Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

jueves, 31 de marzo de 2011

Egipto y los animales sagrados (V) otros toros sagrados





Otros toros sagrados

Mnevis

El Apis no fue el único toro que se adoró en Egipto, hubo por lo menos tres formas más de toros sagrados, aunque menos conocidas. De dos quedan algunos datos y del tercero sólo breves menciones. Sin embargo ninguna de ellas logró alcanzar la celebridad del Apis.

En el primer caso tenemos a Merur o Mnevis y a Baj o Bujis y en el segundo caso al toro de Min. Mnevis fue el toro sagrado de la ciudad de Heliópolis y representaba a Ra-Atum, es decir el poder vivificante del sol. Se le llamaba "La Renovación de la Vida", sin embargo también se le relacionó con Osiris ya que se ha encontrado su nombre como Mnevis-Osiris o Mnevis-Uenen-Nofer. En la ciudad de Zagazig, en el Delta, se encontró parte de un obelisco, monumento eminentemente solar, de la época de Nectánebo II, Dinastía XXX, en el que se le llama al rey el amado de Osiris en tres manifestaciones: "El Gran Toro, Señor de Horbeit", "El Mnevis de Horbeit" y "El Alma Viviente en su Barca Viviente". Ra fue un dios adorado en Egipto desde tiempos prehistóricos y prevaleció a través de toda su historia. Creó al mundo y se creó a sí mismo dentro de un huevo. Fue dios supremo y recorría el cielo de día en su barca Mandyet, "Que se hace fuerte", cuando estaba en todo su poder y su esplendor y por la noche lo hacía en su barca Mesektet, "Que se hace débil", cuando su poder menguaba y se veía obligado a luchar con enemigos poderosos, como la serpiente Apofis, es decir las potencias adversas a la luz. Sin embargo diariamente salía triunfante por el horizonte oriental haciendo patente su poder sobre esas fuerzas y sobre la naturaleza a la que hacía renacer por medio de sus rayos vivificantes. Atum fue el dios creador de Heliópolis, llamado el "Total". En el Reino Antiguo se le identificó con Ra, siendo Atum el dios del atardecer. Se le representó como un hombre portando la doble corona y su animal representativo era el icneumón.

El nombre egipcio de Mnevis era Nem-Ur o Mere-Hur. Respecto a su color la mayoría de los autores asientan que era negro sin marcas y algunos pocos afirman que era blanco, pero con penachos de pelo oscuro en el cuerpo y en la cola, o moteado. Como los demás animales, debió ser un dios autónomo que con el tiempo se subordinó al culto de Ra-Atum y se convirtió en su heraldo y en su oráculo. Su culto y las ceremonias que lo acompañaban no han llegado hasta nosotros, pero seguramente serían muy similares a las del Apis. Vivía en establos cercanos al templo del dios, con todos los privilegios, como buena comida, vacas, cuidados, etc., dignos de su posición, e incluso cerca de su madre la vaca Hesat.

Sin embargo, respecto a Mnevis, contamos con un detalle particular, relacionado con el faraón Ajenatón. Durante su gobierno este rey, de la Dinastía XVIII, pretendió implantar el culto a Atón, proscribiendo a Amón, a los dioses de su tríada y a los que se habían unido a él. Intentó sintetizar en Atón las cualidades espirituales del mundo sin necesidad de representarlo en forma humana o animal, sino simplemente como un símbolo: un sol con rayos con manos en los extremos. Es de llamar la atención que el culto a un animal tuviera cabida en la nueva religión, cuando la mayoría de los dioses fueron prohibidos y destruidos sus nombres. Se pretendía una religión más espiritual, en donde no hubiera dioses con aspecto humano o animal y que fuera más universal, ya que los beneficios de Atón debían de ser no sólo para los reyes y el pueblo de Egipto, sino para todos. Aunque en realidad en las representaciones, sólo se ve al faraón y a su familia gozando de los rayos del sol. Curiosamente el culto al toro Mnevis prevaleció en este reinado, ya que según el faraón, Atón se manifestaba en él. Incluso en su nueva capital, Ajenatón preparó una suntuosa tumba para el toro sagrado, dejando asentado este hecho en una estela limítrofe, erigida en el cuarto año de su nueva capital. En ella se mencionan los acuerdos llevados a cabo para la adoración y el culto de Mnevis. Esta tumba se hizo en los acantilados del este de la ciudad.

Bujis

Bujis o Baj o Bacis fue el toro sagrado de Hermontis, ciudad al sur de Tebas. Se le llamó "Toro de las Montañas y el Ocaso". Se caracterizó por su fuerza, violencia y belicosidad. Tampoco aquí los autores coinciden en su color, algunos dicen que debía ser completamente negro y otros, en cambio, que debía tener la cara negra y el cuerpo blanco. Otro de sus atributos sería que su pelo debía estar dispuesto en sentido contrario al de los demás animales, o que este cambiara de color a través de las horas del día. En el Período Bajo se le asoció al dios Montu, dios tebano de la guerra, el cual fue representado al principio con cabeza de halcón y después de toro, armado de un arpa y un hacha, fue patrono de la provincia tebana, antes de ser substituido por Amón. El toro Bujis era el heraldo de Montu en la tierra.

Parece ser que al igual que los dos toros anteriores, Apis y Mnevis, Bujis también tuvo relación con Osiris. Eliano lo llama Onufris, titulo de Osiris, además de que a su nombre se le agregaba el nombre Asar (Osiris) : Asar-Baj.

Probablemente al morir su relación era con Osiris y ya no con Montu. Es curioso observar que algunos autores, en el recuento de toros sagrados egipcios que hacen, nombran como a un toro especifico a Onufris, Aa-Nefer o Unnefer, todos ellos nombres dados a Osiris después de su resurrección. Creo que, después de analizar a estos tres toros sagrados, apreciamos que los tres, al morir, asumían su relación con Osiris como dios del otro mundo y de la resurrección y que no era este el nombre específico de un cuarto toro, del cual por otro lado no hay ninguna información especifica.

El toro Bujis no era preparado para la momificación como los demás toros, a los cuales por medio de una inserción en el costado, les retiraban las entrañas. A Bujis se las extraían por el ano, con instrumentos retractores de bronce y por medio de enemas, todos ellos artefactos encontrados en sus tumbas. Después se le vendaba en posición reclinada con las piernas dobladas debajo de él, sujetándolo por medio de vendas a una base provista de abrazaderas. Encima de la cara se le colocaba una máscara dorada, con ojos incrustados de vidrio y entre los cuernos un disco con dos plumas.

Otros toros sagrados

Entre los demás Toros sagrados cabe mencionar al Toro de Medamud, llamado "El muy Grande Toro Sagrado que está en Medamud". Nag El-Medamud, ciudad cercana a Luxor, fue centro importante del culto a Montu desde la Dinastía XII, en el Reino Medio; en ella se encontraron restos de un templo dedicado al toro sagrado del dios. Es probable que este toro fuera el mismo que Bujis, ya que a ambos se les atribuyen signos de fiereza y desde luego, su relación con Montu. Se habla también de otro toro sagrado, el "Toro Negro" de la ciudad de Ka-Kam cuyas características se han perdido. Por ser esta la única mención que tenemos, no sabemos si como el anterior, el de Medamud, era probablemente uno de los tres toros importantes, llevando además el nombre de su pueblo o si por el contrario era un toro autónomo con la importancia de estos tres (Apis, Mnevis y Bujis), aunque no lo creemos así en vista de la escasa información que sobre él existe.

Por último tenemos al toro del dios Min, del cual no sabemos su nombre pero si que era blanco y que era adorado en Jemnis y en Coptos. Pocos datos tenemos de este animal, sin embargo se sabe que acompañaba al faraón en uno de los festivales más importantes del ceremonial egipcio, en el de la cosecha. En él se hacía una solemne procesión dirigida por el rey, que iba acompañado del toro blanco, al cual adornaban con un disco solar y dos plumas entre sus cuernos. El rey cortaba una gavilla de trigo y se la ofrecía al toro, probablemente tratando de propiciar la fecundidad. Esta fiesta tan importante se llevó a cabo desde la Época Tinita hasta la romana.

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