Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

miércoles, 16 de junio de 2010

Neolítico







La cerámica es quizá el material arqueológico más representativo de esta nueva etapa histórica, su fragilidad y peso la hace casi exclusiva de sociedades agrícolas y, desde luego, de los grupos humanos sedentarios. La más antigua se ha documentado en la etapa neolítica de la cultura Jomon, en Japón, hacia el año 10.000 a.n.e., aunque también se da el caso de sociedades neolíticas que desconocían este material. Las formas iniciales, hechas enteramente a mano, sin torno, presentan perfiles irregulares, generalmente asimétricos, con el paso del tiempo, la cerámica es cada vez más variada, revela cierta especialización en su factura, realizada por unos artesanos cada vez más competentes. El testimonio más antiguo de una elaboración líquida se encuentra en el valle del Nilo, con restos de elaboración de cerveza en cerámica con una datación de hace 9.000 años.

Hacia el 7.000 a.n.e., la cerámica se había difundido por todo el Oriente Medio, asentamientos de la meseta de Anatolia son similares por su grado de civilización y su cronología al Neolítico acerámico del Levante, pero ninguno de ellos es comparable al de Chatal Huyuk, mucho más grande y mejor conservado, su sede ocupa doce hectáreas y los estratos del Neolítico miden cada uno 15 metros de altura. Dos de los santuarios, en diversos niveles, están decorados con unas soberbias escenas de caza, las pinturas del nivel V, el más antiguo de los dos, se extienden por las cuatro paredes de la casa, y en ellas aparecen otros animales como ciervos, jabalíes, onagros, osos, lobos y leones, las escenas no muestran exactamente una cacería, sino que probablemente tenían algún valor simbólico y representan la celebración de algún festejo que incluía la danza y el hostigamiento de los animales, como el salto del toro minoico, o la corrida española, sin embargo, un fragmento de una escena del santuario del nivel III mostraba a un cazador con un perro en el momento de disparar una flecha a un venado.

Otra escena muy extraña, que aparece en tres ocasiones, muestra unos pájaros enormes y seres humanos diminutos sin cabeza, aunque están pintados en un modo muy estilizado, los pájaros han sido identificados como buitres grifones, devorando la carne de los cadáveres expuestos. En un nivel inferior (nivel VI) se encontró también una pintura relacionada con el tratamiento dispensado a los muertos, se supone que representaba un osario construido con cañas, recubierto y decorado con esteras tejidas bajo las que se conservan cráneos con las cuencas oculares vaciadas.

En los asentamientos primitivos de Ganj Dareh y Nemrik se encontraron también cabezas de animales, bien modeladas enteramente en argamasa o usando cráneos o interiores de cuerno de animales verdaderos, destacan jabalí, zorro y oveja. Los muertos se enterraban bajo el suelo de las viviendas, los enterraban en dos fases: después de la muerte los alejaban del lugar para descarnar y sólo después se entraban a las casas, como se deduce de la posición de los huesos de los enterramientos. A juzgar por los huesos, disfrutaban de un buen estado de salud, aunque algunos presentan síntomas de anemia, posiblemente por malaria, y otros padecían artritis y huellas de fracturas de miembros, el promedio de edad era de 34 años en los varones y 30 años en las mujeres.

De las figurillas de piedra y arcilla, las de mujeres tienen interés especial, una representa a una dando a luz, apoyada en dos gatos o sentada en un sillón con brazos en forma de gatos, la mayoría de figuras de animales eran animales de caza: leopardos, toros salvajes, jabalíes, cabras y ovejas salvajes, algunas tienen marcas de punzadas lo que sugiere que se utilizaban en rituales de caza. Nueve décimas de la carne consumida por los habitantes de la Chatal Huyuk, tal y como se deduce de los animales encontrados, procedían de ganado vacuno domesticado. No sólo se apreciaba la carne de estos animales, sino sus pieles: ovejas salvajes, ciervos, jabalíes, onagros, osos y leones y leopardos; las plantas cultivadas incluían trigo escaña menor y escanda, cebada desnuda de seis carreras y quizá trigo candeal hexaploide. Después del abandono de Chatal Huyuk hacia el final del séptimo milenio, las culturas posteriores en Anatolia, como las de Hacilar y Can Hasan II, se distinguían por la cerámica finamente pintada, pero alrededor del 5.700 a.n.e., ambos tratamientos fueron también abandonados.

Los pueblos de la época cultivaban trigo de las clases escaña menor y escanda, candeal, cabezorro, espelta, cebada de seis carreras, lentejas y guisantes, criaban vacas, ovejas, cabras, cerdos y perros, mientras que los huesos de animales silvestres representan menos de un quinto de los huesos encontrados, la cría de ganado vacuno, de grandes dimensiones y fiero, en comparación con las ovejas y cabras, debió de representar dificultades, se empleaban para producir leche y en el transporte, así como por su carne y por su cuero, o incluso para tirar del arado, que probablemente se usaba ya en el cultivo de las extensas llanuras del norte de Mesopotamia.

El pequeño asentamiento de Umm Dabaghiyeh está situado más allá de lo que hoy en día es la región de la agricultura de secano y presenta interesantes peculiaridades. Lo más sorprendente es que los útiles que se encontraron en este asentamiento eran más propios de una comunidad de recolectores que de una de agricultores, comían plantas cultivadas, pero puede que éstas fueran traídas de regiones más alejadas hacia el norte, la mayoría de la carne que se consumía se obtenía de la caza, dos tercios de los huesos encontrados en el asentamiento son de onagro, una variedad de equino salvaje, y un quince por ciento de gacela, tan sólo un diez por ciento de los huesos pertenecían a especies domesticadas, sobre todo ovejas. Las evidencias de la práctica de la caza y el uso difundido de almacenes hacen suponer que se trataba de una comunidad especializada en la caza de onagros y gacelas por el valor de sus pieles.

Probablemente había otros asentamientos especializados en otros productos, como sal, betún u obsidiana. No se sabe con certeza el modo en que esas comunidades encontraban un mercado para sus productos, pero no hay duda de que los excedentes alimentarios se almacenaban y se intercambiaban por otros bienes, esta riqueza almacenada fue la base de la futura sociedad urbana de Mesopotamia.

A mediados del sétimo milenio a.n.e., la cultura Hassuna, basada en la anterior, compartía muchos de sus rasgos, los hallazgos en los estratos de proto-Hassuna y de Hassuna incluyen proyectiles de arcilla para hondas, azadas de piedra tallada, espiras de husos de arcilla bicónicos, para hilar fibras de lino o de lana, y varios colgantes y cuentas de piedra grabados, que se han identificado como sellos de estampar. La presencia de lino (o linaza) y el tamaño de las semillas hacen suponer que se empleaba un sistema de irrigación.

Durante el VII milenio a.n.e., la densidad de población en la media luna fértil aumento notablemente. Se domesticó al ganado vacuno. En Siria se exploraron muchas innovaciones, como la fabricación de recipientes de cal, aunque estas técnicas no tuvieron continuidad. La agricultura se extendió por la península de Anatolia (Turquía). Hacia el año 6.500 a.n.e. encontramos una agrupación de pueblos de cerca de 6.000 habitantes, con casas y santuarios de ladrillo crudo y frescos de divinidades femeninas y toros. A finales del milenio aprendieron a fundir el cobre para fabricar adornos, puntas de lanza y objetos diversos, pero el metal era escaso y el descubrimiento no tuvo muchas repercusiones. Por esta época empieza a aparecer también la agricultura en algunas zonas del actual México.

En torno al 6.200 a.n.e., tuvo lugar la llamada Miniera Glacial, consistió en un progresivo calentamiento del planeta, que generó un ingente caudal de agua de deshielo en el llamado casquete Laurentino (al norte de Canadá), el deshielo también afectó al golfo de México y colapsó el sistema transportador de calor del Atlántico Norte, los vientos templados y cargados de humedad (y que se originan allí) fueron reemplazados por heladores vientos secos procedentes del norte. Eurasia atravesó entonces cuatro siglos de clima frío y seco (la Miniera Glacial), probablemente, parte de los primeros agricultores de la península de Anatolia y de otras zonas del Mediterráneo oriental se refugiaron en las orillas del lago Euxino (de temperaturas mas moderadas y tierras bien irrigadas) y allí consolidaron sus prácticas agrícolas. Al reactivarse la circulación oceánica cuatro siglos después, concluyó la etapa cuasi-glacial y se inició otra más templada.

En torno al sexto milenio a.n.e., las aguas del Mediterráneo (cuyo nivel ascendió primero con la entrada de agua del Laurentino y luego con el nuevo deshielo) inundaron la cuenca del Euxino formando el actual mar Negro. Este hecho debió dispersar a la población que habitaba en la región, en otro de esos movimientos migratorios importantes para la humanidad, algunos arqueólogos creen que debido a ello se expandieron por Europa y Asia poblaciones sedentarias agrícolas que desplazaron a cazadores-recolectores nativos. Acabada la Miniera Glacial, Mesopotamia se pobló de colonizadores, dada las facilidades que ofrecía para su irrigación y pronto se establecieron numerosas aldeas.

Hacia el 6.000 a.n.e., la cultura de Halaf sustituyó a la de Hassuna en el norte de Mesopotamia, sobrevivió durante 600 años y se difundió hasta cubrir todo el territorio de los actuales Iraq y Siria, las plantas cultivadas eran las mismas que en los periodos Hassuna y Samarra; trigo, escaña menor, escanda y hexaploide, cebada desnuda y con cáscara de dos y seis carreras, lentejas, arvejas, garbanzos y lino, los asentamientos del Halaf están distribuidos en la zona de agricultura de secano, donde la mayor parte de los cultivos se hacía sin el concurso de un sistema de regadío a gran escala, entre los animales domésticos se hallan las cinco especies típicas: ovejas, cabritos, vacuno, cerdos y perros, pero también se cazaban animales salvajes.

A mediados del sexto milenio a.n.e., la cultura de Halaf se extendió hacia el sudeste donde entró en contacto con la cultura de Ubaid, después de una fase de transición en la que se combina con elementos de ambos, es manifiesto el dominio de esta última cultura. En las fértiles llanuras formadas por el légamo de los ríos Tigris y Eufrates, los asentamientos más antiguos de la cultura de Ubaid que se conocen se remontan al 5.900 a.n.e., sin embargo, hasta ahora, sólo unos cuantos han podido ser localizados con exactitud. En la actualidad, en las desembocaduras de los ríos, las mareas riegan los bosquecillos de palmeras, donde antaño crecían sus antecesores silvestres, en los lugares donde los ríos se desbordan formando pantanos y lagos, los peces debieron de ser muy abundantes, los antiguos pobladores de estos lugares exportaban pescado seco y esteras tejidas con cañas de los pantanos. Sin embargo, la introducción del sistema de canales y de la agricultura de regadío transformó por completo el modelo de los asentamientos.

Al comienzo del VI milenio a.n.e., las técnicas agrícolas se habían perfeccionado notablemente en la zona occidental de la media luna fértil. Se descubrió la hoz, la azada, etc. La cerámica se extendió desde Siria por ambos "cuernos" de la media luna. Algunos indicios hacen pensar que en torno al 4.000 a.n.e., disminuyeron las precipitaciones, la respuesta de los pobladores de Mesopotamia al nuevo panorama climático fue concentrarse en las tierras más fértiles, las orillas de los ríos, donde el agua para los cultivos seguía disponible con las crecidas estacionales. Se cree que entonces efectuaron los primeros ensayos de canalización para irrigar los terrenos adyacentes y aumentar la superficie cultivable, de este modo, las aldeas ribereñas originales devinieron en grandes ciudades rodeadas de áreas agrícolas bien regadas. El Éufrates y el Tigris suministraban excesiva agua en primavera y poca el resto del año, por lo que en su entorno se formaron grandes aldeas de obreros que construyeron presas y canales para almacenar y distribuir el agua. Se ocupó la baja Mesopotamia, que había quedado despoblada desde la glaciación.

Todas las fases del periodo de Ubaid se excavaron en Eridu. Eridu en la actualidad está ubicada en el desierto al sur del Eufrates, pero en la antigüedad, uno de los brazos de este río discurría por la ciudad, se convirtió en un importante centro religioso dedicado al culto del dios del agua Enki, y según la épica babilónica, fue la primera ciudad creada. Se ha encontrado cerámica de Ubaid (de la fase III y posterior) en cuarenta asentamientos en Arabia Saudí occidental, en dos de Bahrein, en cinco de Quatar e incluso en dos muy alejados en los Emiratos Árabes Unidos, se trataba de pequeñas comunidades de pescadores y recolectores, el análisis de la arcilla demuestra que la cerámica era parecida a la de la región de Ur y Eridu, de donde probablemente eran importadas las vasijas. La cultura de Ubaid pervivió unos 1.500 años e influyó en el área entre el Mediterráneo y el Golfo, e incluso la meseta iraní.

No hay comentarios:

Publicar un comentario