Otros toros sagrados
Mnevis
El Apis no fue el único toro que se adoró en Egipto, hubo por lo menos tres formas más de toros sagrados, aunque menos conocidas. De dos quedan algunos datos y del tercero sólo breves menciones. Sin embargo ninguna de ellas logró alcanzar la celebridad del Apis.
En el primer caso tenemos a Merur o Mnevis y a Baj o Bujis y en el segundo caso al toro de Min. Mnevis fue el toro sagrado de la ciudad de Heliópolis y representaba a Ra-Atum, es decir el poder vivificante del sol. Se le llamaba "
El nombre egipcio de Mnevis era Nem-Ur o Mere-Hur. Respecto a su color la mayoría de los autores asientan que era negro sin marcas y algunos pocos afirman que era blanco, pero con penachos de pelo oscuro en el cuerpo y en la cola, o moteado. Como los demás animales, debió ser un dios autónomo que con el tiempo se subordinó al culto de Ra-Atum y se convirtió en su heraldo y en su oráculo. Su culto y las ceremonias que lo acompañaban no han llegado hasta nosotros, pero seguramente serían muy similares a las del Apis. Vivía en establos cercanos al templo del dios, con todos los privilegios, como buena comida, vacas, cuidados, etc., dignos de su posición, e incluso cerca de su madre la vaca Hesat.
Sin embargo, respecto a Mnevis, contamos con un detalle particular, relacionado con el faraón Ajenatón. Durante su gobierno este rey, de
Bujis
Bujis o Baj o Bacis fue el toro sagrado de Hermontis, ciudad al sur de Tebas. Se le llamó "Toro de las Montañas y el Ocaso". Se caracterizó por su fuerza, violencia y belicosidad. Tampoco aquí los autores coinciden en su color, algunos dicen que debía ser completamente negro y otros, en cambio, que debía tener la cara negra y el cuerpo blanco. Otro de sus atributos sería que su pelo debía estar dispuesto en sentido contrario al de los demás animales, o que este cambiara de color a través de las horas del día. En el Período Bajo se le asoció al dios Montu, dios tebano de la guerra, el cual fue representado al principio con cabeza de halcón y después de toro, armado de un arpa y un hacha, fue patrono de la provincia tebana, antes de ser substituido por Amón. El toro Bujis era el heraldo de Montu en la tierra.
Parece ser que al igual que los dos toros anteriores, Apis y Mnevis, Bujis también tuvo relación con Osiris. Eliano lo llama Onufris, titulo de Osiris, además de que a su nombre se le agregaba el nombre Asar (Osiris) : Asar-Baj.
Probablemente al morir su relación era con Osiris y ya no con Montu. Es curioso observar que algunos autores, en el recuento de toros sagrados egipcios que hacen, nombran como a un toro especifico a Onufris, Aa-Nefer o Unnefer, todos ellos nombres dados a Osiris después de su resurrección. Creo que, después de analizar a estos tres toros sagrados, apreciamos que los tres, al morir, asumían su relación con Osiris como dios del otro mundo y de la resurrección y que no era este el nombre específico de un cuarto toro, del cual por otro lado no hay ninguna información especifica.
El toro Bujis no era preparado para la momificación como los demás toros, a los cuales por medio de una inserción en el costado, les retiraban las entrañas. A Bujis se las extraían por el ano, con instrumentos retractores de bronce y por medio de enemas, todos ellos artefactos encontrados en sus tumbas. Después se le vendaba en posición reclinada con las piernas dobladas debajo de él, sujetándolo por medio de vendas a una base provista de abrazaderas. Encima de la cara se le colocaba una máscara dorada, con ojos incrustados de vidrio y entre los cuernos un disco con dos plumas.
Otros toros sagrados
Entre los demás Toros sagrados cabe mencionar al Toro de Medamud, llamado "El muy Grande Toro Sagrado que está en Medamud". Nag El-Medamud, ciudad cercana a Luxor, fue centro importante del culto a Montu desde
Por último tenemos al toro del dios Min, del cual no sabemos su nombre pero si que era blanco y que era adorado en Jemnis y en Coptos. Pocos datos tenemos de este animal, sin embargo se sabe que acompañaba al faraón en uno de los festivales más importantes del ceremonial egipcio, en el de la cosecha. En él se hacía una solemne procesión dirigida por el rey, que iba acompañado del toro blanco, al cual adornaban con un disco solar y dos plumas entre sus cuernos. El rey cortaba una gavilla de trigo y se la ofrecía al toro, probablemente tratando de propiciar la fecundidad. Esta fiesta tan importante se llevó a cabo desde la Época Tinita hasta la romana.
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