



La continua inmigración de gentes procedentes de Canaán culmina con los invasores hicsos (señores de los países extranjeros), que llegan a Egipto hacia el s. XVII a.n.e., en una época de crisis interna, hasta ese momento Egipto no había sufrido cambios dado lo aislado que se encontraba el imperio con respecto al resto del mundo. Ahora surge una nueva aristocracia guerrera y otras clases artesanales que se impregnan de las técnicas importadas, comienzan a trabajar el bronce, modifican el telar vertical y el torno de alfarero, se introducen nuevos instrumentos. Desde mucho antes de esta época ya había una considerable presencia asiática en el delta del Nilo, originada por graduales oleadas migratorias. La apreciación de los hicsos como florecientes mercaderes sostiene que tras un período de incertidumbre y desorganización, Egipto sufrió una partición, estableciéndose dos reinos, uno en el Alto Egipto con capital en Tebas y otro en el Bajo Egipto., de nuevo llegó la paz y prosperidad con la afluencia de varios pueblos que se confederaron. Los egiptólogos calculan que la duración de su dominio sobre Egipto fue de unos cien años. La capital del reino estuvo situada en la ciudad de Avaris en el delta del Nilo, actual Tell el-Daba; sin embargo, no controlaron todo el territorio egipcio, pues varios nomos (regiones) del sur no llegaron a estar totalmente bajo su control, entre ellos el de Tebas.
No deberíamos seguir viendo a los hicsos como un pueblo guerrero y devastador, aunque hubiera castas militares entre ellos. La mayoría eran comerciantes emigrados por el desplome de los mercados tradicionales de Biblos y Megido; su gran expansión territorial, no se debió a una conquista militar, sino a razones comerciales, y su presencia en puntos tan alejados como Cnosos, Bogazkoi, Bagad, Palestina, Gebelein, Kush y Andalucía, se debe a razones comerciales y económicas. No hay un origen étnico único en los hicsos: se conformó fundamentalmente de inmigrantes de las regiones de Canaán y Siria; también de hurritas, al menos en sus tradiciones Se cree que la expansión del imperio hitita hacia
Tanto en Egipto como en Mesopotamia, los primeros signos de recuperación de la crisis los encontramos en las ciudades alejadas de lo que habían sido los grandes centros de poder. Así, en Egipto empezó a prosperar la ciudad de Tebas, al Sur, de cuya historia anterior se sabe muy poco. Probablemente era una aldea fundada durante
Hacia el
Egipto estaba en los mejores días del Imperio Medio, hubo un capaz primer ministro llamado Amenemhat, de origen tebano, de algún modo se rebeló y en
Se construyeron dos pirámides junto al lago Moeris, además de numerosas estatuas colosales con su imagen y un complejo grupo de palacios, todo ello rodeado de un mismo muro. Al parecer la construcción contaba con tres mil quinientas habitaciones, la mitad de las cuales eran subterráneas y se usaban como cámaras funerarias. Al parecer el rey trató de burlar a los ladrones de tumbas escondiendo las momias y los tesoros en un complicado sistema de pasadizos en lugar de bajo una mole de piedra. Los egipcios denominaron a esta construcción con una palabra que significa "el templo a la entrada del lago", pero los griegos de tiempos posteriores la deformaron a Labyrinthos, esto es, Laberinto. El Laberinto egipcio debió de ser una obra imponente, hecha de mármol blanco, con una cuidada ornamentación, si bien no cumplió su cometido, pues todas las tumbas que contuvo fueron saqueadas con el tiempo. También la ciudad de Tebas fue embellecida con nuevos templos, estatuas y otros edificios notables. No se conocen bien las causas, pero el Imperio Medio se desmoronó y el país se sumió en la confusión. Los egipcios registran dos dinastías que debieron de reinar simultáneamente.
Por otra parte, las ciudades civilizadas habían aprendido de los hicsos el uso bélico del caballo, con lo que éste dejó de ser una ventaja para los pueblos nómadas. Los reyes tebanos del Alto Egipto tenían caballos y los usaron para combatir a los invasores. El último rey de
Con estas victorias, se logró imponer la autoridad sobre un Nuevo Imperio Egipcio. Parece que las tensiones entre el rey y la nobleza quedaron atrás. Ahora Egipto tenía carros y caballos, así como un nuevo orgullo nacional. El rey ya no sólo era sacerdote y dios, sino también un gran general. Su autoridad era indiscutible. Una muestra de la nueva reverencia que se le reservaba es que los egipcios ya no se referían a él como "el rey", sino con el circunloquio más pomposo de "la gran casa" o "el palacio", voz que ha derivado en la expresión Faraón. Aunque anacrónicamente se llama faraones a todos los reyes egipcios, lo cierto es que este título surgió con el Imperio Nuevo.
El faraón Amenofis I retomó Nubia, el Sinaí y todo Canaán hasta la costa que luego sería Fenicia, como en los tiempos del Imperio Medio. Al oeste, los pastores libios protagonizaban frecuentes incursiones en territorio egipcio desde tiempos de los hicsos. El nuevo faraón puso fin a esta situación ocupando una buena franja del desierto libio, se extendió el control egipcio sobre el Nilo hasta la cuarta catarata, mucho más allá que en cualquier época anterior. En Canaán se llegó hasta la ciudad de Karkemish, en plena Siria, a orillas del Éufrates. Los soldados egipcios quedaron fascinados por la abundante lluvia "un Nilo que cae del cielo". El propio Éufrates fue también causa de sorpresa, pues los egipcios usaban la misma expresión para referirse al Norte que para decir "río arriba". Así, el Éufrates era, para ellos, un río que, "fluyendo hacia el norte, fluye hacia el sur".
La ciudad de Tebas gozaba ahora de más prestigio que nunca, construyó grandes templos, y cada uno de los reyes posteriores trató de superar a los precedentes. La construcción de pirámides se abandonó definitivamente (todas habían sido saqueadas por los ladrones de tumbas). En su lugar, se optó por ocultar el mausoleo real tras una compleja red de túneles excavados en la roca de una colina cercana a Tebas. En