Formación de estrellas supermasivas
Las etapas del
proceso están bien definidas para estrellas cuya masa es aproximadamente igual
o menor que la masa del Sol. Para masas mayores, la duración del proceso de
formación estelar es comparable a las otras escalas de tiempo de su evolución,
mucho más cortas, y el proceso no está tan bien definido. De algún modo se cree
que la ignición del hidrógeno empezaría bastante antes de que la estrella
llegara a agregar su masa total. Otra gran parte de la masa más exterior sería
no solo barrida e impulsada hacia el espacio interestelar sino también fotoionizada
por su intensa radiación dando lugar a las llamadas regiones HII. Sea como sea
la vida de estas estrellas es tan corta, del orden de cientos o incluso decenas
de millones de años, que en tiempos cosmológicos ni siquiera existen. Su
formación, vida y destrucción son procesos muy dramáticos en los que apenas si
hay descanso.
Se sabe que la opacidad
aumenta con la metalicidad ya que los elementos cuanto más pesados absorben más
los fotones. Esto se traduce en un mayor empuje por parte de los vientos
estelares de las estrellas supermasivas que, con las metalicidades actuales de
la galaxia, no logran concentrar más de 120-200 MSol. Este empuje
impide, a partir de cierto punto, que la estrella siga acretando masa, por eso,
las estrellas más pobres en metales pueden llegar a masas mayores. Se cree que
las primeras estrellas del universo, muy pobres en metales, se podrían haber
formado con masas de varios cientos de masas solares de hidrógeno y helio.
Medio
interestelar

En astronomía, el medio
interestelar, o ISM por sus siglas en inglés, es el contenido de materia
y energía que existe entre las estrellas dentro de una galaxia. El medio
interestelar desempeña un papel crucial en astrofísica a causa de su situación
entre las escalas estelar y galáctica. Las estrellas se forman dentro de
regiones frías de medio interestelar, al tiempo que éstas reponen materia
interestelar y energía a través de los vientos estelares y las explosiones de supernova.
Esta interacción entre estrellas y materia interestelar fija el porcentaje en
que una galaxia reduce su contenido gaseoso y por tanto determina la vida de la
formación estelar activa.
El medio
interestelar está formado por un plasma extremadamente diluido para los
estándares terrestres. La densidad de materia va desde un exiguo 1.5·10-26 g cm-3 en las zonas más calientes
hasta un 2·10-18 g cm-3 en las más densas. Su
densidad media es de 2.7·10-24 g cm-3, lo que equivale a un átomo
de hidrógeno por centímetro cúbico aproximadamente. Dicho medio lo conforman
tres constituyentes básicos: materia ordinaria, rayos cósmicos y campos
magnéticos.
El medio en sí es
una mezcla heterogénea de átomos, moléculas, polvo y rayos cósmicos envueltos
en un campo magnético. La materia está compuesta a su vez de alrededor de un
99% en masa por partículas de gas y un 1% por polvo. La composición química del
gas, de acuerdo a la nucleosíntesis primordial, es de un 90.8% en número (70.4%
en masa) de hidrógeno, un 9.1% (28.1%) de helio y un 0.12% (1.5%) de elementos
más pesados, comúnmente llamados metales en la jerga astrofísica. Una fracción
significativa de estos metales condensan en forma de granos de polvo en las
regiones más densas y frías del medio interestelar.
El medio
interestelar suele dividirse en tres fases, dependiendo de la
temperatura del gas: muy caliente (millones de kelvin), caliente (miles de
kelvin), y frío (decenas de kelvin).
Características
importantes del estudio del medio interestelar incluyen nubes moleculares, nubes
interestelares, restos de supernovas, nebulosas planetarias, y estructuras
difusas parecidas.
Materia interestelar
Evolución estelar
Representación artística del ciclo de vida de una
estrella similar al Sol
En astronomía, se
denomina evolución estelar a la secuencia de cambios que una estrella
experimenta a lo largo de su existencia.
Trayectorias evolutivas de estrellas de distintas
masas representadas.
Los nombres de las
fases son:
- PSP: Presecuencia principal
- SP: Secuencia principal
- SubG: Subgigante
- GR: Gigante roja
- AR: Apelotonamiento rojo
- RH: Rama horizontal
- RAG: Rama asintótica gigante
- SGAz: Supergigante azul
- SGAm: Supergigante amarilla
- SGR: Supergigante roja
- WR: Estrella Wolf-Rayet
- VLA: Variable luminosa azul
Una estrella puede
morir en forma de:
- NP: Nebulosa planetaria
- SN: Supernova
- BRG: Brote de rayos gamma
y dejar un remanente
estelar:
- EB: Enana blanca
- EN: Estrella de neutrones
- AN: Agujero negro
Las fases y los
valores límites de las masas entre los distintos tipos de posibles evoluciones
dependen de la metalicidad, de la velocidad de rotación y de la presencia de
compañeras. Así, por ejemplo, algunas estrellas de masa baja o intermedia con
una compañera cercana, o algunas estrellas muy masivas y de baja metalicidad,
pueden acabar su vida destruyéndose por completo sin dejar ningún remanente
estelar.
El estudio de la
evolución estelar está condicionado por sus escalas temporales, casi siempre
muy superiores a la de una vida humana. Por ello no se puede analizar el ciclo
de vida completo de cada estrella individualmente, sino que es necesario
realizar observaciones de muchas de ellas, cada una en un punto distinto de su
evolución, a modo de instantáneas de ese proceso. En este aspecto es fundamental
el estudio de los cúmulos estelares, los que esencialmente son colecciones de
estrellas de edad y metalicidad similares pero con un amplio rango de masas.
Esos estudios luego se comparan con modelos teóricos y simulaciones numéricas
de la estructura estelar.
La presecuencia principal (PSP): De la nube molecular al inicio del
quemado de hidrógeno
Las estrellas se
forman a partir del colapso gravitatorio y condensación de inmensas nubes
moleculares de gran densidad, tamaño y masa total. La metalicidad de la nube de
gas será la que posean las estrellas que se formen a partir de ella.
Normalmente, una misma nube produce varias estrellas formando cúmulos abiertos
con decenas y hasta centenares de ellas. Estos fragmentos de gas se convertirán
en discos de acreción o de acrecimiento de los cuales surgirán planetas si la
metalicidad es lo suficientemente elevada.
Sea como fuere, el
gas prosigue su caída hacia el centro de la nube. Este centro o núcleo de la protoestrella
se comprime más deprisa que el resto liberando mayor energía potencial
gravitatoria. Aproximadamente la mitad de esa energía se irradia y la otra
mitad se invierte en el calentamiento de la protoestrella. De esta forma el
núcleo aumenta su temperatura cada vez más hasta encender el hidrógeno,
momento en el cual la presión generada por las reacciones nucleares asciende
rápidamente hasta equilibrar la gravedad.
La masa de la nube
determina también la masa de la estrella. No toda la masa de la nube llega a
formar parte de la estrella. Gran parte de ese gas es expulsado cuando el
«nuevo sol» empieza a lucir. Cuanto más masiva sea esta nueva estrella más
intenso será su viento estelar llegando al punto de detener el colapso del
resto del gas. Existe, por ese motivo, un límite máximo en la masa de las estrellas
que se pueden formar en torno a las 120 ó 200 masas solares. La metalicidad
reduce ese límite, algo incierto, debido a que los elementos son más opacos al
paso de la radiación cuanto más pesados. Por lo tanto una mayor opacidad hace
que el gas frene su colapso más rápidamente por acción de la radiación.
La continua lucha
entre la gravedad, que tiende a contraer la joven estrella, y la presión
producida por el calor generado en las reacciones termonucleares de su
interior, es el principal factor que determina a partir de entonces la
evolución de la estrella.