viernes, 24 de abril de 2015
NEUTRINOS
Los neutrinos son
tan invisibles que los científicos, para verlos, tienen que montar sus
especiales y enormes detectores en lugares insólitos, como la Antártida. Los
científicos todavía no pueden señalar los fenómenos concretos que emitieron
esos neutrinos pescados en la Antártida, dado que el flujo es pequeño todavía,
pero las teorías indican que deben proceder de explosiones estelares de
supernova, de agujeros negros, de galaxias activas o de otros fenómenos
extremos.
Miles de millones
de neutrinos pasan por cada centímetros cuadrado de la Tierra –y por el cuerpo de
cada uno de nosotros- cada segundo. Como si nada. Estas partículas apenas
interaccionan con la materia así que la atraviesan sin inmutarse y como son
neutras, no se desvían por los campos magnéticos. Pero se generan en procesos
físicos fundamentales y en cantidades ingentes. La inmensa mayoría de los
neutrinos que nos atraviesan imperceptiblemente se generan en el Sol o en las
interacciones de los rayos cósmicos en la atmósfera y en la radiactividad
natural.
Como son tan fantasmagóricas, lograr detectar estas partículas sin
apenas masa y viajando casi a la velocidad de la luz exigen auténticas proezas
tecnológicas y mucha imaginación por parte de los científicos.
Los científicos anunciaron
la detección, en 2012, de dos neutrinos superenergéticos, de más de 1000
teralectronvoltios (TeV), tan queridos por estos físicos que los bautizaron Epi
y Blas en honor a los entrañables personajes de Barrio Sésamo.
Los neutrinos son mensajeros excepcionales de
los fenómenos de más alta energía del universo porque, a diferencia de la luz,
escapan fácilmente de entornos extremadamente densos, como el centro de una
supernova .
Científicos del
experimento OPERA --que recoge datos de neutrinos muón que viajan desde el CERN
(Ginebra) hasta el Laboratorio Subterráneo de Gran Sasso (Italia)-- han
detectado un cuarto neutrino tau. Se trata de una partícula que inició su viaje
en el CERN (Suiza) como un neutrino muón y, después de recorrer los 730 kilómetros a
través de la Tierra
hasta Gran Sasso (centro de Italia), se transformó en el nuevo neutrino tau.
Esta
transición se ha podido ver por primera vez con una significación estadística
superior al nivel 4 sigma. Más allá de la jerga científica, esto es equivalente
a decir que por primera vez hemos observado el fenómeno de oscilación
extremadamente raro de neutrinos muón a neutrinos tau", ha apuntado.
Los
datos obtenidos de este estudio aún no han sido estudiados al completo. De este
modo, si se encuentran otros neutrinos tau en los estudios aún no analizados,
aún se podría lograr un nivel mayor de significación y completar la 'misión'.
Las oscilaciones
de neutrinos han sido un fenómeno poco conocido durante varias décadas y, hace
unos 15 años, se demostró que los neutrinos muón producidos en la interacción
de los rayos cósmicos, llegan a la
Tierra menos de lo esperado.
El
resultado del que se ha informado ahora explica el por qué: que los neutrinos
'desaparecidos' son de hecho neutrinos muón oscilando en neutrinos tau.
Resultados
confirman la existencia de hadrones exóticos, un tipo de
materia que no puede clasificarse dentro del modelo de quarks tradicional.
Los
hadrones son partículas subatómicas que pueden participar en la interacción
fuerte, la fuerza que une los protones dentro de los núcleos de los átomos. Los
físicos han teorizado desde la década de 1960 acerca de ellos y una amplia
evidencia experimental ya ha confirmado que los hadrones están compuestos de
quarks y antiquarks que determinan sus propiedades.
Un
subconjunto de los hadrones, llamados mesones, se forma a partir de pares
quark-antiquark, mientras que el resto --bariones-- están formados por tres
quarks. Pero, además, los físicos han encontrado varias
partículas que no encajan en este modelo de estructura de los hadrones.
Ahora una observación inequívoca de una partícula exótica, llamada Z (4430), no encaja en el modelo de quarks.
Ya se
había hallado la primera evidencia para Z (4430) en 2008 tras el descubrimiento de un
pico en la distribución de masa de las partículas que resultan de las
desintegraciones de mesones B. Más tarde se confirmó la existencia de Z (4430)
con una significancia de 5,2 sigma en la escala que los físicos de partículas
utilizan para describir la certeza de un resultado.
"La fiabilidad de la señal de la existencia de Z (4430) es abrumadora
--por lo menos 13,9 sigma-- que confirma la existencia de este estado.
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