Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

viernes, 4 de junio de 2010

Enfermedades




¿De dónde llegaron todas estas enfermedades? Estudios moleculares de los microbios causantes de enfermedades han aportado recientemente algunas pruebas, para muchos de los microbios responsables de nuestras enfermedades exclusivas, los biólogos moleculares pueden certificar ya los parientes más cercanos del microbio, éstos también resultan ser agentes de enfermedades infecciosas masivas, pero circunscritas a diversas especies, de nuestros animales domésticos y mascotas, entre los animales, las enfermedades epidémicas requieren también de poblaciones numerosas y densas, y no aquejan a cualquier animal: se circunscriben principalmente a los animales sociales que ofrecen las grandes poblaciones necesarias, de ahí que, cuando domesticamos a los animales sociales, como la vaca o el cerdo, éstos ya estaban aquejados de enfermedades epidémicas que sólo esperaban a ser transmitidas por nosotros. Por ejemplo, el virus del sarampión esta mas emparentado con el virus que causa el tifus bovino, esta terrible enfermedad epidémica afecta al ganado vacuno y a muchos mamíferos rumiantes salvajes, pero no a los humanos, el sarampión, a su vez, no aqueja al ganado, la estrecha semejanza entre el virus del sarampión y el virus del tifus bovino sugiere que el segundo se trasladó al ser humano y después evolucionó hasta convertirse en el virus del sarampión, modificando sus propiedades para adaptarse a nosotros.

Un rápido examen de las enfermedades actuales nos permite trazar cuatro etapas en la evolución de una enfermedad humana especializada a partir de un precursor animal:

La primera fase queda ilustrada por decenas de enfermedades que, de vez en cuando, contraemos directamente de nuestras mascotas y de nuestros animales domésticos, entre ellas se encuentran la Fiebre felina de nuestros gatos, la Leptospirosis de nuestros perros, la Psitacosis de nuestras aves, y la Brucelosis o Fiebre de Malta de nuestras vacas, podemos contraer, así mismo, enfermedades de animales salvajes, como la Tularemia, todos estos microbios se encuentran aún en una fase temprana de su evolución hacia patógenos humanos especializados, no se transmiten mucho, todavía, directamente de una persona a otra, e incluso su transferencia a nosotros desde los animales sigue siendo poco habitual.

Enfermedad humana Animal con patógeno más relacionado

Sarampión Ganado Vacuno (Tifus bovino)

Tuberculosis Ganado vacuno

Viruela Ganado vacuno y otros relacionados

Gripe Cerdos y patos

Tos Ferina Cerdos y perros

Malaria Aves y monos

La comunidad científica sabía desde hace tiempo que el pariente más cercano del 'Plasmodium falciparum', responsable del 85% de los casos de malaria en las personas y del 100% de los casos mortales, era el 'Plasmodium reichenowi', el causante del trastorno en los monos. La creencia más extendida entre los expertos era que ambos habían coexistido por separado en las dos especies y que procedían de un ancestro común de hace cinco millones de años. Sin embargo, no es así, estos parásitos están mucho más unidos de lo que se pensaba y, al igual que ocurrió con el sida o con epidemias más modernas como el SARS (el síndrome respiratorio agudo severo), la malaria tiene un origen animal y pasó de los chimpancés a los hombres.

Para llegar a esta conclusión se analizaron muestras aisladas del 'P.reichenowi', obtenidas de chimpancés salvajes y en cautividad en Camerún y Costa de Marfil, de esta forma, se observó que este parásito, mucho más complejo que el que afecta a las personas, comprende las 133 cepas representativas de la población de 'P falciparum', lo que indica que éste último deriva del de los monos y que ha evolucionado a partir de él. La hipótesis más probable es que este traspaso coincidiera con la introducción de la agricultura en zonas tropicales de África durante el último periodo del Neolítico. Esta actividad conllevó la deforestación de esas áreas y favoreció la aparición de 'piscinas' de aguas estancadas, que atraían a los mosquitos. Cuando la malaria saltó a los humanos se propagó muy rápido y se hizo muy severa, las mutaciones genéticas hicieron a las personas resistentes a la enfermedad de los chimpancés, pero extremadamente sensibles a su forma humana

En la segunda fase, un antiguo patógeno animal evoluciona hasta el punto en que se transmite directamente entre personas y causa epidemias, sin embargo, la epidemia desaparece por alguna entre varias razones, como ser curada por la medicina, o ser detenida cuando toda la población ha sido infectada ya y, bien se ha inmunizado, bien ha muerto. La “Enfermedad del sudor inglesa” que azotó y aterrorizó a Europa entre 1.475 y 1.552, y los “Sudores de Picardía” de los siglos XVIII y XIX en Francia, son sólo dos de las muchas enfermedades epidémicas que desaparecieron mucho antes de que la medicina moderna hubiera ideado métodos para identificar a los microbios responsables de ellas.

Una tercera fase en la evolución de nuestras principales enfermedades está representada por antiguos patógenos de animales que se establecen en el ser humano, que no han desaparecido y que pueden llegar a convertirse aún, o no, en importantes factores de mortandad de la humanidad. El futuro sigue siendo muy incierto para la Fiebre de Lassa, causada por un virus de los roedores, mejor estudiada está la Enfermedad de Lyme, causada por una espiroqueta que adquirimos de garrapatas transportadas por roedores y ciervos, el futuro del VIH, derivado de virus de los monos y documentado por primera vez en seres humanos en 1.959 es mas inseguro aún.

La última fase de esta evolución está representada por las grandes enfermedades epidémicas ya antiguas y circunscritas al ser humano, estas enfermedades son debidas a supervivientes evolutivos de muchos más patógenos que intentaron dar el salto a nosotros desde los animales, la mayoría de los cuales fracasaron. Una de las transformaciones tiene que ver con cambios en el vector ó portador intermedio, por ejemplo, el tifus se transmitía inicialmente entre las ratas por medio de las pulgas de las ratas, que se bastaron durante algún tiempo para transmitir el virus desde las ratas a los humanos, finalmente los microbios del tifus descubrieron que los piojos de los humanos ofrecían un método mucho más eficaz para desplazarse directamente entre un humano y otro, ahora el Tifus ha descubierto una nueva vía para entrar en nosotros: infectando a ardillas voladoras del este de América del norte, y trasladándose después a las personas en cuyos desvanes viven ardillas voladoras. En pocas palabras, las enfermedades representan evolución en marcha, los microbios se adaptan por selección natural a los entornos, huéspedes y vectores, en varios casos, los médicos y los veterinarios han podido observar realmente la evolución de los microbios según estas nuevas fórmulas.

El caso mejor estudiado indica lo que sucedió cuando la Mixomatosis afectó a los conejos de Australia, se había observado que el virus de la Mixomatosis , originado de una especie silvestre de conejo brasileño, causaba una epidemia mortal en los conejos domésticos europeos, que son una especie distinta, de ahí que el virus fuera introducido deliberadamente en Australia en 1.950, la Mixomatosis produjo un gratificante (para los agricultores australianos) 99,8% de tasa de mortalidad en los conejos infectados, lamentablemente para los agricultores, esa tasa descendió en el segundo año hasta el 90%, y, finalmente , se estabilizó en sólo el 25%, el virus cambió de matar conejos a permitir que los infectados viviesen más tiempo antes de morir, y a matar menos conejos.

Para encontrar un ejemplo semejante en el ser humano, no hay mas que pensar en la sorprendente evolución de la Sífilis, hoy en día nuestras dos asociaciones inmediatas con la Sífilis son las úlceras genitales y una enfermedad de desarrollo muy lento, que conduce a la muerte de la víctima que no ha recibido tratamiento hasta pasados muchos años. Sin embargo, cuando la Sífilis fue registrada por primera vez de manera concluyente en Europa, en 1.495, sus pústulas cubrían a menudo el cuerpo desde la cabeza hasta las rodillas, hacían desprenderse la carne del rostro de las personas infectadas y llevaba a la muerte al cavo de unos meses, en 1.546 la enfermedad había evolucionado hasta convertirse en la enfermedad con los síntomas que tan bien conocemos hoy.

Fueron muchos más los indígenas americanos que murieron en la cama por gérmenes euroasiáticos que en los campos de batalla por las armas europeas, aquellos gérmenes socavaron la resistencia de los indios al matar a la mayoría de ellos y a sus líderes, y al minar la moral de los supervivientes. Lo que dio a los conquistadores una ventaja decisiva fue la Viruela, que llegó a México en 1.520 por medio de un esclavo infectado que procedía de la Cuba española, la epidemia resultante avanzó hasta matar a casi la mitad de los aztecas, incluido su emperador Cuitláhuac, los aztecas supervivientes se vieron desmoralizados por la misteriosa enfermedad que mataba a los indios y perdonaba a los españoles como si fuera un aviso de la invencibilidad de éstos, en 1.618 la población inicial de México, que era de unos 20 millones, había descendido hasta aproximadamente 1,6 millones de personas. Por suerte para Pizarro y por desgracia para los incas, la viruela había llegado a aquella tierra hacia 1.526, matando a gran parte de la población inca, incluido el emperador Huayna Cápac y a su sucesor designado, el resultado de que el trono quedase vacante fue que otros dos hijos de Huayna Cápac, Atahualpa y Huáscar, se enzarzaron en una guerra civil que Pizarro aprovechó para conquistar a los divididos incas.

América del norte también albergaba nutridas sociedades indias en el lugar más lógico, el valle del Misisipi, en el que hoy se encuentran algunas de las mejores tierras agrícolas del país, en este caso, sin embargo, los conquistadores no contribuyeron directamente en modo alguno a la destrucción de las sociedades, los gérmenes euroasiáticos, propagándose antes que ellos, lo hicieron todo, cuando Hernando de Soto se convirtió en el primer conquistador europeo que recorrió el sudeste de Estados Unidos, en 1.540, llegó a emplazamientos de ciudades indias abandonadas dos años antes porque sus habitantes habían muerto como consecuencia de epidemias, estas epidemias habían sido transmitidas por indios de la costa infectados por españoles que habían visitado ésta, los microbios de los españoles se propagaron al interior antes que los propios españoles. Los principales elementos mortíferos fueron gérmenes del Viejo Mundo, a los que los indios nunca habían estado expuestos y contra los cuales no tenían, por tanto, resistencia genética ni inmunitaria, la viruela, el sarampión, la gripe y el tifus compitieron para alcanzar el primer puesto entre los elementos mortales, por si esto no hubiera sido suficiente, la difteria, la malaria, las paperas, la tos ferina, la peste, la tuberculosis y la fiebre amarilla aparecieron poco después. En 1.837, la tribu india Mandan, que tenía una de las culturas más complejas de las grandes Llanuras americanas, contrajo la viruela de un barco de vapor que remontaba el río Missouri desde San Luís, la población de la aldea Mandan descendió de veinte mil habitantes a menos de cuarenta individuos al cabo de una semana.

Mientras que más de una docena de enfermedades infecciosas importantes originadas en el Viejo Mundo se establecieron en el Nuevo Mundo, quizás ni un solo factor letal llegó a Europa desde América, la única posible excepción es la Sífilis, cuya zona de origen sigue siendo objeto de controversias. Un posible factor coadyuvante es que el nacimiento de poblaciones humanas densas comenzó en el Nuevo Mundo algo después que en el Viejo Mundo, otro es que los tres centros americanos con mayor densidad de población (los Andes, Mesoamérica, y el valle del Misisipi) nunca estuvieron conectados por un comercio rápido como para convertirse en un único criadero enorme de microbios. Estos factores siguen sin explicar, sin embargo, por qué las culturas de estos territorios terminaron aparentemente sin epidemia masiva letal (se ha informado de la presencia de ADN de tuberculosis en la momia de un indio peruano que murió hace mil años, pero el procedimiento de identificación utilizado no distinguía la tuberculosis humana del Mycobacteriun Bovis, cuya presencia es generalizada en animales salvajes).

Lo que debe ser la principal razón de la no aparición de enfermedades masivas mortales en América se hace evidente cuando nos detenemos a formular una sencilla pregunta, ¿a partir de que microbios cabría pensar que habrían evolucionado?, hemos visto que las enfermedades masivas euroasiáticas evolucionaron a partir de enfermedades de animales gregarios euroasiáticos que fueron domesticados, mientras que en Euroasia existían muchos animales de estas características, en América solo se domesticaron cinco especies en total: el pavo en México y el sudoeste de Estados Unidos, la llama/alpaca y el cobayo en los Andes, el pato almizclado en la América del Sur tropical, y el perro en toda América. Aproximadamente el 80% de los grandes mamíferos salvajes de América se extinguieron al final del último periodo glacial, hace unos trece mil años, los escasos animales para domesticar que les quedaron a los indígenas americanos no eran fuente probable de enfermedades masivas, el pato almizclado y el pavo no viven en bandadas enormes y no son especies con las que tengamos contacto físico, el cobaya podría haber contribuido a nuestro catálogo de males con una infestación tripanosómica como la Enfermedad de Chagas, pero esto no está claro, inicialmente lo más sorprendente es la ausencia de cualquier enfermedad humana derivada de la llama (o de la alpaca), acerca de la cual se siente la tentación de considerarla el equivalente andino del ganado vacuno euroasiático, sin embargo, la llama tenía cuatro desventajas en su contra como fuente de patógenos humanos:

- Vivía en manadas pequeñas.

- Su número total nunca fue, ni por lo más remoto, tan grande como las poblaciones euroasiáticas de ganado doméstico, ya que la llama nunca se extendió más allá de los Andes.

- La gente no bebe (ni se infecta por) leche de llama.

- Y la llama no se guarda bajo techo, en estrecha relación con las personas.

Los gérmenes euroasiáticos desempeñaron un papel importante a la hora de diezmar a los pueblos indígenas en muchas otras partes del mundo, entre ellos los pobladores de las islas del Pacífico, los aborígenes australianos y los pueblos Khoisan (hotentotes y bosquimanos) del África austral, las mortalidades acumuladas de estos pueblos, previamente no expuestos, por gérmenes euroasiáticos osciló entre el 50% y el 100%, por ejemplo, la población india de la isla La Española descendió desde unos ocho millones, en la época de la llegada de Colon, en 1.942, a cero en 1.535. El sarampión llegó a Fiji con un jefe fijiano que regresaba de una visita a Australia en 1.875, y procedió a matar aproximadamente a la cuarta parte de la población fijiana de aquella época (después de que la mayoría de fijianos hubieran muerto antes a causa de otras epidemias a partir de la visita del primer europeo en 1.791). La sífilis, la gonorrea, la tuberculosis y la gripe que llegaron con el capitán Cook, en 1.779, seguidas de una gran epidemia de tifus en 1.8904 y de otras epidemias “menores”, redujeron la población de Hawai, desde aproximadamente medio millón, en 1.779, hasta 84.000 personas en 1.853, año en que la viruela llegó finalmente a Hawai y mató a unos diez mil supervivientes.

Aunque el Nuevo Mundo y Australia no albergaban enfermedades epidémicas autóctonas que esperasen a los europeos, las zonas tropicales de Asia, África, Indonesia y Nueva guinea, contaban, sin duda, con agentes epidémicos, la malaria en todo el viejo Mundo tropical, el cólera en el sudeste de Asia tropical y la fiebre amarilla en el África tropical, fueron (y siguen siendo) los elementos mortales tropicales más conocidos. Estas epidemias representaron el obstáculo más serio para la colonización europea de los trópicos y explican por qué el reparto colonial europeo de Nueva Guinea y de la mayor parte de África no culminó hasta casi cuatrocientos años después del comienzo del reparto del Nuevo Mundo por Europa. Por otra parte, una vez que la malaria y la fiebre amarilla se transmitieron a América a través del tráfico marítimo europeo, se impusieron también como obstáculo importante para la colonización de los trópicos del Nuevo Mundo.

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