jueves, 13 de diciembre de 2012
LA POTNIA EQUINA (I)
Introducción
En el largo proceso de la
domesticación de los animales, los caballos suplantaron a otros équidos como
instrumento insuperable durante siglos de control rápido y permanente del
territorio.
Homero presenta como cosa del
pasado una situación en la que los procedimientos de apropiación de caballos
rozan el abigeato y las actividades del cuatrero, narrados en tonos épicos por
Néstor el ¶ppóta (GerÉnioj) (Il. XI 671 ss.), el gran experto en la
lucha con carros (Il. IV 322). Frente a ello, Homero presenta prósperas
explotaciones dedicadas a la reproducción y cría controlada de caballos para la
selección de castas extraordinariamente veloces destinadas a la guerra o a su
banco de pruebas, la competición. Gracias a la constitución de yeguadas y al
desarrollo de una importante infraestructura humana y de medios, el caballo es
el valioso resultado de esmerados cuidados, mantenido estabulado ante el
peligro de ser robado o de escapar de forma incontrolada precisamente hacia los
campos donde pacen las yeguas.
Como dice Delebecque, aún antes
de la guerra de Troya el caballo tenía un gran «valeur marchand», lo que le
convertía en una enorme fuente de riqueza para su poseedor, al que convenía
poner de relieve la progenie divinao demónica de sus animales.
En la Ilíada, además de
los extraordinarios caballos de origen divino, se practican cruces para la
mejora de razas ganaderas. En Il. XI 697 ss., el padre de Néstor, Neleo,
se cobra 300 cabezas diversas de ganado por cuatro caballos de los que había
sido desposeído por los eleos.
En la épica arcaica kuanoxaíthj
(voc. y a veces nom. -aˆ) se aplica a Posidón, el divinal caballo Arión y en
una ocasión (HCer.347) a Hades, también llamado en la Ilíada klutópwloj ‘de
famosos potros’.
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