



Era una sociedad compleja y fuertemente jerarquizada, con numerosos funcionarios: Sanga, sacerdotes administradores, Nubanda, inspectores e intendentes, Mashkin y Ugula, capataces que recogen impuestos, Uku, capataces agrícolas, Dubrar, escribas, Guru, empleados, en principio libres y luego esclavos. Las ciencias se desarrollaron pronto, sobre todo Astronomía, los sacerdotes sumerios se convirtieron en los primeros astrónomos. Desde los Zigurats observaban las estrellas y las llegaron a conocer bien, diferenciaban estrellas y planetas, y constataron las órbitas solar y lunar, los conocimientos geográficos crecieron. Descubrieron cómo el Sol se desplaza durante el año por la banda del zodíaco. Fueron ellos quienes dividieron esta banda en doce partes y crearon mitos alrededor de cada signo zodiacal.
El número doce no es casual: los sumerios (y tal vez también sus antecesores) contaban señalando con el pulgar las doce falanges de los otros cuatro dedos de la mano, y marcaban los múltiplos de doce con los cinco dedos de la otra, de modo que el mayor número que podían contar con los dedos era 60. Por ello dividieron el zodíaco en 12 signos, y el año en 12 meses y el día en dos grupos de 12 horas, y cada hora en 60 minutos. Los sistemas numerales eran el sexagesimal y el decimal, aunque el cero no se conoció hasta el siglo III a.n.e., en las escuelas de los templos enseñaron la elevación a potencias, extracción de raíces y ecuaciones de primer y segundo grado, la geometría se usaba para el cálculo de superficies y volúmenes, ya se conocían los principios de Euclides y, quizás, la solución del Teorema de Pitágoras, medían el tiempo con relojes de agua.
La prueba más clara de la aparición de los cimientos de la ciencia la encontramos en dos tipos de textos sumerios del III milenio a.n.e. (posteriormente adoptados y ampliados por los babilonios). Por un lado, en larguísimas listas de palabras que son auténticos inventarios y catálogos donde se recogen las más variadas realidades: nombres de plantas, animales, minerales, lugares, objetos, enfermedades, astros, dioses y cualquier forma cosa observables. Esta obsesión por el registro y la clasificación de la realidad material es el primer paso en la fijación del conocimiento humano y unos de los fundamentos para el desarrollo del pensamiento científico.
El otro tipo de textos lo constituyen los tratados, que analizan otros aspectos menos materiales como la teología, las leyes, las matemáticas o la medicina y lo hacen de un modo diferente, mediante relatos mitológicos, “códigos” legales, problemas de cálculo, descripción de enfermedades y diagnósticos…
En un caso y en otro el objetivo es el mismo: observar, definir, catalogar y (en lugar de enunciar principios generales, como hicieron los griegos después) establecer series de todos los casos concretos, incluyendo tanto los que han sido observados alguna vez como aquellos que no se han dado nunca pero pueden ocurrir, y ello con la intención de conocer todo sin descartar ninguna opción.
En el ámbito humanístico el legado sumerio está presente en prácticamente todos los campos de la expresión escrita, empezando por la historia (son sumerios los primeros testimonios relativos a hechos del pasado) y siguiendo por el derecho, la poesía o incluso recetarios de cocina, tres tablillas de barro de unas 350 líneas en total, fechadas en torno al
Lograron elaborar una bebida alcohólica , empleando diferentes materias azucaradas y féculas, a la que llamaron kash y que hoy se conoce como cerveza, en principio esta bebida estuvo asociada al mundo de los dioses, de los reyes y de los difuntos ilustres, pero también se utilizó como un importante componente medicinal en pomadas y preparados acuosos. Sin embargo, dados sus componentes nutritivos, su mayor utilización fue en el campo de la alimentación, consumiéndose de modo líquido o en forma de panes de cerveza, que se comían como piezas de malta aglomerada y cocida, y que eran entregados como parte del salario a los trabajadores.
También tiene origen sumerio la literatura épica, con las más antiguas y bellas narraciones de todos los tiempos, como la epopeya de Gilgamesh o los relatos de Enmerkar y de Lugalbanda, dónde no solo se ponen de manifiesto las más básicas y atemporales características de la humanidad (amistad, valor, temor, poder, arrepentimiento) sino que configuran algunas de las figuras literarias muy posteriores, como la exhortación a disfrutar del momento o la idealización de un lugar paradisíaco. Otros ejemplos son El descenso de Inanna a los infiernos, Los trabajos de Ninurta, Elegía por la destrucción de Lagash, Elegía por la destrucción de Ur, Lamento por Sumer y Ur, y otras obras de tipo práctico como las Instrucciones de Shuruppak o el Almanaque del agricultor.
Es en las cosmogonías y cosmologías que narran los mitos sumerios y en poemas como el del “justo sufriente”, dónde se hallan los primeros ensayos filosóficos en los que se plantea el cuándo, el cómo y el porqué de la aparición del mundo y de la humanidad en él, y cuál es el papel del hombre, su relación con sus creadores y su destino después de él. La aparición del mundo en un abismo primordial acuático, la creación de los hombres de arcilla para servir al dios, los castigos a que éste los somete, la existencia de un lugar “alto”, residencia de los únicos dignos de estar en él (los dioses) y de un espacio “abajo”, dónde mora por siempre la humanidad, o la presencia de demonios que turban la frágil existencia humana son algunos de los ecos de Sumer que han llegado hasta nosotros como relatos más o menos religiosos, pero en cuyo origen reside el primer planteamiento filosófico de la humanidad de que tenemos constancia escrita.
Nos han llegado numerosas tablillas, que testimonian la existencia, probablemente, de un código jurídico sumerio de amplio uso en diferentes ciudades-estado, pero que todavía no ha sido descubierto, de gran interés son las tablillas que recogen los litigios resueltos (di-til-la), que nos dan a conocer la praxis jurídica sumeria de finales del tercer milenio, tales di-til-la, muy breves y de perfecto tecnicismo, constan de cuatro apartados: exposición del asunto, considerando, sentencias, certificados del tribunal y fecha correspondiente. Los primeros textos legales conocidos datan de la época de Entemena de Lagash (
No hay comentarios:
Publicar un comentario