Las palabras vascas “ibai” río e “ibar” vega, explican el nombre del río que sirvió, con más probabilidad para designar a los iberos, primero, y a Iberia después, quizá los iberos del valle del Ebro se llamaron así mismos “los del río”, los del río grande, los del río por antonomasia para ellos, a parte de sus otros étnicos y gentilicios, y los griegos oyesen de sus labios ese nombre antes de adoptarlo para el país y para sus habitantes, de hecho, se hizo extensivo a toda
Hoy estamos en condiciones de diferenciar entre el ámbito ibérico propiamente dicho y el mundo del interior peninsular. Por lo que se refiere al ámbito ibérico, el primer rango que llama la atención es la extrema escasez de bocados de caballo y espuela en los ajuares de las tumbas, en conjunto y a título indicativo, bocados y espuelas sólo suponen un total de 4,5% de armas (en el sentido más amplio) de
Es muy raro, por otro lado, encontrar un elemento de arreo sin asociación con armas, lo que indica una intima asociación de ambas categorías de objetos, desde este punto de vista, es también significativo que en sólo un 6,6% del total de 700 tumbas ibéricas con armas aparecen arreos de caballo, y que estas tumbas son por término medio las de mayor riqueza y complejidad de ajuar. Sin embargo, esta escasez de bocados o espuelas contrasta con la frecuencia con que el caballo aparece representado en la iconografía, en conjunto la sensación que obtenemos es la de que entre el siglo VI y el III a.C., en territorio ibérico, el caballo era un importante símbolo de estatus, empleado como tal en monumentos funerarios, un elemento tan importante que incluso había una divinidad de los caballos, sin embargo, su uso estaría limitado a los elementos dominantes de la sociedad.
A partir de finales del siglo III a.C., con la entrada de Iberia en el marco de
Por lo que se refiere a los pueblos del interior peninsular, la situación durante los siglos anteriores a
El caballo ibérico había sido introducido en la península por tribus de un pueblo africano que llega al sur de la misma hacia finales del XIII a.C. o a principios del siglo XII a.C., de ellos se sabe que desde tiempos remotos poblaron el norte de África y que en el XIII a.C. intentaron invadir Egipto, pero fueron derrotados por Ramsés III, estas gentes se llamaban a sí mismos Schilah o Tamnazigt, a los que en la antigüedad, primero los griegos, y más tarde cartagineses y romanos, llamaron númidas, para que finalmente en
Por otro lado, el norte y centro de
Los pueblos indoeuropeos dispusieron de dos morfotipos de caballos, uno eumétrico, al parecer más antiguo, que se distingue como ario (de la misma rama de aquellos équidos que llevaron los hititas consigo en Anatolia y que habría sido introducido en
Casas, en 1.848, dice que todavía se llamaban Thieldos o Hielcos por la gente del pueblo a algunos caballos de Galicia, Asturias y León. También se le ha llamado “antiguo caballo de las mesetas castellanas”, era un caballo eumétrico, de origen tarpanico, que tenía una alzada de alrededor de las 7 cuartas, la cabeza grande, de perfil recto, cuello corto y recto, pecho estrecho, grupa tendiendo a la horizontalidad, cascos mayores que el ibérico, que con frecuencia se presentaba calzado y cordón corrido, era muy resistente y apto para el tiro y mejor que el pequeño asturcón, tanto para carga como para silla, por lo que llegó a desplazar a éste hacía las montañas, tanto en
Una de las características más llamativas de estos caballos era la de practicar el paso portante, similar al que los romanos comprobaron también en el caballo de los partos, por lo que se considera que ambos tuvieron el mismo origen, el primero habría llegado a la península Ibérica con los arios protoceltas, el segundo fue introducido en Anatolia por los arios hititas, dando lugar, con el tiempo, al parto a través de los hurritas, asirios y persas, ambos caballos eran arios de tipo eumétrico, rectilíneos y mediolineos y ambos practicaban el paso portante.
El paso portante, que Plinio describe como “un trote suave que el caballo logra alargando altamente las patas”, que antiguamente se llamó andadura imperfecta, y, después, ambladura quebrada, es una marcha del caballo muy semejante a la andadura de la que se diferencia en que la elevación de los miembros de cada bípedo lateral no se hace a la vez, sino primero la de la mano y luego la del pie, si bien mediando entre ambas elevaciones poco tiempo, el apoyo tampoco es simultáneo, por lo que al apoyar cada bípedo lateral se oyen dos golpes en vez de uno, ambos se suceden con más rapidez que los ocasionados por el bípedo lateral de la andadura, por lo que el caballo marca cuatro tiempos en lugar de los dos característicos de ésta. El paso portante puede ser enseñado a los caballos, pero lo corriente es que sea congénito, como en el caso del Thieldón, y que estos caballos lo tomen naturalmente en lugar del trote, especialmente si se les hace acelerar el paso estando cargados, el caballo fieldón fue el caballo de silla usado por los celtíberos como caballo de guerra.
De su característica forma de guerrear a caballo Cesar dice que se reduce a “lanzar de lejos, nunca a acercarse demasiado, retroceder ante el ataque y atacar a los que se retiran”, Adriano le señala como “cantabricus ímpetus” y, Adriano, en su “Táctica”, describe como se entrenaban los jinetes celtíberos en ella mediante el encuentro de dos escuadrones a caballo que, avanzando ambos en línea y en dirección contraria uno de otro dentro de un campo preparado para tal fin, se lanzan jabalinas al cruzarse, se consideraba como bueno al jinete que lograba lanzar 15 venablos antes de llegar con su caballo al final del campo y mejor si conseguía lanzar 20, para esta forma de guerrear, el paso portante del Thieldon era muy adecuado ya que permitía a una velocidad del caballo igual o superior al trote, mayor estabilidad y un acierto con los venablos similar al que se obtenía si el animal marchaba al paso y mucho mayor del que se conseguía al galope, sin tener que soportar el traqueteo de éste, a la vez que se podría lanzar mayor número de jabalinas durante un recorrido determinado.
A lo largo de
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