Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

martes, 1 de agosto de 2017

HISTORIA DE LA TIERRA (POST SCRIPTUM)

BOMBARDEOS



El núcleo de la Tierra, que es sobre todo hierro, constituye aproximadamente un tercio de la masa del planeta. El manto de silicio representa otros dos tercios y se extiende más de 2.500 kilómetros por debajo de la superficie. La corteza terrestre y la atmósfera son tan delgadas que apenas representan un 1 por ciento de la masa del planeta. El manto, la corteza y la atmósfera constantemente intercambian elementos, incluyendo los elementos volátiles necesarios para la vida.
Si la provisión inicial de carbono en la Tierra hirvió expulsada hacia el espacio o se quedó atascado en el núcleo, ¿de dónde vino el carbono presente en el manto y la biosfera? La clave está en el estudio de la relación entre carbono y azufre. Los datos clave ponen de manifiesto cómo la partición de carbono entre partes metálicas y de silicio de planetas terrestres varía en función de variables como la temperatura, la presión y el contenido de azufre o silicio
Un escenario que explica la relación carbono/azufre y la abundancia de carbono es que un embrión planetario como Mercurio, que ya se había formado con un núcleo rico en silicio, chocó contra la Tierra y fue absorbida, colisión ocurrida hace alrededor de 4.400 millones de años. Debido a que es un cuerpo masivo, la dinámica podría trabajar de una manera en que el núcleo de ese planeta iría directamente al núcleo de nuestro planeta, y el manto rico en carbono se mezclaría con el manto de la Tierra.
Posteriormente, hace unos 3.260 millones de años debió chocar con nuestro planeta un asteroide gigantesco, entre tres y cinco veces mayor que el provocó extinciones masivas en la Tierra, incluida la de los dinosaurios, hace 65 millones de años. Era la época que los científicos denominan el período de bombardeo masivo tardío, hace entre 3.000 y 4.000 millones de años, y los primeros seres vivos, microorganismos, debieron ver afectado radicalmente su entorno. . El asteroide, de entre 37 y 58 kilómetros de diámetro, debió hacer un cráter de 500 kilómetros de diámetro (dos veces y media mayor que el de los dinosaurios), generaría un terremoto de magnitud superior a 10.8 y las ondas sísmicas se propagarían por todo el planeta desencadenando otros grandes seísmos; tsunamis mucho más grandes de los que conocemos barrerían todos los océanos. La velocidad de impacto del asteroide sería de unos 20 kilómetros por segundo.
Los científicos describen los efectos en todo el planeta: la atmósfera se llenaría de polvo y la superficie de los océanos herviría; el cielo se pondría rojo de puro calor y el impacto lanzaría al aire roca vaporizada que envolvería todo el planeta, que se condensaría en gotas que caerían al suelo ya solidificadas. Desde luego la vida primitiva se vería afectada por los efectos masivos en la corteza terrestre, e incluso la tectónica de placas.
En un planeta tan dinámico como la Tierra, no cabe contar con la supervivencia, más de 3.000 millones de años después, del cráter de impacto tal cual. La erosión, la actividad de la corteza terrestre y otras fuerzas que configuran la superficie habrían destruido los lugares de choque de aquellos objetos celestes durante la era del gran bombardeo tardío. Pero la formación geológica de Barberton, al este de Johannesburgo, y sus fracturas características encajan con los efectos del gran impacto de un asteroide que los investigadores reconstruyen ahora.


El cráter del asteroide de los dinosaurios (izquierda) de 150 kilómetros; del asteroide de hace 3.260 millones de años, de unos 500 kilómetros, y la isla de Hawai, de 122 kilómetros.
Tamaños del asteroide de los dinosaurios (izquierda), de 10 kilómetros; el de hace 3.260 millones de años (centro), de 37 kilómetros; y del Everest, de 8,9 kilómetros de altura.

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