Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

martes, 3 de agosto de 2010

El Nilo antes del Nilo II





Coincidiendo con este periodo aparecen las incipientes ciudades, una de ellas, Hierakómpolis, donde se daba culto a Horus, esta considerada como el lugar de origen de la cultura faraónica y las raíces de la monarquía egipcia. En ese lugar se ha constatado la existencia de una élite social que se evidencia en la suntuosidad, cantidad de ofrendas y tamaño de sus tumbas y en la aparición de pequeños cementerios elitistas. Últimamente se han descubierto en esa zona restos de palacios y templos, que son claros antecesores de los que encontramos en el periodo protodinástico. Durante este periodo protodinastico se produjo la unidad política desde el Delta hasta la primera catarata. Se ha postulado que la unificación no fue el resultado de una campaña militar continuada entre los distintos protoestados, (posiblemente origen de los nomos), sino que probablemente existieron, en una primera etapa, relaciones más o menos pacíficas entre ellos que acabaron formando reunificaciones cada vez mayores dando lugar a dos grandes reinos: el Alto y el Bajo Egipto.

El reino del norte tenía su capital en Buto, y la representación de su soberanía era la Corona Roja, mientras que en el sur, en el Alto Egipto, la capital estaba en Hierakómpolis y el rey llevaba la Corona Blanca. Dos deidades tutelares eran las patronas de ambos reinos. La cobra, Uadyet, protegía el Bajo Egipto, mientras que la diosa buitre, Nejbet, era la patrona del Alto Egipto. Es tema de debate la cronología de los hechos que durante el periodo de dos siglos se fraguó la unificación. Las fuentes egipcias y los descubrimientos arqueológicos muestran claramente un triunfo del sur sobre el norte, mientras que el análisis de las estructuras sociales muestran una clara influencia del norte, es decir del vencido, sobre el sur. Es posible que a finales del IV milenio a.C. Egipto estuviera dividido en dos reinos. El del norte consiguió dominar al del sur en un momento no preciso. Luego Egipto se escindió nuevamente y más tarde, el sur controló y conquistó definitivamente al norte hacia el 3.100 a.n.e. No parece que estas unificaciones se produjeran violentamente, sino más bien por medios políticos. Egipto nunca había sufrido amenazas externas, por lo que carecía de ejércitos.

Durante este periodo aparecen las necrópolis de la élite, es decir, zonas de enterramientos de príncipes y reyes, situadas en dos únicos lugares: Hierakómpolis y Abidos. En la segunda además existe una continuidad clara de enterramientos de jefes locales desde los periodos del Nagada I, hasta los enterramientos de las primeras dinastías, lo que indica que la unidad política del Valle del Nilo la forjaron élites de esta zona del Alto Egipto. Los textos narran los relatos orales, transmitidos entre los sacerdotes y que se refieren a los primeros reyes de Egipto como los propios dioses. Después reinaron los semi-dioses, hijos de los anteriores. Tras las dinastías divinas y las semi-divinas, se contabilizaban por los sacerdotes una serie de reyes no determinados, a los que seguían treinta reyes menfitas y después de ellos, los diez reyes tinita. El documento que recoge los anales reales más antiguos que conocemos, el Papiro de Turín varía ligeramente esta descripción. Para los egipcios, el conjunto de los semi-dioses, y los hombres que reinaron antes de la dinastía I formaron el conjunto de los llamados ‘seguidores de Horus’ (Sms Hr o Shemsu Hor). El único documento preciso que se refiere al final del periodo legendario, la llamada ‘Piedra de Palermo’, representa a una serie de personajes que llevan la Corona Roja del Bajo Egipto de los que nos facilita los nombres (Seka, Jaau, Tiu, Tchesh, Neheb, Uadyined, Mehe). Las interpretaciones de los signos grabados en los colosos de Coptos que representan al dios Min y en la Paleta de Tehenu han conducido a pensar que durante este periodo existió una línea de 15 gobernantes-totem.

La secuencia de esta Dinastía 00-0 según las estatuas de Min (Coptos), la tumba de U-j (Abidos), la Paleta de Tehenu y otras fuentes (pintura en jarras, paleta de los cazadores, grabado en jarras, cabezas de maza) sería la siguiente:

Oryx estandarte

Concha

Pez

Elefante

Toro

¿Bucraneo estandarte?

Cigüeña

Cánido

Bucraneo estandarte (II)

Escorpión I

Halcón (I)

Min estandarte+planta

¿(Perdido)

Halcon II

Leon

Doble Halcón

Iry-Hor

Ka

Escorpion II

Namer

En la llamada Paleta de Namer estarían bien representados los Shemsu Hor en tres grupos distintos: un grupo no-humano, cuyos componentes acompañaban a Horus y tienen un papel clave en el viaje de los muertos, un segundo grupo que está ligado directamente a los antiguos gobernantes, anteriores a la primera de las dinastías, y que se refieren también a la ciudad de Nejen (tradicionalmente el hogar original de Horus, que coincide exactamente con el lugar donde la Paleta fue encontrada) y un tercer grupo de guerreros que han trabado batalla con los seguidores de Seth.

Resulta de gran importancia los graffiti de Gebel Tjauty, con su posible narración de una victoria militar de Escorpión I sobre el gobernante de un estado regional cercano (¿Naqada?) a quien capturó (el nombre personal del derrotado o de la región/ciudad fue posiblemente escrito con la cabeza de un Toro sobre un estandarte, un emblema que aparece también en las inscripciones con tinta de las jarras de la tumba U-j). Después de la persona capturada (que es seguida por el gobernante victorioso con una maza) encontramos la figura de un pájaro (¿secretario?) picoteando una serpiente (una simbología de "victoria" o el emblema de un nomo/región?) que se halla también en el peine de Davis, en mangos de cuchillos y en vasijas decoradas de un tumba. Detrás del pájaro hay una figura llevando una vara precedido de un estandarte y en el lado derecho un halcón sobre un escorpión, ¿nombre real? El jefe derrotado en la parte izquierda, tiene sus manos atadas a la espalda y es sostenido con una cuerda por el vencedor; el último es representado en un nivel superior (y a escala) en el extremo izquierdo de la escena. Las escenas de los objetos del protodinástico tardío (originalmente destinadas a templos y tumbas) son, en su mayoría, consideradas como rituales o simbólicas (tumbas, paletas decoradas ceremoniales) mientras que las escenas talladas en las rocas pudieran ser "informes" de acontecimientos históricos.

Los aspectos de este periodo están marcados por el incremento y desarrollo de un creciente urbanismo, a este periodo pertenecen las primeras ciudades que pueden ser denominadas como tales. Conocemos las de Tinis en Abidos, Nubet en Ombos, Nejeb en el-Kab, Nejen en Hierakómpolis y otras, como Hermonthis, Edfu o Elefantina. Aparece también una consolidación de las instituciones sociales, religiosas y de la administración, y la evolución de la escritura como expresión de una organización social y económica bien definida. Aparecen los marbetes hechos por incisión o escritos con tinta en los etiquetados de recipientes conteniendo ofrendas funerarias de los sepulcros reales, que indican su contenido procedencia y periodo de manufacturación. También se corresponde con este periodo la aparición de dispositivos icnográficos para expresar la idea de soberanía, como los cetros Heka y, especialmente, los serej que mostraban al halcón Horus sobre una estilización de la fachada de un palacio con el nombre del rey en su interior, y que sustituían, (en parte coexistieron en la Baja Nubia) a la roseta/flor/estrella como símbolo divino y real, esta última también aparece en inscripciones sumerias y especialmente elamitas conectada al concepto de realeza divina.

Se han estudiado 10 esqueletos de burros encontrados en cuevas en el complejo funerario de uno de los primeros reyes de Egipto, en Abidos, mostrando que hace 5000 años el burro estaba en sus primeras fases de domesticación. Los estudios zooarqueológicos indican que los burros fueron domesticados por los egipcios hace unos 6000 años, aunque hay pruebas de que los burros también fueron domesticados en el Sahara hace unos 9000 años por pastores saharauis.

Marcadores genéticos muestran que la domesticación del asno salvaje se desarrolló “pronto”, antes de que su código genético sufriera los cambios que hoy en día observamos. También se han estudiado los metacarpos de los esqueletos encontrados que son más parecidos a los del asno salvaje que a los del burro moderno, aunque cambian mucho de un esqueleto a otro, y en algunos son una versión intermedia de los de ambas variedades.

Todos los esqueletos de asnos de Abidos muestran aperos junto a ellos, y ciertas patologías en sus huesos consistentes con el hecho de que eran utilizados como animales de carga. Las similitudes morfológicas con los asnos salvajes, incluso siendo usadas como bestias de carga, muestran que el fenotipo de los burros evolucionó significativamente durante los primeros periodos dinásticos en Egipto.

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