Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

lunes, 8 de febrero de 2010

Arqueoveterinaria y Paleoveterinaria











Sobre el comienzo: Etimológicamente, arqueología significa “discurso sobre el comienzo” y, por eso, sobre el pasado remoto. El término ya fue empleado en la antigüedad: Dionisio de Halicarnaso llamó Arqueología Romana a su “historia de Roma desde los orígenes”, y Flavio Josefo tituló Arqueología Judaica su relato de la historia del pueblo hebreo.

Sobre los sistemas veterinarios prehistóricos se sabe poco, aunque se cree que sus prácticas pudieron estar basadas en la combinación de la magia y la religión, sin base racional, seleccionadas a base de múltiples pruebas, errores y aciertos. De todos modos, el acercamiento a los animales, no ya como fuente directa de alimentación y vestido, sino como la intención de domesticación parece ser la principal aportación de la paleoveterinaria (Veterinaria antigua), el hombre debió superar la natural desconfianza de los animales y su propio temor, para que esta aproximación se produjera hace tan solo entre 10.000 y 18.000 años, aunque autores hay que opinan que el hombre admitió el perro en su hogar hace 20.000 años y comenzó a domesticarlo hace incluso más tiempo, unos 50.000 años, algunas manifestaciones de arte rupestre muestran escenas en las que parece verse cómo perros ayudan a los humanos en la caza.

Una verdadera domesticación de los animales supuso el aislamiento de una subpoblación de éstos en estado salvaje, habitualmente jóvenes, su alimentación y la selección de las características preferidas o más útiles para el uso humano. Superada esta fase, el hombre se enfrentó al enfermar de sus animales y aplicó para ellos los elementos del sistema médico de los que él mismo dependía, el ser humano aplica a los animales los remedios que a él le son útiles, incluyendo los originados en sistemas culturales mágico-religiosos, la observación de las costumbres de los animales también proporciona al hombre una idea de sus necesidades, todo ello responde a la característica de la veterinaria existente en este delicado periodo inicial, quizás menos irracional de lo que siempre se ha creído.

En la actualidad existen diversos pueblos que viven en condiciones primitivas, su condición de pueblos primitivos se justifica por su escaso desarrollo histórico. El estudio de la veterinaria de los pueblos primitivos es fundamental para comprender el origen de la lucha del ser humano contra las enfermedades de sus animales, tan difícil de conocer a través de los restos prehistóricos.

Tras las prácticas de la magia cinegética, después de que el hombre domesticara una serie de animales, y se trasformara en su dueño y cuidador, hace su aparición la medicina animal formando parte del acervo común de las prácticas empíricas de los ganaderos. Dichas prácticas quedan arraigadas en los pastores, trasmitiéndose durante milenios, de modo que perviven en la actualidad, ya sean manifestándose en las sociedades primitivas actuales, ya sea habiendo dejado su impronta, incluso en la veterinaria científica actual.

La veterinaria popular o folkveteriaria, en muchas ocasiones, se halla recogida en refranes y sentencias populares, en los que, con sentido real o figurado, se aprecia el perspicaz sentido de observación y meditación del habitante del medio rural sobre los animales que le rodean, por eso merecen nuestra atención.


De todas formas, antes de adentrarnos en lo que las modernas ciencias de estudio de lo antiguo (Paleontología y Arqueología) pueden aportarnos al conocimiento de la historia de la Veterinaria, quizás debamos reflexionar sobre lo que la Veterinaria puede ofrecer a estas ciencias en compensación.

Los fines de la Paleoveterinaria de la Arqueoveterinaria serían:

- Reconocimiento y descripción de las especies animales con los que los humanos se relacionaron.

- Establecimiento de la naturaleza de las relaciones entre los grupos humanos y las especies animales (carroñeo, caza/pesca, cría, comensalismo, etc.) y el uso que se hizo de las mismas (alimentación, materias primas, fuerza de trabajo, ritos, etc.).

- Investigación de las consecuencias biológicas y/o ecológicas de la intervención humana sobre las especies animales (domesticación, modificaciones ambientales, etc.)

- Contribución al conocimiento de los grupos humanos, de su medio ambiente, de su hábitat, modo de vida, demografía, etc.

Materiales de este tipo de estudios son:

HUESOS. La categoría más abundante está constituida por los huesos de mamíferos, aves, anfibios, reptiles, así como peces y las conchas de moluscos. La conservación de este material depende de la edad del animal, del tipo de terreno, de su geoquímica, de la velocidad de enterramiento y de otros numerosos factores (como más adelante veremos).

MOMIAS. Otros materiales mucho más excepcionales son los animales momificados (naturalmente o no) y los animales congelados. Los animales naturalmente momificados se recuperan de zonas desérticas, con una tasa de humedad baja y una actividad de formación de suelo poco desarrollada; son una fuente de información importante sobre el aspecto externo de los animales (color de pelo, forma de oreja, longitud del rabo, etc.) así como sobre las características séricas y genéticas, ó el tipo de contenido estomacal. Entre los animales naturalmente momificados mencionaremos también los descubrimientos en yacimientos de hidrocarburos y en turberas.

Las momificaciones realizadas por el hombre presentan generalmente informaciones de más difícil interpretación debido a los tratamientos antrópicos que han sufrido. En cuanto a los materiales congelados, en permanfrost circumpolar, es excelente el estado de su conservación, lo que permite obtener informaciones sobre su biología, alimentación, y su parentesco genético con otras especies próximas.¿Cómo se forman estos fósiles tan especiales?, el cadáver de un mamut congelado no esta encerrado en un bloque de hielo, como podría pensarse, no hay gigantescos cubitos de hielo con mamuts dentro en las heladas tierras árticas, los mamuts se conservan enterrados en el helado suelo de la tundra, el permafrost, hasta que la erosión de un río o una obra humana hace que asomen, en alguna remota ocasión uno de estos gigantescos animales murió en una sombría vaguada donde nunca daba el sol ( o su cuerpo fue a parar allí quién sabe como), el cadáver se desecó por efecto del frío, convirtiéndose en una momia natural, el sol del verano hizo que durante esta breve estación se fundiera el hielo en la capa más superficial del permafrost, como el agua líquida nos podía atravesar las capas profundas, siempre heladas y por lo tanto impermeables, la superficie del terreno se encharco y ablandó, deslizándose pendiente abajo hacia el fondo de la vaguada: Un fenómeno conocido como solifluxión, muy importante en los ambientes periglaciares.

De este modo nos han llegado no sólo los huesos de los mamuts, sino en muchos casos también restos más o menos completos de su piel, pelos, carnes y hasta vísceras que permiten saber incluso lo que habían comido poco antes de morir. Los mamuts (de la especie Mamuts primigenius) que conocieron en Iberia nuestros antepasados los hombres de Cro-Magnon no eran tan altos como los elefantes africanos actuales, pero aún así eran imponentes y compactos paquidermos, con grandes y curvadas defensas que se enrollaban en espiral, su cabeza era un tanto apepinada, y el punto más alto de su dorso estaba en la gibosa cruz, descendiendo rápidamente hacia los cuartos traseros, naturalmente sus orejas eran pequeñas, en comparación con otros proboscídeos se entiende, porque unas grandes orejas dan mucho frío cerca del Polo, los Mamuts, de los que estamos hablando tenían además mucho pelo para protegerse del frío: Eran mamuts lanudos, los ejemplares congelados tienen el color del pelo castaño o amarillento, y así es como se los pinta a menudo, sin embargo, se sabe por otros tipos de cadáveres desecados y conservados lago tiempo, como las momias humanas, que el pigmento negro del pelo se oxida y se vuelve rojizo con el tiempo, por o que es mejor imaginarse a los mamuts de luto riguroso, los mamuts tenían largos pelos (se han encontrado algunos de casi un metro) y una borra fina, y debajo de la piel una gruesa capa grasa aislante de varios centímetros .

Cuenta la leyenda que los descubridores del primer mamut congelado se dieron un banquete de carne de mamut, la realidad es más prosaica, parece que sólo uno de ellos en aras de la ciencia, probó un bocado bien sazonado del animal, que le duró poco en el estómago, si este mamut no era comestible ni para el más heroico investigador, hay un caso más afortunado de conservación a través del tiempo del gusto de la carne, en 1.976 se descubrió un bisonte de hace 36.000 años enterrado en el permafrost de Alaska, que fue apodado Blue Babe por el color azulado que tomó su piel, después de muerto, al reaccionar con los minerales de la tierra, este animal pertenecía a la especie Bisón priscus, la misma que esta pintada en Altamira y en muchas otras cuevas. Actualmente existen dos especies de bisontes estrechamente emparentadas entre sí: de hecho es posible cruzarlas y producir híbridos fértiles, una es europea y la otra americana, en los períodos glaciares el nivel del mar bajaba mucho y sus orillas se alejaban de las antiguas líneas de costa porque las plataformas continentales quedaban en seco, este es también el caso del estrecho de Bering, que se convertía en un frío puente de tierra entre continentes, sobre el que se podía caminar, la distancia más corta entre las dos orillas es de unos 85 Km., el estrecho de Bering formaba entonces parte de un extenso territorio que abarcaba desde el río Lena en Siberia hasta el Yukón en Canadá, y que se conoce como Beringia, fue precisamente por aquí por donde entraron en América los antepasados de Blue Babe, y los primeros seres humanos, como los bisontes los humanos procedían de Asia, y la prueba está en que los indios americanos del norte y del sur, los amerindios, están emparentados con las poblaciones mongoloides del Extremo Oriente, como Chinos, Coreanos, Japoneses y Vietnamitas, mas tarde, el nivel del mar volvió a subir y las poblaciones euroasiáticas y americanas de bisontes se separaron para siempre y empezaron a hacerse diferentes (como también sucedió con los Humanos.

PECES. Las especies de peces (más de 20.000) son más numerosas que las de mamíferos, y la determinación de sus vértebras (cada pez posee entre 20 y 200 según especie) requiere a menudo técnicas radiológicas. Las dimensiones de determinados elementos del esqueleto de los peces muestran una buena relación con el tamaño y peso de los mismos, por ello pueden utilizarse para realizar buenas estimaciones de su contribución a la dieta de una población. Además, el crecimiento de los peces es continuo y no muestra las remodelaciones óseas visibles en loa mamíferos, las líneas de interrupción del crecimiento, especialmente visibles en los cuerpos vertebrales, permiten una buena estimación de la edad del animal, así como de la estación en que fue capturado.

MOLUSCOS. Las conchas de moluscos, compuestas esencialmente de carbonato de calcio, se conservan en numerosos tipos de sedimentos, su estudio atañe a dos ámbitos principales: El estudio del paleo-ambiente, y en segundo lugar, la utilización del molusco por parte de las comunidades humanas.

En cuanto al paleo-ambiente se debe decir que se conocen actualmente más de 125.000 especies de moluscos, los diversos taxones están vinculados, a menudo muy estrechamente, con un tipo de medio preciso, que se caracteriza por temperatura, humedad, tipo de suelo, cobertura vegetal, etc., de este modo, determinadas especies son particularmente útiles para las reconstrucciones paleo-ambientales. La forma de la concha puede incluso variar por la influencia de diversos parámetros del medio, determinadas especies terrestres son de mayor tamaño durante periodos fríos y más pequeñas durante los de recalentamiento; en las limneas acuáticas, la agitación del agua conlleva una contracción de la concha, que se mantiene normal en aguas calmas y profundas. Las sucesivas capas de depósito de carbonato de calcio, y su estudio de variaciones isotópicas, permiten constituir un cronómetro natural que indica el tamaño, velocidad de crecimiento, estación de recogida, así, se puede demostrar, que las lapas fueron objeto, durante el Neolítico, de un marisqueo demasiado intensivo, que supuso una disminución neta de su tamaño.

En cuanto a utilización de los moluscos por las comunidades humanas, la más importante se relaciona con la alimentación, varias especies de moluscos continentales o marinos, son lo suficientemente grandes como para mostrar un interés alimentario, gasterópodos continentales consumidos durante Paleolítico y Neolítico, y numerosos concheros descubiertos en los litorales demuestran el consumo de Lapas, Littorinas y Berberechos. Los cálculos realizados sobre su rendimiento proteínico demuestran que se trató, por lo general, de un complemento a una alimentación cárnica, basada en grandes mamíferos.

Otras utilizaciones son el caso de la familia Murex para la obtención del pigmento púrpura (se requieren 12.000individuos para obtener 1,5 gr. de púrpura), o las conchas de bivalvos empleadas como útiles (anzuelos de concha), incluso en el neolítico (como es el caso de la decoración de cerámicas), ó las conchas trituradas usadas como desgrasante cerámico. Finalmente, las conchas forman parte de la composición de numerosos ornamentos desde el Paleolítico a nuestros días, e incluso algunas sirvieron como moneda.

INSECTOS. Poseen un exoesqueleto y élitros compuestos de quitina que, en determinadas condiciones, pueden preservarse por carbonización (cocción), mineralización, desecación (junto a momias), aunque son las turberas, charcas, letrinas y pozos los que suelen presentar restos de insectos; los coleópteros son generalmente los insectos mejor representados, pero se documentan también pulgas, moscas, chinches, ácaros, hormigas, y abejas. La estabilidad morfológica de los insectos así como sus asociaciones típicas, son características de los distintos medios naturales y se mantienen a lo largo del tiempo. Por el contrario los insectos son muy sensibles a las oscilaciones climáticas, que se manifiestan en apenas decenas de años, lo que los identifica como indicadores muy sensibles.

Los restos de insectos contribuyen de manera decisiva a la reconstrucción de medios naturales, y a las eventuales modificaciones por la acción del ser humano, (deforestación, drenado,), contribuyen igualmente a la reconstrucción de los lugares ocupados por el hombre y sus animales, parásitos, plagas de provisiones, necrófagos, coprófagos y otros, permitiendo conocer estilos de vida, condiciones sanitarias, régimen alimenticio, ganadería y agricultura.

PARASITOS. Los restos de parásitos están estrechamente vinculados no sólo con las condiciones ambientales, sino también con cierto género de huésped o determinado tipo de alimentación. Los huevos de helmintos poseen una cáscara gruesa formada por cinco capas que la convierten en un elemento muy resistente y capaz de permanecer durante años en el suelo sin degradarse. Lo mismo sucede con algunos insectos o larvas cuyos cuerpos están protegidos por quitina. Citemos algunos ejemplos: Coprolitos de los habitantes de un yacimiento lacustre neolítico europeo manifestaron la presencia abundante de DyphilobothriumAtenía, que demuestra una cocción insuficiente de carne parasitada y, finalmente, la presencia de huevos de Fasciola hepática, relacionada con el consumo de vegetales acuáticos. En un foso del siglo XV del Louvre (Paris) se documentaron varios esqueletos de lechones infestados por Áscaris y por Metastróngylus. En cuanto a ectoparásitos, debemos mencionar el caso de un carnero descubierto en Sudán, datado en el 1.600 a.n.e. en cuyas fosas nasales se encontraba un resto de larva de Oestrus ovis. que indica el consumo de grandes cantidades de pescado crudo o poco hecho, se documentó también

MATERIAS TIERNAS ANIMALES. La primera condición indispensable para una buena conservación de este tipo de evidencias es su rápida protección frente a los diversos agentes destructores biológicos, químicos y meteorológicos, el clima desértico o la congelación natural, permiten en ocasiones su conservación.

El estudio de la piel, de los objetos de cuero o de los pergaminos, a menudo indisociable del de los pelajes, aporta informaciones útiles sobre las especies utilizadas y sobre los tratamientos que eventualmente se les practicaron (curtido, esquilado). El examen de los pelajes permite, en ocasiones, hacerse una idea del color de las ropas, o estimar la estación en que fue abatido el animal, mediante la observación de modificaciones en la relación entre jarra y borra de ovicápridos. Así un trozo de piel de carnero mezcla de manchas negras y blancas de 1.600 a.n.e., o un ribete en una mortaja de piel de buey con pelaje mezcla de marrón y blanco, demuestran la verosimilitud de las representaciones iconográficas del Sahara o de Egipto predinastico. Las plumas de ave, formadas por queratina, se conservan igualmente en medios secos.

En el caso de la sangre ha sido posible, en determinados casos favorables, detectar su presencia sobre los filos de útiles líticos, algunos de los cuales de más de 6.000 años de antigüedad. Los indicios que se utilizan son aminoácidos, hemoglobina y glóbulos rojos, la discriminación entre especies se realiza gracias a las distintas morfologías de los cristales de hemoglobina. Sin embargo, los resultados pueden verse falseados por la presencia de determinados constituyentes del sedimento, como los dióxidos de manganeso.

En cuanto a grasas y leche, el análisis resulta complejo y es necesario un conocimiento muy bueno del entorno del que procede la muestra, aun así en la cueva de l ‘Aragó (Francia), en niveles de más de 200.000 años se ha identificado grasa de caballo, y, en los vasos de Vidy (Suiza), datados del bronce final, se han documentado restos de grasa de ave.

COPROLITOS Y CONTENIDOS ESTOMACALES. El estudio de los coprolitos proporciona informaciones sobre la alimentación, el estado de salud y el medio ambiente, ya sea de los animales o del hombre. Se han descubierto coprolitos en sedimentos anteriores al Cuaternario, una gran cantidad de este tipo de restos del Pleistoceno medio y superior se atribuye a hienas de las cavernas. En cronologías posteriores se descubrieron coprolitos de rumiantes en yacimientos lacustres europeos y en yacimientos en entornos domésticos. Un estudio llevado a cavo sobre coprolitos de cabra en un yacimiento suizo datado en el 4.300 a.n.e. ha demostrado que estos animales eran alimentados a finales de invierno con tallos y ramas en flor de avellano, aliso y abedul.

El estudio de coprolitos de carnívoros (perro) muestra el papel destructor de los jugos gástricos sobre el material óseo, en ocasiones, el estudio de coprolitos ó de los contenidos estomacales recuperados de los abdómenes de perros, pueden revelar el consumo de determinadas partes de otros animales.

HUEVOS. En este caso los principales elementos discriminantes son: La relación longitud/anchura, la pigmentación, el grosor de la cáscara, la forma de la capa mineral interna, la cantidad y disposición de los poros. Se han documentado huevos desde el Mesolítico, de pato, de ganso, y, en dataciones posteriores, de gallina.


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