



El resto del mundo continuaba su lenta evolución neolítica. Hacia el
Hacia el año
Los sumerios consiguieron mantener a los semitas alejados de sus ciudades principales, a lo largo del Éufrates inferior, pero perdieron muchas ciudades en
Las ciudades sumerias disminuyeron en número, pero las restantes aumentaron de tamaño. Por estas fechas, la ciudad de Ur alcanzó la supremacía en Sumer, a expensas de Uruk. Los reyes y reinas de Ur fueron enterrados en tumbas monumentales, acompañados de tesoros y siervos. Los sumerios fundaron la ciudad de Assur en
Por estas fechas los semitas crearon otro reino poderoso alrededor de la ciudad de Ebla, en Siria, cerca de Fenicia, que llegó a dominar muchas ciudades del norte de la media luna fértil, de Anatolia y de
Otra ciudad semita que había alcanzado cierto esplendor era Kish. Mientras Uruk ejercía su influencia sobre todo Sumer, el primer ministro del rey de Kish se las arregló para usurpar el trono, tras lo cual adoptó el nombre de Sargón, que significa "Rey legítimo". Su legitimidad no debía estar tan clara, pues el nuevo rey prefirió trasladar la corte a una nueva capital fundada por él mismo y que no estuviese asociada a la monarquía anterior. Esta capital fue Agadé, o Acad, y desde entonces el rey fue conocido como Sargón de Acad. Alrededor del
Los acadios eran semitas, contemporáneos de los sumerios y, tal vez anteriores; en el III milenio aparecen mezclados los dos pueblos, algunos semitas comenzaron a ser llamados acadios por la importancia de su capital (akkadé). Los acadios eran un pueblo nómada, de nomadismo cerrado (se movían en pequeñas extensiones), de lengua semita, vivían en bandas o tribus en contacto con poblaciones urbanas, formando una sociedad dimorfa, en simbiosis con los sumerios, se hicieron sedentarios, adquiriendo importancia en la región donde estaba la ciudad que les dio nombre, fundada por Sargón. Otros pueblos nómadas de lengua semita serán los amorreos, los hebreos y arameos, y los asirios, hay también semitas no nómadas como los eblaítas o eblateos. El imperio Acadio, a pesar de su corta duración, marcó una impronta indeleble en el próximo Oriente, la lengua acadia se convirtió en lengua franca, aún los elamitas y hurritas, tras su independencia, conservaron la escritura cuneiforme para su propia lengua.
Sargón siguió combatiendo y sojuzgando ciudades del norte y del este, mientras la capital de Acad iba engrandeciéndose. Por ejemplo, la ciudad de Assur se había liberado recientemente del dominio de Mari, e instauró una monarquía propia, pero sus reyes se convirtieron en tributarios de Sargón. La propia Mari no tardaría en someterse también al yugo acadio.
El imperio acadio fue el primer imperio histórico en el sentido de un pueblo que dominó militarmente a otros pueblos extranjeros. En este sentido, el Imperio Antiguo egipcio no era un imperio, sino una cultura homogénea que poblaba un territorio extenso. El gobierno de Sargón fue opresivo para los pueblos que sojuzgó. Los gobernantes sumerios del sur fueron sustituidos por guerreros brutales, lo que causó muchas revueltas que Sargón tuvo que sofocar. Por otra parte, Sargón instituyó el acadio como lengua oficial del imperio y debió de tomar medidas para fomentarlo pues, a pesar del prestigio que tenía el sumerio, terminó desplazándolo.
Indudablemente, la entrada de los acadios conquistadores en las ciudades de Sumer debió de generar una gran confusión, agravada por el hecho de que los recién llegados hablaban una lengua que casi nadie entendía. Tal vez las gentes más humildes, cuya visión del mundo se reducía a su entorno más inmediato, ni siquiera entendían por qué "de repente" habían aparecido hombres que hablaban una lengua tan extraña que ahora se veían coaccionados a aprender. Era natural pensar en un castigo de los dioses. Con el tiempo, cuando Sumer y Acad se borraron de la memoria de las gentes, pervivió la leyenda de que hubo un tiempo en que todos los hombres hablaban la misma lengua (o sea, el sumerio), pero que un día los dioses los castigaron y sembraron la confusión haciendo que hablaran dos lenguas distintas. Por otra parte, los zigurats eran ya monumentos del pasado y lo que la gente sabía de ellos es que habían sido construidos para acercarse al cielo. Esto era cierto: muchos pueblos con divinidades celestes eligen lugares elevados para estar más cerca de sus dioses al hacer sus sacrificios, y los zigurats fueron la peculiar forma que tuvieron los sumerios de plasmar esta idea. Sin embargo la gente encajó muy bien ambas historias: los antiguos construían torres cada vez más altas con la pretensión de alcanzar el cielo, pero los dioses se enojaron por este intento de "invasión" y lo evitaron sembrando la confusión: les hicieron hablar cientos de lenguas distintas, con lo que ya no podían trabajar conjuntamente y el proyecto fracasó. Los hombres se dispersaron según sus lenguas, y esta era la causa de que en el mundo hubiera tantos pueblos con tantas lenguas diferentes. Por una cuestión de coherencia esta leyenda tuvo que ubicarse después del Diluvio (los hablantes de lenguas extrañas no habían perecido), lo cual, por otra parte también encajaba en la historia: tal vez los antiguos querían llegar al cielo para salvarse en caso de que los dioses provocaran otro diluvio universal.
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Mientras tanto, como es habitual, en los cielos se reproducían los acontecimientos de la tierra: Los dioses acadios se mezclaron con los sumerios. Es fácil distinguirlos porque tienen nombre semíticos. Además son todos dioses celestes, como corresponde a las culturas de pastores. Así, Sin, dios de la luna, se convirtió en el dios principal de Ur (Naram-Sin significa "amado por Sin"), Ishtar, identificada con el planeta Venus, diosa del amor y la belleza, se convirtió en la diosa principal de Uruk, desplazando el culto a Anu. Esto era aceptable, pues pronto se descubrió que Ishtar era hija de Anu. También estaba Shamash, dios del Sol, que no consiguió tanta notoriedad como sus compañeros.
Se tiende a ajustar las creencias religiosas a las pautas dictadas por las escuelas teológicas oficiales, a veces la religión se confundía con la magia y la medicina, el mito del árbol de Eridu es un sortilegio de tipo médico, la ciudad de Eridu juega un gran papel en las fórmulas mágicas de este periodo, ya que en ella residía Ea, el dios-mago titular de la sabiduría, también nos han llegado amuletos, conjuros y un encantamiento acadio contra el dolor de muelas. El imperio que había fundado Sargon desaparecía de
Las fuentes coetáneas a los Gutu son prácticamente inexistentes, por lo que la época constituye una de las más oscuras de la historia de Mesopotamia, las crónicas tardías hablan de ellos como hombres feroces, que no conocían el temor de los dioses, llamándoles “dragones (y escorpiones) de la montaña”. En realidad, los Gutu (término que acabó por indicar una referencia geográfica, Qutium) formaron una minoría tribal montañesa, asentada en los Zagros, vecinos de los Lullubi, que junto a éstos, los Uman-manda, los Hurritas y los Elamitas provocaron la caída del imperio Acadio, imperio altamente minado en sus últimos momentos por la agitación religiosa y el malestar social, la invasión gutu, ejemplo de pueblo con técnicas inferiores que vence a armamentos y técnicas superiores, provocó una época anárquica, no fueron más que uno de los factores que contribuyeron a la caída del imperio.
Los Gutu devastaron Uruk, Ur, Kish y Lagash, pero se recuperaron con el tiempo; en cambio Akkadé desapareció completamente, y parece que el pueblo de Súmer saludo esta incursión como liberadora. Seguramente no eran una horda desordenada y contaron con el caos reinante en Súmer debido a las sublevaciones del pueblo sometido, arrasaron completamente Akkadé y también otras ciudades fuertes que estaban en poder de los semitas, cortaron las redes de transporte y comunicación y sembraron pánico con el fin de no permitir que los semitas se reorganizaran nuevamente. La etimología de su nombre puede ser esclarecedora, los sumerios llamaban gutium a este pueblo, vocablo que significa “madre que tiene el cordón de la vida”. Los gutu fueron llamados “dragones de las montañas” quizás podamos acercarnos a la realidad de esta historia si consideramos la relación entre este pueblo y Enki -(más tarde E.A) dios de la sabiduría, señor de la magia, uno de los tres dioses más importantes con Enlil y Anu, de la cultura mesopotámica- llamado “gran dragón” y “soberano”.
Una vez logrado el dominio permitieron a los sumerios reconstruir sus ciudades y su cultura, la tradición dice que los Gutu se comportaron como bárbaros, pero mantuvieron una administración encadenada con cada uno de los antiguos pueblos, aprendieron la lengua acadia y tuvieron en cuenta las culturas anteriores, permitiendo intercambios comerciales entre los distintos pueblos. Su dominio acabó de un modo inesperado a manos de la ciudad sumeria de Ur, después del
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