Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

miércoles, 16 de febrero de 2011

PROXIMO ORIENTE (V) Los Pueblos del Mar




Hasta entonces el tránsito marítimo por el Mediterráneo había tenido un carácter esencialmente comercial. Es verdad que Creta había desarrollado una armada con la que había impuesto su hegemonía en el Egeo, pero debieron de encontrarse con una resistencia mínima. Los mismos egipcios usaban barcos para transportar sus tropas a Canaán, pero siempre bordeando la costa. Nadie hasta entonces había enviado tropas en barcos para librar una batalla importante lejos de sus costas. La idea de llevar tropas al otro lado del mar debía de ser considerada una locura para los egipcios.

Sin embargo, los griegos micénicos empezaron a aventurarse por el mar con fines militares. Sin duda les llegaron productos exóticos provenientes de tierras lejanas a través del mar Negro, pero esta vía comercial estaba enteramente bajo el control de Troya. Oriente debió de adquirir fama de ser una tierra rica y paradisíaca. En efecto, los griegos tenían una leyenda al respecto, según la cual mucho tiempo atrás un grupo de cincuenta héroes mitológicos capitaneados por Jasón emprendieron una arriesgada aventura hacia oriente en busca del vellocino de oro, la piel de un carnero divino cuya lana era de oro, símbolo de la prosperidad de las tierras lejanas. Embarcaron en la nave Argos, por lo que eran conocidos como los Argonautas, entre los cuales estaban el mismo Teseo, el que venció al Minotauro y liberó a Atenas del dominio cretense, y con él Hércules, y su padre Peleas, y Orfeo, y muchos otros. Respecto a Troya, resultó ser un pequeño obstáculo en el camino pues, cuando trató de impedir el paso a la expedición, Hércules desembarcó, saqueó la ciudad y mató al rey Laomedonte junto con todos sus hijos excepto Príamo, que era el rey a la sazón. Nada de esto tiene visos de realidad. Más bien debemos suponer que estas historias fueron inventadas por los griegos micénicos para animar al pueblo, o tal vez a los aqueos, pueblo tan poco interesado por el mar como Egipto, a lanzarse sobre Troya y acabar con su hegemonía. Las leyendas griegas al respecto hablan de una coalición de Argivos y Aqueos en una expedición contra Troya. En principio "argivo" hace referencia a la ciudad de Argos, que era una de las ciudades micénicas más importantes, pero es probable que el término se usara para referirse indistintamente a todos los griegos micénicos. Naturalmente, el casus belli según los griegos no fue tan prosaico como el de borrar del mapa una ciudad molesta. Según la tradición, la guerra se debió a que Paris, el hijo de Príamo, se llevó (no está muy claro si por la fuerza o de mutuo acuerdo) a Helena, la mujer de Menelao, rey de Esparta, quien solicitó la ayuda de su hermano Agamenón, rey de Micenas, para recuperarla. A su vez, éstos reclamaron la ayuda de otros reyes, como Ulises de Ítaca o el aqueo Aquiles. Al margen de los detalles poéticos, las tradiciones griegas parecen describir dos facciones en pie de igualdad: los argivos, capitaneados por Agamenón y los aqueos, capitaneados por Aquiles. La ciudad de Troya fue destruida y los griegos convirtieron el acontecimiento en una de sus gestas más memorables.

Las leyendas griegas continúan explicando que, al volver a su patria, los héroes se encontraron con una situación turbulenta. Las fábulas se inclinan hacia sucesos más románticos en torno a adulterios, envenenamientos y disputas por el poder, pero la realidad histórica subyacente era de otra naturaleza. Los pueblos indoeuropeos se habían ido extendiendo por la Europa oriental, eran belicosos y en estos momentos debían de pasar por un periodo de escasez o superpoblación, por lo que se expandían en todas direcciones y desplazaban a su vez a otros pueblos. La Grecia micénica empezó a sufrir el acoso de otro pueblo indoeuropeo, emparentado con los griegos pero mucho menos civilizado: los Dorios. Los dorios tenían armas de hierro, lo que les concedía una superioridad contra la que los griegos micénicos no tenían nada que hacer. Como fruto de estas convulsiones el Mediterráneo se llenó de hordas de piratas que sobrevivían atacando y saqueando las ciudades costeras. Estaban formados por mezclas heterogéneas de dorios, griegos micénicos y habitantes de poblaciones variadas que no encontraron mejor salida que lanzarse al mar. Un grupo numeroso de estos piratas desembarcó en las costas de Libia y se unió a los nativos en un ataque contra Egipto.

Parece que hacía los siglos XII y XI a.n.e., los Dorios invadieron Grecia desde el norte acabando con la civilización micénica, que luego trataremos. No está claramente establecidos si subyugaron inmediatamente a los aqueos o si, durante un tiempo, casi fueron compañeros de viaje. Las crónicas de Egipto y de Ugarit mencionan también a los Sherden, cuyo casco adornado con cornamentas puede denotar un origen balcánico, algunos de sus grupos fueron contratados como mercenarios por los faraones, destinándolos a luchar contra los hititas, y el grueso fue finalmente rechazado, marchando hacia Chipre, parece que posteriormente su peregrinaje había partido de Cerdeña, a la que dieron el nombre, otros pueblos emparentados con ellos siguieron itinerarios parecidos cuando fueron rechazados por los egipcios: los Tirrenos se instalaron en la costa italiana y los Shekelesh acabaron asentados en Sicilia, donde fueron conocidos con el nombre de Sículos.

También los testimonios egipcios mencionan a los Lukka como otro pueblo de mar, estos contaban con una flota poderosa, cuyas bases estaban en Lidia y pirateaban toda la costa de Anatolia. Los confusos testimonios mencionan también a los Akamasha, probablemente pobladores aqueos de los estados micénicos que, una vez desplazados por las Dorios, se reasentaron en zonas de influencia de la costa anatólica, amenazando ahora a los hititas, cuyas crónicas citan también a los Tursha, pueblo enigmático que apareció en Anatolia, fue rechazado y reemprendió la navegación por el Mediterráneo, con tan ignorado destino que se les ha llegado a relacionar con los etruscos e incluso con la gaditana Tartesos.

Probablemente también eran aqueos los Denyen, que desembarcaron en las costas anatólicas y sirioplaestinas, una teoría apunta que se fundieron con los hebreos, dando origen a la tribu de Dan, una de las doce tribus de Israel, establecida en las fuentes del río Jordán, los ilirios y los frigios parece que procedían de los Balcanes, se instalaron en Anatolia y fueron responsables de una de las destrucciones de Troya, contribuyeron a la ruina del imperio hitita, poco sabemos de los Weshesh, posiblemente vinculados a Troya.

Los Peleset eran sin duda los filisteos de la Biblia, pueblo de origen Egeo, probablemente griegos cretenses, tenían un asentamiento anterior en las costas croatas, al parecer desde allí saltaron a Creta empujados por los Dorios. En el siglo XII a.n.e., los filisteos participaron en la invasión de Egipto junto con otros pueblos del mar, más adelante ocuparon la costa sur de Palestina, que les debe su nombre. Esencialmente, los filisteos ocuparon cinco ciudades gobernadas cada una por su propio rey, pero que mantenían una débil coalición. Tres de ellas estaban junto a la costa: Asdod, Ascalón y Gaza, mientras que otras dos estaban en el interior: Ecrón y Gat.

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