Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

jueves, 16 de diciembre de 2010

Los otros ríos. (I)





Aunque quepa atribuir a los valles fluviales de la Antigüedad la fecundación de otras sociedades con semillas civilizadoras, las civilizaciones egipcias, y mesopotámica fueron perdiendo importancia y lo que quedó de su legado se fue transmitiendo a través de civilizaciones posteriores: La griega y la romana, en el caso egipcio, y la persa en el mesopotámico. Las otras dos grandes civilizaciones antiguas que florecieron en suelos aluviales, en la India y en China, tuvieron, a primera vista, efectos encontrados.

Los casos indio y chino, si los observamos con más atención, tienen un profundo rasgo en común: ambos consiguieron, o eso se ha dicho, ir más allá de sus entornos de origen para resituarse en otras áreas. Sin embargo, sus trayectorias fueron opuestas: La cultura del río Amarillo, de la que continuaremos hablando en otro momento, se expandió o filtró fuera de su valle de origen sin siquiera tener que sacrificar su continuidad, a pesar de las repetidas conquistas que sufrió desde el exterior y las transformaciones internas. En cambio, el mundo del Indo se desvaneció a excepción de unos pocos rastros superficiales o subterráneos.

En la práctica, la vida urbana y la agricultura intensiva que se adoptaron en los suelos aluviales del Indo parecen haber sido más frágiles que las de Egipto, Mesopotamia y China, muchos lugares sólo fueron ocupados con este grado de sofisticación durante unos pocos siglos, algunos fueron abandonados a principios del segundo milenio a.n.e. Pero las conclusiones a las que llegaron los primeros arqueólogos, según los cuales tales acontecimientos traumáticos podían comprobarse en Mohenjo Daro observando los huesos de las víctimas de masacres y los rastros de incendios de las murallas de la ciudad, resultaron prematuras, pocas de las supuestas víctimas de masacres presentaban heridas, la vida continuó en otros enclaves después de estas catástrofes hasta la segunda mitad del segundo milenio a.n.e.

El clima se fue haciendo más seco y, puede que las convulsiones tectónicas desplazaran el lecho de los ríos, el Saraswati, el principal afluente oriental del Indo, donde los asentamientos se habían concentrado notablemente antaño, desapareció ante el avance del desierto de Thau. Sin embargo, ni siquiera esto es suficiente para explicar el abandono de las ciudades, ya que año tras año el Indo sigue arrojando su espléndido limo sobre una enorme extensión de campos relucientes. Es muy posible que una crisis de suministro, relacionada con un proceso de desecación o con la mala gestión de los habitantes, también afectara a algunos recursos, como a la ganadería y a los productos de la zona de influencia de la ciudad, que servían como complemento al trigo y la cebada de los huertos, además, o alternativamente, puede que los habitantes escaparan de alguna plaga más mortífera que la endémica malaria que se puede detectar en los huesos enterrados.

Otra de las fuentes interesante del conocimiento de una cultura es su cementerio, generalmente ubicado en la parte occidental de las zonas de ritual, en algunas ciudades llega a tener ocho capas sucesivas de tumbas, de las que se han extraído cráneos de todo tipo evidenciándose una mezcla de razas, en cualquier caso el número de tumbas es muy inferior al de la población hipotética, por lo que no se puede soslayar a la incineración, presente en todas las posteriores religiones de origen indio, lo que todavía sigue siendo un misterio es la causa de enterramiento o incineración, o la selección de las personas para uno u otro rito, posiblemente, la admirable convivencia religiosa india se remonte a esta ancestral civilización. Por otro lado, una de las hipótesis más interesantes, en la que confluye la mayoría de los autores, es que la noción de reencarnaciones (samsara) denominada también teoría de la transmigración del alma o metempsicosis, se origina en este momento.

Como ya se ha dicho, el desgaste ecológico jugó un papel fundamental en el declive de esta cultura, pues la tala de bosques a lo largo de las cuencas de los ríos (principalmente el Indo), para cubrir la gran demanda de madera y desbroce de campos de cultivo, produjo aluviones y riadas cada vez más frecuentes y destructoras, ante estos ataques se respondía con prontitud y vitalidad (reconstrucción, nuevos cultivos,...), acrecentándose así la posterior violencia de estos mismos ataques, hasta que la rica llanura aluvial se convirtió en una árida estepa y en una tierra insalubre.

La genética muestra que las castas en India no se formaron hace 1000 o 2000 años, y son la causa de que India triplique la diversidad genética europea. Los individuos de cualquier casta, sin embargo, son una mezcla de los dos grupos humanos ancestrales -el sur y el norte- que colonizaron la India en la noche de los tiempos. Casi todos los indios provienen de dos poblaciones ancestrales claramente distinguibles, pero casi todos son una mezcla genética de ambas. Los distintos grupos indios han heredado del 40% al 80% de su genoma de una población a la que llamamos Indios Ancestrales del Norte, que están relacionados con los euroasiáticos occidentales, y el resto de su genoma lo ha hecho de los Indios Ancestrales del Sur, sin parentesco con ninguna población fuera de India.

Las castas y tribus se formaron después por aislamiento, y sus efectos son bien evidentes en el genoma. La diversidad genética en India es tres o cuatro veces mayor que la europea, por ejemplo. La explicación es que cada población india proviene de un pequeño número de individuos (el efecto fundador) y que ha permanecido bastante aislada desde entonces. Pero estos efectos fundadores han ocurrido en los últimos milenios -entre 750 y 2.500 años atrás-, mucho después de las colonizaciones ancestrales. Cada casta o tribu india sigue siendo una mezcla de individuos que a su vez son una mezcla genética de las dos poblaciones ancestrales.

Pese a que la mezcla de ancestros norte y sur es general, las proporciones varían, la mayor proporción de norte (hasta el 80%) es común en los hablantes indoeuropeos y las castas altas tradicionales. El sur predomina en las castas bajas que hablan otras lenguas. La excepción son los indígenas de las islas Andaman, que sólo tienen relación con los Indios Ancestrales del Sur, sin mezcla con el Norte. Los andamaneses son los únicos supervivientes de los primeros colonizadores de Surasia.

Hacia el año 1000 a.n.e., los arios estaban plenamente instalados en la India. Por esta época se consolidó una rígida división social en cuatro clases. Estaban los brahmanes (sacerdotes), los chatria (guerreros), los vaisya (ganaderos y comerciantes) y los sudra (los antiguos aborígenes de la India, ahora reducidos a la esclavitud). En un largo proceso que arranca incluso antes de la invasión, los arios fueron desarrollando una religión antecedente del actual hinduismo. Los brahmanes eran los únicos que podían conocer los ritos y los textos sagrados, conocidos como veda, o revelación, redactados en sánscrito pero no por escrito, sino que se transmitían oralmente. El dios principal era Visnú, también llamado Siva, quien se ocupaba del mundo a través de sus numerosas esposas, entre ellas la benevolente Parvati, la guerrera Durga y la destructora Kali. El hinduismo se refiere a su doctrina como sanatana-dharma, que significa algo así como "ley cósmica universal sin origen", pues, al contrario que otras religiones, el hinduismo no tiene ningún fundador renombrado. Uno de sus aspectos más destacados es la idea de los ciclos y la reencarnación. Por ejemplo, cuando un hombre muere, se reencarna en una de las cuatro clases según la medida en que hubiera respetado el orden cósmico en sus vidas anteriores. Así, bien mirado, las desigualdades por el nacimiento eran una expresión de la justicia universal.

Las acciones de un individuo que determinan su próxima reencarnación son su karma, pero el hombre cuenta con distintas vías para salir del ciclo de reencarnaciones (samsara) y llegar finalmente a la liberación (moksa). Puesto que todo pensamiento influye en el karma, una de las vías era el control del pensamiento mediante la meditación (la vía de la meditación). La principal técnica de meditación era el yoga. Por otra parte, estaba la vía de las obras, consistente en observar cuidadosamente los rituales tradicionales con la esperanza de acumular así un karma favorable y meritorio.

De la literatura védica, inmediatamente posterior, se deduce que los agricultores aborígenes ofrecieron una valerosa resistencia ante los invasores arios, sin embargo, a pesar de ser numéricamente superiores, no pudieron resistir las sucesivas oleadas de estos pueblos, expertos jinetes, conductores de carros y estrategas bélicos, que merecieron el sobrenombre de “destructores de ciudades” (purandara). También se menciona que eran seminómadas, de piel clara y nariz prominente, llevaban el pelo largo, apenas sabían de agricultura, desconocían el cultivo del arroz y del algodón, se asombraban ante el tigre y el elefante, sin embargo, dieron mucha importancia al león y al caballo, desde un principio, los conquistadores despreciaron a los conquistados, a los que denominaron dara o dasyu (esclavo) y, más peyorativamente “Chatos”, “oscuros” y “adoradores del falo”.

Este pueblo que se autodenominaba ario, procedía del Asia Central, expandiéndose hacia el sur y el oeste, surge del mismo tronco que los iranios, los hurritas mesopotámicos e, incluso los eire (irlandeses), el rasgo fundamental que los relaciona es el idioma: Sánscrito (denominado también por los indios devanagari ó “lenguaje de los dioses”), por lo que los filólogos prefieren el término sanscritización para referirse a este proceso intercultural.

Desde el año 600 al 300 a.n.e. aproximadamente, India presencia la consolidación de su orden social, la canalización práctica de todo pensamiento religioso y los primeros contactos con las entonces grandes potencias occidentales, Persia y Grecia, cuya conciencia histórica ayudará en gran medida a establecer los primeros datos básicos y servirá de modelo para la configuración del futuro imperio Maurya. El siglo VI a.n.e. corresponde a la gran crisis espiritual de oriente, pues, casi al mismo tiempo, Buda y Mahavira fundan respectivamente el budismo y el jainismo en India (entre otros muchos pensadores y doctrinas que no han sobrevivido), Persia ve surgir a Zarathustra y al zoroastrismo, y en China triunfan el taoísmo de Lao-zi y el confucianismo de Kongfuzi.

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