Disección de un caballo, grabado del Cours d´Hippiatrique, ou traité complet de la médicine des chevaux, Philippe-Étienne Lafosse, París 1.772

viernes, 28 de mayo de 2010

Especies animales no domesticadas






En los siglos XIX y XX, al menos seis grandes mamíferos, el eland, el wapití, el alce americano, el buey almizclero, la cebra, y el bisonte americano, han sido objeto de proyectos especialmente bien organizados que pretendían su domesticación, y que han sido realizados por criadores y científicos modernos, expertos en genética animal. Sin embargo, estas iniciativas solo han logrado éxitos muy limitados. Ni los ganaderos autóctonos con acceso a especies candidatas durante miles de años, ni los expertos en genética modernos han logrado fabricar especies domésticas útiles de grandes mamíferos mas allá de las “catorce antiguas”, que fueron domesticadas hace al menos 4.500 años. Sin embargo, los científicos actuales podrían indudablemente satisfacer para muchas especies la parte de la definición de domesticación que especifica el control de reproducción y el suministro de alimento: en los zoológicos se llevan a cabo programas de reproducción para muchas especies amenazadas, pero la rigurosa selección no muestra perspectiva alguna de dar lugar a un producto económicamente útil.

De las 148 especies candidatas, sólo 14 pasaron la prueba, ¿por qué fracasaron las otras 134? Para ser domesticada, una especie salvaje candidata debe poseer muchas características distintas, la falta de cualquiera de las características requeridas condena al fracaso los esfuerzos de domesticación. Podemos reconocer al menos seis grupos de razones de fracaso de domesticación:

1.- Dieta: Cada vez que un animal se come una planta ó a otro animal, la conversión de biomasa alimentaria en biomasa del consumidor supone una eficiencia de mucho menos del 100%, típicamente, del orden del 10%, es decir, se necesitan 5.000 kilos de maíz para criar una vaca de 500 kilos de peso, si lo que se desea es criar 500 kilos de carnívoro, hay que darle de comes 5.000 kilos de herbívoros criados con 50.000 kilos de maíz. Incluso entre los herbívoros y omnívoros muchas especies, como el koala y el panda, son demasiado melindrosas en sus preferencias como para recomendarse a sí mismos como animales de granja. Como consecuencia de esta ineficiencia fundamental, ningún mamífero carnívoro ha sido domesticado jamás para ser aprovechado como alimento, lo mas cercano a una excepción es el perro, domesticado originalmente como centinela y compañero de caza, sin embargo, el consumo habitual de perro ha sido un último recurso de sociedades humanas privadas de carne, además, el perro no es estrictamente un carnívoro, los perros que los aztecas y los polinesios criaban como alimento eran engordados eficientemente con verduras y restos.

2.- Ritmo de crecimiento: Para que merezca la pena criarlos los animales domésticos deben crecer también rápidamente, esta norma elimina al gorila y al elefante, aún cuando sean vegetarianos con preferencias alimenticias poco melindrosas y presenten una buena cantidad de carne, ¿qué criador de gorilas o de elefantes esperaría quince años para que su manada alcance el tamaño adulto?

3.- Problemas de reproducción en cautividad: De ahí los fallidos intentos de domesticación del guepardo, a pesar de nuestra intensa motivación para hacerlo desde hace miles de años, un emperador mogol de la India tenía un establo con mil guepardos, pero todos sus ejemplares eran guepardos domados que habían sido capturados en la naturaleza, hubo que esperar hasta 1.960 para que los biólogos de zoológicos modernos lograran el primer nacimiento de un guepardo en cautividad, en la naturaleza, varios guepardos persiguen a la misma hembra durante bastantes días, y ese rudimentario cortejo a lo largo de grandes distancias parece ser necesario para que la hembra ovule o sea sexualmente receptiva. Un problema semejante ha frustrado los intentos de criar la vicuña, un camélido salvaje andino cuya lana es muy apreciada por considerarse la más fina y ligera de las lanas de todos los animales, los incas obtenían la lana de vicuña llevando vicuñas salvajes a corrales, esquilándolas y, dejándolas después en libertad, todos los intentos de reproducir vicuñas para la producción de lana en cautividad han fracasado, por razones que incluyen el largo y complejo ritual de cortejo de las vicuñas antes del apareamiento, la feroz intolerancia de los machos de esta especie entre sí, y su exigencia de un territorio para alimentarse y otro distinto para dormir.

4.- Mala disposición: Prácticamente cualquier especie de mamífero que sea suficientemente grande es capaz de matar a un ser humano, cerdos, caballos, camellos y vacas, han matado a personas, sin embargo, algunos grandes animales tienen disposiciones mucho más desagradables y son más incurablemente peligrosos que otros, la tendencia a matar seres humanos la descalificado a muchos candidatos aparentemente ideales para la domesticación, un ejemplo obvio es el oso pardo, otro candidato, por lo demás adecuado, que se descalifica por razones de esta índole es el búfalo africano, está considerado el gran mamífero más peligroso e imprevisible de África, asimismo, el hipopótamo, un vegetariano de cuatro toneladas, sería un gran animal de establo si no fuera tan peligroso: mata más personas cada año que cualquier otro mamífero, incluido el león.

Sin embargo, hay otros candidatos cuyos peligros no son tan bien conocidos, por ejemplo, las ocho especies de équidos salvajes presentan grandes variaciones en cuanto a disposición, aún cuando las ocho estén genéticamente tan cerca una de otra que pueden cruzarse y producir crías sanas (aunque normalmente estériles), dos de estas especies, el caballo y el asno norteafricano (antepasado del asno actual), fueron domesticadas, estrechamente emparentado con el asno africano está el asno asiático, también llamado onagro, dado que su territorio original incluye el Creciente Fértil, cuna de la civilización occidental y de la domesticación de los animales, los pueblos antiguos debieron experimentar ampliamente con onagros, sabemos por descripciones y documentos gráficos sumerios y posteriores que la caza del onagro era habitual, así como su captura e hibridación con caballos y con asnos, algunas descripciones de animales y gráficos que representan a animales utilizados en monta o tirando de carretas podrían referirse al onagro, sin embargo, todos los autores que han escrito sobre este animal, desde los romanos hasta los modernos profesionales de los zoológicos , censuran su irascible temperamento y su desagradable hábito de morder a la gente, en consecuencia, aunque semejante en otros aspectos a los asnos ancestrales, el onagro nunca ha sido domesticado. Las cuatro especies de cebra son peores aún, los intentos de domesticación llegaron al extremo de engancharlas a carros, lamentablemente, las cebras hieren a más cuidadores de zoológicos cada año que los propios tigres, las cebras también resultan prácticamente imposibles de enlazar con una cuerda, incluso para vaqueros que ganan rodeos capturando caballos a lazo, debido a su habilidad a toda prueba para observar el extremo del lazo volando hacia ellas y esquivarlo agachando la cabeza.

El comportamiento imprevisiblemente agresivo por parte de un mamífero de gran tamaño y potencialmente peligroso forma parte, así mismo, de la razón por la que los experimentos modernos, inicialmente prometedores, en la domesticación del wapití y del eland no han tenido más éxito.

5.- Tendencia al pánico: Unas especies son nerviosas y están programadas para la huída instantánea cuando perciben una amenaza, otras especies son más lentas, menos nerviosas, buscan protección en la manada, permanecen inmóviles cuando se sienten amenazadas y no corren hasta que es necesario, la mayoría de las especies de ciervos y antílopes (con la notoria excepción del reno) son del primer tipo, mientras que la oveja y la cabra lo son del segundo. Naturalmente, es difícil mantener en cautividad a las especies nerviosas, esto es cierto , por ejemplo, en el caso de la gacela, que durante miles de años fue la especie cinegética cazada con más frecuencia en algunas zonas del Creciente Fértil, no hay ninguna especie de mamífero que los primeros pobladores sedentarios de aquella zona tuvieran más oportunidades de domesticar que la gacela, pero ninguna especie de gacela ha sido domesticada jamás, imaginemos como sería intentar conducir en manada a un animal que emprende súbitamente la carrera, que se golpea ciegamente contra las paredes, que puede saltar casi diez metros, y que puede correr a ochenta kilómetros por hora.

6.- Estructura social: Casi todas las especies de grandes mamíferos domesticados resultan ser aquellas cuyos antepasados salvajes comparten tres características sociales:

Viven en manadas,

Mantienen una jerarquía de dominación bien desarrollada entre los miembros del grupo, y

Las manadas ocupan territorios que se superponen parcialmente en vez de ser territorios mutuamente excluyentes.

Los animales gregarios se comportan bien cuando están encerrados en condiciones de hacinamiento, porque están acostumbrados a vivir en grupos densamente atestados en la naturaleza. En cambio, los miembros de la mayoría de las especies animales territoriales y solitarias no pueden ser conducidos en manada, no se toleran unos a otros, no asumen la impronta humana, y no son sumisos instintivamente. El gato y el hurón son las únicas especies de mamíferos territoriales que han sido domesticadas, porque nuestra motivación para hacerlo no fue criarlos en grandes grupos para obtener alimento, sino tenerlos como cazadores o mascotas solitarios.

Aunque la mayoría de las especies territoriales solitarias no han sido domesticadas, tampoco sucede lo contrario, es decir, que la mayoría de las especies gregarias puedan ser domesticadas, la mayoría no pueden serlo, por una o varias razones adicionales:

En primer lugar, las manadas de muchas especies no tienen territorios que puedan superponerse, sino que mantienen territorios exclusivos frente a otras manadas, no resulta posible juntar dos manadas de este tipo.

En segundo lugar, muchas especies que viven en manadas durante gran parte del año son territoriales en la época reproductiva, durante la cual luchan y no toleran la presencia de otros ejemplares. Este es el caso de la mayoría de las especies de cérvidos y antílopes (de nuevo con la excepción del reno), los machos de estos grupos se espacian en territorios y luchan ferozmente entre sí al llegar la época de la reproducción, de ahí que estos antílopes no puedan mantenerse en recintos superpoblados en cautividad, como es posible en el caso de la oveja, la cabra o la vaca. El comportamiento territorial se une asimismo a una disposición feroz y a una lenta tasa de crecimiento para proscribir al rinoceronte de la granja.

Finalmente, muchas especies gregarias, incluidos de nuevo la mayoría de los cérvidos y antílopes, no tienen una jerarquía de dominación bien definida y no están instintivamente preparados para recibir la impronta de un líder dominante (ni, por tanto, para recibir erróneamente la impronta de los humanos).

Los humanos y la mayoría de las especies animales forman un matrimonio desdichado por una o más de muchas razones posibles: la dieta, la tasa de crecimiento, los hábitos reproductivos, la disposición, la tendencia al pánico, y varias características diferenciadas de la organización social del animal. Los pueblos euroasiáticos heredaron muchas más especies de grandes mamíferos herbívoros salvajes y domesticables que los pueblos de otros continentes, este resultado, con todas sus transcendentales ventajas para las sociedades euroasiáticas tuvieron su origen en tres hechos básicos, la geografía, la historia y la biología de los mamíferos:

Primero, Euroasia, en consonancia con su gran superficie y diversidad, comenzó con la mayoría de los candidatos.

Segundo, Australia y América, pero no Euroasia y África, perdieron la mayoría de los candidatos en una oleada masiva de extinciones a finales del Pleistoceno, posiblemente porque los mamíferos de los dos primeros continentes tuvieron la mala suerte de ser los primeros en encontrarse de improviso con el ser humano, y en época avanzada de nuestra historia evolutiva, cuando nuestra capacidad cinegética estaba ya sumamente desarrollada.

Finalmente, de los candidatos supervivientes, resultó apto para la domesticación un porcentaje mayor en Euroasia que en otros continentes, un examen de los candidatos que nunca fueron domesticados, como los grandes mamíferos formadores de manadas en África, revela razones concretas que descalificaban a cada uno de ellos.

No hubo más de nueve zonas del globo terráqueo, que quizá pudieran reducirse sólo a cinco, donde la producción de alimentos surgió con independencia de otras, sin embargo, la producción de alimentos se había propagado ya en tiempos prehistóricos a otras muchas regiones además de esas pocas zonas de origen. Entre tales difusiones de la producción de alimentos. Las más importantes tuvieron lugar desde el sudoeste de Asia hasta Europa, Egipto y el norte de África, Etiopía, Asia Central y el Valle del Indo; desde China a los trópicos del sudeste de Asia, Filipinas, Indonesia, Corea y Japón; y desde Mesoamérica a América del Norte. Además, la producción de alimentos se enriqueció, incluso en sus zonas de origen, con la adicción de cultivos, ganados y técnicas de otras zonas de origen.

Algunas zonas que ecológicamente son muy adecuadas para la producción de alimentos no la obtuvieron en absoluto en tiempos prehistóricos, a pesar de que en sus cercanías había zonas de producción alimentaria prehistórica, son los ejemplos mas evidentes de estos casos de falta de difusión, tanto de la agricultura como de la ganadería, hacia la California autóctona desde el sudoeste de Estados Unidos o a Australia desde Nueva Guinea e Indonesia, y la falta de difusión de la agricultura desde la provincia sudafricana de Natal hasta la de El Cabo. En uno de los extremos se dio una rápida propagación a lo largo de los ejes este-oeste: desde Asia sudoccidental hacia el oeste, a Europa y Egipto, y hacia el este, el valle del Indo (a un ritmo medio aproximado de 1 km., por año), y desde filipinas hacia el este, a Polinesia (5 km., por año), en el extremo opuesto tuvo lugar la lenta difusión a lo largo de los ejes norte-sur: a 0,8 Km./año en México hacia el norte hasta la región sudoccidental de Estados Unidos, menos de 0,5 Km./año el maíz y los frijoles de México hacia el norte para alcanzar la productividad de la región del Este de Estados Unidos alrededor del año 900, y a 0,3 Km./año la llama de Perú hacia el norte, a Ecuador.

Mientras que cultivos y animales oriundos de Asia sudoccidental lograron propagarse hacia el oeste a Europa y hacia el este al valle del Indo, ninguno de los mamíferos andinos (llama/alpaca, cobaya) logró alcanzar Mesoamérica en los tiempos precolombinos, este hecho asombroso exige una explicación, al fin y al cavo, en Mesoamérica se desarrollaron densas poblaciones de agricultores y sociedades muy complejas, de manera que no cave duda alguna de que los animales domésticos andinos (si los hubieran tenido a su disposición) les habrían sido útiles para la alimentación, el transporte y la obtención de lana, a excepción del perro, Mesoamérica padecía una escasez total de mamíferos indígenas para satisfacer dichas necesidades, no obstante, algunos cultivos de América del Sur sí lograron alcanzar Mesoamérica, como ocurrió con la mandioca, la batata y el cacahuete

La mayor parte de las especies vegetales silvestres de las que se obtuvieron nuestros cultivos varían genéticamente de una zona a otra debido a que se habían afianzado mutaciones alternativas entre las poblaciones silvestres ancestrales de diferentes zonas. Es posible examinar la difusión de un cultivo en tiempos prehistóricos y plantear la cuestión de si todas sus variedades muestran la misma mutación autóctona o la misma mutación transformadora, el objeto de este examen es tratar de averiguar si el cultivo se desarrolló en solamente una zona o en varias por separado. Algunos botánicos llegan a la conclusión de que las judías de lima (Phaseolus lunatus), las alubias comunes (Phaseolus vulgaris) y los chiles del grupo Capsicum annuum/chinense, se aclimataron todos en, por lo menos, dos ocasiones distintas: una en Mesoamérica y otra en América del Sur, y que la calabaza Cucúrbita pepo y el quenopodio también se aclimataron por separado dos veces por lo menos: una en Mesoamérica y otra en el este del actual Estados Unidos.

En cambio, la mayor parte de los cultivos de Asia sudoccidental presentan sólo una de las variantes silvestres alternativas o mutaciones transformadoras alternativas, lo que sugiere que todas las variedades modernas de cualquiera de estas plantas provienen de una sola aclimatación. Vemos que muchos fenómenos diferentes coinciden en llegar a la misma conclusión: la producción de alimentos se difundió con mayor facilidad a partir de Asia sudoccidental que en el caso de América, también probablemente que en el África subsahariana, estos fenómenos consisten en:

-La falta completa de logro de la producción de alimentos en algunas áreas ecológicamente idóneas,

-Las diferencias en su ritmo y selectividad de difusión, y

-Las discrepancias en cuanto a si los cultivos aclimatados antes alcanzaron o no prioridad sobre readaptaciones de la misma especie o aclimataciones de parientes cercanos.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Animales domésticados



Los pequeños animales domésticos y las aves y los insectos domésticos también han sido útiles para el ser humano. Muchas aves fueron domesticadas para aprovechar su carne, sus huevos y sus plumas: el pollo en China, varias especies de pato y de ganso en distintas zonas de Euroasia, el pavo en Mesoamérica, la gallina de Guinea en África, y el pato almizclado en América del Sur. El lobo fue domesticado en América del Norte y en Euroasia para convertirse en nuestro perro, al que se utilizó como centinela, mascota y compañero de caza, y, en algunas sociedades, como alimento. Entre los roedores y otros pequeños mamíferos domesticados para ser utilizados como alimento figuran el conejo en Europa, el cobaya en los Andes, la rata gigante en África occidental y, posiblemente, un roedor llamado hutia en las Antillas, el hurón fue domesticado en Europa para la caza de conejos, y el gato fue domesticado en el norte de África y el Sudoeste de Asia para acabar con las plagas de roedores, entre los pequeños mamíferos domesticados en épocas tan recientes como los siglos XIX y XX, se encuentran el zorro , el visón y la chinchilla para aprovechar sus pieles y el hámster como mascota. Incluso algunos insectos han sido domesticados, especialmente la abeja melífera en Euroasia, y el gusano de seda en China, para producir miel y cera, y seda respectivamente. Muchos de estos pequeños animales producían alimentos, tejidos y calor, pero ninguno de ellos tiraba de arados o de carretas, ninguno portaba jinetes, ninguno, a excepción del perro, tiraba trineos o se convertía en máquina de guerra, y ninguno de ellos ha sido tan importante para producir alimento como los grandes mamíferos domesticados.

La importancia de los grandes mamíferos domesticados reside en un número sorprendentemente escaso de grandes herbívoros terrestres (solo se han domesticado mamíferos terrestres, por la razón obvia de que los mamíferos acuáticos resultaban difíciles de mantener y criar hasta la construcción de las modernas instalaciones marinas), si por grande entendemos que puede pesar más de 45 kilos, sólo catorce de esas especies fueron domesticadas antes del siglo XX, de esas catorce antiguas, nueve se convirtieron en ganado importante para el ser humano únicamente en zonas limitadas del planeta: camello, dromedario, llama y alpaca (variantes distintas de la misma especie ancestral), asno, reno, búfalo acuático, yak, banteng, y gaur. Sólo cinco especies se generalizaron y adquirieron importancia en todo el mundo, esas cinco “grandes de la domesticación de los mamíferos” son la vaca, la oveja, la cabra, el cerdo, y el caballo. El elefante ha sido domado pero no domesticado, no ha sido criado en cautividad, por animal domesticado debemos entender un animal criado selectivamente en cautividad y, por tanto, modificado a partir de sus antepasados salvajes, para su uso por el ser humano, que controla su reproducción y el suministro de alimentos al animal.

Los animales realmente domesticados presentan varias diferencias con respecto a sus antepasados salvajes, estas diferencias son el resultado de dos procesos: la selección humana de los animales que son más útiles para el propio ser humano que otros ejemplares de la misma especie, y las respuestas evolutivas de los animales a la alteración de las fuerzas de selección natural que actúan en los entornos humanos en comparación con los entornos naturales. Las catorce especies antiguas de grandes mamíferos domésticos herbívoros son:

a) Las cinco grandes:

1.- Oveja. Antepasado salvaje: Muflón asiático de Asia occidental y central. Ahora en todo el mundo.

2.- Cabra. Antepasado salvaje: Cabra bezoar de Asia occidental. Ahora en todo el mundo.

3.- Vaca. Antepasado salvaje: Uro (extinguido), en otros tiempos presente en Euroasia y Norte de África. Ahora la vaca esta en todo el mundo.

4.- Cardo. Antepasado salvaje: Jabalí, presente en toda Euroasia y en el norte de África. Ahora en todo el mundo. En realidad es omnívoro, mientras los otros trece antiguos son estrictamente herbívoros.

5.- Caballo. Antepasado salvaje: Caballos salvajes, ya extinguidos del sur de Rusia, una especie sobrevivió en libertad hasta la época moderna (caballo de Przewalski, en Mongolia). Ahora en todo el mundo

b) Las nueve menores:

6.- Dromedario. Antepasado salvaje: ya extinguido, vivía en Arabia y zonas adyacentes. Se lo encuentra en norte de África y Arabia, aunque también asilvestrado en Australia.

7.-Camello. Antepasado salvaje: ya extinguido, vivía en Asia Central. Ahora básicamente se le encuentra en Asia Central.

8.- Llama y Alpaca. Son razas bien diferenciadas de la misma especie. Antepasado salvaje: Guanaco de los Andes. Se las encuentra básicamente en los Andes.

9.- Asno. Antepasado salvaje: Asno salvaje del norte de África y zonas adyacentes del sudoeste de Asia. En un principio presente solo en esos lugares, y, ya en épocas más recientes, en todo el mundo

10.-Reno Antepasado salvaje: Reno del norte de Euroasia. Presente en esas zonas y, ahora también, en Alaska.

11.-Búfalo acuático. Su Antepasado salvaje vivía en el sudeste de Asia. Sigue siendo utilizado en esas zonas y también en Brasil y en Australia (algunos asilvestrados).

12.-Yak. Antepasado salvaje: Yak del Himalaya y de la meseta del Tibet. Se encuentra en esa zona.

13.-Vaca de Bali. Antepasado salvaje: Banteng (pariente del uro) del sudeste de Asia. Se la encuentra en esa zona.

14.-Mithan. Antepasado salvaje: Gaur (otro pariente del uro) de India y Birmania. Se lo encuentra como animal domestico en esas zonas.

Los antepasados salvajes de las “catorce especies antiguas” se propagaron de manera desigual por el planeta, en América del Sur solo había uno de estos antepasados que dio origen a la llama y a la alpaca, en cambio, los antepasados salvajes de trece de las “catorce antiguas” (incluidas las “cinco grandes”) se circunscribían a Euroasia. Algunos de estos antepasados salvajes eran de ámbito muy local, como el yak, circunscrito en libertad al Tibet, y zonas de tierras altas adyacentes, sin embargo, en muchas partes de Euroasia, bastantes de las trece especies vivían juntas en la misma zona.

“Candidato a la domesticación” lo será cualquier especie de mamífero herbívoro u omnívoro terrestre (no predominantemente carnívoro) que pese por término medio más de 45 kilos, puede comprobarse que Euroasia tenía más candidatos que otras regiones, 72 especies, del mismo modo que tenía más candidatos en muchos otros grupos de vegetales y animales, esto se debe a que Euroasia es la masa terrestre más extensa del planeta, y su diversidad ecológica es también muy alta, con hábitats que van desde los extensos bosques pluviales tropicales hasta bosques templados, los desiertos y las marismas, pasando por tundras igualmente extremas. El África subsahariana tiene menos candidatos, 51 especies, del mismo modo que tiene menos número de especies en la mayoría de los restantes grupos de plantas y animales, porque es menos extensa y ecológicamente menos diversa que Euroasia, África posee zonas más pequeñas de bosque pluvial tropical que el sur de Asia, y ningún hábitat templado más allá de los 37º de latitud. Es posible que América tuviera, en otros tiempos, casi tantos candidatos como África, pero la mayoría de los grandes mamíferos salvajes de América (incluidos los caballos, la mayoría de los camélidos y otras especies que probablemente hubieran podido ser domesticadas si hubieran sobrevivido) se extinguieron hace unos trece mil años. Australia, el continente más pequeño y aislado, siempre ha tenido un número muy inferior de especies de grandes mamíferos.

Especialmente sorprendente es el gran número de especies de mamíferos africanos u americanos que nunca fueron domesticados, a pesar de tener homólogos o parientes cercanos euroasiáticos que fueron domesticados:

CONTINENTE

EUROASIA

AFRICA SUBSAHARIANA

AMERICA

AUSTRALIA

Candidatos (148)

72

51

24

1

Especies domesticadas

13

0

1

0

% candidatos domesticados

18

0

4

0

La abundancia de grandes mamíferos salvajes de África disponibles para ser abatidos mediante la caza ¿hizo superfluo que el hombre se tomara la molestia de cuidar animales domésticos?, la respuesta es no, por cinco tipos de pruebas: la rápida aceptación de las especies domésticas de Euroasia por los pueblos no euroasiáticos, la propensión humana universal a tener animales domésticos, la rápida domesticación de las “catorce especies antiguas”, las reiteradas domesticaciones independientes de algunas de ellas, y los éxitos limitados de los intentos modernos de llevar a cabo nuevas domesticaciones. Cuando los “cinco grandes” mamíferos domesticados de Euroasia llegaron al África subsahariana, fueron adoptados por los pueblos africanos más diversos siempre que las condiciones lo permitieron. Los agricultores bantúes que adquirieron vacas y ovejas se extendieron desde sus tierras originarias en África occidental y, en breve lapso de tiempo, se impusieron a los antiguos cazadores-recolectores, incluso sin adquirir cultivos los pueblos Khoisan que adquirieron vacas y ovejas hace unos dos mil años desplazaron a los cazadores-recolectores Khoisan del África austral. La llegada del caballo domestico al África occidental transformó la guerra en esa región y la convirtió en un conjunto de reinos independientes, el único factor que impidió que el caballo se propagar más allá del África occidental fueron las enfermedades tripanosomiásicas portadas por la mosca tse-tse.

La misma pauta se repitió en otros lugares del mundo. Los caballos europeos fueron adoptados con entusiasmo por los indígenas americanos tanto en América del Norte como del sur, en el plazo de una generación a partir de la huída de caballos de asentamientos europeos, por ejemplo, en el siglo XIX los indios de las grandes llanuras de América del Norte fueron famosos como expertos guerreros a caballo y cazadores de bisontes, pero no habían conseguido los caballos hasta finales del siglo XVII. Las ovejas adquiridas de los españoles transformaron, así mismo, la sociedad de los indios navajos y condujo, entre otras cosas, al tejido de bellas mantas de lana por las que los navajos han adquirido gran renombre. En el plazo de una década a partir de la colonización de Tasmania por europeos con perros, los aborígenes que nunca habían visto un perro, comenzaron a criarlos en gran número para utilizarlos en la caza.

Tener animales salvajes como mascotas y domarlos constituye una etapa inicial de la domesticación, pero se tiene noticia de la existencia de animales domésticos de este tipo en prácticamente todas las sociedades humanas tradicionales, de todos los continentes, la variedad de animales salvajes domados de este modo es mucho mayor que la variedad de los domesticados finalmente, e incluye algunas especies que nos costaría trabajo imaginar como animales domésticos: canguros, oposum, casuarios, aves de caza y cetrería, guepardos, gacelas y otros antílopes, grullas, jirafas, hienas, elefante africano y asiático, oso pardo,…, muchas especies salvajes alcanzaron la primera etapa de la secuencia de las relaciones entre animales y humanos que conduce a la domesticación, pero solo unos pocos llegaron al otro extremo de la secuencia como animales domésticos.

Las fechas de domesticación ofrecen una prueba de que todas las especies de las que disponemos de pruebas arqueológicas relativas a su fecha de domesticación lo fueron aproximadamente entre el 8.000 a.n.e. y el 2.500 a.n.e., la época de domesticación de grandes mamíferos comenzó con la oveja, la cabra y el cerdo, y terminó con los camélidos, desde 2.500 a.n.e. no se ha incorporado ninguna especie significativa a la lista. Es cierto que algunos pequeños mamíferos fueron domesticados por vez primera mucho después de 2.500 a.n.e., por ejemplo, el conejo no fue domesticado para su aprovechamiento como alimento hasta la Edad Media, el ratón y la rata para investigación de laboratorio hasta el siglo XX, y el hámster como mascota hasta la década de 1.930, pero la domesticación de grandes mamíferos terminó hace aproximadamente 4.500 años.

Una prueba de que algunas especies de mamíferos son mucho más aptas que otras nos la ofrecen las reiteradas domesticaciones independientes de las mismas especies, las pruebas genéticas basadas en el ADNmt confirman que, como se sospechaba desde hacia tiempo , los bóvidos con joroba de la India y los bóvidos sin joroba de Europa tuvieron su origen en dos poblaciones distintas de bóvidos ancestrales salvajes que se habían separado cientos de miles de años atrás, es decir, los habitantes de la India domesticaron las subespecies indias locales de uros salvajes, los pobladores del sudoeste de Asia domesticaron independientemente sus propias subespecies de uros del sudoeste de Asia, y los norteafricanos pudieron haber domesticado independientemente uros africanos. Así mismo, el lobo fue domesticado independientemente para convertirlo en perro en América y probablemente en varias partes distintas de Euroasia, entre ellas China y el Sudoeste de Asia. El cerdo moderno tiene su origen en secuencias independientes de domesticación en China, Euroasia occidental y probablemente otras zonas.

Fechas aproximadas de primeras pruebas contrastadas de domesticación de grandes mamíferos:

Especie fecha (a.n.e.) Lugar

Perro 10.000 Sudoeste de Asia, China,

América del norte

Oveja 8.000 Sudoeste de Asia

Cabra 8.000 Sudoeste de Asia

Cerdo 8.000 China, Sudoeste de Asia

Vaca 6.000 Sudoeste de Asia, India, Norte de África?

Caballo 4.000 Ucrania

Asno 4.000 Egipto

Búfalo acuático 4.000 China?

Llama/Alpaca 3.500 Los Andes

Camello 2.500 Asia Central

Dromedario 2.500 Arabia

Para las otras especies (reno, yak, gaur, y banteng) se dispone todavía de pocas pruebas relativas a su domesticación primera. Lo recogido en la tabla son los datos de que se dispone, pudo haber domesticaciones anteriores, y en otros lugares, aún no conocidos.

Actualmente hay más de un millar de estirpes de gusanos de seda productivos, los gusanos de seda toleran el manejo por parte de los humanos y viven perfectamente estando apretujados, han perdido la capacidad de volar cuando son mariposa y la de defenderse frente a los depredadores. No pueden vivir en condiciones salvajes. Éstas son algunas de las características propias de los gusanos domesticados que los diferencian de sus familiares en libertad. Las huellas de ese proceso milenario están en el genoma: al menos 354 genes del gusano de seda están relacionados con su utilización productiva. La domesticación se remonta a más de 5.000 años, según indican tanto el registro arqueológico como los datos genéticos. Se han secuenciado 40 genomas de gusano de seda (salvajes y productivos) y la primera conclusión que arrojan los datos es que la domesticación de los gusanos fue un acontecimiento único, es decir, que en algún momento se recolectó un gran número de ellos en un corto periodo de tiempo y de aquella población inicial derivan los gusanos de seda explotados actualmente en numerosas regiones del mundo. Se ha constatado que los gusanos domesticados (Bombyx mori) y los salvajes (Bombyx mandarina) están claramente separados genéticamente.

lunes, 24 de mayo de 2010

¿Por qué esta especie sí y aquella no?



Faltan en nuestra lista de triunfos algunas plantas que, a pesar de su valor alimenticio, nunca han podido ser aclimatadas, entre esos fallos son destacables las encinas, cuyas bellotas constituían el alimento básico de los indígenas de California y del Este de Estados Unidos, así como el sustento de reserva de agricultores europeos en tiempos de hambre o mala cosecha. Sucede que las encinas presentan tres rasgos desfavorables:

Primero su crecimiento lento agotaría la paciencia de cualquier agricultor, una bellota plantada puede no resultar productiva en más de un decenio.

Segundo, las encinas evolucionaron para dar un fruto seco de tamaño y sabor adecuados para las ardillas, las encinas crecen a partir de bellotas que de vez en cuando las ardillas no desentierran, con miles de millones de ardillas diseminando cada una cientos de bellotas todos los años por los bosques de encinas, los humanos no tuvieron oportunidad de seleccionar encinas para las mejores bellotas, los mismos problemas pueden explicarnos porqué las hayas y los nogales, muy explotados como árboles silvestres por los europeos y americanos autóctonos, no fueron tampoco domesticados.

Por último, quizá la diferencia más importante sea que el amargor es controlado por un solo gen dominante en las almendras, pero parece ser que lo es por muchos genes en el caso de las bellotas.

Por lo que atañe a las fresas y frambuesas, nos encontramos con problemas parecidos de competencia con los zorzales y otros pájaros, es verdad que los romanos extendían fresas salvajes por sus huertos, pero las fresas seguían siendo las pequeñas que les gustaban a los zorzales, no las grandes deseadas por los humanos, solo con el reciente descubrimiento de redes protectoras e invernaderos pudimos infligir una derrota definitiva a los zorzales, para poder diseñar a las fresas y frambuesas de acuerdo con nuestros propios gustos.

El Creciente Fértil es con diferencia la parte del planeta más estudiada y mejor conocida en lo que se refiere al nacimiento de la agricultura. Una ventaja del Creciente Fértil es que está situado dentro de una zona del llamado “clima mediterráneo”, un clima caracterizado por inviernos suaves y húmedos y veranos largos, calurosos y secos. Muchas plantas del Creciente Fértil, especialmente especies de cereales y leguminosas, se han adaptado de una manera que las hace útiles a los humanos: son anuales, lo cual significa que la propia planta se seca y muere en la estación seca, muchas de ellas dedican gran parte de su energía a la producción de grandes semillas, que permanecen latentes durante la estación seca y están dispuestas después para retoñar cuando llegan las lluvias. Muchas de las grandes semillas, especialmente las de los cereales y las leguminosas anuales, son comestibles para los humanos, constituyen seis de los doce grandes cultivos del mundo moderno. Naturalmente algunos árboles del bosque de zonas de clima húmedo producen grandes semillas comestibles, pero estas semillas no están adaptadas para sobrevivir a una larga estación seca y, por tanto, para un largo almacenamiento por parte del ser humano.

Una segunda ventaja de la flora del Creciente Fértil es que los antepasados silvestres de muchos cultivos de esa zona fueron ya abundantes y sumamente productivos, y crecían en extensas concentraciones cuyo valor debía ser evidente para los cazadores-recolectores. Las plantas anuales de grandes semillas fueron el primer cultivo, o uno de los primeros, que se desarrolló, no sólo en esta región sino también en China y en el Sahel. Compárese esta rápida evolución del trigo y la cebada con la historia del maíz, el principal cultivo cerealista del Nuevo Mundo, el antepasado probable del maíz, una planta silvestre llamado teosinto, tiene el aspecto tan distinto del maíz, en su semilla y en sus estructuras florales, que incluso el papel de antepasado ha sido apasionadamente discutido por los botánicos durante mucho tiempo. Para que el teosinto llegase a ser un cultivo útil tuvo que experimentar cambios drásticos en su biología reproductiva, aumentar en gran medida su inversión en semillas, y perder las duras cubiertas de las mismas, los arqueólogos continúan debatiendo cuántos siglos o milenios de desarrollo del cultivo en América fueron necesarios para que las mazorcas de maíz de la antigüedad avanzaran desde un tamaño diminuto hasta el de un pulgar humano, pero parece claro que fueron necesarios varios miles de años más para que alcanzaran las dimensiones modernas.

Una tercera ventaja de la flora del Creciente Fértil es que incluye un alto porcentaje de “autosuficiencia”, es decir, plantas que suelen polinizarse a sí mismas, pero que ocasionalmente son polinizadas por otras. Esta interpolinización ocasional se producía no solo entre individuos de la misma especie sino también entre especies relacionadas para producir híbridos interespecíficos, uno de estos híbridos entre los “autosuficientes” del Creciente Fértil, el trigo, se convirtió en el cultivo más valioso del mundo moderno. De los ocho cultivos importantes que fueron aclimatados en el Creciente fértil, todos son “autosuficientes”, de los tres cereales “autosuficientes” que figuran en el grupo (trigo escanda, trigo esprilla y cebada), los trigos ofrecían la ventaja adicional de un alto contenido en proteína, entre el 8% y el 14%, en cambio, los cultivos cerealistas más importantes de Asia oriental y del Nuevo Mundo (arroz y maíz respectivamente) tenían un contenido en proteína más bajo , lo que planteaba importantes problemas de nutrición.

La zona de clima mediterráneo del Creciente Fértil se extiende hacia el oeste por gran parte de Europa meridional y el norte de África, hay, así mismo, zonas de climas mediterráneos semejantes en otras cuatro partes del mundo:

California

Chile

Sudoeste de Australia

Sudáfrica.

Sin embargo, estas zonas mediterráneas no sólo no rivalizaron con el Creciente Fértil como escenarios primitivos de la producción de alimentos, sino que nunca dieron origen a una agricultura autóctona en absoluto. Resulta que el Creciente fértil poseía cinco ventajas sobre las otras zonas mediterráneas:

Primero, el oeste de Euroasia posee con diferencia la zona más extensa del planeta con clima mediterráneo, en consecuencia tiene una gran diversidad de especies vegetales silvestres y animales salvajes, más alta que en las zonas mediterráneas relativamente pequeñas del sudoeste de Australia o de Chile.

En segundo lugar, entre las zonas mediterráneas, la de Euroasia occidental experimenta la mayor variación climática de una estación a otra y de un año a otros, esta variación favoreció la evolución, entre la flora, de un porcentaje especialmente alto de plantas anuales. Euroasia occidental es la región que posee, con diferencia, la mayor diversidad de plantas anuales, de entre las 56 gramíneas silvestres con semillas la menos diez veces más pesadas, que la media de especies herbáceas, prácticamente todas ellas son originarias de zonas mediterráneas y otros entornos estacionalmente secos, además, están concentradas abrumadoramente en el Creciente fértil u otras partes de la zona mediterránea de euroasia occidental, lugar que ofrecía una enorme selección a los incipientes agricultores, 32 de las 56 gramíneas silvestres principales del mundo. En cambio, la zona mediterránea de Chile sólo ofrece 2 de esas especies, California y África austral únicamente una cada una, y el sudoeste de Australia ninguna, este hecho, por sí solo, es muy importante para explicar el curso de la historia humana.

Una tercera ventaja de la zona mediterránea del Creciente Fértil es que ofrece una amplia gama de altitudes y topografías dentro de una distancia corta, su gama de elevaciones, desde el punto más bajo terrestre (el mar Muerto) hasta las montañas de 6.000 metros (cerca de Teherán), garantiza una variedad de entornos, y por tanto una gran diversidad de plantas silvestres que servían de posibles antepasados de los cultivos. La gama de altitudes en el Creciente Fértil supuso temporadas de cosecha escalonadas: las plantas que crecían a altitudes más elevadas producían semillas un poco después que las plantas que crecían a altitudes más bajas, en consecuencia, los cazadores-recolectores podían subir a unas laderas para recolectar las semillas de cereales a medida que maduraban en vez de verse abrumados por una estación de cosecha concentrada en una sola altitud, donde todos los granos maduraban simultáneamente.

La diversidad biológica del Creciente Fértil en pequeñas distancias contribuyó a una cuarta ventaja: su riqueza no sólo de cultivos valiosos, sino también de grandes mamíferos domesticados. Cuatro especies de grandes mamíferos, la cabra, la oveja, el cerdo y la vaca, fueron domesticadas muy pronto en el Creciente Fértil, posiblemente antes que cualquier otro animal, a excepción del perro, en cualquier otro lugar del mundo, estas especies siguen siendo hoy cuatro de los cinco mamíferos domesticados más importantes del mundo, pero sus antepasados salvajes eran más comunes en zonas ligeramente distintas del Creciente Fértil, con el resultado de que las cuatro especies fueron domesticadas en diferentes lugares:

La oveja posiblemente en la zona central

La cabra en la zona oriental a gran altitud (los montes Zagros de Irán), o bien en la zona sudoccidental (el Mediterráneo oriental)

El cerdo en la parte septentrional/central y,

Por último, la vaca en la parte occidental, incluida Anatolia.

Sin embargo, aún cuando las zonas de abundancia de estos cuatro progenitores salvajes presenten tales diferencias, los cuatro vivían en una proximidad lo bastante estrecha para ser trasladados fácilmente después de su domesticación de una parte a otra del Creciente Fértil, y toda la región terminó disponiendo de las cuatro especies.

La agricultura fue lanzada en el Creciente Fértil por la temprana aclimatación de ocho cultivos llamados “cultivos fundadores”, esos ocho cultivos fueron tres cereales (trigo escanda, trigo aprillia y cebada), cuatro leguminosas (lenteja, guisante, garbanzo y arveja), y una fibra (lino). Los primeros pobladores del Creciente Fértil pudieron reunir rápidamente un paquete biológico poderoso y equilibrado para la producción intensiva de alimentos, este paquete comprendía tres cereales como principales fuentes de hidratos de carbono, cuatro leguminosas, con entre el 20% y el 25% de proteínas, y cuatro animales domésticos, como principales fuentes de proteínas, complementado con el generoso contenido de proteínas del trigo, más el lino como fuente de fibra y de aceite ( el aceite de linaza contenido en las semillas del lino llega al 40%). Finalmente, miles de años después del comienzo de la domesticación de animales y de la producción de alimentos, los animales también comenzaron a ser utilizados para obtener leche, lana, tiro para arado, y transporte, así pues, los cultivos y animales de los primeros agricultores del Creciente Fértil llegaron a satisfacer las necesidades económicas básicas de la humanidad: hidratos de carbono, proteínas, grasas, vestido, tracción y transporte

La quinta y última ventaja de la primitiva producción de alimentos en el Creciente Fértil es que podría haber tenido que enfrentarse a menos competencia de la forma de vida de los cazadores-recolectores que en el caso de otras zonas, en el sudoeste de Asia hay pocos ríos caudalosos y sólo un corto litoral que proporciona unos recursos acuáticos relativamente escasos, una de las especies de mamíferos importante entre las que se cazaban para aprovechar su carne, la gacela, vivía, en un principio, en grandes rebaños, pero fue explotada en exceso por la creciente población humana y quedó reducida a pequeñas cantidades. Las aldeas sedentarias basadas en los cereales existían ya antes del nacimiento de la producción de alimentos y predispusieron a aquellos cazadores-recolectores a la agricultura y a la ganadería, en el 9.00 a.n.e. la gente no tenía aún cultivos ni animales domésticos y dependía por completo de alimentos silvestres, pero en el 6.000 a.n.e., las sociedades eran casi totalmente dependientes de los cultivos y de los animales domésticos. La situación en Mesoamérica ofrece un fuerte contraste: esta zona proporcionaba solo dos animales domesticados (el pavo y el perro), cuya producción de carne es muy inferior a la de la vaca, la oveja, la cabra o el cerdo, y el maíz, el cereal básico de Mesoamérica, era difícil de aclimatar y quizá lento de desarrollar, en consecuencia, la domesticación puede no haber comenzado en Mesoamérica hasta aproximadamente el 3.000 a. n.e., aquellos primeros avances fueron obra de personas que eran aún cazadores-recolectores nómadas, y las aldeas sedentarias no nacieron aquí hasta aproximadamente el 1.500 a.C.

En un yacimiento arqueológico situado en el borde del valle del Éufrates, el siria, llamado Tell Abu Hureyva, entre el 10.000 a. n.e., cuyas gentes podrían haber residido durante todo el año en aldeas, pero eran aún cazadores-recolectores (el cultivo de plantas no se inició hasta el milenio siguiente), los arqueólogos recuperaron grandes cantidades de restos vegetales calcinados que probablemente representaban desperdicios desechados de plantas silvestres recogidas en otros lugares y llevadas al yacimiento por sus residentes, los científicos analizaron más de setecientas muestras, cada una de las cuales contenía por término medio más de quinientas semillas identificables pertenecientes a más de setenta especies vegetales. Resulta que los habitantes del poblado recogían una variedad prodigiosa. ¡157 especies!, de plantas identificadas por sus semillas calcinadas, por no hablar de otras plantas que no pueden ser identificadas en la actualidad.

El valle del Jordán, en el milenio IX a.n.e., presenta el periodo de cultivo de plantas más antiguo de la zona, los primeros cereales aclimatados del valle fueron la cebada y el trigo escanda, que continúa figurando entre los cultivos más productivos del mundo en la actualidad, pero, como en Tell Abu Hureyva, cientos de otras especies vegetales silvestres portadoras de semillas debían crecer en las proximidades, y al menos cien de ellas habrían sido comestibles y se habrían recolectado entes del nacimiento de la aclimatación de las plantas. Los científicos, dejan a un lado las especies de simillas pequeñas o de sabor desagradable, escogieron 23 de las gramíneas silvestres de sabor más agradable y semillas más grandes, como era de esperar, la cebada y el trigo escanda estaban en la lista, entre esas 23 especies, la cebada y el trigo escanda resultaron ser las mejores según muchos criterios, el trigo escanda tiene las semillas más grandes, y la cebada , la segunda en tamaño, cuando crece silvestre es una de las cuatro especies más abundante ( la abundancia silvestre del trigo escanda es mediana), la cebada tiene la ventaja adicional de que su genética y su morfología la permiten desarrollar rápidamente cambios útiles en la dispersión de semillas y en la inhibición de la germinación, el trigo escanda, sin embargo, tiene virtudes compensatorias: puede ser recolectado de manera más eficiente que la cebada, y es un caso insólito entre los cereales por cuanto sus semillas no se adhieren a las cáscaras. Así pues, los primeros agricultores del valle del Jordán seleccionaron las dos mejores de las 23 mejores especies de gramíneas silvestres de que disponían.

Las pruebas arqueológicas indican que los orígenes de la agricultura en Nueva Guinea son antiguos, pues datan del 7.000 a.n.e., aunque no se han recuperado restos inequívocos procedentes de estos primeros campos es probable que entre los cultivos figurasen algunas plantas aclimatadas localmente a partir de antepasados silvestres y que se encontraron los europeos en su época de colonización moderna, la más importante de estas plantas domesticadas localmente es el principal cultivo del mundo, la caña de azúcar, cuyo tonelaje anual producido actualmente iguala casi el de los cultivos número 2 y número 3 combinados (trigo y maíz), otros cultivos de indudables origen neoguineano son el grupo de bananas llamadas Australimusa, el nogal Canarium indicum, y el taro gigante de los pantanos, así como varios tallos de hierbas comestibles, raíces y otras verduras. Sin embargo, resulta que la biota de Nueva Guinea padeció tres graves limitaciones:

En primer lugar, ningún cultivo cerealista fue aclimatado en Nueva Guinea, mientras que varios fueron aclimatados en el Creciente Fértil, en el Sahel y en China, ninguna de las 56 gramíneas silvestres con semillas de mayor tamaño es autóctona de Nueva Guinea.

En segundo lugar, la fauna de Nueva guinea no incluía ninguna especie de grandes mamíferos domesticables.

Finalmente, en otros tiempos, los tubérculos disponibles en Nueva Guinea eral limitados también en cuanto a calorías , así como en cuanto a proteínas, porque no crecen bien en grandes altitudes, donde muchos neoguineanos viven actualmente, hace siglos, un nuevo tubérculo de origen sudamericano en última instancia, la batata, llegó a Nueva Guinea, probablemente a través de Filipinas, donde había sido introducido por los españoles, el resultado fue una explosión demográfica en las tierras altas, es decir, aun cuando la gente practicaba la agricultura en las tierras altas de Nueva Guinea desde muchos miles de años, los cultivos locales disponibles les habían limitado la densidad de población que podían alcanzar y las altitudes que podían ocupar.

Los cultivos fundadores del Este de Estados Unidos estuvieron compuestos por cuatro plantas aclimatadas en el periodo comprendido entre el 2.500 a.n.e. y el 1.500 a. n.e., 6 mil años después de la aclimatación de la cebada y el trigo en el Creciente Fértil, una especie local de calabaza proporcionaba pequeños recipientes, además de producir semillas comestibles, los tres fundadores restantes fueron cultivados únicamente por sus semillas comestibles: el girasol, un pariente de la margarita llamada “hierba de los sumideros” y un pariente lejano de la espinaca del género Chenopodium. Estos cultivos fundadores sirvieron únicamente de complementos dietéticos menores, la agricultura no suministró aquí una parte importante de la dieta hasta el periodo comprendido ente el 500 a. C. y el 200 a. n.e., después de que otros tres cultivos de semillas (la “hierba nudosa” del género Polygonum, la “hierba de Mayo” y una variedad de cebada) hubieran comenzado a cultivarse. Lamentablemente, a pesar de su ventaja nutritiva, la mayoría de estos cultivos del Este de Estados Unidos adolecían de grandes desventajas en otros aspectos, la espinaca silvestre del género Chenopodium, la “hierba nudos”, la cebadilla, y la “hierba de Mayo” tenían semillas muy pequeñas (la décima parte de las de trigo o de cebada común), peor aún, la “hierba de los sumideros” es un pariente polinizado por el viento de la planta causante de la fiebre del heno, el polen de la “hierba de los sumideros” puede causar fiebre en aquellos lugares donde la planta crece en macizos demasiado abundantes, si esto no es suficiente para acabar con el entusiasmo, añadamos que desprende un fuerte olor que resulta desagradable para algunas personas, y que el contacto con ella puede irritar la piel.

Los cultivos mexicanos comenzaron a llegar al Este de Estados Unidos por rutas comerciales en torno al año 1, el maíz llegó en el 200, finalmente, hacia el 900, apareció una nueva variedad de maíz adaptada a los cortos veranos de América del Norte, y la llegada de las judías hacia el 1.100 completó la trinidad de cultivos de México formada por el maíz, los fríjoles y las calabazas. En algunas zonas, las plantas domesticas locales originarias se conservaron junto con la mucho mayor productividad mexicana, pero en otras zonas, la trinidad mexicana las sustituyó totalmente, ningún europeo pudo ver nunca la “hierba de los sumideros” creciendo en los huertos indios, porque había desaparecido como cultivo en los huertos indios poco antes de comenzar la colonización europea de América, de todos aquellos cultivos del Este de Estados Unidos solo dos (el girasol y la calabaza del este) han podido competir y continúan cultivándose en nuestros días. Los indígenas americanos del Este de Estados Unidos no aclimataron ninguna leguminosa disponible en la zona, ningún cultivo de fibra, ningún fruto ni ningún árbol productor de nueces, no tenían animales domesticados, a excepción del perro, que probablemente fue domesticado en otros lugares de América.

jueves, 20 de mayo de 2010

La producción alimentaria




La producción alimentaria evolucionó como derivada de decisiones tomadas sin tener conciencia de sus consecuencias, es una idea equivocada creer que existe por necesidad una distinción precisa entre cazadores-recolectores nómadas y productores sedentarios de alimentos. En realidad los cazadores-recolectores de algunas áreas fértiles, como la costa del Pacífico septentrional de América del Norte y probablemente el sudeste de Australia, se hicieron sedentarios, pero nunca llegaron a ser productores de alimentos. Otros cazadores-recolectores, en Palestina o en la costa de Perú y de Japón, se hicieron sedentarios en un principio y adoptaron la producción de alimentos mucho después. A la inversa, existen grupos de productores de alimentos que se desplazan, realizan talas de plantas, plantan, se ausentan durante algunos meses para vivir como cazadores-recolectores, regresan para vigilar sus cultivos, limpian maleza y malas hierbas, se van a cazar otra vez, vuelven unos meses mas tarde para nuevas comprobaciones, se quedan durante algún tiempo a cosechar y comer si su huerto les ha dado producción.

Otra supuesta dicotomía que la realidad desmiente es la distinción entre los productores de alimentos como gestores activos de sus tierras y los cazadores-recolectores como simples acopiadores del producto natural de la Tierra. En realidad, algunos cazadores-recolectores gestionan intensivamente sus tierras, talando árboles que estorban, manteniendo limpio los canales de las marismas, facilitando el crecimiento de nuevos brotes mediante la poda de árboles maduros. Los aborígenes australianos que nunca llegaron a cultivar ñames, ni plantas de semilla, anticiparon, sin embargo, varios elementos de la agricultura, gestionaban el campo, quemándolo, con el fin de estimular el crecimiento de las plantas de semillas comestibles que brotaban después de los incendios. La producción alimentaria evolucionó por etapas a partir de esos precursores que ya practicaban la producción de alimentos a partir de un estilo de vida de cazadores-recolectores, llevó miles de años pasar de una total dependencia de los alimentos silvestres a una dieta con muy pocos de tales alimentos.

Los primeros campesinos de cada continente no podían haber elegido la agricultura de manera consciente, porque no tenían cerca de ellos otros agricultores de quienes aprender, en cambio, una vez iniciada la producción de alimentos en determinada parte de un continente, los cazadores-recolectores de la vecindad podían observar los resultados y tomar decisiones conscientes, en algunos casos los cazadores-recolectores adoptaban el sistema de producción alimentaria del vecino casi sin modificaciones, en otros, seleccionaban únicamente ciertos elementos del mismo y todavía había otros que rechazaban por completo la producción de alimentos y preferían seguir siendo cazadores-recolectores. No hemos de suponer que la decisión de adoptar la agricultura se hizo en un vacío, como si la gente no hubiera dispuesto antes de medios de alimentación, en cambio, hemos de considerar la agricultura y la caza-recolección como estrategias alternativas que compiten entre sí, además, las economías mixtas que añadieron ciertos cultivos o ganadería a la caza-recolección competían contra ambos tipos de economía “pura”, y contra economías mixtas con proporciones mayores o menores de producción de alimentos. No obstante, durante los últimos 10.000 años, el resultado que ha predominado ha sido la transición de la caza y la recolección a la producción alimentaria, ¿Cuáles fueron los factores que inclinaron la ventaja competitiva en contra de los primeros y a favor de los segundos?

Un factor es el declive de la disponibilidad de alimentos silvestres. El estilo de vida de los cazadores-recolectores ha ido empobreciéndose en el pasado a lo largo de los 13.000 últimos años, a causa de que ha disminuido la abundancia de recursos de que dependía (en especial los animales), y en algunos casos, incluso ha desaparecido las especies de mamíferos de gran tamaño se extinguieron en América a finales del Pleistoceno, y algunas se extinguieron en Eurasia y en África, ya fuera a causa de cambios climáticos o bien debido a la mayor habilidad y número de cazadores humanos. Sólo después de haber exterminado el moa y diezmado las colonias de focas de Nueva Zelanda, y de Polinesia, intensificaron los colonas polinesios sus labores de producción alimentaria. Deforma parecida, un factor que se apunta como influyente en el auge de la aclimatación de animales en el creciente fértil fue el enrarecimiento de la abundancia de gacelas salvajes, que con anterioridad habían constituido una importantísima provisión de carne para los cazadores-recolectores de la zona.

Un segundo factor es que, al igual que la escasez de la caza salvaje contribuyó a hacer menos remunerada la caza, la mayor disponibilidad de plantas silvestres adaptables hizo que la aclimatación de plantas fuese ventajosa, los cambios climáticos de finales del Pleistoceno en el Creciente Fértil expandieron mucho la superficie de hábitats de cereales silvestres, de los que podían lograrse inmensas cosechas en poco tiempo, precursores de la aclimatación de los primeros cultivos de cereales, el trigo y la cebada, en Oriente próximo.

Un tercer factor que inclina la balanza en contra de la caza-recolección fue la evolución acumulativa de tecnologías en las que iba a apoyarse la producción alimentaria: recolección, procesamiento y almacenaje de alimentos silvestres, ¿de qué serviría a los futuros campesinos una tonelada de granos de trigo en sus espigas si no hubieran averiguado antes como cosecharlos, descascarillarlos y almacenarlos? Los métodos, aperos e instalaciones necesarios aparecieron rápidamente en el Creciente fértil después del 11.000 a.n.e., por haberlos inventado para el tratamiento de la reciente abundancia de cereales silvestres disponibles. Estos inventos consistían en hoces de pedernal cementadas en mangos de madera o hueso para la recolección de cereales silvestres, cestos para el transporte de grano a las viviendas desde las colinas donde crecía, la técnica de tostar los granos para poder almacenarlos sin que germinasen, y fosos de almacenaje subterráneos, algunos recubiertos para impermeabilizarlos. Todas ellas, aunque elaboradas para la explotación de cereales silvestres, significaron requisitos previos a la plantación útil de cereales de cultivo, esta evolución acumulativa constituyó la primera etapa no intencionada de adaptación de plantas.

Un cuarto factor fue el doble vínculo entre el incremento de la demografía y el aumento de la producción alimentaria, en todas partes del mundo los arqueólogos hallan pruebas de densidades de población en aumento asociadas con el inicio de la producción alimentaria. La producción de alimentos tiende a hacer que aumente la densidad de población porque aporta más nutrientes calóricos por hectárea que la caza-recolección, por otra parte, las densidades de población humana fueron de todos modos creciendo a lo largo del Pleistoceno, gracias a mejoras en la tecnología humana para la recogida y tratamiento de alimentos silvestres, con el aumento de estas poblaciones la producción de alimentos se vio favorecida porque aportaba los rendimientos más elevados necesarios para nutrir a toda esa gente. La adopción de la producción alimentaria ejemplifica lo que se denomina un “proceso autocatalítico”: el crecimiento gradual de la demografía indujo a la gente a obtener más alimentos, favoreciendo a aquellos que de forma no intencionada hicieran algo por producirlos, una vez que los humanos empezaron a producir alimentos y a hacerse sedentarios, pudieron acortar los intervalos entre nacimientos, engendrando así más humanos que necesitaban aún más alimentos. Este vínculo bidireccional entre la producción de alimentos y la demografía explica la paradoja de que aquella aunque incrementaba la proporción de nutrientes por hectárea hacía que los productores de alimentos estuvieran peor alimentados que los cazadores-recolectores a quienes sucedieron.

En conjunto, estos cuatro factores nos ayudan a entender por qué la transición a la producción de alimentos en el Creciente Fértil dio comienzo hacia 8.500 a.n.e., y no antes, la caza-recolección era todavía mucho más remunerada que una producción alimentaria incipiente porque todavía eran abundantes los mamíferos salvajes, los cereales silvestres aún no lo eran, los humanos no habían desarrollado todavía los inventos necesarios para realizar cosechas de forma eficiente, ni el procesamiento y almacenaje del grano, y las densidades demográficas no eran aún lo bastante altas como para que se dedicara un esfuerzo adicional a la extracción de más calorías por hectárea. Un último factor fue decisivo en los límites geográficos entre cazadores-recolectores y productores de alimentos, las poblaciones mucho mas densas de productores de alimentos les permitían a éstos expulsar o dar muerte a los cazadores-recolectores cuyo número era mucho menor. En consecuencia, en la mayoría de las zonas del mundo idóneas para la producción alimentaria, los cazadores-recolectores se encontraban ante una de dos condiciones adversas: o eran desplazados por vecinos productores de alimentos, conseguían sobrevivir únicamente cambiando de cultura y adoptando tal producción ellos mismos. Sólo allí donde barreras geográficas o ecológicas de especial relevancia hicieron muy difícil la inmigración de productores de alimentos, o la aplicación de técnicas de producción alimentaria adecuadas a la región, pudieron los cazadores-recolectores subsistir hasta los tiempos modernos en áreas idóneas para la producción de alimentos.

Todos los cultivos proceden de especies silvestres, ¿cómo se convirtieron ciertas plantas silvestres en cultivos?, la cuestión es especialmente intrigante en lo relativo a muchos cultivos (como la almendra) cuyos progenitores silvestres son letales o tienen mal sabor, y a otros cultivos (como el maíz) que parecen del todo distintos de sus antepasados silvestres. Las primeras fases no intencionadas del desarrollo de cultivos a partir de plantas silvestres consistían en plantas que evolucionaban de forma que inducían a los humanos a comer y dispersar su fruto sin que todavía las cultivaran a propósito: nuestras escupideras y nuestros vertederos se unieron a las letrinas para formar los primeros laboratorios de investigación agrícola, ¿Cuáles eran los inconscientes criterios de selección? Uno es, desde luego, el tamaño, esto aporta parte de la explicación de por qué algunas plantas cultivadas dan frutos mucho más grandes que sus antepasados silvestres.

Otra diferencia obvia entre semillas que ahora se siembran y muchos de sus antepasados silvestres es el amargor. En excavaciones arqueológicas en Grecia aparecen ya almendras silvestres que datan del 8.000 a.n.e., hacia el 3.000 a. n.e. estaban ya aclimatadas en tierras del Mediterráneo Oriental, al morir el faraón Tutankamon. 1.325 a.n.r., las almendras fueron uno de los alimentos que se dejaron en su famosa tumba para alimentarle en la otra vida. Las judías “lima”, las sandias, las patatas, las berzas y las berenjenas, figuran entre la multitud de otros cultivos conocidos cuyos antepasados silvestres eran amargos o venenosos, cultivos de los que ejemplares esporádicos de sabor suave tienen que haber brotado cerca de asentamientos antiguos humanos. Aunque el tamaño y el buen sabor son los criterios mas obvios por los que se guían los cazadores-recolectores humanos al seleccionar plantas silvestres, otra pauta son los frutos carnosos o los sin pepitas, las semillas oleosas y las fibras largas. Hasta ahora, todos los cambios descritos en la evolución de las plantas silvestres hasta convertirse en cultivos implican características que los primeros agricultores podían observar de inmediato, como tamaño. Amargor, carnosidad, contenido oleoso, longitud de la fibra, pero, además, hubo por lo menos otros cuatro tipos de cambios importantes que no implicaron el que cazadores-recolectores hiciesen selecciones aparentes.

El primero de estos cambios afectó a los mecanismos silvestres de dispersión de semillas. Un ejemplo claro son los guisantes, cuyas semillas viven envueltas en una vaina, los guisantes silvestres han de salir de la vaina para poder germinar, para lograrlo, las plantas de guisantes desarrollaron un mecanismo que hace que la vaina explote, lanzando los guisantes al suelo. Las vainas de eventuales guisantes mutantes no explotan, en condiciones silvestres los guisantes mutantes se secarían encerrados en las vainas, pero, a la inversa, las únicas vainas útiles disponibles para el cultivo humano serían las que permanecen en la planta sin abrirse, así, una vez que los humanos comenzaron a recogerlas como alimento se produjo la selección de ese gen mutante especial (para lentejas, lino y amapolas, se seleccionaron parecidos mutantes sin apertura espontánea). El trigo y la cebada silvestres crecen en la parte superior de un tallo que se rompe espontáneamente lanzando las semillas al suelo, donde pueden germinar, una mutación genética impide que los tallos se hagan pedazos, en condiciones naturales esa mutación hace que las semillas permanezcan colgadas incapaces de germinar, pero esas semillas mutantes habrían sido las que esperan en el tallo el beneficio de su recolección y consumo por parte de los humanos. Hace unos diez mil años esa selección involuntaria de tallos de trigo y cebada que no se rompen fue la primera “mejora” importante realizada por los humanos en una planta, ese cambio señaló los comienzos de la agricultura.

El segundo tipo de cambio fue menos visible aún, muchas plantas de ciclo anual han desarrollado alternativas compensatorias a periodos de hielo y de sequía, por medio de inhibidores de la germinación que hacen que las semillas estén al principio aletargadas y aplacen su germinación incluso durante varios años, de este modo, incluso si la mayoría de las plantas mueren a causa de un periodo de condiciones adversas, quedan en conserva algunas semillas para germinar mas adelante. Entre las plantas silvestres algunos ejemplares mutantes esporádicos carecían de inhibidores de la germinación, tales mutantes brotaban todos sin demora y daban semillas de cosecha mutantes, el ciclo siembra, crecimiento, cosecha, siembra, en cambio habría realizado inmediata e inconscientemente la selección de mutantes. Estos cambios en la inhibición de la germinación son característicos del trigo, la cebada, los guisantes, y otros muchos cultivos en comparación con sus antepasados silvestres.

Otro tipo de cambio importante imperceptible por los primeros agricultores implicaba la reproducción de las plantas. Numerosas mutaciones de plantas afectan al propio sistema reproductor, algunos tipos mutantes dieron frutos incluso sin necesidad de polinización, así es como aparecieron nuestros plátanos, uvas, naranjas y pomelos sin semillas, algunos mutantes hermafroditas perdieron su autoincompatibilidad y fueron capaces de fertilizarse a sí mismos, proceso que ejemplifican árboles frutales como el ciruelo, el melocotonero, el manzano, el albaricoque, y el cerezo, por todos estos motivos, los antiguos agricultores, que no entendían la biología reproductiva de las plantas, acababan no obstante logrando cultivos útiles que se desarrollaban bien y valía la pena volver a plantar.

Por último, hasta ahora nos hemos ocupado de transformaciones de plantas silvestres en cultivos de resultas de selecciones realizadas consciente o inconscientemente por agricultores, pero gran parte de la transformación se efectuó así mismo por autoselección de las plantas, los procesos naturales de supervivencia y reproducción diferenciales realizan la selección. Por ejemplo, si un campesino siembra semillas con demasiada profusión en un huerto, habrá una intensa competencia entre semillas, las grandes, que podrán aprovecharse de las buenas condiciones para el desarrollarse con rapidez, se encontrarán ahora en ventaja sobre semillas pequeñas, a las que con anterioridad favorecía crecer en laderas secas no fertilizadas, donde las semillas estaban más dispersas y la competencia era menos intensa.

Los primeros cultivos del Creciente Fértil, como el trigo, la cebada y los guisantes aclimatados hace unos diez mil años, derivaban de antepasados silvestres que ofrecían muchas ventajas, eran ya comestibles y proporcionaban elevados rendimientos en estado silvestre, eran de cultivo fácil: bastaba con sembrarlos o plantarlos, crecían rápido y podían ser cosechados a los pocos meses de la siembra, también resistían mucho tiempo almacenados y en su mayor parte eran autofertilizantes.

Otra etapa, siguiendo con la evolución de los cultivos fue la relativa a los primeros árboles frutales, adaptados hacia el 4.000 a.n.e., daban aceitunas, higos, dátiles, granadas y uvas, en comparación con los cereales y las legumbres, tenían el inconveniente de no comenzar a producir alimento hasta por lo menos tres años después de su plantación y no alcanzaban su pleno rendimiento hasta después de diez largos años, por ello, el cultivo de estos árboles solo era posible para gentes que ya hubieran adoptado por completo la vida sedentaria de la aldea. No obstante, estos primitivos árboles eran todavía los de más fácil cultivo entre su clase, a diferencia de adaptaciones más tardías de árboles, podían obtenerse directamente plantando esquejes o incluso semillas, los esquejes tienen la ventaja de que, una vez que los primitivos agricultores habían descubierto o desarrollado un árbol de buen rendimiento, podían estar seguros de que todos sus descendientes seguirían siendo de características idénticas.

Un tercer paso era el de los árboles frutales que habían demostrado ser mucho más difíciles de cultivar, como los de manzanas, peras, ciruelas, y coerzas, tales árboles han de ser cultivados por la difícil técnica del injerto, desarrollada en China mucho tiempo después de los albores de la agricultura, el injerto es una tarea difícil incluso una vez conocido el concepto, puesto que ese propio concepto sólo pudo ser descubierto después de una experimentación muy concienzuda. Estos problemas retrasaron la domesticación de las manzanas, peras, ciruelas y cerezas, hasta los tiempos clásicos, casi al mismo tiempo, sin embargo, surgió otro grupo de adaptaciones tardías con mucho menor esfuerzo, en forma de plantas silvestres que habían arraigado en un principio como maleza espontánea en campos de cultivos determinados, entre los cultivos que surgieron como matojos espontáneos figuran el centeno y la avena, los nabos, los rábanos, la remolacha, los puerros y la lechuga.

La adaptación al cultivo de combinaciones de cereales y leguminosas propias de muchas regiones puso en marcha en ellas la producción de alimentos, los ejemplos más conocidos son la combinación de trigo y cebada con guisantes y lentejas en el Creciente Fértil, la combinación de maíz con varias especies de judías o fríjoles en Mesoamérica, y la de arroz y mijo con soja y otras judías en China, menos conocida es la combinación, en África, de centeno, arroz africano y mijo perlado con la especie de alubia vigna sinensis y con el cacahuete, y, en los Andes, la de quinua (grano no cerealístico) con varias especies de judías. La temprana adaptación del lino a fibra en el Creciente Fértil tiene reflejo en otras zonas, el cáñamo, cuatro especies de algodón, la yuca y la pita, facilitaron de diversas formas fibras para cordajes y vestimentas en China, Mesoamérica, India, Etiopía, África Subsahariana y América del Sur, con el complemento en varias de estas regiones, de lana de animales. Entre los primeros centros de producción alimentaria, sólo el Este de Estados Unidos y Nueva Guinea no disponían de fibras.

La agricultura en gran parte del Viejo Mundo llegó a consistir en siembras a voleo y monocultivo y con el tiempo, en campos arados, en el Nuevo Mundo, sin embargo, no llegó a domesticar a ningún animal que pudiera ser uncido al arado, por lo que los campos aran siempre labrados a mano, y las semillas se plantaban a mano y no a voleo, la mayor parte de los campos del Nuevo Mundo se convirtieron así en huertos mixtos de varios cultivos que se plantaban unos junto a otros, sin monocultivos. Las principales fuentes de calorías y carbohidratos constituían otra diferencia importante entre comunidades agrícolas, en muchas áreas aquellas consistían en cereales, en cambio, la función de los cereales fue asumida o compartida por raíces y tubérculos en otras, la mandioca y la batata se convirtieron en alimentos básicos en la América del Sur tropical, la patata y la oca en los Andes, los ñames en África, y los ñames y el taro en Asia suboriental y Nueva Guinea, los cultivos arbóreos, en especial el banano y el árbol del pan, suministraban también alimentos básicos ricos en carbohidratos en Asia suboriental y Nueva Guinea.

Tipos de cultivo importantes en el mundo antiguo ( no importados de otro lugar)

zona

Tipo de cultivo

Cereales y otras herbáceas

Leguminosas

Fibra

Raíces y tubérculos

Cucurbitáceas

Creciente Fértil

Trigo escanda, Trigo esprilla, Cebada

Guisante, Lenteja, Garbanzo

Lino

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Melón

China

Panizo, Mijo, Arroz

Soja, Adzuki, Mung

Cáñamo

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Mesoamérica

Maíz

Judía común Judía tepanc Judía escarlata

Algodón (G. hirsutum)

Jicama

Calabazas (C.pepo y otras)

Los Andes/Amazonia

Quinua

Judía lima, Judía común Cacahuete

Algodón (G.barbadense)

Mandioca, Batata, Patata, Oca

Calabazas (C.máxima y otros)

África occidental y Sahel

Sorgo, Mijo perlado, Arroz africano

Vigna vinensis, Apios tuberosa

Algodón (G. herbaceum)

Ñames africanos

Sandía, Calabaza de peregrino

India

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Dolinchos lablab, Gram negra y Gram verde

Algodón (G.arbreum) y Lino

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Pepino

Etiopía

Teff, Mijo

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Este de EEUU

Hierba de mayo, Cebada, Hierba nudosa, Chenopodium

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Helianthus tuberosus

Calabazas (C. pepo y otros)

Nueva Guinea

Caña de azúcar

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Ñames y Taro

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