Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

lunes, 21 de junio de 2010

Neolítico II el diluvio universal






Se formó una importante aldea en donde después estaría la ciudad de Ur. Allí surgió una comunidad de comerciantes que llegaron a recorrer por mar las costas de Arabia. Su emplazamiento está actualmente lejos del mar, pero entonces la costa llegaba hasta sus inmediaciones. Hay constancia de que durante un cierto periodo la aldea fue completamente inundada por el mar. Es posible que este suceso fuera el origen de una leyenda que pervivió durante milenios en la zona sobre un "diluvio universal", que supuestamente había inundado la totalidad de la Tierra.

Sobre este diluvio hablan literaturas de todo el mundo, se han escrito al menos 80.000 obras en unas setenta lenguas pertenecientes a zonas muy diversas. Poseemos dos tipos de datos arqueológicos: por una parte, los restos arqueológicos propiamente dichos, por otra, los textos de las narraciones mesopotámicas contenidas en tablillas cuneiformes y textos paralelos de otras fuentes. En Ur se halló un estrato de arcilla (de un espesor entre 3 y 4 metros) debajo del cual había restos de culturas primitivas, se fechó hacia el IV milenio a.n.e. En Kish se encontró un estrato similar de 0,30 m. de espesor, aunque posterior, aproximadamente e 2.800 a.n.e. Otros estratos del tipo se encontraron también en Shuruppak, en Uruk, en Lagash y en Nínive. No se trata de casos unívocos y contemporáneos, sino de estratos que demuestran inundaciones terribles pero que tuvieron lugar en épocas distintas, tampoco se han hallado en estos estratos restos de elementos marinos.

El texto más antiguo fue escrito en sumerio hacia el siglo XVIII a.n.e., cuando esta lengua ya estaba extinguida y era considerada “clásica”, o sea, no era hablada pero sí se utilizaba en escritura, el texto, que se conserva en el Museo de Pennsylvania, fue encontrado en las excavaciones de Nippur, el protagonista de esta narración se llama Ziusundra. El tema del diluvio también está presente en narraciones de pueblos semíticos que utilizaban el acadio o el asirio-babilonio, durante el reinado del rey babilonio Ammi-saduqa (1.646-1.626 a.n.e.) fue escrito el texto de un extenso poema de 1.245 líneas, actualmente en el Britsh Museum, lo escribió un joven escriba, de nombre Ku-aja, encargado de copiar el poema, en esta narración el protagonista tiene el sobrenombre de Atra-khasis, que significa “el gran sabio”. Hay un fragmento de época neoasiria, también en el British Museum, que fue hallado en la biblioteca del rey Assurbanipal (siglo VII a.n.e.), en Nínive, como en el caso del Atra-khasis, la composición de este fragmento se remonta a una época anterior, de hecho el escriba escribió en alguna ocasión que el texto que copiaba estaba incompleto en algún punto y no podía leerlo. Hay además un fragmento babilonio, que se remonta el siglo XIV-XIII a.n.e., que fue econtrado en Nippur y se conserva en el Museo de Filadelfia, poco es lo que contiene, pero nos revela el nombre del arca, la cual debía ser bautizada como “Guardia de la vida”.

La historia mesopotámica del diluvio más conocida, a veces considerada la más antigua, es la narración presente en la tablilla XI del Poema de Ghilgamesh, a quien se la refiere el superviviente del diluvio Um-napishtim (o Ut-napish-tim). Es evidente que estas narraciones derivan de un arquetipo cuya composición sería mucho más antigua que la primera versión que poseemos. A pesar de las evidentes diferencias, parece indudable la existencia de un estrecho vínculo entre la narración bíblica y las mesopotámicas. El texto histórico más “alejado” en el tiempo fue escrito por Beroso, un sacerdote babilonio que vivió entre el siglo IV y el III a.n.e., que quiso dar a conocer entre los griegos la historia de su país. La narración de Beroso fue resumida por Polístor (siglo I a.n.e.) cuya obra conocemos por los pasajes incorporados a la Crónica de Eusebio de Cesárea (siglo IV), algunos conservados en griego y otros en la traducción armenia.

Por las descripciones, podría parecer que el diluvio mesopotámico fue causado por una catástrofe que se produjo en el golfo Pérsico, o incluso más al sur, pero los datos arqueológicos no confirman semejante hipótesis, los estratos en los que se identifican importantes inundaciones revelan que los ríos fueron los causantes de ellas, no el mar, si queremos situar el diluvio en Mesopotamia, debemos excluir un acontecimiento marítimo y pensar en una gran inundación fluvial, causada por lluvias tanto en las cabeceras de los ríos y sus afluentes como en la misma Mesopotamia, inundación que los datos recogidos sitúan entre el IV milenio y principios del III a.n.e.,en torno a la última fecha, hemos visto que se han encontrado huellas de grandes inundaciones producidas en una extensa zona de Sumer.

Mientras tanto, la vida en Anatolia debió de ser especialmente difícil. El único avance cultural durante el sexto milenio fue la construcción de fortalezas, signo de que sus habitantes sufrían frecuentes incursiones de pueblos nómadas vecinos. En Egipto las condiciones eran más propicias que las de Mesopotamia o Canaán, por lo que la región permaneció ajena a los avances de estas regiones y continuó en su tradición mesolítica de caza y recolección durante todo el milenio. Por el contrario, la cultura neolítica se extendió desde el oriente próximo hacia Europa. Hacia el año 6.000 a.n.e. aparecen las primeras comunidades agrícolas en el sureste de Europa y a lo largo del milenio se extendieron a lo largo de la costa mediterránea. Así mismo apareció la agricultura alrededor del valle del Indo (en el actual Pakistán).

A lo largo del V milenio a.n.e. la cultura neolítica se expandió y consolidó por Europa, Asia y África. La prosperidad fue tal, que en este periodo la población mundial pasó de unos 10 millones de habitantes hasta casi 50 millones. En Europa y África central surge la cultura megalítica, caracterizada por la construcción de grandes monumentos de piedra: a veces simples piedras levantadas a modo de columnas, a veces alineadas según ciertos patrones, otros en forma de enormes losas horizontales apoyadas sobre otras dos verticales, etc. Naturalmente, estas construcciones debían de estar asociadas a nuevos rituales y creencias más o menos sofisticadas, típicos de la cultura neolítica. En Grecia se desarrolló la navegación por el Egeo, que llegó hasta la isla de Creta. En Asia la agricultura continuó extendiéndose lentamente por el valle del Indo.

En América el progreso fue ligeramente más lento: en algunas zonas de México y Perú hubo pueblos de cazadores-recolectores que empezaron a llevar una vida sedentaria. Domesticaron animales e inventaron la cerámica. Los cultivos eran muy variados, pero la agricultura les proporcionaba sólo una pequeña parte de sus recursos. También aprendieron a tejer fibras vegetales.

En China se formaron asentamientos mesolíticos a lo largo del río Amarillo (Huang He), donde finalmente se aprendió a cultivar el arroz. En el Baikal se originó un complejo de culturas nómadas que se extendieron y diversificaron por Siberia y Asia central. Su influencia llegó hasta China. Al oeste de los montes Urales surgió una cultura de pastores nómadas, entre el mar Caspio y el mar Negro. Sus integrantes hablaban una lengua común, conocida como Indoeuropeo. La península Arábiga y el norte de África fue poblada por otro grupo humano que también hablaba una misma lengua, conocida como Afroasiático o Camitosemítico. No obstante, el desierto del Sinaí supuso una separación permanente entre Arabia y África, por lo que las variantes dialectales del Afroasiático de Arabia formaron pronto un grupo de lenguas bien diferenciadas de las africanas, conocidas como lenguas semíticas. Las tribus de Arabia se hicieron ganaderas, mientras que las del norte de África continuaron viviendo durante mucho más tiempo de la caza y la recolección, pues el territorio era mucho más fértil.

El asno es la especie ganadera-doméstica que más tardíamente se domesticó. Evidencias arqueológicas sugieren que se domesticaron hace unos 5.000-6.000 años. Sin embargo, no existían evidencias sólidas de dónde ocurrió dicha domesticación, a partir de datos genéticos de 259 asnos domésticos de 52 países, se ha llegado a una conclusión inesperada: los parientes más próximos a los asnos domésticos actuales son los asnos salvajes del noreste de África: el Asno salvaje de Nubia, (E.a.africanus) y el Asno salvaje de Somalia (E.a.somaliensis)

Los científicos han averiguado también el número de acontecimientos de domesticación que tuvieron lugar. El estudio de las poblaciones domésticas agrupa estos individuos en dos grandes grupos de un elevado nivel de divergencia (de las secuencias del DNA mitocondrial) entre ellos, lo cual sugeriría dos orígenes diferentes. Así, los análisis filogenéticos indicaban la existencia de dos linajes maternos divergentes consistentes en dos domesticaciones. La separación de estos dos linajes de un hipotético tronco ancestral común tuvo lugar hace entre 303.000 y 91.000 años, una época muy anterior a los primeros acontecimientos de domesticación de las especies ganaderas, lo cual corrobora dos orígenes maternos diferentes de los asnos domésticos a partir de dos poblaciones salvajes diferentes.

La localización concreta del área de las primeras domesticaciones parece estar en el noreste africano, muy probablemente a causa de la desertificación del Sahara, este territorio retiene, de manera muy significativa, la mayor diversidad genética, se ha deducido que el asno es la única especie ganadera ungulada domesticada exclusivamente en África.

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