Numerosos pueblos, como hititas y hurritas, invadieron en la antigüedad el Asia Menor y Mesopotamia, todos ellos se establecieron en aquellos territorios, aunque finalmente desaparecieron bajo el impulso de otros invasores. Hacia el año
Otros amorreos, acostumbrados a la vida nómada, se adaptaron con mayores dificultades y mantuvieron una vida semiambulante, probablemente el bíblico Abraham fue uno de ellos y prosiguió su migración hacia el oeste. El sexto miembro de la dinastía amorrea de Babilonia pasó a la historia con el nombre de Hammurabi, subió al poder en el año
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Asiria fue el pueblo antiguo con una técnica militar más avanzada, siendo el más belicoso hasta la aparición de los romanos, aterrorizó Oriente Medio durante cerca de seis siglos, hasta que una coalición derrotó a su ejército y lo hizo desaparecer. En cualquier caso, hay que ver en su imparable ascenso factores tanto culturales (los asirios pasaron de comerciantes a expertos guerreros en una sociedad militarista) y económicos (posesión de medios de producción y floreciente comercio) como de coyuntura política (situación internacional favorable en no pocas ocasiones), la suma de todos estos factores posibilitó la gran expansión territorial de Asiria y su diseño como Imperio.
Es muy difícil evaluar la economía asiria, dada la documentación existente, su carácter parcial o incompleto y la relatividad de los programas económicos que se pueden deducir del material que nos ha llegado. Haciendo del problema un todo unitario, los especialistas han señalado que la economía asiria se basó en la agricultura, la ganadería y el comercio, la agricultura, con las fluctuaciones y los problemas derivados de las extensas zonas dedicadas a tal actividad, permitió el excedente necesario (cereales, sésamo, vid y productos de huerta) para la manutención del ejercito, al menos en las primeras etapas del imperio asirio, y el abastecimiento de las ciudades.
La ganadería (Assur-dan II a finales del siglo X a.n.e., le dio un gran impulso) fue también importante, dada la riqueza de pastos de las colinas y prados de las zonas norteñas del enorme territorio que logró reunir Asiria: Caballos (muy importantes a partir del siglo XIII a.n.e.) asnos, vacuno, ovino, destacaron por su cantidad y calidad, como nota curiosa debemos señalar la introducción del camello árabe que, si bien ya era conocido, se aclimató en Asiria sólo a partir del siglo VI a.n.e. El comercio fue, si cabe, la actividad económica más importante, controlándolo prácticamente durante toda su historia grandes familias de Assur y de otras capitales. Las invasiones arameas provocaron serias alteraciones económicas, hasta el extremo de modificar la propia naturaleza comercial asiria, de un negocio de importación-exportación, basado al comienzo en el trueque, se pasó al más rentable y seguro del simple transporte de mercancías.
Los escribas asirios, junto a la copia de textos literarios, también se ocuparon de los textos científicos, dado el afán enciclopédico de su cultura y el enfoque de sus bibliotecas reales. Dichas copias, que no aportaron nada original, demuestran, sin embargo, intentos de sistematización. Entre las ciencias, se cultivaron especialmente la astronomía, la medicina, la farmacología y la matemática, sin embargo, los conocimientos aportados por los asirios a esas ramas del saber apenas modificaron los de la etapa sumeria anterior y los de la babilónica coetánea.
La medicina apenas progresó con los asirios, sin embargo, junto a la práctica medica usual, que descansaba en presupuestos mágicos (manipulación del agua, fuego, cuerdas, nudos, amuletos y fórmulas de conjuro), también se enfocaron la curación de algunas enfermedades mediante la aplicación de remedios físicos y a base de una reducida, pero práctica, farmacopea empírica, consistente en hierbas, productos animales y unas pocas sustancias minerales, el personal encargado de las actividades médicas a la vieja usanza fueron los adivinos (baru) y los exorcistas (ashipu), mientras que los que practicaron la medicina racional recibían el nombre de asu (médico), algunos de éstos tuvieron justa fama, como Arad-Nanna, médico personal de Assurbanipal.
La economía de Babilonia descansó a lo largo de su historia en cuatro pilares fundamentales: la agricultura, la ganadería, los productos manufacturados y el comercio, actividades regidas, tuteladas e incentivadas por las dos grandes instituciones económicas de su Imperio: el palacio y los templos.
La agricultura babilónica fue en líneas generales, muy próspera, a pesar de la progresiva salinidad de las tierras mesopotámicas, dada la buena utilización de sus recursos hidráulicos, convenientemente desarrollados, lo cierto es que la producción de cereales, sobre todo cebada y trigo, fue considerable, también el cultivo del sésamo, para la obtención de aceite, y de la palma datilera (básica en la civilización del Próximo Oriente) gozaron de amplio cultivo, en algunos casos regulado incluso por ley. Se criaron también buenos rebaños de bovinos en los amplios pastizales y de ovino en las estepas, el asno fue otro animal de gran importancia económica y el caballo no se llegó a difundir y a utilizar más que a partir de la época cassita, jugando, desde entonces, un gran papel socioeconómico, la industria que se articuló en torno a dicho animal.
Desde el punto de vista jurídico, la edad de oro del Derecho en Mesopotamia coincidió con las primeras etapas de la historia de Babilonia, según prueban la serie de códigos que nos han llegado, junto a los millares de tablillas conectadas también con el campo del Derecho en sus distintas ramas.
La obra cumbre fue, sin embargo, el código de Hammurabi, que nos ha llegado prácticamente intacto en una estela de diorita (hoy en el Museo del Louvre), tal monumento jurídico, el “corpus” legislativo más célebre del antiguo mundo oriental, y aún de toda
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