la equivalencia de proporciones con un cuadrado menor, conocieron la relación del diámetro y la longitud de la circunferencia, dando acercándose a pi con el valor de 3,1604 ( o su equivalente: 256/81), que no está mal del todo, en cuanto al cero (anotaban un espacio en blanco), y ésto es casi todo para tres mil años de cultura matemática, mucho menos que lo alcanzado por los mesopotámicos.

Para planificar la construcción de las pirámides se utilizaban planos y maquetas, no se han conservado planos de ninguna pirámide del Imperio Antiguo, aunque sí de una pequeña pirámide nubia, con el perfil del edificio representado a escala 1:10, también conocemos un ostracón, encontrado en la pirámide de Djoser, donde se realizaron los cálculos para realizar una cubierta. Un estudio realizado para la pirámide de AmenemhatIII (Imperio Medio) estima que diez equipos formados por un fabricante de ladrillos y tres ayudantes (40 personas) podían producir 500 ladrillos diarios cada uno, lo que al cabo de 15 años supondría mas de 26.000.000 millones de adobes, para transportar esos ladrillos hasta la pirámide se necesitarían unos 300 porteadores, y otros tantos encargados de colocar los ladrillos en sus sitio, una vez puesta la hilada, 30 cargadores de arena rellenarían los espacios; la extracción y talla de 250.000 bloques de piedra utilizados en el revestimiento y las cámaras interiores sería obra de 150 canteros, a los que se suman otros 100 para ajustes y acabado final de bloques y losas, transportados al lugar por 1.500 obreros y 200 marineros, los bloques eran colocados en su lugar por 600 obreros, y todo este gentío contaba con el apoyo de 1.500 trabajadores tales como, aguadores, cocineros, etc., en total para construir una pirámide del Imperio Medio no parece haberse necesitado más de 5.000 personas a tiempo completo durante un reinado.

Además de los textos administrativos, en cuanto a la Literatura, los textos egipcios pueden ser clasificados en cuatro géneros: las Instrucciones didácticas o Sapienciales (máximas del visir Ptahhotep, Instrucciones para Merikare, Admoniciones de Ipuuer), otro género es el de los Cuentos o Relatos de Héroes (historia de Sinuhé, cuento del náufrago, el campesino elocuente), el género de los Himnos son textos poéticos de contenido religioso ó en honor a un rey (Himno al Nilo, Himnos al rey Sesostris), y, por último, los textos Funerarios, (Textos de las pirámides, Textos de los sarcófagos, Libro de los Muertos, Libro de lo que hay en la Duat, Libro de las puertas, Libro del día, Libro de la noche,libro de las cavernas, Libro de las Respiraciones, Libro de las tierras, Libro de los cielos, y el intitulado: “Que mi nombre dure íntegro”)

jueves, 7 de octubre de 2010

LA VIDA EN EL NILO(IV) Alimentación









La mayor parte de las ofrendas de carne que se han encontrado en las tumbas procede de bueyes, consumían todas las partes del buey, incluidos la lengua y los órganos internos, entre los que el hígado se consideraba el más sabroso, los trozos más selectos eran las caderas y el lomo, mientras que lo menos valorado era el rabo, había un corte particularmente curioso, sólo aparece en la época Imperial, eran secciones de vértebras, cocinadas entre seis u ocho vértebras separadas del resto, aunque ésto proporcionaba poca carne, parece ser que era muy estimado, como se ha comprobado por su frecuente presencia entre las ofrendas momificadas que se encuentran en las tumbas del Imperio Nuevo.

Entre los animales domésticos cabras y ovejas seguían al ganado vacuno en aprecio, como las vacas, también proporcionaban leche y productos lácteos, las ovejas eran valoradas por la grasa que almacenaban en sus caderas, esta grasa era de utilidad en la cocina y en la preparación de medicinas, perfumes y ungüentos, las cabras se despiezaban del mismo modo que los bueyes.

El cerdo estaba entre los animales domésticos más comunes del Egipto, aunque hay una gran controversia a cerca de su papel como alimento, en el siglo V a.n.e., Herodoto escribe que los egipcios jamás tocaban a los cerdos, y mucho menos los comían, pues los consideraban animales adscritos a Set y a las fuerzas Tifonicas. Según Herodoto el egipcio que entraba en contacto de modo accidental con un cerdo debía sumergirse en el Nilo para purificarse, también dice que los pastores de cerdos eran mendigos que tenían que vivir separados del resto de los egipcios.

Sólo encontramos nueve ejemplos de cerdos representados en tumbas, la asociación de este animal con Set en los textos religiosos, como en los libros de los muertos, hacen fuerte la teoría de Herodoto de que existía una cierto tabú en este tiempo, pero, en el templo funerario de Ramses III en Medinet-Habu, hay una lista en la que se mencionan cerdos como ofrendas en una fiesta honorífica, Amenofis III donó 1.000 cerdos y 1.000 cochinillos al Templo de Ptah en Menfis. Se criaban cerdos en los dominios del Templo de Seti I en Abydos, se los menciona en la biografía de Methen, de la III dinastía, y existía un cargo de “supervisor de los cerdos”, por lo que deberían ser abundantes y valorados, también encontramos cerdos en algunos textos, como el papiro Ebers, dónde se recetan sus dientes para curar forúnculos, y su grasa para aliviar la rigidez de las articulaciones y facilitar la circulación de la sangre.

La evidencia más abrumadora a favor del consumo de carne de cerdo la proporcionan los restos de estos animales, se encuentran más frecuentemente huesos de cerdo que de ovino o vacuno, especialmente en el Delta (Maadi, Merinde, Beni Salame, Buto, Helman), también se ha comprobado que la mayoría de los artefactos domésticos de hueso estaban hechos precisamente de huesos de cerdo. También se han encontrado pocilgas, por lo tanto, la presencia de cerdos en los asentamientos resultaba indiscutible, si bien es escasa en el contexto funerario, ésto puede deberse a su asociación con Set. También pudiere ser que el cerdo fuese tabú sólo en determinadas circunstancias o para ciertas personas. Siendo el cerdo un animal muy fácil de criar, de fácil reproducción y mínimos gastos, que come desperdicios, pudiera ser que se considerara comida barata propia de clases bajas.

En cuanto a la forma de cocinar la carne, parece claro que cortaban el animal en tiras y tajadas manejables y lo ponían a asar en utensilios al aire libre, también hacían pinchos, cocinándolos sobre una parrilla o a las brasas directamente, se puede ver a Akhenatón disfrutando de una de estas barbacoas. Conviene también decir que, además de los animales domésticos, había una serie de pequeños animales que también se comían, como era el ratón. Se han encontrado huesos de ratón en estómagos de momias, y hay varias citas de consumo de ratones en los textos, el aceite de ratón parece haber sido común en las recetas médicas. Posiblemente también fuera utilizado como lo hicieran los romanos posteriormente, los egipcios pudieron haber cebado ratones con comidas especiales a partir de frutos secos y pasas. Los erizos de tierra están frecuentemente representados como ofrenda en Guiza y Sakkara, también en representaciones de cerámicas y terracota, existía una preparación muy curiosa, primero, lógicamente se evisceraba, luego los recubrían de una capa de arcilla, endurecida, se rompía y la arcilla se llevaba las punzantes espinas del erizo y dejaba sólo la carne tierna.

Desde el Paleolítico se han encontrado asentamientos con grandes cantidades de espinas. Parece claro que conocían sesenta y seis clases de pescado, que capturaban con redes, arpones o con caña y estaban destinados al consumo.

Una parte importante del aporte de carne de los egipcios se la proporcionaba la avifauna, ésta era, y aún es hoy, abundante y variada, no sólo porque sea un hábitat ideal para gran número de aves acuáticas, sino también por que es una parada para las aves migratorias, los treinta tipos diferentes de aves que comían son una prueba de la riqueza de aves de los antiguos egipcios. El sacrificio, cocinado y conservación de las aves son también temas recurrentes en las representaciones artísticas, la dieta de los egipcios incluía perdices, pichones y palomas, e incluso garzas, grullas y cigüeñas, así como todas las acuáticas, entre las que destacan varios tipos de patos y ocas.

La leche se consumía natural, hay representaciones con cachorros siendo alimentados con leche y botellas que pudieran utilizarse en alimentación artificial de los bebés, en cambio, hay dudas acerca de la utilización de la leche para cocinar. También conocían una grasa láctea resultante de hacer mantequilla, después se derretía hasta que el agua y la caseína se separaban, y se aprovechaba la grasa como una especie de manteca, que tenía la ventaja, frente a la mantequilla tradicional, de aguantar mejor el calor. Igualmente disponían del otro derivado lácteo: el queso, ésto queda patente en la necrópolis de Tebas, donde se ve la fabricación del queso de cabra, también se encontró una jarra conteniendo lo que en su día debió ser queso, ya desde el periodo protodinástico se ha encontrado cerámica conteniendo algún resto de queso.

Además de preparar sus carnes, pescados y aves para el consumo inmediato, los egipcios conocieron diversas técnicas de conservación, las más comunes fueron el salado y el secado, hay muchas representaciones desde el Imperio Nuevo en las que se recogen técnicas de conservar pescado, las huevas de algunos pescados, sobre todo el mujol también se salaban. Las aves eran tratadas de modo similar para su conservación, las colgaban al sol para que se secaran, después se colocaban en tinajas de almacenaje, se encontró una tinaja llena en la tumba inviolada del arquitecto Kha.

La carne era igualmente salada y secada, hay representaciones de tajadas y tiras de carne puestas a secar al sol, y también porciones de carne encontradas en tumbas, las investigaciones sobre estos restos con microscopía electrónica han dado como resultado que efectivamente estaban conservadas en sal común, también preparaban porcino en sal, aunque en este caso sumergían la carne en tinajas llenas de un liquido fuertemente salado, que luego sellaban para su conservación. Hay otros elementos conservantes que pudieron utilizar como son la grasa y la cerveza, en estos casos, la pieza a conservar debía estar totalmente cubierta del conservante y colocada en vasijas de boca estrecha selladas hasta el consumo.

martes, 5 de octubre de 2010

LA VIDA EN EL NILO (III) Animales domésticos








Los primeros egipcios vacilaron bastante sobre los animales que más les convenía domesticar, el hombre y el perro se aliaron para la caza, al buey y al burro se les descubrieron aptitudes para el transporte, la lana de los borregos era apreciada por las tribus nómadas, mientras que los egipcios la rechazaban para sus muertos e incluso para los vivos, preferían la cabra al carnero, además de estos animales de temprana domesticación, a los que habría que sumar el cerdo, los egipcios capturaban y criaban en cautividad gacelas y ciervos, oryx, búfalos, antílopes addax, íbices e incluso hienas. La mayoría de los ganaderos se aferraba, pues, a los verdaderos amigos del hombre: el buey y el burro, la cabra y el cordero, la oca y los patos, luego el caballo, el camello sólo lo conocen los habitantes del Delta oriental, el gallo aparecerá más tarde, es evidente que otros animales eran objeto de atenciones e incluso de conmovedores cuidados, pero en los templos y por razones religiosas.

Si al pastor le gustaban sus animales cuidaba de ellos con diligencia, sabía en qué lugares crecían las plantas que preferían y se las proporcionaba, los animales lo agradecían y correspondían con esmero creciendo, engordando y teniendo muchas crías, la literatura egipcia nos dice que esa vida no era nada monótona. El cruce de los pantanos era siempre un momento difícil, allí donde el hombre y los animales adultos no hacían pie, un ternero podría ahogarse, el pastor se lo cargaba a cuestas por las patas y entraba en le agua resueltamente, la madre los seguía mugiendo, con los ojos dilatados por la angustia, las demás vacas no la abandonaban, los dóciles bueyes, rodeados por otros pastores, caminaban en orden, si la profundidad era grande, cerca de las cañas y los papiros, había que temer al cocodrilo, los pastores sabían lo que había que decir para transformar al enemigo en un vegetal inofensivo ó para cegarlo, nos lo dicen los papiros mágicos. Una tumba de El-Bercheh nos ha legado la canción de un pastor que había recorrido muchos países: “habéis picado a los bueyes en todos los caminos, habéis pisado la arena, ahora pisáis la hierba, coméis plantas vellosas, estáis saciados, hay cosas buenas para vuestro cuerpo”.

La monta, el nacimiento de un ternero, las luchas de toros era, con los desplazamientos, las principales oportunidades que tenía un pastor para demostrar sus conocimientos y su dedicación. Si fracasaba, lo pagaría caro, si el cocodrilo alcanzaba un ternero, si la epidemia diezmada un rebaño, no cabía ninguna explicación, se tendía al responsable en el suelo y se le apaleaba. Una buena preocupación contra el robo era marcar el rebaño, esto se hacia sobre todo en las posesiones de Amón y de los grandes dioses, así como en las propiedades reales.

La cría de aves de corral se efectuaba en recintos especiales que no cambiaron de forma desde el Imperio Antiguo hasta el Nuevo, se trataba de un patio decorado con una estela y estatuas de Renwtet, a un lado un almacén de tinajas y fardos, así como una báscula para pesar el grano, al otro lado, un terreno cercado por una reja que tiene un estanque en el centro, las ocas y los patos se bañan en él o caminan por las orillas cuando el encargado les trae su ración de grano.

Los perros pastores o perros guardianes, eran en su mayoría lebreles de delgadas patas, con un rabo largo, el hocico alargado y las orejas a veces grandes y caídas, otras veces puntiagudas y rectas. La primera representación de perros domesticados la encontramos en la llamada taza de Moscú, 4.000-4.5000 a.n.e., encontramos perros con collares durante Nagada II. En el Imperio Nuevo ya no se ven los antiguos galgos africanos que tenían la cola en forma de trompeta, ni perros guardianes de tamaño medio que tenían las orejas rectas, y menos aún los bassets que habían estado de moda en el periodo intermedio, sin embargo, además de los lebreles existía una raza de tamaño más pequeño que se llamaba keffet. Los perros tienen nombres (valiente, confiable, bueno, viento del norte, antílope, inútil, negrito, el quinto), bajo la I dinastía a un perro se le llama Neb (señor), se lo enterró junto a su dueño y se ha encontrado la estela en la que se grabó su nombre y su imagen, el rey Antef puso nombres a sus cuatro perros, estaba tan orgulloso de ellos que hizo representar a los cuatro en una estela que se puede ver en el Museo de El Cairo; en Abydos había una sepultura de perros en medio de las tumbas de las mujeres, los arqueros y los enanos, había otra en Asiut, de donde procede el perro de roca caliza del Louvre que no tiene el aspecto de ser un guardián complaciente, a pesar de la campanilla que cuelga de su cuello, los egipcios nunca negaron a los perros los honores fúnebres o divinos, pero es necesario observar que los artistas nunca representaron al hombre acariciando al animal o jugando con él.

Tal vez el mono llegó a conseguir más afecto del hombre; a partir del Imperio Nuevo tuvo acceso a la casa, divertía a todo el mundo con sus muecas, sus saltos y habilidades, por lo que encontraba fácilmente compañeros entre los enanos y los jorobados, que entonces formaban parte del personal de una gran casa, el mono convivía muy bien con el perro y con el gato, no tan bien con la oca del Nilo, que tenía un carácter pendenciero y atacaba si era necesario. El gato no logró introducirse en las casas hasta el Periodo Intermedio, la primera prueba de domesticación del gato es una tumba de una aldea neolítica en Chipre, donde se hallaron restos de un hombre y un gato, junto a una variedad de objetos que reflejan una amistad entre ellos, hacia el 7.000 a.n.e.

La relación entre el gato y el hombre surgió en el Neolítico, hace más de 9500 años, la primera prueba fue hallada en una tumba de una aldea neolítica en Chipre, donde se hallaron los restos de un hombre y un gato, junto a una variedad de objetos que reflejaban una amistad entre ellos. El gato fue considerado en Egipto en época tardía, un animal especial, representado en la gata protectora del hogar y la familia, adorada en la ciudad de Bubastis, muchos eran llevados allí para ser enterradas en necrópolis destinadas a ellos, a finales del siglo XIX se desenterraron en una de éstas 300.000 momias de gatos que luego fueron vendidas como abono. Sobre las momias de gato es fácil que aparezca una máscara de yeso en la que se pintaba una cara de gato, en la época Saita se distinguen sus vendas por que forman motivos geométricos.

Además de enterrar a sus mascotas junta a ellos, los antiguos egipcios tenían algunos cementerios destinados a los animales sagrados, por ejemplo en Tuna El Gebel donde se depositaban en nichos las momias de ibis y de babuinos, animales que representaban al dios Thot, dios de la escritura, adorado en Hermópolis, ciudad cercana a esta necrópolis. Las momias de ibis se enterraban en sarcófagos de madera o en jarras de cerámica, el cuerpo se envolvía en finas tiras de lino, y a veces, se colocaba en la cabeza una mascara dorada, en esta necrópolis también se han encontrado momias de halcones y otros animales.

Pero el lugar de enterramiento más importante que existe es el Serapeum de Saqqara, donde se enterraban a los toros Apis, se trataba de una galería subterránea llena de anchos nichos que recogían a estos animales sagrados momificados, fueron tan importantes que se abrió una avenida de esfinges desde la ciudad de Menfis hasta el propio Serapeum, el culto al toro Apis estuvo unido al del dios Ptah, dios principal de Menfis, este animal tan importante vivía en un palacio, recibía las atenciones de sus sacerdotes y, a su muerte, era cuidadosamente momificado, recibía el ritual de embalsamamiento e introducido en un enorme sarcófago de granito, enterrado en su tumba, se han encontrado importantes ajuares funerarios junto a estás momias. Cerca se localizaron otros cementerios destinados a chacales y gatos.

Antes de empezar a domesticar animales, los egipcios solo podían acceder a la carne por medio de la caza. En época predinástica el valle del Nilo era mucho más verde y húmedo que hoy en día, y por tanto con muchas más especies de animales, como leones, leopardos, guepardos, variedad de antílopes y gacelas, hipopótamos, cocodrilos, cerdos, avestruces, muchas aves acuáticas, gamos, hienas, ovinos y caprinos silvestres, así como peces tanto de mar como de río, algunas de estas especies se capturaban sólo por su carne, otras por sus plumas o pieles o marfil, pero la mayoría proporcionaba además comida para el cazador, ésto queda atestiguado por las marcas que han aparecido en los restos, que indican la manipulación del despiece.

Se ha debatido mucho sobre si domesticaban a las hienas para consumir su carne o para servirles como “perros de caza”, esto parece dudoso ya que las hienas, aunque cazan si se les presenta la ocasión, son básicamente carroñeras, mucho más significativa resulta la mención a las hienas en una granja, en la que parecen cercadas y atadas y cebadas a la fuerza de manera bastante parecida a la que se utiliza hoy en día con las ocas para obtener el foie-gras, esto nos daría pie a pensar que sí comían su carne, en todo caso se han encontrado pocos huesos de hiena, y la escasez de referencias en los textos nos hace pensar que no se trataba de una carne popular en el antiguo Egipto, sólo hay una referencia a una hiena como ofrenda formal en una tumba.

Los bóvidos eran los animales domésticos más importantes para los egipcios, los bueyes eran muy valorados e incluso adorados en Egipto (y también en otras culturas de la antigüedad), además de la carne, la grasa y el tuétano, el ganado vacuno proporciona la leche, la crema, la mantequilla y el queso. Según las pinturas y los textos, los bóvidos que comían los egipcios eran en su mayoría bueyes y toros, aunque ocasionalmente se sacrificaba una vaca preferían la carne de buey, ya que al tratarse de animales castrados, engordaban más, comiendo lo mismo, que vacas y toros, y, por tanto, su cría resultaba más económica, además, al no producir leche, los bueyes eran más aptos para proporcionar carne que las vacas, se sabe que cebaban al ganado previo al sacrificio. Había distintos tipos de bueyes:

Iwa, o buey africano de gran tamaño y buena cornamenta, con alimentación adecuada llegaba a ser enorme y pesado, lo vemos en pinturas de Abydos y Medinet-Habu.

Wndju, eran unos bueyes mucho más pequeños y generalmente sin cuernos.

Nega, eran otros bueyes de gran cornamenta, pero de carácter más huraño, y que no se dejaban cebar, por lo que siempre se los presentaba delgados.

Por último el buey llamado Herysa, era probablemente el más apreciado por los egipcios.