Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

martes, 6 de julio de 2010

CIVILIZACION (III)









El resto del mundo continuaba su lenta evolución neolítica. Hacia el 4.000 a.n.e., había surgido una nueva comunidad agrícola en China en el bajo Yang-Tse Kiang, probablemente por influencia de la civilización del río Amarillo. En el valle del Indo la civilización se perfeccionó sensiblemente a lo largo del milenio: se construyeron ciudades de ladrillo, empezó a usarse el cobre y se inició el comercio con Mesopotamia. En Europa el neolítico estaba ya muy extendido. No hay muchos datos, pero parece ser que la Europa neolítica "típica" estaba formada por sociedades agrícolas sedentarias, poco belicosas, matriarcales, que tendían a formar pueblos y ciudades relativamente numerosos. Por el contrario, los pueblos indoeuropeos, que habitaban el oeste asiático, formaban sociedades eminentemente pastoriles, de carácter patriarcal y espíritu guerrero. Habitaban en pequeños poblados con casas semisubterráneas.

Hacia el año 3.000 a.n.e., una nueva oleada de nómadas invadió la media luna fértil, tal y como había sucedido mil años antes con los sumerios. Esta vez no provenían de las montañas del este, sino que eran pueblos semitas de Arabia. Probablemente, las condiciones de vida debieron de volverse más arduas, o debió de haber un exceso de población, o algún conflicto tribal. Fuera como fuera, varias de estas tribus se lanzaron hacia el norte con un ímpetu inusitado, fenómeno que se iba a repetir varias veces en la historia.

Los sumerios consiguieron mantener a los semitas alejados de sus ciudades principales, a lo largo del Éufrates inferior, pero perdieron muchas ciudades en la Alta Mesopotamia, como Mari, que había sido fundada recientemente. Otros grupos de semitas se asentaron en la costa norte de Canaán y a lo largo de Siria. Al igual que había sucedido con la ocupación sumeria, los territorios conquistados entraron en un periodo de decadencia del que tardarían siglos en recuperarse. La zona que se recuperó más rápidamente fue la costa norte de Canaán, cuyos nuevos habitantes se dedicaron pronto al comercio por mar, y son los que después conoceremos como Fenicios. Es probable que la crisis moviera a algunos cananeos a abandonar su patria. Quizá algunos marcharon a la isla de Creta, lo que explicaría que por estas fechas empezó a usar el cobre y a construir buenos barcos con los que inició unas relaciones comerciales con Egipto y Canaán.

Las ciudades sumerias disminuyeron en número, pero las restantes aumentaron de tamaño. Por estas fechas, la ciudad de Ur alcanzó la supremacía en Sumer, a expensas de Uruk. Los reyes y reinas de Ur fueron enterrados en tumbas monumentales, acompañados de tesoros y siervos. Los sumerios fundaron la ciudad de Assur en la Alta Mesopotamia, junto al Tigris, que prosperó rápidamente.Mientras tanto, alrededor del 2.425 a.n.e., los elamitas se unieron por primera vez bajo una fuerte dinastía. Siglos después pervivió una tradición según la cual esta ciudad había dominado Mesopotamia antes de la llegada de los sumerios. Puede ser cierto y puede ser que la leyenda se creara a partir de este periodo de esplendor. Por esta época, los elamitas ya habían adaptado la escritura sumeria a su propia lengua. Aratta fue un antiguo estado situado en algún lugar de Oriente Medio o Asia meridional, cuyos orígenes pueden situarse aproximadamente entre 2500-2100 a. n.e. Es mencionado en las leyendas sumerias más antiguas, en particular en Enmerkar y el señor de Aratta, como un país rico y montañoso, situado "río arriba", y gobernado por un rey que compite con el rey de Uruk. Los dos principales candidatos a la identidad de Aratta son las regiones montañosas de lo que después sería Urartu, y la recientemente descubierta civilización de Jiroft, en el sureste de Irán. Aratta era conocida por sus metales, minerales y artesanos, era también una fuente de plata, oro y lapislázuli.

Por estas fechas los semitas crearon otro reino poderoso alrededor de la ciudad de Ebla, en Siria, cerca de Fenicia, que llegó a dominar muchas ciudades del norte de la media luna fértil, de Anatolia y de la Alta Mesopotamia. Otro tanto sucedió con la ciudad de Mari, que dominó muchas ciudades de su entorno, entre ellas Assur.

Otra ciudad semita que había alcanzado cierto esplendor era Kish. Mientras Uruk ejercía su influencia sobre todo Sumer, el primer ministro del rey de Kish se las arregló para usurpar el trono, tras lo cual adoptó el nombre de Sargón, que significa "Rey legítimo". Su legitimidad no debía estar tan clara, pues el nuevo rey prefirió trasladar la corte a una nueva capital fundada por él mismo y que no estuviese asociada a la monarquía anterior. Esta capital fue Agadé, o Acad, y desde entonces el rey fue conocido como Sargón de Acad. Alrededor del 2.300 a.n.e., Sargón se enfrentó a Uruk la derrotó. Según sus inscripciones conmemorativas, esta victoria le dio el dominio de toda Sumer, pero parece ser que en realidad necesitó varias campañas más para lograr esta meta. En cualquier caso, Sargón acabó dominando una extensa región de Mesopotamia que incluía a toda Sumer y que fue conocida como el Imperio Acadio. Más aún, sometió al reino de Elam, dejándolo bajo el gobierno del rey de Susa, una de sus ciudades menos destacadas, que a partir de este momento empezó a ganar influencia.

Los acadios eran semitas, contemporáneos de los sumerios y, tal vez anteriores; en el III milenio aparecen mezclados los dos pueblos, algunos semitas comenzaron a ser llamados acadios por la importancia de su capital (akkadé). Los acadios eran un pueblo nómada, de nomadismo cerrado (se movían en pequeñas extensiones), de lengua semita, vivían en bandas o tribus en contacto con poblaciones urbanas, formando una sociedad dimorfa, en simbiosis con los sumerios, se hicieron sedentarios, adquiriendo importancia en la región donde estaba la ciudad que les dio nombre, fundada por Sargón. Otros pueblos nómadas de lengua semita serán los amorreos, los hebreos y arameos, y los asirios, hay también semitas no nómadas como los eblaítas o eblateos. El imperio Acadio, a pesar de su corta duración, marcó una impronta indeleble en el próximo Oriente, la lengua acadia se convirtió en lengua franca, aún los elamitas y hurritas, tras su independencia, conservaron la escritura cuneiforme para su propia lengua.

Sargón siguió combatiendo y sojuzgando ciudades del norte y del este, mientras la capital de Acad iba engrandeciéndose. Por ejemplo, la ciudad de Assur se había liberado recientemente del dominio de Mari, e instauró una monarquía propia, pero sus reyes se convirtieron en tributarios de Sargón. La propia Mari no tardaría en someterse también al yugo acadio.

El imperio acadio fue el primer imperio histórico en el sentido de un pueblo que dominó militarmente a otros pueblos extranjeros. En este sentido, el Imperio Antiguo egipcio no era un imperio, sino una cultura homogénea que poblaba un territorio extenso. El gobierno de Sargón fue opresivo para los pueblos que sojuzgó. Los gobernantes sumerios del sur fueron sustituidos por guerreros brutales, lo que causó muchas revueltas que Sargón tuvo que sofocar. Por otra parte, Sargón instituyó el acadio como lengua oficial del imperio y debió de tomar medidas para fomentarlo pues, a pesar del prestigio que tenía el sumerio, terminó desplazándolo.

Indudablemente, la entrada de los acadios conquistadores en las ciudades de Sumer debió de generar una gran confusión, agravada por el hecho de que los recién llegados hablaban una lengua que casi nadie entendía. Tal vez las gentes más humildes, cuya visión del mundo se reducía a su entorno más inmediato, ni siquiera entendían por qué "de repente" habían aparecido hombres que hablaban una lengua tan extraña que ahora se veían coaccionados a aprender. Era natural pensar en un castigo de los dioses. Con el tiempo, cuando Sumer y Acad se borraron de la memoria de las gentes, pervivió la leyenda de que hubo un tiempo en que todos los hombres hablaban la misma lengua (o sea, el sumerio), pero que un día los dioses los castigaron y sembraron la confusión haciendo que hablaran dos lenguas distintas. Por otra parte, los zigurats eran ya monumentos del pasado y lo que la gente sabía de ellos es que habían sido construidos para acercarse al cielo. Esto era cierto: muchos pueblos con divinidades celestes eligen lugares elevados para estar más cerca de sus dioses al hacer sus sacrificios, y los zigurats fueron la peculiar forma que tuvieron los sumerios de plasmar esta idea. Sin embargo la gente encajó muy bien ambas historias: los antiguos construían torres cada vez más altas con la pretensión de alcanzar el cielo, pero los dioses se enojaron por este intento de "invasión" y lo evitaron sembrando la confusión: les hicieron hablar cientos de lenguas distintas, con lo que ya no podían trabajar conjuntamente y el proyecto fracasó. Los hombres se dispersaron según sus lenguas, y esta era la causa de que en el mundo hubiera tantos pueblos con tantas lenguas diferentes. Por una cuestión de coherencia esta leyenda tuvo que ubicarse después del Diluvio (los hablantes de lenguas extrañas no habían perecido), lo cual, por otra parte también encajaba en la historia: tal vez los antiguos querían llegar al cielo para salvarse en caso de que los dioses provocaran otro diluvio universal.

En 2.252 a.n.e., Naram-Sin, nieto de Sargón, ocupa el trono de Acad. Tras sofocar varias revueltas internas, Naram-Sin continuó la tradición imperial de su abuelo, reemprendiendo expediciones a tierras lejanas. En el 2.200 a.n.e., destruyó el floreciente reino de Ebla. La tribu de los Lullubi fue un pueblo que habitaba la región de los montes Zagros en el actual Kurdistán iraquí e iraní, era un pueblo guerrero, que fue vencido en batalla según muestra una estela acadia de entonces, la estela de Naram-Sim Para consolidar su autoridad se hizo proclamar dios, organizó un cuerpo de nobles-funcionarios que supervisaban o sustituían a los reyes locales e instaló colonias de acadios en las ciudades sospechosas de rebeldía. La cultura floreció en la corte de Acad. Los escribas acadios desarrollaron y superaron las tradiciones sumerias. Aunque el lenguaje de la cultura siguió siendo el sumerio, los comerciantes y la administración hablaban acadio.

Mientras tanto, como es habitual, en los cielos se reproducían los acontecimientos de la tierra: Los dioses acadios se mezclaron con los sumerios. Es fácil distinguirlos porque tienen nombre semíticos. Además son todos dioses celestes, como corresponde a las culturas de pastores. Así, Sin, dios de la luna, se convirtió en el dios principal de Ur (Naram-Sin significa "amado por Sin"), Ishtar, identificada con el planeta Venus, diosa del amor y la belleza, se convirtió en la diosa principal de Uruk, desplazando el culto a Anu. Esto era aceptable, pues pronto se descubrió que Ishtar era hija de Anu. También estaba Shamash, dios del Sol, que no consiguió tanta notoriedad como sus compañeros.

Se tiende a ajustar las creencias religiosas a las pautas dictadas por las escuelas teológicas oficiales, a veces la religión se confundía con la magia y la medicina, el mito del árbol de Eridu es un sortilegio de tipo médico, la ciudad de Eridu juega un gran papel en las fórmulas mágicas de este periodo, ya que en ella residía Ea, el dios-mago titular de la sabiduría, también nos han llegado amuletos, conjuros y un encantamiento acadio contra el dolor de muelas. El imperio que había fundado Sargon desaparecía de la Historia en torno al 2.159 a.n.e., al no poder hacer frente a una coalición de las ciudades sumerias, las cuales, dirigidas por el clero de Nippur, en medio de un violento clima de enfrentamiento religioso, solicitaron ayuda de los Gutu, quienes lanzándose contra Akkad lograron destruir totalmente la capital imperial.

Las fuentes coetáneas a los Gutu son prácticamente inexistentes, por lo que la época constituye una de las más oscuras de la historia de Mesopotamia, las crónicas tardías hablan de ellos como hombres feroces, que no conocían el temor de los dioses, llamándoles “dragones (y escorpiones) de la montaña”. En realidad, los Gutu (término que acabó por indicar una referencia geográfica, Qutium) formaron una minoría tribal montañesa, asentada en los Zagros, vecinos de los Lullubi, que junto a éstos, los Uman-manda, los Hurritas y los Elamitas provocaron la caída del imperio Acadio, imperio altamente minado en sus últimos momentos por la agitación religiosa y el malestar social, la invasión gutu, ejemplo de pueblo con técnicas inferiores que vence a armamentos y técnicas superiores, provocó una época anárquica, no fueron más que uno de los factores que contribuyeron a la caída del imperio.

Los Gutu devastaron Uruk, Ur, Kish y Lagash, pero se recuperaron con el tiempo; en cambio Akkadé desapareció completamente, y parece que el pueblo de Súmer saludo esta incursión como liberadora. Seguramente no eran una horda desordenada y contaron con el caos reinante en Súmer debido a las sublevaciones del pueblo sometido, arrasaron completamente Akkadé y también otras ciudades fuertes que estaban en poder de los semitas, cortaron las redes de transporte y comunicación y sembraron pánico con el fin de no permitir que los semitas se reorganizaran nuevamente. La etimología de su nombre puede ser esclarecedora, los sumerios llamaban gutium a este pueblo, vocablo que significa “madre que tiene el cordón de la vida”. Los gutu fueron llamados “dragones de las montañas” quizás podamos acercarnos a la realidad de esta historia si consideramos la relación entre este pueblo y Enki -(más tarde E.A) dios de la sabiduría, señor de la magia, uno de los tres dioses más importantes con Enlil y Anu, de la cultura mesopotámica- llamado “gran dragón” y “soberano”.

Una vez logrado el dominio permitieron a los sumerios reconstruir sus ciudades y su cultura, la tradición dice que los Gutu se comportaron como bárbaros, pero mantuvieron una administración encadenada con cada uno de los antiguos pueblos, aprendieron la lengua acadia y tuvieron en cuenta las culturas anteriores, permitiendo intercambios comerciales entre los distintos pueblos. Su dominio acabó de un modo inesperado a manos de la ciudad sumeria de Ur, después del 2.112 a.n.e. El largo periodo de paz que se abría y la prosperidad económica permitieron que todo lo sumerio renaciera, alcanzándose en el Arte y la Literatura altas cotas de calidad, Lagash, Uruk y Ur fueron las ciudades artífices de tal renacimiento.

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